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Israel sufre su peor revés militar desde la
guerra de 2006 contra Líbano
Los soldados muertos suman 25, el doble que en la última incursión
terrestre
El
País
Jerusalén 21 / 7 /
14
Los soldados
fallecidos en Gaza entre el jueves pasado y
este lunes son más del doble de los militares caídos la última vez que los
uniformados israelíes penetraron por tierra en la Franja palestina, durante la
Operación Plomo Fundido
(en las navidades de 2008), que duró 11 días y en la que cayeron 11 soldados.
Ahora son ya 25 los soldados fallecidos —siete de ellos este lunes—, en el que
supone ya el mayor revés militar desde la guerra de Líbano
(2006). Otros 53 militares israelíes están heridos, tres de ellos graves. Las
bajas comienzan a angustiar a la población —el servicio militar es obligatorio y
se ha movilizado a 65.000 uniformados en esta operación—, por
la velocidad con la que se multiplican y porque muchos de los fallecidos son
apenas veinteañeros. El que 13 de ellos fueran, además, miembros de una de las
unidades más prestigiosas del Ejército israelí, la Golani, acrecienta la
preocupación, que se evidencia en los comentarios de televisión, en las llamadas
de oyentes a la radio o en los foros de Internet.
El Ejército aún
está haciendo públicas, con cuentagotas, las identidades de los militares y
aunque la sociedad no se ha tenido que enfrentar de una tacada a una portada de
periódico plagada de fotos de jóvenes en uniforme, el dolor cala. La política,
en cambio, no se mueve y la ofensiva no va a cambiar por los primeros entierros.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu,
visitaba este lunes una base cerca de la frontera, y lo que dejaba traslucir es
determinación en su apuesta. “La operación continuará hasta que logre su objetivo”, repitió.
Confirmó que todo avanza “según lo planificado” en la incursión terrestre y que,
de hecho, está “impresionado” por los buenos resultados de la campaña: 45
túneles de Hamás encontrados, 2.700 objetivos atacados, 160 milicianos muertos.
Para los caídos, un mensaje de gratitud. Para los que batallan sobre el terreno,
un reconocimiento de “orgullo”. “La operación es compleja y va a tener momentos
difíciles, pero unidos podemos lograr nuestro objetivo”, alentó.
Por ahora, las
importantes bajas no han desatado las presiones de la derecha. Ministros como el
de Exteriores, Avigdor Lieberman, o el titular de Energía, Naftali Bennett,
están satisfechos porque los tanques hayan entrado en Gaza, como querían. Ahora
hay que esperar la evolución. Sí están surgiendo voces en el Gabinete, como la
del ministro de Comunicaciones, Gilad Erdan, que apuestan por “dejar a las
tropas” en la Franja por un periodo prolongado; una medida “protectora” que dé
tranquilidad a sus ciudadanos.
Fuentes
militares confirman que la ofensiva mantiene su ritmo: primero acabar con los
túneles, luego devolver la calma a los cielos de Israel y, finalmente,
desmilitarizar Gaza para no tener que intervenir “cada dos años”. Sostienen que
las muertes de soldados no son “una sorpresa”, porque “sabían del peligro de
entrar por tierra”, pero sostienen que la tropa y la sociedad las asumirán
“porque menos malo es un soldado fallecido que 85 civiles muertos en una
incursión de milicianos”. Hamás, dicen, estaba
esperando la llegada por tierra de los uniformados, y estaba preparado para ello
“desde hace años”; pero pese al riesgo no podían dejar de entrar en zonas como
Shuaiya, de donde denuncian que provenía el 8% de los cohetes lanzados contra
Israel. También asumen que la mejora en el armamento de las milicias palestinas
hace más complicado el cuerpo a cuerpo; más allá del “éxito” también en algunas
de las acciones de Hamás, como un incendio tras un tiroteo en el que murieron,
atrapados, los soldados.
La analista Sima
Kadmon sostiene que la pérdida de vidas es
“bien conocida” por los israelíes y que, a diferencia de críticas como las de la
guerra de 2006, ahora la población se arracima en torno a su Gobierno porque
“Hamás ha proporcionado el consenso necesario para la guerra”, poniendo a casi
el 80% de la población bajo sus cohetes. Ely Karmon, antiguo asesor de seguridad
del Gobierno, añade que políticamente la operación se está llevando de forma
“inteligente”, apretando poco a poco y aceptando incluso treguas, lo que ha
legitimado a Israel en el plano interno y en el internacional.
Sin embargo, la
diversidad de la población de Israel se constata, también, con las
manifestaciones contra la operación en Gaza que en la última semana se
desarrollan en las villas árabes del norte. Este lunes, una asociación palestina
convocó una huelga general en los comercios que, según el Ayuntamiento de
Nazaret, epicentro de la protesta, siguió el 65% de los mismos. Por la tarde,
una procesión sirvió como colofón al día de luto por la Franja.
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