Juan
Ciucci
Película testimonial filmada en 1974 basada en un
conflicto obrero en la fabrica Insud: los trabajadores tienen plomo en la sangre
por las deplorables condiciones laborales. Saturnismo, se llama esta enfermedad
grave que va matando lentamente: es impotencia sexual, dolor de cabeza
insoportable, dolor en los huesos, mareos, hormigueos en los pies, acidez
estomacal, debilidad general. La ropa esta contaminada, y al lavarla en las
casas, se intoxican también las mujeres y los hijos. Los obreros se organizan
para reclamar mejoras en las condiciones laborales. Ollas populares, pasacalles
y carteles, marchas. Organización, resistencia.
Me matan comienza con una voz en 'off' que nos relata el
conflicto, y su solución en favor de los trabajadores. Nos introduce en la
historia a partir de su resolución favorable, a partir de la lucha obrera, y
luego nos hará testigos del proceso. No trabaja el suspenso, no intenta
construir un relato; por el contrario, lo que pretende es que comprendamos y
analicemos este echo puntual, en el marco de una lucha general. A partir de allí
le sede la palabra a los obreros, y los interrumpirá solo para acotar y
encuadrar el relato. Son ellos los que nos cuentan sus problemas, cómo el medico
de la fabrica les mentía sobre su salud, cómo fueron muriendo compañeros, cómo
empezaron a comprender lo que sucedía. Pero a su vez se lo están contando entre
ellos en asamblea, no a nosotros como espectadores. Participamos de la asamblea,
no están dando testimonio ante las cámaras. Democracia directa, democracia
obrera.
La cámara se interna en esta olla popular, comenzamos a
escuchar sus voces, sus relatos, su historia. Algunos planos ayudan a reforzar
el relato de los obreros ('travelling' por las inmediaciones de la fabrica para
constatar que ya no quedan perros en la zona, toma desde un auto en movimiento
con sonido en off de metralla para apoyar el relato del tiroteo de un trabajador
por la burocracia), sirven como conectivos de los sucesos. También se juega con
la alegoría del cementerio cercano, con los pasacalles colgados en su puerta. La
muerte esta presente, son estas amenazas, estas ausencias; y también está en el
cuerpo. “Vos estas podrido”, le dice el medico del sindicato a uno de ellos: la
explotación se ha evidenciado en su cuerpo, la lleva con él permanentemente. Se
empieza a convivir con la muerte. En una época en que la muerte estaba presente
de muchas maneras para todo el campo popular (veremos luego a Ortega Peña), esta
película hoy nos resuena con el espesor diario de esa tragedia.
Al mismo tiempo que Cine de la
Base relata los sucesos, los analiza; también los
interviene. Es significativa la presentación de la película: pintadas callejeras
sirven de títulos. Allí podemos ver en la puerta de entrada de la fabrica Insud
el titulo de la película pintado con aerosol. El espacio del conflicto se ve así
transformado, complejizado. Esta obra esta en el aquí y ahora del conflicto,
interviene virtualmente con su cámara y su presencia; pero a la vez físicamente
también con su cámara, su presencia, y sus pintadas. Aquello que será el relato
de estos sucesos, está presente como anuncio desde las propias paredes de la
fábrica. Logra de esta manera confundir los tiempos del relato y de la realidad
filmada, potenciando el momento del registro. Cómo no tomar conciencia de lo que
significa este registro (tanto por parte de los trabajadores como del grupo
cinematográfico), a partir de su inscripción concreta en esta realidad
filmada.
Asistimos a la decisión de marchar hacia el congreso para
exigir las mejoras. Vemos los preparativos, participamos de la marcha, oímos las
canciones, las proclamas. Una cámara que marcha, junto a nosotros.
