NCeHu
334/14
Rumbo al XVI
EnHu (135)
América Latina como
geografía
Bariloche, 6 al 10 de octubre
Brasil sufre una aguda
desindustrialización
Jorge Castro
Clarín
Buenos Aires,
18/5/14
La producción industrial brasileña cayó en marzo de
este año -0,9% anual y -0,5% con respecto al mes anterior. Al mismo tiempo, los
100 principales economistas consultados por el Banco Central coincidieron en la
apreciación de que la tasa de crecimiento en 2015 estaría por debajo del 2% anual (1,91% fue la
estimativa promedio), mientras que la de este año sería todavía menor:
1,63%.
Brasil tendría así cinco años consecutivos con un nivel
de expansión de 2% anual, o incluso inferior, sumado a una tasa de expansión
potencial de largo plazo (5/10 años) que habría caído a un nivel de 2% por año
, virtual estancamiento con características de
depresión estructural.
Esto sucede en un país que es la sexta economía del
mundo, con un PBI mayor que el de Gran Bretaña o India; y que es el cuarto del
sistema mundial en capacidad de atracción de inversiones extranjeras directas
(IED), que ascendieron a US$ 66.500 millones en 2013, lo que muestra al carácter
preferencial que tiene Brasil –uno de los tres
principales países emergentes– para las empresas transnacionales (ETN’s),
actores esenciales del capitalismo en su fase de globalización, a través de las
cadenas globales de producción.
La crisis industrial brasileña se revela con nitidez en la composición del producto
manufacturero.
Sólo los bienes de consumo (semidurables e intermedios)
mostraron en marzo alguna forma de crecimiento, en tanto que la producción de
bienes de equipo y de capital (máquinas-herramientas, núcleo de la producción
industrial manufacturera) virtualmente se desplomó,
con una caída de -8,4% anual (-3,6% respecto a febrero)-.
La economía brasileña no experimenta una fase de bajo
crecimiento del PBI industrial, sino un fenómeno de otra naturaleza, un caso extremo de
desindustrialización.
La razón de este fenómeno de fondo, que incluso afecta
el posicionamiento de Brasil en el plano global, es de orden estrictamente
interno. Los costos de producción de la industria manufacturera aumentaron 65%
en los últimos 5 años, mientras que los de sus competidores en el mercado
mundial –EE.UU., Corea del Sur, China– crecieron 1%, 18% y 20% en este
período.
Esta explosión de costos es
consecuencia directa de la débil o nula productividad de su industria, que
se ha expandido 1,2% por año entre 1980 y 2012. Ha crecido durante tres décadas
a una tasa inferior a la del aumento del PBI per
cápita.
De ahí que la industria brasileña pierda posiciones
respecto a sus competidores incluso en el mercado doméstico. Casi 100% del
consumo de bienes industriales ha sido cubierto por la producción foránea en
2013, mientras que la proporción era 40% en 2010.
El proceso de desindustrialización que experimenta
Brasil revela su imposibilidad de desarrollarse
industria lmente en las condiciones actuales de globalización, cuando su
integración en el sistema mundial ha adquirido un carácter irreversible, y esto
coincide con una nueva revolución industrial en los países avanzados.
Por eso, el proteccionismo
ha dejado de ser una opción, debido a que el avance de la integración
mundial del capitalismo lo ha vaciado de sentido.
Lo que sucede en Brasil es extensible a todos los
países emergentes y es aplicable en primer lugar a
la Argentina, el tercero de los grandes países industriales
latinoamericanos, además de México.
Se ha producido una ruptura sistémica en la producción
industrial avanzada y este fenómeno central ha agotado históricamente la
posibilidad de un desarrollo industrial sustitutivo orientado al mercado
interno.
Lo que sirvió a Brasil antes no le sirve ahora; y la
causa de su exitoso proceso de industrialización sustitutiva ahora es la raíz de
su dramática desindustrialización.
Todo es
temporal en el capitalismo, y también el juicio histórico.
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