Vietnam: la situación social
y las luchas obreras y campesinas
Dominique
Foulon
Sin Permiso
8/6/14
Las manifestaciones y motines que han sacudido Vietnam hace dos
semanas han sido especialmente sorprendentes debido a la magnitud y la violencia
que alcanzaron. Según la prensa vietnamita, se han registrado hasta veintidós
provincias afectadas. No obstante, y por excepcional que parezca su fuerza, esta
violencia no es nada insólito en la vida social de Vietnam en los últimos años.
La respuesta obrera y campesina es un dato recurrente en la vida política del
país, aunque raramente se informe de ello en los medios. Más allá del carácter
estrictamente reivindicativo, esta contestación ha engendrado una profunda
desconfianza respecto a la autoridad en diferentes sectores sociales. Esto no
significa que, como ocurre en casos análogos, el poder esté a punto de
derrumbarse. Podríamos incluso preguntarnos si más allá de su espectacular
dimensión, estos acontecimientos no serán, en definitiva, solo la prueba de
cierta normalidad. Una lucha de clases tradicional que, sin embargo, no
cuestiona directamente el poder político.
Los disturbios que sacudieron Vietnam hace ya dos semanas han sido
especialmente sorprendentes debido a su alto nivel de violencia y extensión, por
lo que se vieron afectadas hasta veintidós provincias, según la prensa
vietnamita. Si, como informan, las aguas han vuelto a su cauce en todo el
territorio, será porque días antes las cosas no estaban demasiado tranquilas…
Del mismo modo, el número de manifestantes también es bastante
insólito y, por si fuera necesario, es una muestra evidente de la inquietud y la
exasperación que provocan en la opinión pública las múltiples incursiones y
provocaciones chinas cerca de las islas vietnamitas, protestas que ya han sido
reprimidas. No obstante, más allá de lo que los medios presentaban como una
oleada contestataria de corte nacionalista, véase xenófoba, algo me trae a la
memoria el estribillo de una de mis canciones preferidas:
“Une explosion fantastique / N’en a pas laissé une brique. / On
crut qu’ c’était Fantômas, / Mais c’était la lutte des classes.”
(1)
Por excepcional que parezca, esta violencia no es nada nuevo en
Vietnam. Desde hace años, importantes protestas marcan la actualidad del país.
Pero el ataque y el saqueo de China, Taiwán y Corea plantean, a mi entender,
otras cuestiones diferentes a aquellas que giran en torno a la soberanía de las
islas Hoang Sa y Trung Sa. De un tiempo a esta parte, las huelgas convocadas en
empresas con capital proveniente de estos países, además de reivindicar mejores
salarios y condiciones laborales, obligan a reflexionar, de manera recurrente y
pormenorizada, sobre el respeto a la dignidad humana. Volveremos más tarde a
ello.
Una larga lista de problemas sociales
En 1997, estallaron motines campesinos en la provincia de Tahi
Binh, al sur de Haiphong. Su alto grado de violencia se tradujo en la perdida de
numerosas vidas. Se publicaron bastantes artículos que daban cuenta de ello;
pero, por lo que sé, no se llegó a difundir ningún vídeo o
imagen.
En 2001, varios civiles fueron heridos y se efectuaron numerosas
detenciones durante las manifestaciones de minorías étnicas en el Altiplano
Central de Vietnam. “Los provocadores destruyeron algunos
edificios públicos. Entre ellos, el pasado martes, una escuela en Buon Me Thuot,
capital de la provincia de Dac Lac”, según informaba un diario. Estos incidentes
acabaron con numerosos heridos, incluyendo integrantes de las fuerzas de
seguridad. Existen grabaciones realizadas por periodistas vietnamitas, pero (por
lo que se) nunca fueron retransmitidas.
Lo que ha cambiado después de tantos años es la introducción de
nuevos medios de comunicación en la rutina de la gente, internet especialmente,
pero también la utilización de la telefonía móvil. Se sabe que, de media, hay
1,8 teléfonos móviles por habitante en Vietnam (país que, en 2013, contaba con
92,5 millones de habitantes), y, pese a las dificultades de acceso, están
encantados de colgar vídeos en la red. De este modo, en unas horas (o incluso
menos), los sucesos grabados con un teléfono móvil pueden estar disponibles para
que millones de personas lo vean.
Desde hace dos años, las demostraciones en masa pacíficas no se han
multiplicado.
Uno se acuerda del centro de Hanoi bloqueado por millones de
católicos en 2008, quienes reclamaban (con o sin razón) que se le devolviera un
terreno a la Iglesia.
Sin hacer una lista exhaustiva, veamos unos cuantos hechos
significativos en diferentes sectores.
Huelgas obreras
- 7 de junio de 2005. Miles de trabajadores de una fábrica de
calzado taiwanés (Hue Phong), sabotean el material y las instalaciones en
protesta contra unos horarios demasiado largos, el maltrato físico recibido,
el bajo salario y la violación de sus derechos.