Solo el pueblo salvara al pueblo
Y en el medio del conflicto, la historia se complejiza. Y
aparece el homenaje al intelectual revolucionario: Rodolfo Ortega Peña [militaba
en el Peronismo de Base]. El único diputado que se acerco a escuchar a estos
trabajadores, que se implicó con ellos. Un referente en esta época de compromiso
y militancia. La marcha al congreso es el 29 de Marzo de 1974. Menos de 5 meses
después, el 1 de Agosto, será asesinado en la vía pública, al bajar de un taxi,
en una zona liberada del centro porteño, por la organización parapolicial La
Triple A. Es por eso que es un homenaje doblemente significativo: por la
importancia y el riesgo de denunciar claramente su asesinato y a sus ejecutores
tan cerca del echo; y por las diferencias políticas que tenían con este
referente del “peronismo revolucionario”, que sin embargo los unían en el
enemigo a enfrentar. La filmación de esa plaza, en la que Ortega Peña arenga a
los trabajadores para que continúen con la pelea y no esperen que el congreso
les solucione el problema, demuestra la honestidad y el respeto con que tratan a
este abogado revolucionario.
Aquí podemos encontrar un rasgo común a varias de las
películas del grupo o de Gleyzer ('México, la
revolución congelada'; 'Los Traidores'; 'Ni olvido
ni perdón'): incluir en el análisis al peronismo revolucionario, confrontarlo
criticamente, entablar un dialogo superador de dicotomias. Estos intentos son
cercanos a la propuesta del FAS (Frente Antiimperialista por el Socialismo), que
era el frente del PRT-ERP que intentaba la unidad con otros sectores políticos.
Se lo muestra a Ortega Peña participando justamente del VI Congreso del FAS, y
son las únicas siglas políticas que aparecen en la película. Dice la voz en
'off': “Diputado del pueblo. Apoyó siempre a los obreros en conflicto, buscó
continuamente la unidad entre la izquierda combativa y los sectores
revolucionarios del peronismo”. Podemos diferenciar estas películas de alcance
un poco mayor, con los comunicados del PRT-ERP filmados por el grupo (Swift,
BND), claramente ligados al desarrollo del partido, a un sentido más
propagandístico. Es diferente el enfoque y el análisis, el punto sobre el que se
decide incidir.
Ortega Peña expone el problema, y entrega el petitorio a
los diputados que se han comprometido a asumir el problema “dentro de este marco
limitado como saben ustedes que es el parlamento”, dice el diputado. “Pero una
vez más queremos recordarles: la lucha no se libra en el congreso sino que la
libran los propios trabajadores. Solo el pueblo salvara al pueblo, no debemos
olvidar esto”, remata.
“Por una ley que favorezca a la clase obrera en
general”
Los trabajadores logran un primer triunfo en Insud:
consiguen que la empresa reconozca la existencia de Saturnismo, y que les pague
las seis quincenas adeudadas. En el Congreso, la cámara dialoga con el obrero
orador, lo sigue. Lo retrata. Ambos están testimoniando, denunciando.
“Prácticamente somos hombres inútiles”, dirá él. Por la explotación de los
monopolios, de este sistema. Es el gran protagonista de la película: un
dirigente obrero de base, al que la cámara le permite explayarse, lo acompaña en
sus discursos tan cinematográficamente expresivos. Es un hallazgo, y Gleyzer se
da cuenta inmediatamente. Son los momentos más ricos, cuando este obrero se
abisma en su mismo discurso al intentar exponer lo que les pasa, lo que sienten.
Y la cámara acompaña, no intenta embellecer su relato, su testimonio. Interpreta
el valor de esa puesta, de ese discurso. “Y al trabajador no lo atajan paredes,
ni ametralladoras, ni tanques”, dice, montado luego del homenaje a Ortega Peña,
a la imagen de su ataúd. Y nos conmueve, nos moviliza, logra impelernos a
continuar nuestro accionar, a no desistir.
