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Rumbo al XVI EnHu (115)
América Latina como
geografía
Bariloche, 6 al 10 de
octubre
"Geografía de las finanzas"
El poder de los
mercados
Expansión del capital
financiero transnacional en connivencia con los paraísos fiscales
Colectivo IOÉ
Viento
Sur
Sábado 12 de abril de
2014
El capital
financiero es cada vez más transnacional, más volátil y más dominante del
escenario político y económico mundial. Asentado en los países centrales y en
connivencia con los paraísos fiscales, en los años transcurridos del siglo XXI
ha experimentado un crecimiento 2,6 veces mayor que el PIB mundial.
En la última actualización del Barómetro incluimos una serie
histórica de la deuda externa de todos los
países del mundo. Aquí vamos a mostrar la evolución experimentada por el
principal componente de esa deuda, las inversiones financieras internacionales o
capital financiero transnacional, cuyo monto total en 2012 llegaba a 43,5
billones de dólares (cifra que supone dos tercios de la deuda externa total a
nivel mundial). La serie estadística, elaborada por el Fondo Monetario
Internacional (Coordinated Portfolio Investment Survey), se extiende desde 2001 a 2012 y recoge información sobre
los deudores y acreedores de inversiones internacionales en valores
financieros (activos de inversión en cartera, en forma de acciones y
obligaciones, fondos de inversión y seguros, y deuda pública o privada a corto y
largo plazo), distinguiendo los países de origen y destino y las cantidades
invertidas en cada caso.[1] La fuente permite conocer
el ritmo de crecimiento del capital financiero transnacional en relación a la
economía productiva (PIB) y su reparto por regiones a nivel mundial.
La desregulación neoliberal da alas al capital financiero, cada vez
más deslocalizado
Las inversiones transnacionales experimentaron un gran crecimiento
a raíz de la desregulación financiera que tuvo lugar en los años setenta del
siglo pasado. Hasta entonces las transferencias de dinero entre países estaban
controladas por sus respectivos bancos centrales, que limitaban mediante tasas
las inversiones financieras en el exterior. La proporción de capitales
foráneos en los mercados financieros pasó del 5% en 1960 al 47% en 2001 y al 78%
en 2012.[2] Las empresas
transnacionales han logrado establecer numerosos tratados de inversiones para
dar cobertura legal a los flujos por encima de la legislación de los estados,
aun cuando ello implique con frecuencia “numerosas y graves amenazas para la
población, la democracia y el medio ambiente”. [3]
El resultado final es una gran fluctuación de las cotizaciones del
capital que se revalorizan aceleradamente en etapas expansivas y se deprecian en
tiempos de crisis, generando entradas o salidas masivas de activos que
recalientan o enfrían la actividad económica y dan lugar a las típicas burbujas
financieras y sus posteriores pinchazos. Tomando la serie proporcionada por el
FMI y asignando valor 100 al año 2001 la inversión financiera transnacional a
nivel mundial, medida por su cotización en dólares constantes, creció hasta 2007
cuatro veces más (233,5 puntos) que el PIB mundial (130,6); en cambio, en el
ciclo de crisis (2007-2012) mientras que el PIB siguió creciendo aunque a un
ritmo menor que en la etapa anterior, el valor de los activos financieros bajó
28 puntos (hasta 205,3); sin embargo, casi todo el retroceso se produjo a raíz
de la crisis financiera de 2008 (caída del 27%), seguido de un rebote positivo
del 18% en 2009 y ligeras oscilaciones en los años siguientes (Gráfico
1).
Gráfico 1. Evolución del capital financiero transnacional y del PIB
a nivel mundial (2001-2012)

En conjunto, lo más destacable de los doce primeros años del siglo
XXI es que el volumen del capital financiero transnacional ha aumentado en un
105% en dólares constantes, 2,6 veces más que el PIB mundial -que ha crecido un
39,8%- lo que consolida su capacidad para orientar la economía en función de sus
intereses y reducir el margen de maniobra de otros agentes sociales
(gobiernos, sindicatos, movimientos sociales, organizaciones de
consumidores, etc.). En la etapa de crecimiento, con altas rentabilidades, las
inversiones se dirigieron principalmente hacia el sector privado y en la etapa
de recesión (y de crisis de empresas) hacia el sector público, como valor
refugio más seguro, aunque ello fuera a costa de un elevado déficit fiscal en
muchos países y de importantes recortes en las políticas sociales.
En definitiva, el capital financiero –en manos de bancos, empresas
transnacionales o grandes fortunas- se desliga progresivamente de vínculos
territoriales y se moviliza deslocalizándose cada vez más al ritmo de las
expectativas de ganancia en cualquier lugar del mundo. Para ello se apoya en
sociedades y bancos de inversión y, como veremos, en la poderosa palanca de los
paraísos fiscales.