- Diciembre de 2005 – enero 2006. Un centenar de huelgas en las
fábricas de todo el país; con 40.000 a 50.000 huelguistas solo en Ciudad Ho
Chi Minh. Se acusaba a las empresas extranjeras (Taiwán y Corea) de no
respetar las leyes sociales vietnamitas y de pagar salarios bajos. Los
trabajadores reclamaban el pago de horas extras, el derecho a vacaciones, la
mejora de las condiciones laborales para las mujeres embarazas y, lo más
importante, respeto. La prensa del momento rememora casos “donde se violó la
dignidad y el honor de los asalariados”. En aquel momento, la fábrica de
calzado Rieker (compañía de Hong Kong) en la provincia de Quan Nam quería,
única y exclusivamente, despedir a los huelguistas. Las negociaciones con los
sindicatos consiguieron evitar la tragedia y obtener algunas mejoras. Las
numerosas huelgas salvajes (sin autorización sindical) pusieron de
manifiesto el carácter obsoleto de la legislación vigente sobre el derecho a
huelga, ya que, según la normativa vigente, eran necesarias al menos tres
semanas para que un movimiento social fuese “legal”.
- En 2007, se registraron hasta 541 huelgas en todo el
país.
- En 2008, 775 huelgas. Durante este año, en la fábrica taiwanesa
Sun Jade, en la provincia de Thanh Hoa, tuvieron lugar tres huelgas como
protesta por los maltratos, humillaciones y violencia de la patronal.
- Abril de 2010, huelgas en Dong Nai, en la fábrica del grupo
taiwanés Pou Chen, productor del calzado Nike. También allí se reivindicaron
mejores salarios y mejor comida, cuestión que cobró importancia en los años
siguientes debido a las numerosas intoxicaciones, algunas de ellas bastante
graves, registradas en los comedores de diferentes fábricas (una investigación
en el periódico Thanh Nien ofrece siete páginas repletas de artículos
dedicados a este tema).
- 2011, 857 huelgas durante los once primeros meses del año, el
doble que en 2010.
- Principios de 2013, oleada de huelgas en el delta del Mekong,
cuando un número importante de empresas cerca del Têt se negaron a dar una
paga extraordinaria, equivalente a un salario mensual; tienen especial
importancia la protesta de los trabajadores de Hau Giang, exportador de gambas
(con un aumento del 18% de sus exportaciones y un 10% de beneficio extra). En
esta ocasión, el presidente del comité popular de Hau Giang denunció a ciertos
“elementos extremistas”.
- En enero de 2014, tuvieron lugar incidentes violentos en la obra
de lo que sería una fábrica Samsung, en la provincia de Thai Nguyen, al norte
de Hanoi. Centenares de obreros tomaron el local y los vehículos
pertenecientes al personal de vigilancia, y acabaron por quemarlo todo. Los
múltiples y puntillosos controles y, al parecer, la prohibición de llevarse la
comida de casa, exasperó a los obreros.
Al día siguiente de estos conflictos huelguistas, los obreros de
una fábrica coreana, Shilla Bags Vietnam, en la Ciudad Hô Chi Minh, continuaban
parados reclamando el pago de los días de huelga, además de una comida sana y
unos baños accesibles durante toda la jornada laboral, y no solamente noventa
minutos cada mañana, a los que solo se podía acceder con una tarjeta. Había,
únicamente, tres tarjetas para ochenta obreros.
Las expulsiones al campo
Un fenómeno tan antiguo y tan presente hoy día: hace quince o
veinte años que los campesinos llegaban a los ministerios reclamando justicia en
grupo con banderas y retratos de Hô Chi Minh.
Es muy difícil saber cuántas manifestaciones
hubo.
El problema adquirió una nueva dimensión cuando, en enero de 2012,
en Tiên Lang, región de Haiphong, Doan Van Vuon y su familia se resistieron a
ser expulsados. Para ello, emplearon armas artesanales y fusiles de caza y
abrieron fuego contra la policía y los representantes de las autoridades
locales. Esta respuesta dejó pasmado a todo el mundo e hizo que muchos
dirigentes se preguntaran públicamente sobre las razones de tales sucesos,
cuestionando las prácticas poco ortodoxas de los responsables locales.
En marzo del mismo año, nuevas concentraciones masivas de
campesinos frente a la Asamblea Nacional de Hanoi. El 24 de abril en las afueras
de la capital, en Van Giang, dos mil personas se encararon con centenares de
policias antidisturbios y “civiles” indeterminados, mafiosos, secuaces,
esbirros… Entre la multitud de vídeos que se grabaron durante estos sucesos
–grabaciones, a menudo, impresionantes-, podemos ver a dos periodistas golpeados
violentamente tanto por civiles como por policías (2).
