NCeHu
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Del modelo
Auschwitz al modelo Gaza
Jaque al neoliberalismo,
19/7/14
En poco menos de una semana Israel desencadenó sobre la
Franja de Gaza una lluvia de bombas que han matado ya a más de 200 personas, 80
por ciento de ellas civiles y una quinta parte niños.
La excusa para los
ataques son los misilazos que del otro lado lanzan los milicianos de Hamas sobre
Israel, que acaban de causar la primera víctima mortal en Israel. Pero la
disparidad no es sólo en cuanto a víctimas: Gaza es un menguado territorio de
poco más de 350 quilómetros cuadrados que vive bajo el acoso sistemático de la
potencia militar de la zona. Cada tanto, sobre su millón y medio de habitantes
caen las bombas, según una repetida lógica de larga data, ante la indiferencia
de las potencias occidentales, que por menos de eso ya estarían preparando una
“intervención militar humanitaria” para frenar al agresor. Al final de la
Segunda Guerra Mundial, señala el filósofo español Santiago Alba Rico, se
produjeron en Europa varios acontecimientos que marcaron la historia posterior.
El primero, dice, es que durante los procesos de Nuremberg se registra el
rechazo del abominable “modelo Auschwitz”, signado por “la deshumanización y
exterminio horizontal del otro”; pero antes la principal potencia vencedora,
Estados Unidos, había impuesto “la legalización de facto de los bombardeos
aéreos” sobre población civil.
El “modelo Hiroshima” se vuelve entonces aceptable y “la
deshumanización y exterminio vertical del otro se asume como rutinaria o como no
penalizable” (1). El bombardeo a Dresde, semanas antes de la rendición de
Alemania, en marzo de 1945, en el que las fuerzas aéreas estadounidense y
británica provocaron la muerte de entre 25 y 35 mil personas, es considerado por
Donald Bloxham, editor del Journal of Holocaust Education, como un “crimen de
guerra”. Apenas derrotados los nazis, Francia bombardeaba Argelia y Siria,
provocando masacres sin que los capitostes del nuevo orden mundial emitieran la
menor protesta.
Los bombardeos aéreos desde entonces han sido cosa común,
incluyendo el horror de Vietnam. “Ahora mismo los drones estadounidenses
bombardean Pakistán o Yemen, los aviones de Bashar al Assad a su propio pueblo y
los F-16 de Israel a los palestinos de Gaza. Todos esos bombardeos nos
impresionan tanto como una tormenta de verano y, desde luego, mucho menos que
una cuchillada en el metro”, remata Alba Rico.
Si de Gaza se trata, los
ataques aéreos contra ese territorio palestino tienen una larga historia, con su
secuela de miles de muertos, entre ellos cientos de niños, que representan entre
el 25 y el 30 por ciento de las víctimas.
El periodista y analista
británico Robert Fisk, especialista en los conflictos de Oriente Medio,
reproduce en una columna que publicó esta semana en el diario The Independent de
Londres un diálogo a propósito de los bombardeos de 2008 que mataron a más de
1.400 palestinos: “‘¿Y si Dublín fuera atacada con cohetes?’, preguntó entonces
el embajador israelí. Pero en la década de 1970 la ciudad británica de
Crossmaglen, en Irlanda del Norte, fue atacada con cohetes por la república de
Irlanda, y sin embargo la Real Fuerza Aérea no bombardeó Dublín en venganza ni
mató mujeres y niños irlandeses”.
El periodista israelí Gideon Levy
insiste en que para Israel no se trata de combatir el terrorismo sino de matar
árabes: “Desde la primera guerra del Líbano, hace más de 30 años, matar a los
árabes se convirtió en el principal medio de la estrategia israelí. El ejército
israelí ya no pelea contra otros ejércitos, el objetivo principal es la
población civil” (Haaretz, domingo 13). Prueba de ello es la utilización de
armas prohibidas en los bombardeos. “Doctores y personal médico han encontrado
en los cuerpos de fallecidos o heridos restos de armas de destrucción masiva
ilegales para el derecho internacional”, aseguran médicos desde el hospital
Shifa, de Gaza. El cardiólogo noruego Erik Fosse, que lleva años trabajando en
la Franja, dijo a la prensa que Israel estaría empleando armas que provocan
cáncer. “Los médicos apuntan que podría tratarse de los denominados explosivos
de metal inerte denso (dime, por su sigla en inglés), un arma de tipo
experimental cuyo radio de acción es relativamente pequeño, pero cuya explosión
resulta extremadamente potente” (Russia Today, lunes 13).
En contra de lo
que asegura la propaganda israelí, los bombardeos no son una respuesta a los
ataques de Hamas sino un cálculo político para bloquear cambios en la región,
una obsesión del establishment de ese país: impedir la reconciliación entre
Hamas y Fatah y evitar la toma de distancia de la Unión Europea respecto de
Estados Unidos. Para cumplir sus objetivos políticos, los dirigentes israelíes
no dudan en perpetrar masacres cada vez que lo consideran oportuno. Al hacerlo
revelan un estilo “claramente fascista”, apunta el israelí Uri Avnery. Avnery es
una de las personalidades israelíes más destacadas. A sus 90 años no pronuncia
la palabra “fascista” a la ligera, menos aun tratándose de un judío. Repasando
una realidad que le duele, llega al fondo del problema: al revés de lo que
debería ser, su país es “un ejército dotado de Estado”,
dice. _________ Nota:
1. (1) Alba Rico no lo menciona, pero
antes de la Segunda Guerra Mundial –probablemente como ensayo para el futuro–,
durante la guerra civil española, la aviación nazi había lanzado operaciones de
“exterminio vertical” de población civil en zonas resistentes del País Vasco,
como en Guernica.
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