América Latina como
geografía
Bariloche, 6 al 10 de octubre
Osvaldo
Coggiola
Prensa
Obrera 1316
Buenos Aires, 29/5/14

Hasta Romario (ayer goleador de otra Copa, hoy diputado)
dijo en público que la Copa es un escándalo sin precedentes. El rechazo
popular se combina con una oleada de huelgas obreras.
Para el 12 de junio, día de apertura de la Copa,
está prevista una movilización monstruo en San Pablo, sede de la inauguración.
En Brasil hay más expectativa por el tamaño de las movilizaciones que por el
desempeño de la selección. No se trata sólo de una continuidad de las
movilizaciones de junio pasado. Brasil vive la ola de huelgas más grande desde
finales de la década del ’70 e inicio de los ’80. Los movimientos populares, en
especial el movimiento por la casa (MTST, los “sin techo”), tienen un desarrollo
cualitativamente superior al de un año atrás. El MTST realizó, el 8 de mayo,
manifestaciones con bloqueo de avenidas y rutas, con decenas de miles de
participantes, en ocho estados simultáneamente.
Las huelgas largas tienen su centro en el sector
público, sometido a un “arrocho” (congelamiento salarial) sin precedentes, en un
cuadro de inflación muy superior a los números oficiales. Los más diversos
sectores de empleados estatales federales se encuentran en huelga, con
sistemáticas manifestaciones callejeras; lo mismo que profesores estaduales y
municipales en varios estados. Los noticieros tienen que dividir la pantalla de
la TV en tres partes para registrar todo lo que anda pasando. La policía reprime
con todo, pero las movilizaciones crecen. Las tres universidades estatales
paulistas (USP, Unesp, Unicamp), las más importantes del país, acaban de
decretar (21 de mayo) una huelga conjunta de los tres sectores (profesores, no
docentes y estudiantes) por tiempo indeterminado. Hay piquetes por todas
partes.
En el plano económico se acumulan los stocks de
bienes durables. El crédito al consumo, gran arma de la “estabilidad social” de
los últimos diez años, ha llegado a su límite. El mercado externo, gran motor
del “crecimiento” brasileño en la última década, también se achica. El
presidente de China, cliente número uno, vino a Brasil a pedir rebaja de precios
en los productos primarios -80% de las exportaciones brasileñas- y a anunciar
aumentos de las tasas de importación a los productos manufacturados.
El Estado necesita producir un superávit primario
de 99 mil millones de reales (45 mil millones de dólares, aproximadamente) para
pagar los intereses de la deuda pública. Para eso aplica leña al salario, la
salud, la educación y a todo el servicio público, ya decrépito. La Copa, sin
embargo, cuesta, hasta donde se sabe, más de 28 mil millones de reales. Ya
murieron nueve obreros en la obras sobrefacturadas y realizadas a todo vapor.
Hasta los comentaristas sensacionalistas de TV (una especialidad brasileña),
siempre reaccionarios y chupamedias de la policía, están puteando a la cana que
reprime las manifestaciones.
Las huelgas impresionantes de choferes y
cobradores de ómnibus en Río y San Pablo, provocaron el mayor embotellamiento de
la historia en la capital paulista, con casi 400 kilómetros de calles y avenidas
paradas (800 según las estimaciones de los helicópteros). Las patronales ya
habían acordado un reajuste de 10% (inflación + 3%), que la burocracia sindical
(pelegos) hizo aprobar en seudo-asambleas. La base de Río, sin embargo, exigió
un 40% y paró por completo, una acción en la que la central alternativa,
Conlutas, jugó un papel importante. Dos días después, esto se repitió en San
Pablo, aunque aquí sin Conlutas, la huelga se extendió a la periferia (Osasco,
ABCD, etc.), con asambleas de base, piquetes volantes y leña a los carneros.
Quince mil petroleros de Cubatão, en la bajada
santista, también cruzaron los brazos. En varios gremios, la patronal anticipó
reajustes bastante encima de la inflación oficial. Las protestas contra el
Mundial unifican políticamente todos los movimientos. La discusión es cómo darle
una expresión política independiente a todo esto. La izquierda está dividida
(PSOL, PSTU y otro par de siglas fantasma) y con fuertes luchas faccionales (el
PSOL bochó al candidato que la base había votado para el gobierno de San Pablo).
El país está en estado de deliberación. Los que vengan al Mundial se van a
encontrar con más atracciones que las que les promete el paquete turístico que
compraron.