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Obama and
Aristotelian realism /
Обама и его аристотелевский реализм
Назанин Арманьян
Nazanin
Armanian
publico.es
Febrero de 2014
“Conócete a ti mismo, Nada en
exceso, y Sé prudente” son tres de los mandamientos de la sabiduría griega,
que el discípulo Barak Husein Obama intenta aplicar en la gestión del vasto
imperio de EEUU y su entorno. Aunque el balance de la política exterior ocupaba
un escaso lugar en su discurso anual del Estado de la Unión, insistió, con
advertencia a sus opositores incluida, que seguirá con su táctica del “realismo
prudente”. Éste novedoso enfoque, que intenta abrirse camino entre el
“idealismo” (extender el capitalismo liberal por el mundo como el modelo de
democracia, anteponiendo el ideal nacional al interés nacional) y el “realismo
tradicional”, auspiciado por Henry Kissinger que defiende mantener la supremacía
de EEUU a nivel global usando los medios necesarios. Obama no es idealista, si
no, no tendría una lista de ciudadanos del mundo para asesinar o ya hubiera
cerrado Guantánamo con un decreto presidencial. Tampoco le preocupa la
redistribución justa de los recursos como fundamento de la democracia, porque si
no, hubiera hecho algo por la mitad de la población de Nueva York que roza
la umbral de la pobreza mientras el 1% de sus compatriotas controla el 40% de la
riqueza nacional (ver: EEUU: 9 temas ausentes de los
debates ), en vez de gastar 4.000.000 de
dólares en sus 17 días de vacaciones navideñas. La desastrosa situación que le
dejó su realista predecesor -varias guerras abiertas y fracasadas, una
economía en recesión, deudas, colapso del sistema financiero, etc.,- mostró el
fin (provisional) del realismo tradicional, y de “destruye Estados y
huye”.
Colocando el adjetivo “prudente” a este
último paradigma, existen unos rasgos distintivos que podrán dar un pista de
cómo terminará el presidente lo que le queda del mandato: una diplomacia
agresiva en vez del uso exclusivo de la fuerza militar, fortalecimiento de la
alianza con los gobiernos clientes, operaciones encubiertas, financiamietno y
respaldo a golpes de estado, aumento y potenciamiento de las bases militares,
etc., o sea, un intervencionismo sutil, con pocos costos para su
país.
En el discurso, Obama se puso medallas
por forzar a Siria a eliminar sus armas químicas y exhibió sus intentos en
reanudar las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos sin ruborizarse
por haberle negado el voto al estatus del Estado palestino observador mientras
seguía apoyando verbalmente la solución de dos estados. Mientras, el único logro
real de sus gestiones era el acuerdo con Irán sobre el programa nuclear. Es el
mayor éxito diplomático de EEUU desde hace décadas, a pesar de que los propios
servicios de inteligencia estadounidenses certificaban que dicho programa era de
carácter no militar.
Sin embargo, no dijo nada
de:
- Que la guerra en Irak y en Afganistán
ha terminado sólo para EEUU, pero no para aquellas naciones devastadas y mal
gobernadas, en las que cada día mueren cientos de personas en los atentados,
fruto directo de ambas agresiones militares.
-Que en Sudan del Sur, país al que EEUU
y sus aliados en 2011 dividieron en dos tras una guerra delegada (ver: Detrás la partición de
Sudán) para quedarse con la parte
petrolífera, millones de habitantes ante pueden morir de hambre ante el silencio
informativo mientras caminan sobre un mar de Oro Negro.
-Que la Libia supuestamente
“democrática”, el principal estado del bienestar de África en el 2011, se
ha hundido en el caos total, donde los grupos terroristas campan a sus anchas
(ver: Libia: un negocio de guerra
redondo).
-Que en Afganistán, EEUU negocia con
los Talibanes, los mismos que fueron acusados de volar las Torres Gemelas y que
aplastaban a mujeres y hombres bajo sus buldócers. EEUU les ofreció un gobierno
de inmensos territorios a cambio de que les autorizaran levantar nueve bases
militares en lo que es el estratégico corazón de Asia Central. En este mismo
acto, y con el fin de reforzar la postura del gobierno de retirar buena
parte de las tropas de éste país, Obama había invitado al soldado Cory Remsburg,
herido de guerra, víctima y verdugo, carne de cañón de infames
intereses.
