Por salud dialéctica y cartesiana vale la pena
sopesar las variadas reacciones sobre la sangrienta evolución de la preguerra
civil que asuela a Ucrania, hoy fracturada entre los pro occidentales
del
espurio gobierno golpista de Kiev y los secesionistas/federalistas
rusófonos/rusófilos de su estratégica parte sudoriental (Bajo la Lupa,
20/4/14).
The National Interest no es una publicación
cualquiera y ubica en su consejo de administración a varios pesos pesados de la
formulación de la política exterior por el segmento menos pugnaz del Partido
Republicano que se pronuncia por un compromiso
con Rusia y
China.
Ya desde la edición de julio/agosto 2013, Leslie Gelb,
mandamás honorario de influyente Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus
siglas en inglés), temía el error de ignorar y/o empujar a una colusión entre
Rusia y China
, acercamiento que se ha acelerado y cuyos alcances se
vislumbrarán en la trascendental visita este mes del zar geoenergético
global Vlady Putin a China, que puede significar un punto de
inflexión
( game changer) geoestratégico.
Previo a las cruciales elecciones intermedias del próximo
noviembre, donde Obama puede sufrir un serio descalabro en el Senado que lo
pondría a merced del Poder Legislativo en manos del Partido Republicano, como
era de esperarse toda la fauna de neoconservadores straussianos de la dupla
Cheney/ Baby Bush se ha lanzado a la yugular del apaciguamiento
y hasta el derrotismo
del presidente estadunidense.
Más prudente, David Ignatius, confidente oficioso del
presidente Obama, ha estado muy correcto en la apreciación del desenlace de la
grave crisis ucraniana ( The Washington Post, 17/4/14), pero soslaya la
dimensión geoestratégica que suple Ted Galen Carpenter, becario prominente de
CATO Institute ( The National Interest,18/4/14).
A juicio de Galen, Washington cometió el máximo error
estratégico
: un pecado capital en política exterior
al poner como
antagonistas a dos mayores poderes en forma simultanea
–a menos que la
administración Obama tome prontas medidas correctivas
y jerarquice en
forma coherente sus prioridades.
El investigador rememora el descenso en espiral de la
relación bilateral de Rusia y EU que se ha prácticamente congelado en el mundo
post-Crimea. Explaya que pocos conocedores
de la política exterior de EU
estuvieron de acuerdo con el aserto peregrino del candidato presidencial fallido
Mitt Romney de que Rusia es el principal adversario geopolítico de EU
, lo
cual no obstó para que surgieran fuentes de fricción aún antes de la crisis
de Crimea
, como los agudos desacuerdos sobre Siria e Irán
.
Hoy el “lenguaje de Washington y Moscú se caracteriza por
una hostilidad no vista desde el fin de la guerra fría” en medio de
provocaciones mutuas.
En paralelo, las relaciones de Washington con Pekín se han
deteriorado, lo cual quedó asentado durante el periplo asiático y la visita a
China del secretario del Pentágono, Chuck Hagel (http://www.jornada.unam.mx/2014/04/13/politica/010o1pol).
El pugilato verbal entre Hagel y su homólogo chino,
general Chang Wanquan, fue de pronóstico reservado y llegó al paroxismo con la
advertencia del alto militar asiático de que los esfuerzos para contener
a China no tendrían éxito.
Se ha abundado demasiado en la exasperación de Pekín por
la postura de EU sobre las disputas territoriales de China con Japón, Filipinas
y Vietnam sobre la posesión del Mar del Sur de China y el Mar del Este de
China.
A juicio de Galen, el deterioro simultáneo de las
relaciones de EU con Rusia y China es más que un poco preocupante
, cuando la
administración Obama pasa por alto la “importante amonestación del secretario de
Estado, Henry Kissinger, durante la guerra fría” cuando expuso la
razón geoestratégica subyacente a la normalización de relaciones de Nixon con la
China de Mao Tse Tung
: nuestras relaciones con los posibles oponentes
deben ser tales que nuestras opciones con cada uno sean siempre mayores a sus
opciones entre ellos
(libro: Los años en la Casa Blanca, 1979,
Nueva York).
Hoy la torpe diplomacia (sic) de la administración
Obama amenaza producir un resultado diferente y más desagradable
, a grado
tal que la conducta de Washington podría estar incluso empujando a Rusia y a
China juntos
, quienes abandonan sus diferendos regionales.
El tono de la diplomacia (sic) de EU hacia ambos países
es algunas veces innecesariamente estridente y agresivo
. Y eso que Galen no
aborda la inenarrable ordinariez del pugnaz John McCain, el senador con la más
baja aceptación en la opinión pública.
Como todo es relativo, a mi juicio, EU pasa por su más
bajo nivel de representación diplomática, que refleja su decadencia global y no
ha podido ajustar su retórica bélica, de sus fases bipolar/unipolar, a los
nuevos tiempos de la multipolaridad. A EU le hace más falta que nunca el talento
de George Kennan.
Los recursos humanos y los cuadros diplomáticos
de
EU no están adaptados para el mundo multipolar, lo cual es sumamente peligroso
por la incontinencia verbal de sus actores –sin contar la patente mediocridad
tanto de Susan Rice, a cargo de la Seguridad Nacional, como de Samantha Power,
su embajadora belicosa en la ONU, que resultó una fotocopia del fascistoide John
Bolton en la lúgubre fase bushiana.
Galen considera que en forma ideal, EU debería buscar
reparar sus relaciones con Rusia y China
y, en caso de no poder implementar
una reconciliación total, por lo menos debería escoger a uno (¡supersic!) de
los principales poderes como adversario sin antagonizar a los dos al mismo
tiempo
.
Esto es mucho más profundo en el mundo multipolar
multidimensional y Galen desdeña al omnipotente todavía sector
financierista/mercantilista que hoy controla el eje Wall Street/Casa
Blanca/Congreso/Poder Judicial/Hollywood/Las Vegas –con exclusión del Pentágono,
que entiende perfectamente la incapacidad presente de EU para librar dos guerras
simultáneas, y hasta una sola, contra Rusia y/o China, cuando EU se repliega en
forma humillante de su desastre en Irak y Afganistán, sin contar sus
malabarismos fallidos en Libia y Siria.
El investigador no aborda los dos brazos ominosos de las
tenazas verdaderas del poder que piensa ejercer Obama al máximo
mediante
su guerra financiera global
en curso y su guerra mercantilista
global
que contempla adueñarse de dos tercios del comercio del planeta
mediante la Asociación Transpacífico y la Asociación Trasatlántica de Comercio e
Inversiones, como su mismo confidente David Ignatius ha propalado.
Hoy, a mi juicio, las guerras son multidimensionales y en
las circunstancias actuales EU pasa por una fase neoaislacionista y antibélica
cuando sus ciudadanos desean salir de su bache económico. Pero tampoco se puede
soslayar el poder de daño letal que aún conserva EU cuando controla, al unísono
de Gran Bretaña e Israel, las finanzas globales a las que anhelan tener acceso
algún día los BRICS, más específicamente Brasil y Rusia.