NCeHu 541/14
Rumbo al XVI EnHu ( 210 )
América Latina como geografía
Bariloche, 6 al 10 de octubre
Prensa Obrera
Buenos Aires, 17 julio, 2014 |
Cuando Hugo Chávez
impulsó la creación del Banco del Sur, los “hermanos” latinoamericanos
prefirieron mirar para otro lado -en especial Brasil, sin interés en promover un
rival de su Banco Nacional de Desarrollo (BNDS). Tampoco tuvo mejor suerte el
convenio entre Ecuador y Venezuela para sustituir al dólar en el comercio
bilateral, incluso porque la divisa de los ecuatorianos es precisamente el
dólar. La posibilidad de operar esa sustitución del dólar entre Argentina y
Brasil no pasó de una promesa de estudiante. Estos devaneos tenían como premisa
el desarrollo de una unidad latinoamericana -un objetivo histórico que las
burguesías nacionales ni siquiera intentan alcanzar. En el relato nacional y
popular, el Banco del Sur ha sido reemplazado por el de los Brics, el acrónimo
de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. En Fortaleza, Brasil, estos países
acaban de suscribir un acuerdo para establecer un banco común, el Nuevo Banco de
Desarrollo (NBD), con un capital de 50 mil millones de dólares (el mismo que
tenía previsto el Banco del Sur) y reservas de 100 mil millones.
La pata “nac & pop”
del nuevo banco -que se ofrece como una alternativa al FMI y al Banco Mundial,
dominados por Estados Unidos- comenzó a renguear, sin embargo, desde su
fundación. De acuerdo con el insospechable BAE Negocios, un diario K, “para que
la Argentina forme parte de los Brics tiene que resolver el litigio con los
holdouts y las demandas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), para que
se desactiven las Declaraciones Juradas de Importación (Djais)” (15/7). El FMI
no lo podría decir mejor: los Brics debutan como agentes del capital financiero
internacional. De entrada, sin embargo, se topan con un conflicto serio, porque
India podría bloquear los acuerdos de la OMC que liberalizan el comercio de
granos, para poder proteger la agricultura familiar y la seguridad alimentaria
del país.
Institución
conservadora
Para el diario
brasileño Valor (12/7), “La idea es que el NBD nazca como una institución
financiera conservadora. Del capital total de 50 mil millones de dólares, cerca
del 20 por ciento será en dinero, en cuotas de 2 mil millones de dólares para
cada socio”. Una migaja, que no permite mayores emprendimientos. “En un primer
momento, el banco prestará sólo a los gobiernos y en casos excepcionales a los
países”. O sea que se reduce a una red de seguridad financiera más que a una
entidad de desarrollo. “Además, la idea es que las operaciones del banco, al
igual que su estructura de capital, consigan obtener notas de crédito de las
agencias internacionales de calificación de riesgo superiores a aquellas que
tienen los países miembros”. Esto es una perlita, porque excluye de cualquier
ventaja a los propios socios y hasta admite recargos de intereses (primas de
riesgo) determinadas por las agencias de calificación. Al lado de esto, el Banco
Mundial son los reyes magos.
El acuerdo contempla
también líneas de crédito recíprocas por 100 mil millones de dólares en casos de
crisis de reservas, como la que atraviesa Argentina en la actualidad. “El acceso
a los créditos de línea, sin embargo -señala el diario brasileño-, estará
condicionado a acuerdos de ajuste fiscal con el FMI”. Lo que se ha inaugurado en
Fortaleza es un nuevo banco internacional del ajuste sobre los gastos sociales y
los ingresos de los trabajadores. La inversión china en las represas de Santa
Cruz se encuentra protegida por la jurisdicción de París.
Vistas estas
limitaciones, ¿a qué propósito apunta la creación del NBD? Dada la agudización
de la competencia internacional, China, en primer lugar, busca asegurar espacios
comerciales mediante la utilización de su propia moneda, el yuan. Es lo que
ocurre en buena parte de Asia, donde se ha creado un Banco de Desarrollo
Asiático. Las posibilidades para esto son limitadas: las transacciones diarias
en dólares representan el 87 por ciento mundial; las que se tramitan en yuanes
apenas el 2 por ciento. El yuan no es una moneda convertible; para que se
convierta en una moneda de transacción corriente, China debería liberalizar su
propio mercado de cambios -o sea: abrir las puertas a la finanza internacional.
Lejos de constituir una traba al capital internacional, los acuerdos que tienen
como contrapartida el uso del yuan apuntan, en último término, a atenuar y
eliminar esas barreras. Una internacionalización del yuan serviría también como
un instrumento disciplinario contra los trabajadores de China, al exigir un
control de los costos y los salarios. Gran Bretaña y Alemania acaban de conceder
a dos bancos chinos estatales la licencia para instalar sedes en Londres y
Frankfurt para compensar transacciones entre yuanes y libras y euros,
respectivamente. China defiende a muerte el sistema financiero vigente, porque
tiene 3 billones de dólares invertidos en la deuda pública norteamericana; el
conjunto de los bancos centrales de Asia amasa 7.4 billones. ¿Autonomía
monetaria?
Obstáculos
En esta lucha por el
mercado mundial, China enfrenta en América Latina dos obstáculos: la resistencia
de la industria local frente a la manufactura china, por un lado, y el
acaparamiento del comercio internacional de granos hacia China por parte de las
multinacionales norteamericanas y europeas, por el otro. Para superar este
problema ha desarrollado asociaciones con todas ellas -la más significativa ha
sido la asociación con exportadores como Nidera, en Argentina, que ha obtenido a
cambio una participación en las ganancias en el comercio interior de China. En
lugar de la ‘temida’ Junta Nacional de Granos, el kirchnerismo ha reforzado a
los pulpos exportadores que acaparan la renta agraria. Brasil Foods se acaba de
asociar a empresas chinas para montar una fábrica procesadora de carne de aves
en China y participar en la distribución de exportaciones brasileñas. La
constructora brasileña Camargo Correa negoció con la China Railway Construction
una concesión de líneas ferroviarias en Brasil. Las constructoras de Brasil y
China tienen en la mesa un bocado de cardenal: la construcción de rutas
interoceánicas para llevar el comercio recíproco al Pacífico. Todo esto supone
nuevos aumentos de deuda externa. El creado BND tampoco reúne la capacidad de
financiamiento para estos emprendimientos.
La creación del BND
pone al desnudo el agotamiento de los bancos de desarrollos nacionales, como es
el caso de BNDES de Brasil o como lo han querido hacer los K con la Anses para
financiar a la burguesía local. Estas entidades son financiadas por el Tesoro de
sus países, que ven exhaustos sus recursos. La compensación del comercio con
monedas locales no abre una perspectiva de autonomía monetaria, sino que las
compromete aún más con políticas de ajuste para asegurar su estabilidad. No
constituyen tampoco una reserva auténtica, porque solamente podría funcionar si
es canjeable al dólar. La política de los países del Brics no representa una
salida keynesiana (inversiones estatales) a la crisis mundial.
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