-Que la continua matanza de los civiles
en Pakistán por los drones ha provocado, además, la huida de millones de
personas de sus hogares y un ambiente explosivo donde los terroristas se mezclan
con los partisanos y patriotas pacifistas que no saben a dónde llevar sus quejas
por los actos criminales de guerra de los militares de EEUU.
-Que envió tropas a Somalia a finales
de diciembre bajo el pretexto de luchar contra el grupo Al Sahaba, aunque
con el verdadero objetivo de hacerse con el control de inmensos recursos
petrolíferos y minerales del país antes de que lleguen los chinos. Somalia,
además, es el país con las costas más extensas de África, desde donde el
Pentágono puede vigilar el océano Índico, el estratégico corredor del Golfo de
Adén que conecta el Golfo Pérsico, el Mar rojo y el Canal de Suez y por donde
pasa el 30% del petróleo del mundo. El Rojo es el único mar controlado por los
países árabes, cauce de sus importaciones y exportaciones y su principal fuente
de agua dulce (ver: Los piratas no somalíes).
-Que mientras impone su voluntad a
países débiles, no ha sido capaz de forzar a Israel a que paralice la
construcción de los asentamientos ilegales. Cierto, él no es Eisenhower, quien
obligó a los israelíes a desalojar la península del Sinaí.
-Que en Siria ha elegido la mejor
alternativa posible para los intereses de su país y los de Israel: acabar con
Siria como Estado (lo mismo que hizo con Irak y Libia), sumirlo en una larga
guerra donde se hundan los rivales y enemigos de ambos. Obama no quiere poner
fin al conflicto: la actual situación es la mejor posible (ver: Siria es una trampa). Por eso
en su discurso no mencionó el nombre de Al-Assad ni una sola vez. La conferencia
de Ginebra II no ha sido más que una pantomima para justificar su alucinante
planteamiento de dividir a los grupos armados extremistas religiosos en “los
buenos”, los no vinculados con Al Qaeda, y “los malos” (¿los Yihadistas?), y
armar y financiar a no se sabe cuál de ellos, en un escenario surrealista en el
que están operando un centenar de bandas armadas que ni Dios les puede
distinguir. Todos esos grupos, pandilla de bandidos y mercenarios a sueldo, han
convertido las zonas que controlan en carnicería. EEUU y la ONU invitaron a
dichas organizaciones pero no a la oposición democrática no armada de
Siria.
-Que estudia reanudar la ayuda de 1.5
billones de dólares a los militares corruptos, criminales y mubaraquistas
de Egipto. Obama ignora que ni comprando la fidelidad del amigo Al Sisi le
blindará de la furia de millones de hambrientos egipcios, quienes no temen
perder lo único que tienen: las cadenas (ver: Egipto: Geopolítica de una
crisis).
Los
desafíos
Para llevar adelante este realismo
prudente,Barack Obama se está enfrentando a tres principales problemas:
uno, que si bien desde el lado derecho recibe presión para que militarice aún
más la política, por el lado izquierdo parece que no hay nadie que le aconseje,
por ejemplo, a dejar de emplear la diplomacia con amenaza
militar con los iraníes si es que quiere entrar en la historia “de su país”
como el presidente que impidió un Irán nuclear. Dos, después de décadas
debilitando a un organismo mediador como la ONU, EEUU necesita ahora llenar el
vació que va dejando en distintas regiones del planeta, y no consigue contar con
un ente supranacional sólido y eficiente que le eche una mano en esta retirada
sin provocar el caos. Y tres, este enfoque no cuenta con el apoyo suficiente ni
dentro de su propio partido ni mucho menos en los poderosos medios de
comunicación del país que no paran de acosar y debilitarle.
Nada garantiza que sus logros
sean irreversibles.
http://blogs.publico.es/puntoyseguido/1320/obama-y-su-realismo-aristotelico/
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