Reparto desequilibrado y muy concentrado de la inversión
transnacional
El reparto por regiones del capital financiero transnacional
–excluyendo a los agentes extraterritoriales que veremos después- es muy
desigual, mayor que el existente en la distribución del PIB o la riqueza de los
hogares (indicadores 1 y 2 del ámbito de Relaciones Internacionales del
Barómetro social de España). El Gráfico 2 representa el peso del capital
transnacional atendiendo al punto de origen (inversiones) y de destino (deudas)
y lo compara con la distribución del PIB, de la riqueza y de la población en
esas mismas regiones (la parte del capital correspondiente a los agentes
extraterritoriales se representa fuera de la escala de 100).
Gráfico 2. Capital financiero transnacional (inversor/deudor), PIB,
riqueza y población por grandes regiones (2012)

La Unión Europea y América del norte (Estados Unidos
y Canadá), donde sólo vive el 13% de la población mundial, disponen del 59,3% de
la riqueza mundial (patrimonio de activos financieros y no financieros de los
hogares, una vez descontadas sus deudas) pero concentran tres cuartas partes de
la inversión financiera transnacional (el 74,9 como acreedores y el 78,8% como
deudores).
La región Asia-Pacífico (incluyendo Oriente Medio y
Oceanía) cuenta con dos tercios de la población mundial y el 41,9% del
Producto Bruto Mundial, lo que la sitúa en este punto por delante de la UE y
Norteamérica (40,4%). En cambio, apenas controla una quinta parte de la
inversión financiera exterior (el 21,1% como acreedores y el 15,7% como
deudores).
El resto del mundo (Europa no comunitaria, África y América
Latina), con la cuarta parte de la población mundial, es el menos
concernido por los flujos financieros transfronterizos (el 4,1% como acreedores
y el 5,4% como deudores), por debajo de su peso en el reparto de la riqueza de
los hogares (7,2%) y de su participación en el PIB mundial (17,6%). Dentro de
este gran bloque pueden distinguirse los siguientes ámbitos
geográficos:
- Europa no comunitaria, con
el 3,9% de la población mundial, dispone de un volumen del PIB mundial algo
superior a su peso demográfico (5%) y una tasa de la riqueza bastante inferior
(2,2%). En cuanto a su inversión internacional (sin incluir Suiza), destaca
mucho más como acreedora (2,8%) que como deudora (1,6%). Antes de la crisis de
2007 los países del este de Europa fueron, en términos relativos, la región
del mundo que atrajo más inversiones (229%), que se detuvieron abruptamente en
los posteriores años de crisis (-12%).
- África es el continente con
tasas más bajas en todos los ámbitos (0,6% de inversión financiera
transnacional, 3,7% del PIB y 1,2% de la riqueza mundial), muy inferiores a lo
que representa su peso poblacional (13,4%).
- América Latina dispone de
una proporción del PIB mundial (9%) equivalente a su peso demográfico (8,5%).
Sin embargo, cuenta sólo con el 3,8% de la riqueza mundial y una tasa todavía
menor de inversión transnacional, destacando mucho más como deudora de capital
(3,1%) que como acreedora (0,8%).
Por países, los seis
con más activos financieros en el exterior (acreedores) son Estados
Unidos, Reino Unido, Japón, Luxemburgo, Alemania y Francia. Entre los seis
suman 23,4 billones de dólares de inversión externa en 2012, lo que supone más
de la mitad (53,7%) de los activos mundiales. En el año 2000 estos seis países
ocupaban las mismas posiciones pero su peso era tres puntos mayor (56,8%);
su relativa pérdida de influencia se debe al impulso inversor de países
como China[4], Singapur, Australia o
Noruega, cuyas exportaciones de capital han crecido en más de un
300%.
Como receptores de
capital (deudores) sobresalen en 2012 Estados Unidos, Reino Unido, Alemania,
Francia, Luxemburgo y las Islas Caimán, que acogen entre los seis el 52,7%
de la inversión mundial. En 2000 los puestos quinto y sexto los ocupaban
Holanda e Italia, sumando entre los seis el 59,9% del capital mundial (7 puntos
más). Llama la atención el lugar destacado que ocupan dos conocidos paraísos
fiscales: Luxemburgo y las Islas Caimán. Entre 2000 y 2012 las inversiones
financieras del exterior crecieron en más de 1.000% en China, India e Indonesia,
y en más del 300% en Brasil, Noruega, Rusia, Sudáfrica, Turquía, Polonia y
Tailandia.
En síntesis, el capital
financiero transnacional se ha concentrado mayoritariamente en los últimos doce
años en el norte de América, la Unión Europea, Japón y los paraísos fiscales, en
coherencia con el reparto desigual de la riqueza en el mundo (uno de cuyos
componentes es el capital financiero). No obstante, parece otro conjunto de
países emergentes (China, India, Brasil, Rusia, Indonesia, Singapur, Sudáfrica,
etc.), con tasas de crecimiento más elevadas, que están atrayendo y generando
inversiones internacionales. Por último, amplias zonas del planeta permanecen
excluidas, no sólo de la financiación transnacional, sino del reparto de la
renta y la riqueza mundial. Una exclusión que se traduce también en
reforzamiento de las fronteras entre las regiones ricas y pobres, tal como
ocurre en la frontera sur de Europa o al sur del Río Grande en Estados
Unidos.