De este caso particular sacamos la enseñanza del
funcionamiento general del sistema. “En Insud el capitalismo no ha reparado en
hacer peligrar la vida de los obreros. Es que el capitalismo solo puede obtener
su ganancia explotando a los trabajadores, robándoles la parte de las utilidades
que les corresponde”, nos aclara la voz en 'off'. Y allí les da voz a los
capitalistas para que nos expliquen como han llegado a ser los dueños de las
máquinas: acumulación originaria, dirá Marx. Aquí nos encontramos con uno de los
aportes fundamentales de Cine de la Base al cine político-militante
(revolucionario): la utilización de la animación, y con ella, del humor. Dentro
de la película, este breve corto de animación sirve para producir un
extrañamiento, una ruptura en su discurso. Algo inesperado sucede: vemos una
animación en la que se ridiculiza al capitalista, a la vez que se nos muestra la
injusticia capital de este sistema. Su explicación, su discurso, es tan ridículo
como ficcional. Solo la violencia puede sostenerlo; la violencia diaria,
cotidiana, imperceptible de tan naturalizada. Aquí el humor permite retratarla
en su verdad, que es completamente falsa. Y permite al espectador experimentar
una suerte de “extrañamiento brechtiano”, una ruptura en el canon documental con
este relato ficcional y humorístico. Se hace palpable el aquí y ahora de la
proyección, del discurso. Lo testimonial abre paso al análisis, que desde el
humor se nos impone.
El extrañamiento también se refuerza en la utilización de
la música. Este cantor popular (la leyenda nos cuenta que fue Gleyzer quien se
lo cruzo, y quiso incluirlo en la película) también maneja el humor y la ironía.
Sus canciones de protesta son absolutamente contrapuestas a lo esperable, son
consignas simples y directas, que denuncian y proponen respuestas directas. Su
versión de los versos de Guillen que dan título al film, es tan original como
disruptiva; exquisitamente desprolija. Y en el final, rematara sobre imágenes
del Cordobazo un “Los vamo a reventar, los vamo a reventar”, tan apoteótico como
genuino, profundamente popular. El recorrido de las canciones permite pasar de
un primer momento de ruptura humorística, a este final que nos convoca a la
lucha, de un modo original y sincero.
Para el cierre queda la reflexión de un trabajador en la
olla popular de la fabrica, sobre las elecciones del 11 de marzo (del ´73), y la
liberación que han votado y de la que no se ha dado nada. Las últimas imágenes
retoman el Cordobazo, la movilización obrero- estudiantil, el pueblo en las
calles, buscando esa liberación. Profunda reflexión sobre esta democracia
burguesa, conflicto ineludible con los “peronistas revolucionarios”, apuesta y
convocatoria al pueblo, a la clase obrera. Ultima película dirigida por Raymundo
Gleyzer, es una clara exhortación a no caer en la trampa de la democracia
representativa burguesa, a no perder todos estos años de lucha y de
organización, a no dejar caer las banderas. Le llevó la vida este planteo, este
ideal. Como a tantos otros.
“Esta película es nuestro homenaje. Compañero Ortega Peña,
Presente. Hasta la Victoria Siempre”.
Coda: Fragmentos recuperados
De la copia que circula en la Argentina, ha reaparecido un
faltante que se recuperó en Italia, y que aparece en 'Un arma
cargada de futuro', la película de Mascaró Cine
sobre la política cultural del PRT-ERP y su frente cultural, el FATRAC. Allí
aparece el secuestro del director de la Empresa de Industrialización del Plomo
INSUD, Enrique Mendelsohn, realizado por el ERP. Quienes lo cuentan son los
trabajadores, en al olla popular. Recuerdan cuando no les pagaba, cuando los
amenazaba con pegarles con un látigo para que trabajen. La acción es así
presentada desde las bases, y apoyadas por éstas. Por comprender que esa acción
violenta se suma a sus luchas, en búsqueda del triunfo de la clase obrera. Un
faltante en la copia que recupera parte de esa historia, y de esas
luchas.
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