Recientemente, unos matones mataron a tiros a los campesinos que,
en Van Giang, continuaban oponiéndose a la confiscación de su terreno, pese a
haber denunciado a las autoridades locales las amenazas que venían
sufriendo.
Abril de 2013, sin salir de Haiphong. Unos campesinos que habían
ocupado sus tierras fueron atacados por vigilantes y civiles armados con
ladrillos y porras, dejando a su paso varios heridos.
Son incontables las expropiaciones realizadas. Los contratos
firmados hace veinte años por los campesinos vencen y muchos de ellos no son
renovados. Numerosos terrenos cercanos a las ciudades han visto cómo se
multiplicaba su valor de manera inimaginable. Lo campesinos no solamente no
puede conservar sus propiedades, sino que, muy a menudo, las indemnizaciones no
se corresponden con la inversión hecha durante dos décadas con el fin de mejorar
las fincas. Por tanto, ni siquiera pueden optar a la compra de otros campos para
su cultivo. Y esto sin hablar de las enormes plusvalías que saltan de bolsillo
en bolsillo corrupto.
Violencia policial
Son demasiados los casos de violencia policial como para
enumerarlos todos. Muertes a porrazos, muertos en las comisarías… Lo realmente
novedoso acontece desde 2010. Las reacciones de la población en julio de ese
mismo año en la provincia de Bac Giang, cuando miles de personas participaban en
los funerales de un joven motociclista fallecido mientras huía de una
persecución policial. La multitud trasladó el ataúd hasta el edificio del Comité
Popular y arrancó las rejas: el enfrentamiento con los antidisturbios fue
duro.
En numerosos funerales, las familias han decidido hacer un
recorrido que pase por delante de un comité popular o una comisaría con el ataúd
para denunciar la muerte en comisaria.
Durante la investigación en relación con la muerte de un ladrón de
perros (es, por desgracia, muy común el linchamiento y asesinato de sospechosos
por robo en algunos puntos de Vietnam), la policía fue acusada de torturar a los
acusados durante los interrogatorios para obligarles a confesar.
Mientras se celebraba el juicio del inculpado, un centenar de
lugareños se acercaron hasta el tribunal parar confesar que todos y cada uno de
ellos habían matado al ladrón. Una acción colectiva y contestataria
inaudita.
La policía, dejando a un lado el desprecio que inspira, no da tanto
miedo como antes.
10 de abril de 2014, provincia de Ha Tinh: más de cien policías son
movilizados para rescatar a otros cuatro agentes capturados por una muchedumbre
sublevada. Nueve policías fueron heridos y numerosos edificios oficiales, además
de las viviendas de cuatro responsables locales, fueron destrozados por una
multitud en la que cientos de personas enfurecidas protestaban contra el
proyecto de un futuro cementerio.
La suerte de los trabajadores en el
extranjero
Actualmente, alrededor de tres millones de vietnamitas trabajan en
el extranjero con contratos legales, aunque, a veces, en condiciones pésimas o
atroces (Oriente Medio, Estados del Golfo, Malasia). Al parecer, muchos
vietnamitas trabajan clandestinamente en China.
Igualmente podemos hablar del aterrador problema del tráfico de
seres humanos, fundamentalmente mujeres, enviadas a China, Camboya, Taiwán o a
cualquier otro país para consumar un “matrimonio” concertado, u
obligarlas a ejercer la prostitución. Un fenómeno que tiene que ver son un clima
social determinado cuando se sabe que muchos de esos “matrimonios” no son más
que la tapadera de una nueva esclavitud.
La imponente masa de gente que acompañó los funerales del general
Giap, a pesar de que el gobierno redujo a dos días el luto oficial por la
visista oficial del primer ministro chinoes también una señal de una nueva
confianza en sí mismo que no deja de expresarse en otros
campos.
Este conglomerado de hechos, de los cuales hemos dado brevísima
noticia, participa de un sentimiento general de desafio, pero también de
autoconfianza. Algo a lo que, al parecer, le queda aún cuerda para
rato.
Notas:
[1] N. del T.: La java des bons enfants, canción
anarquista de los años 60 inspirada en los sucesos de la comisaría de
Bons-Enfants (París) en 1892, a la que Guy Debord puso letra y Marc Lemonier,
música.
“Algo increíble explotó, / algo que todo barrió. / Creímos ver a un
villano, / pero era la lucha del proletario”
[2]
http://www.youtube.com/watch?v=tYWdaO3bjxY
Dominique Foulon, historiador especializado en Indochina y colaborador
de la pagina web Memoires d´Indochine. El presente
texto recoge su intervención en la mesa redonda que tuvo lugar en el Instituto de Asia Oriental (Lyon - 24 de mayo de
2014) en torno a la situación actual en Vietnam.
Traducción para www.sinpermiso.info:
Judit de Diego