Paraísos
fiscales al servicio de la opacidad y la evasión fiscal. Los casos de Suiza y de
las Islas Caimán
Casi la quinta parte de
los depósitos de deuda (receptores de capital) y la cuarta parte de los
acreedores tienen como referente entidades extraterritoriales, ya se trate de
organismos financieros internacionales, como el FMI o el Banco Mundial,
de donde procede el 11,2% de las inversiones (y sólo del 2,1% de los depósitos)
o de paraísos fiscales afincados en islas o pequeños estados
especializados en la intermediación de inversiones y negocios “offshore”, con
frecuencia filiales de bancos y empresas transnacionales, que tratan de
aprovechar las ventajas fiscales y de opacidad existentes en esos
espacios.
En 2012 los paraísos
fiscales canalizaban el 16,3% de los depósitos mundiales de deuda y el 12,2% de
las inversiones transnacionales, destacando dos pequeños países europeos
(Luxemburgo y Suiza) y dos archipiélagos del Caribe (Islas Caimán y
Bermudas). En la fase de auge de la economía (2001-2007) los paraísos
fiscales incrementaron sus depósitos de inversiones extranjeras a un ritmo
bastante mayor (192%) que la media mundial (134%), para retroceder en la etapa
de crisis a un ritmo parecido en ambos casos (-14% y -12%, respectivamente). En
el conjunto de los doce años recogidos en la Tabla 1 el peso de los paraísos
fiscales como refugio del capital mundial se ha incrementado en un
23%.
Gráfico 3. Capital transnacional depositado en
paraísos fiscales (2001, 2007, 2012)

Para valorar la
importancia de estos espacios de dinero opaco baste señalar dos casos
paradigmáticos: Suiza y las Islas Caimán. En el primer caso, un estudio de Gabriel Zucman, Profesor en la London School of Economics, muestra que
Suiza es el país del mundo que recibe más dinero en depósito de grandes fortunas
(en torno a 2 billones de dólares) pero gran parte de esas transacciones no se
registran en la Estadística del FMI ya que ésta sólo recoge el punto de origen y
el destino final de las inversiones transfronterizas, ocultando el papel
jugado por los intermediarios de tales flujos. El procedimiento más habitual
sigue la siguiente pauta: una gran fortuna de Francia, Italia o España deposita
una fuerte inversión en un banco suizo a nombre de una sociedad virtual inscrita
por ejemplo en Panamá; luego el banco suizo traslada el depósito a un fondo de
inversión de Luxemburgo; éste, a su vez, transfiere los beneficios íntegros a la
cuenta suiza. Pero la estadística del FMI sólo recoge el punto de origen
(Francia, Italia o España) y el de llegada (Luxemburgo) y deja en la sombra a
Suiza.[5]
En cuanto a las Islas
Caimán concentraban en 2012 más capital extranjero (2 billones de dólares) que
todos los países de África (0,24 billones), Europa no comunitaria (0,57
billones, excluida Suiza) y Latinoamérica (1,1 billones) juntos. ¿De dónde
procedía tanto dinero? La mayoría de cuatro países: Estados Unidos, Japón, China
y Reino Unido. Las Islas Caimán operan como tapadera de poderosos bancos,
empresas transnacionales y grandes fortunas que utilizan ese espacio para
ocultar dinero y evadir impuestos.
11/4/2014
http://barometrosocial.es/archivos/971
Notas
1/ Se recoge información de 80
países inversores en valores financieros (creditors) y 242 receptores
(debtors), incluyendo pequeños territorios que funcionan como paraísos fiscales.
La metodología de la CPIS
señala que el FMI inició esta estadística en 2001, después de una
aplicación de prueba en 1997, para medir con precisión los flujos de capital
internacional en depósitos de inversión transfronterizos que estaban creciendo
aceleradamente a raíz de la liberalización de los mercados
financieros.
2/ El dato correspondiente a
1960 lo tomamos de J.A. SCHOLTE, Globalización. A critical introduction,
Palgrave, Nueva York, 2000. En cuanto a la inversión total mundial en
valores financieros en 2001 y 2012, ver World
Federation of Exchanges Database.
3/ RICO, L. Y KUCHARZ, T., “El
TTIP, un Acuerdo Transatlántico (y corporativo)”, en Ecologista, Nº 79,
2013-2014, pág. 21. Este nuevo acuerdo se está negociando en secreto entre las
élites políticas y económicas de Estados Unidos y la Unión Europea, las dos
regiones del mundo con mayor volumen de capital transnacional, lo que está
suscitando un gran rechazo social y sindical en ambos lados del
Atlántico.
4/ Las inversiones de China
continental en el exterior no se recogen en la estadística del FMI (sí la
inversión que recibe desde otros países). Según The Heritage Foundation, las inversiones exteriores de China ascienden a 781.500 millones
de dólares en 2013 que, sumadas a los 989.574 millones de Hong Kong, alcanzan la
cifra de 1,77 billones de dólares, lo que sitúa al país en el octavo puesto del
ranking mundial de inversores.
5/ Esto explicaría que
en la estadística del FMI los depósitos registrados en Luxemburgo en 2012 sean
mucho mayores (2,3 billones de dólares) que los que registrados en Suiza (0,7
billones).