Registra una inflación algo superior a dos puntos:
el 2,3% en el primer trimestre, aunque inferior al objetivo del 3,5%. Es justo
el umbral de alza de precios, del 2%, al que al menos debería aspirar la Europa
comunitaria. De iure, al que se obligó. Y su subinflación (mortecino
crecimiento de los precios, al 0,5%) va de la mano con el estancamiento
económico; de hecho, un crecimiento frágil: del 0,4% en el último trimestre de
2013, quizá de un 0,5% —coincidencia numérica azarosa — en el primer trimestre
de 2014.
Parecería que esa atonía europea (más/menos 0,5%) y
el crecimiento chino (del 7,4%) sean lo más contradictorio. En cifras es así,
pero, atención a los milagros de las expectativas: un 7% es relativamente poco
para China, que creció durante años al 9% y al 10%; aunque al apuntar ahora una
décima más de lo previsto anime al mecado. Y por poco que se cumpla la prevista
mejora europea será bastante: claro que casi nada para la gente, pero mucho para
los expertos de lo macro.
¿Está operando la economía china un aterrizaje
suave? ¿Hasta dónde? Es la pregunta del millón.
¿Está operando la economía china
un aterrizaje suave? ¿Hasta dónde? Es la pregunta del millón.
Lo que sí sabemos es que durante un largo decenio
ha generado un crecimiento que ha espoleado las exportaciones de materias primas
de muchos países emergentes y pobres y ha estimulado la economía mundial. Ello
le ha permitido acumular grandes reservas y convertirse en la práctica en el
Tesoro externo de EE UU y, en buena parte, de la Unión Europea.
Este crecimiento se basó en un nuevo modo de
producción asiático, manufacturero y vendedor, a imagen del Japón exportador de
los años setenta. Sus réditos se han aplicado a la inversión, y ahora se
orientan más al consumo interno.
Pero este crecimiento ha ido entreverado de una
gran deuda de los municipios (1,58 billones de euros), de una burbuja anclada en
lo inmobiliario y del despegue de una banca en la sombra desregulada y
peligrosa, prestando al 15%: cierto que diez veces menor que la de EE
UU.
La Europa periférica ya purgó sus burbujas. ¿Hasta
dónde llega la china? Desde la casi quiebra —y rescate in extremis— del
semibanco China Credit Trust, el pasado enero, crece la inquietud por un exceso
de inflación de activos localizado en algunos sectores —como el inmobiliario—,
el polo inverso a su depreciación y la deflación general.
Pero la experiencia nos enseña, desde la burbuja de
los tulipanes holandeses en 1.637, la de los Mares del Sur en 1.720 y la de las
constructoras españolas anteayer, que ninguna es sectorial, que todas son
financieras, con apoyo en algún sector.
Burbuja: el vacío que crece infinitamente antes de
estallar.