NCeHu
379/14
Alejandro
Guerrero
Prensa
Obrera
Buenos Aires, 5/6/14
Temores en el
gobierno por la posibilidad de que Boudou involucre a otros funcionarios, como
hizo en el pasado con Esteban Righi. Ciccone, una empresa que creció al amparo
de negociados con la dictadura y, luego, del menemismo y de Alfredo Yabrán. La
quiebra y la aparición de Boldt SA. Las maniobras kirchneristas para quedarse
con un negocio multimillonario.
Cuando, el 15 de julio,
el juez Ariel Lijo le tome declaración indagatoria a Amado Boudou, estará bajo
riesgo de procesamiento algo más que el vicepresidente de la Nación: “Si Boudou
habla, puede involucrar a todo el gobierno” (La Nación, 1°/6). Por eso, para la
Casa Rosada,dejar caer Boudou le puede salir mucho más caro que sostenerlo.
Después de todo, cuando el juez Daniel Rafecas allanó el departamento de Boudou
en Puerto Madero y encontró ahí pruebas que lo incriminaban en el caso Ciccone,
el vicepresidente denunció maniobras contra él dentro del gobierno e hizo caer a
Rafecas y al entonces procurador general, Esteban Righi, a pesar de que Rafecas
y Righi pertenecían al círculo íntimo del secretario de Legal y Técnica, Carlos
Zannini.
De la dictadura al
menemismo
Ciccone Calcográfica,
fundada en 1951 por los hermanos Alberto y Nicolás Ciccone, no dejó de crecer
desde 1978. En ese año, gracias a sus vínculos con el almirante Carlos Lacoste,
presidente del Ente Autártico Mundial 78, consiguió adjudicarse la impresión de
las entradas para los partidos. Las empresas amigas de Lacoste fueron
autorizadas a importar libremente, sin aranceles, de modo que los Ciccone
pudieron traer del exterior maquinarias a precios preferenciales, privilegio que
mantuvieron aun después de disuelto el EAM 78.
Finalizado el Mundial,
siempre por intermedio de Lacoste, los Ciccone empezaron a imprimir los billetes
de Lotería Nacional. Luego se quedaron con la planta de impresión de tarjetas
del Prode, hasta entonces en manos de IBM Argentina, y posteriormente de otros
juegos, como el Loto. También imprimieron billetes para varias loterías
provinciales y valores para las provincias y sus bancos.
Ciccone Calcográfica,
aun con tironeos, mantuvo su poderío y hasta su influencia durante el gobierno
de Raúl Alfonsín, pero fue bajo el menemismo cuando conoció sus tiempos de mayor
esplendor, especialmente cuando Armando Gostanián fue presidente de la Casa de
Moneda.
Sin embargo, fue
también durante la administración Menem cuando empezaron los problemas de
Ciccone. Fracasaron en su intento de quedarse con los sistemas informáticos para
la renovación de pasaportes y cédulas, por la oposición del ministro del
Interior, Gustavo Béliz, y sobre todo de Domingo Cavallo, titular de Economía.
Cavallo, en una puja interna que terminaría con su caída, denunció entonces los
vínculos de los Ciccone con Alfredo Yabrán.
En efecto, Yabrán había
conseguido una posición dominante en Ciccone por un crédito que esa firma había
obtenido de la Banca della Svizzera, de Italia, por 25 millones de dólares, que
no pudo devolver. Yabrán pagó ese préstamo en 1995 y se quedó con Ciccone. Desde
entonces, la empresa prosperó gracias a licitaciones fraudulentas, como la
provisión de pasaportes y la documentaación automotor. En esa época, el gerente
general de Ciccone era Alberto Isaac Chinkies, director de Ocasa, una de las
empresas más fuertes del grupo Yabrán.
Cuando Yabrán cayó y
terminó suicidado, después de varias maniobras peor que oscuras Ciccone, ya
quebrada, quedó bajo control de otra de las empresas que son parte de esta
historia: Boldt SA, vinculada con Eduardo Duhalde. Entre otras razones de la
quiebra, había una deuda de 7 millones de pesos con la Afip. En su momento, el
juez Rafecas caratuló la causa “Boldt-Ciccone”. Boldt-Ciccone tenía en sus manos
negocios jugosos, siempre vinculados con el Estado, como la confección de los
nuevos DNI y, otra vez, de billetes de lotería.
La mano de
“él”
En el año 2010, Néstor
Kirchner decidió dejar que Ciccone se hundiera. La empresa no lograba cobrar sus
contratos con el Estado y estaba bajo permanente hostigamiento de la Afip. Los
encargados de “apretar” a Ciccone por cuenta del ex presidente Kirchner fueron
el ex chofer Rudy Ulloa Igor y el actual embajador en Uruguay, Dante Ravena,
quien, dicho sea de paso, no ha dejado torpeza por cometer en Montevideo y,
según dicen los uruguayos, se comporta allí como si fuera el gobernador de una
provincia argentina (la diplomacia kirchnerista en el Club de París no es la
misma, claro, que en Uruguay).
Luego, NK en persona
delegó en Amado Boudou las negociaciones para desplazar a Boldt y quedarse con
un negocio multimillonario. Esa es la historia, y habrá mucho más, que se
verá sometida a indagatoria el 15 de julio
La “misteriosa” The Old Fund
The Old Fund es un fondo de inversión misterioso,
de origen y capitales desconocidos, que tuvo de presidente a un monotributista
del último escalón, Alejandro Vandenbrole. Sin embargo, además que quedarse con
Ciccone Calcográfica, asesoró al gobierno formoseño de Gildo Insfrán (sí, el
asesino de nativos por cuenta de los sojeros) en la reestructuración de la deuda
de la provincia, y cobró por eso 7,6 millones de pesos.
Cuando Boudou era ministro de Economía, firmó una
adenda para Formosa por la cual esa provincia pudo emitir deuda por 312,9
millones de pesos. Los valores para esa emisión fueron impresos, claro está, por
Ciccone, ya controlada por The Old Fund. En 2011, Ciccone imprimió la boletas
electorales del Frente para la Victoria, aunque no tenía maquinarias para hacer
ese trabajo y debió contratar a terceros.
No obstante, el mayor negocio y el peor escándalo
se encuentran en la impresión de billetes. Aquí interviene toda la camarilla K,
que impide la compra para la Casa de Moneda de la maquinaria que le hubiese
permitido a esa institución oficial satisfacer toda la provisión de billetes
demandada por el Banco Central. En este aspecto, hubo una tentativa de negociado
en asociación con el ente respectivo de Brasil, desde donde hubo que importar
una parte de los billetes que iban a entrar en circulación. La negativa del
gobierno a la impresión de billetes de 500 pesos, ha sido claramente funcional a
un incremento de la demanda de notas de 100 pesos. La expropiación de Ciccone no
fue acompañada de una tasación ni de la indemnización correspondiente, porque
nadie se presentó a reclamar un resarcimiento en calidad de propietario legal.
Pero esto ocurrirá inevitablmente cuando se produzca el desenlace del juicio a
Boudou.
A.G.
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