El general Prayuth Chan-ocha anunció ayer en la televisión que por
12ª vez, desde que el país dejó de ser una monarquía absoluta en 1932, las
fuerzas armadas se apoderaron del gobierno. Bloquean emisoras locales y
extranjeras.
El tráfico en la hora pico era tan caótico como
siempre. La única diferencia del jueves por la noche en Bangkok era que la
música que se reproduce desde las radios al mundo provenía de bandas militares.
Esa tarde, el jefe del ejército de Tailandia lanzó un golpe de Estado, tomando
el control del gobierno, deteniendo a los líderes políticos rivales y bloqueando
las emisoras nacionales e internacionales. El Consejo Nacional de Paz y el Orden
también impuso un toque de queda durante la noche y prohibió reuniones de más de
cinco personas.
Dos días después de que el ejército interviniera e
impusiera la ley marcial, el general Prayuth Chan-ocha anunció ayer en la
televisión que por 12ª vez desde que el país dejó de ser una monarquía absoluta,
en 1932, las fuerzas armadas se apoderaron del gobierno. Pero salvo por un
puñado de elementos, la Constitución, dictada bajo un régimen golpista anterior,
en 2007, había sido suspendida, dijo.
“El ejército intervino para que la situación
volviera rápidamente a la normalidad, para que el pueblo tuviera amor y unidad
como en el pasado, para reformar los sistemas políticos y económicos, y para
otorgar igualdad a todos”, expresó. Ayer por la noche agregó que iba a asumir el
papel de actual premier.
El ejército dijo que había impuesto el golpe de
Estado con el fin de preservar la ley y el orden, pero dada la situación ahí
parece que va a hacer lo contrario. Miles de partidarios del derrocado gobierno
han dicho que van a marchar y protestar para preservar la democracia. Hace
cuatro años, más de 90 personas murieron en la violencia política que se desató
en Bangkok. Estados Unidos, que es un aliado de Tailandia y tiene vínculos muy
estrechos con el Ejército Real de Tailandia, denunció los acontecimientos de
ayer diciendo que revisaría la ayuda militar al país. “No hay justificativo para
este golpe militar”, dijo el secretario de Estado, John Kerry.
El golpe se llevó a cabo después de que el ejército
convocara a los líderes de las facciones rivales, enfrentados políticamente
desde hace mucho en el país, al segundo día de conversaciones en un complejo
deportivo militar en Bangkok. En las conversaciones participan el gobierno, el
partido gobernante Phua tailandés, el partido Demócrata opositor, el movimiento
de Camisa Roja y los manifestantes antigubernamentales conocidos como el Comité
de Reforma Democrática del Pueblo (PDRC). Habían comenzado el miércoles, pero no
habían podido llegar a un acuerdo.
El portavoz del ejército, Werachon Sukondhapatipak,
dijo que el golpe se había declarado porque el ejército había sido incapaz de
lograr que los diferentes grupos llegaran a un compromiso. “No estuvieron de
acuerdo en la reunión y en ese momento se llevó a cabo el golpe”, dijo a The
Independent. “Estamos tratando de llegar a un acuerdo.”
Pero muchos vieron la organización del Gen Prayuth
de la reunión como una hábil estratagema. Hasta anoche, los altos dirigentes de
las facciones rivales quedaron en custodia del ejército y no pudieron responder
sus teléfonos. “Fue una treta. No se detiene a la gente porque no se llega a un
acuerdo”, dijo Sean Boonpracong, asesor del gobierno derrocado. “Han ocultado
cosas a través de la ley marcial. Nadie creyó que serían tan
descarados.”
La acción del ejército se produjo después de meses
de protestas del PRCD que socavaron al gobierno respaldado por el ex primer
ministro Thaksin Shinawatra. Thaksin fue derrocado en un golpe de Estado de
2006, pero siguió moviendo los hilos desde el exilio en Dubai. Su hermana,
Yingluck Shinawatra, fue elegida en 2011, pero fue destituida de su cargo hace
dos meses.
El PDCR hizo campaña para destituir a la familia de
Thaksin de la política de Tailandia, insistiendo en que son corruptos y venales.
Ellos rechazaron la perspectiva de más elecciones hasta que se lleven a cabo una
serie de “reformas no especificadas”, alegando que el sistema está
arreglado.
Sin embargo, hay otros factores implicados.
Tailandia es un país que está cambiando rápidamente y los partidarios de Thaksin
lo recuerdan como alguien que ayudó a introducir los préstamos de asistencia
sanitaria y pequeños préstamos, la patada inicial para su viaje hacia la clase
media. El movimiento de la Camisa Roja, que en gran parte lo apoya, cree que los
manifestantes contra el gobierno quieren reducir la democracia electoral y
limitar el poder político y el derecho de voto a los ricos y
poderosos.
Varios analistas creen que un factor vinculado de
forma paralela e inextricable es la lucha por el poder detrás de las escenas
sobre qué miembro de la familia real será el sucesor del monarca enfermo, el rey
Bhumibol Adulyadej, de 86 años, que controla activos por valor de más de 306 mil
millones de dólares.
The Independent de Gran Bretaña. Especial para
Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-246872-2014-05-23.html