La paradoja colombiana: es uno de los países que más crecen, pero la bonanza no
llega a todos
El PBI aumenta a ritmo acelerado,
la inflación anual es de 1,9% y las reservas del país se incrementan, pero el
68% de la población es pesimista sobre el rumbo económico
BOGOTÁ.- Colombia está de fiesta,
pero son pocos los que se sienten invitados. Con un sólido crecimiento en la
última década y cifras que despiertan la envidia de sus vecinos en la región,
los especialistas hablan de un "milagro económico". Pero esa euforia no se
respira en el país, donde tres de cada cinco personas sienten que las cosas van
por mal camino y se preguntan dónde está la bonanza.
En Bogotá conviven las dos caras de la paradoja
colombiana. La pujanza se vislumbra, sobre todo, en el norte de la ciudad. Allí,
en el medio de los cerros -en los barrios La Cabrera y El Chicó-, vive la clase
más acomodada y se alzan el centro financiero y la glamorosa Zona T, con sus
shoppings y restaurantes chic. En el Sur, en cambio, la bonanza llega con cuenta
gotas a los tugurios (villas miseria) de las localidades de Bosa y Ciudad
Bolívar.
Los bogotanos se enorgullecen del Transmilenio (una
especie de Metrobus, que se inauguró en 2000), las ciclovías y del centro
histórico colonial en el barrio de La Candelaria. Pero, en paralelo, se quejan
de la inseguridad, del estado de la salud y de los embotellamientos.
"Yo no veo ningún milagro económico. Me cuesta
conseguir un trabajo estable, porque son todos contratos temporales; la salud
está cara, y si salís a la noche, te roban", dijo Claudia Cerro, una empleada de
40 años.
Claudia pertenece a esa mayoría de colombianos que
sienten que las cosas no están bien. Según una encuesta de Gallup publicada este
mes, el 68% de la población es pesimista respecto del rumbo del país.
En el exterior, en cambio, Colombia está de moda.
Este año, Le Figaro, The Economist y Financial Times elogiaron el buen ritmo que
tienen las cuentas del país, que en los últimos cuatro años creció en promedio
4,6%, por encima de muchas economías de la región.
En febrero, The Wall Street Journal se sumó a la
ola de elogios internacionales. Sostuvo que Colombia se había transformado en la
tercera economía de la región, superando a la Argentina, aunque muchos
desconfiaron de las mediciones por las fluctuaciones del peso local.
Sea cierto o no, las cifras macroeconómicas de
Colombia despiertan la envidia de cualquier argentino. La inflación fue de 1,9%
el año pasado (la cifra más baja en 50 años), el déficit fiscal descendió y las
reservas internacionales treparon a 45.000 millones de dólares.
El desempleo, una de las principales preocupaciones
de los colombianos, desciende mes tras mes y hoy se ubica en 10,7%. También bajó
la pobreza, que en 2013 fue 30,6%, dos puntos menos que en 2012, aunque todavía
es elevada. Una de las cifras que más admiración despiertan en la región es la
tasa de inversión -el porcentaje de PBI que reinvierte el país-, que pasó de
15,5% en 2004 a 27,7% en 2014.
"Sin duda, hemos tenido viento a favor por el
contexto internacional, pero la economía ha sido manejada de forma responsable.
Esto no es algo nuevo. Colombia es un país que en los últimos años tuvo un
manejo prudente de la economía", dijo el analista económico y director del
diario Portfolio, Ricardo Ávila.
El crecimiento de Colombia ha estado estimulado por
la producción petrolera y, en menor medida, por la exportación de carbón. "En
los últimos años, los productos agrícolas, como el banano y el café, están
sufriendo por la apreciación del peso", agregó el analista Pedro
Medellín.
Fuera del baile
A los resultados económicos, podría sumarse otra
buena noticia: las conversaciones de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC), que emprendió hace un año y medio el gobierno del presidente
Juan Manuel Santos y que buscan ponerle fin a una guerra de más de 50 años. No
es utópico pensar que en 2015 se podría firmar el acuerdo que tanto anhelan los
colombianos.
Sin embargo, la paz, el caballito de Santos para
buscar la reelección en los comicios de mañana, no convence a los colombianos,
escépticos sobre la firma de un acuerdo y desconfiados, sobre todo, de las
verdaderas intenciones de la guerrilla. En los últimos sondeos, Santos aparece
cabeza a cabeza con el derechista e hijo político del ex presidente Álvaro
Uribe, Oscar Iván Zuluaga.
La sólida gestión económica del presidente tampoco
termina de conquistar a los colombianos. Santos dijo repetidas veces que tuvo
problemas para comunicar sus logros. Pero el problema es más
complejo.
"El hombre de la calle ve lo que le afecta más
directamente. No entiende qué es eso del crecimiento del PBI y reservas
internacionales. Ve que, si bien la inflación está controlada, los sueldos son
bajos, el desempleo descendió muy poco y el transporte, por lo menos en Bogotá,
es un desastre", sostuvo Medellín.
El desempleo es la principal preocupación de los
colombianos, según la encuesta de Gallup. A pesar de que el trabajo formal
aumentó, todavía la informalidad es muy alta y afecta a 10 millones de personas
empleadas. En el mismo sentido, Colombia sigue siendo uno de los países más
desiguales del mundo. El Índice Gini, que mide la inequidad, fue de 0,539 tanto
en 2013 como en 2012.
Hay otros temas más de fondo que explican el
descontento. El año 2013 fue un año agitado socialmente, en el que hubo muchos
paros sectoriales (de maestros, cafeteros, campesinos), que golpearon la
capacidad de Santos de generar gobernabilidad. A esto se suma una gran crisis en
el sistema de salud, afectado por las denuncias de corrupción, el hacinamiento y
la mala atención. El descuido de la educación y la corrupción también figuran
como preocupaciones de la gente. "Yo sé que aquí hay dinero, que vienen las
empresas de afuera y que vamos bien. Pero a mí me cuesta pagar el alquiler. Es
como mirar un baile desde afuera", dijo, resignado, Eusebio Gómez, un taxista de
50 años.
Una economía con cifras
dispares
Durante la gestión de Juan Manuel Santos,
Colombia creció a un rimo promedio de 4,6% anual
Su economía se basa en la producción de bienes
primarios para la exportación (14,9%) y bienes de consumo para el mercado
interno (8,4%)
Es el cuarto productor petrolero de América
latina, con cerca de un millón de barriles diarios
Bajaron el desempleo (10,7%) y la pobreza
(30,6%), pero creció el subempleo (29,3%)
En el Índice Gini, donde 0 es perfecta igualdad
social y 1 desigualdad total (una sola persona tiene todos los ingresos y los
demás, nada), está en 0,539