La segunda noche
desde que comenzó la invasión terrestre de Gaza se saldó con 26 palestinos muertos y cuatro soldados israelíes
heridos, uno de ellos en un accidente de carretera. El Ejército de Israel ha
matado a 330 palestinos desde que comenzó la Operación Margen Protector sobre la Franja en la madrugada del 8 de julio. 72 de ellos eran
niños o mujeres menores de 18 años, según el recuento del Ministerio de Sanidad
palestino. De los casi 3.300 heridos, 657 son niños. Naciones Unidas
calcula que más del 75% de los muertos son civiles.
El Ejército israelí ha anunciado esta tarde
la muerte de dos soldados víctimas de una incursión de milicianos de Hamás, que
se habían infiltrado en territorio israelí por la red de túneles que conectan
con Gaza. En un comunicado, el Ejército ha informado de que se trata del
sargento Adar Bersano, de 20 años, y el oficial Amotz Greenberg, de 45. Con
estas muertes son ya cuatro las bajas israelíes. Esta semana perdieron la vida
otro uniformado y un civil. Israel investiga si este último fue víctima del
llamado fuego amigo.
Las primeras horas de la noche del estuvieron entre
las peores de toda la ofensiva, con decenas de palestinos muertos. Las tropas
israelíes mantuvieron durante la noche las posiciones que habían ocupado el
viernes dentro del territorio palestino. Por el sur, cerca de la localidad de
Jan Yunis, los soldados y los tanques siguen desplegados más de un kilómetro
Franja adentro. Por el norte y por el este se mantenían, según testimonios de
vecinos, cien metros adentro.
Mientras tanto, seguía agravándose la situación de
los desplazados que huían de los israelíes, cuyas tropas apenas encontraron
resistencia. La ONU informó de que sus refugios habían acogido a 40.000
palestinos hasta el viernes por la tarde. A estas cifras, hay que sumar los
palestinos que se refugian en casas de familiares o amigos. A menudo, familias
como la de Fuad Hanana, que vive en el barrio de Zeitun, a menos de dos
kilómetros de la frontera con Israel, envían a sus hijos a las casas de
familiares que viven en zonas céntricas de la Ciudad de Gaza.
Los duros bombardeos del viernes terminaron por
forzar la evacuación total del hospital de Al Wafa, un centro de salud
relacionado con Hamás en cuyo cuarto y último piso Israel dice haber detectado
un “centro de operaciones” del grupo islamista. Está situado sobre un montículo
desde donde se divisa la frontera de Israel. En primera línea de fuego. El
viernes, su estructura mostraba los golpes de artillería que ha recibido en las
últimas semanas. Las aceras de alrededor están llenas de cascotes y cristales
rotos. Las calles en estas zonas fronterizas están casi vacías del
todo.
El sábado, el Ejército de Israel acusó a Hamás de
utilizar un “burro explosivo” contra sus soldados al sur de la Franja: “Enviar a
un animal a la muerte para perseguir metas terroristas puede parecer chocante”,
decía la nota del Ejército. “Pero no es la primera vez que los palestinos
adoptan esta táctica”.