NCeHu
263/14
Jorge
Altamira
Prensa
Obrera
Buenos Aires,
9/4/14
La dimensión de la huelga del jueves 10 significa
que el ajuste ha sido derrotado como instrumento de salida del capital contra
los trabajadores. Es lo que había dejado planteado la huelga general de los
docentes bonaerenses, cuyo relevo toman ahora las provincias, en especial Salta.
El gobierno se encuentra ante el escollo insalvable de una enorme resistencia de
los trabajadores, cuando aún debe abordar las etapas más catastróficas del
Rodrigazo. Por eso, luego de todas las concesiones efectuadas por el gobierno a
los monopolios exportadores, bancos locales, fondos buitre, Repsol y Chevron, el
último informe del FMI dice que “las medidas adoptadas para gestionar los
desequilibrios externos e internos, incluidos los controles de precios, tipos de
cambio y comercio, están dañando todavía más la confianza y la actividad
económica”.
Casi un obituario
El gobierno ha buscado menguar el paro del 10 con
el expediente de apresurar el cierre de paritarias en los grandes gremios de la
industria y los servicios. Los acuerdos firmados por las burocracias, sin
embargo, terminaron colocando sobre la mesa otro volcán: el impuesto al salario.
Después de las paritarias, la cifra de trabajadores afectados volverá a superar
el millón y medio de trabajadores. Este mazazo ha reforzado la tendencia a la
lucha de trabajadores, incluidos los tercerizados que son calificados de
monotributistas. Mientras tanto, el tarifazo combinará un retiro de subsidios
con la suba en el precio del gas -un aumento que podría llegar al 500%. El
gobierno espera que pase el jueves 10 para anunciar lo propio con las tarifas
eléctricas. El ‘relanzamiento’ de los ‘precios cuidados’ es sólo una coartada
para consentir aumentos de hasta el 10% en esa lista “controlada”. Pero en los
precios ‘no cuidados’, que representan el 98% de la canasta, los alimentos han
subido más de un 20% en sólo tres meses. El Rodrigazo oficial ha derrumbado el
consumo popular y agrava la recesión económica.
Impasse
La convocatoria a la huelga del 10 representa un
intento de los Barrionuevo, Moyano, Maturano y Fernández por canalizar la
progresiva rebelión popular hacia un recambio político en beneficio del arco
político patronal opositor. Es lo que destaca la declaración votada por el
plenario convocado por el sindicato del neumático de San Fernando, que reunió a
más de cuatrocientos activistas, delegados y dirigentes obreros y de la
izquierda. Es fácil ‘castigar’ con epítetos a la burocracia cuando es presa del
inmovilismo; lo más importante es denunciar sus objetivos cuando finge que se
pone al frente de los intereses de la clase obrera, para poder impedir que la
lucha sea derrotada desde adentro. El ‘cuarteto’ de la burocracia que convocó al
paro es consciente, ya desde enero pasado, de que las contradicciones del ajuste
K llevan a una explosión -precisamente lo que se empeñan en negar aquellos de la
izquierda que coquetean con el moyanismo.
El agravamiento de la parálisis económica ha
instalado el debate del levantamiento del cepo -o sea la libertad para girar
dividendos, intereses, utilidades y capitales al exterior. Esto equivaldría a
convalidar una nueva megadevaluación del peso. En este caso, los
‘desequilibrios’ en energía, transporte, salarios, comercio exterior se
acentuarían aún más. El reciente episodio del no pago del certificado de deuda
de PBI (unos 3.500 millones de dólares), calificado por muchos financistas como
un ‘defol’, ha dejado al descubierto la posibilidad de que esta deuda, de la que
hay que pagar aún 18 mil millones de dólares, deba ser anulada, porque supera la
capacidad financiera del país en los próximos años.
La misma conclusión emerge de las tasas de interés
del 30% que paga el Banco Central, una remuneración usuraria que solamente
consienten las economías en cesación de pagos. En una situación así, el crédito
internacional solamente agrava la crisis -esto porque a la tasa más alta que
reclama el acreedor, es necesario sumar la que habrá de recibir cuando los
dólares se convierten en pesos. Argentina no tiene una crisis financiera
externa, sino que atraviesa por un derrumbe del ahorro y del sistema financiero
nacionales. La salida no es contraer más deuda externa, sino nacionalizar la
banca y el comercio exterior, esto para que el ahorro nacional se convierta en
la base financiera de la economía.
Salida
Como se ve, el impasse del gobierno y de la
burguesía en general es abismal. Lo que ocurre en Ucrania debería ser
aleccionador: el FMI y la Unión Europea condicionan cualquier rescate financiero
a que el gobierno de facto en ejercicio proceda a un ajuste brutal, sin importar
el agravamiento que produciría en la ya inmensa crisis política e internacional
en la cual se encuentra Ucrania.
En este cuadro de conjunto, la confianza en la
burocracia sindical equivale al suicidio político. Llamamos a reforzar la
agitación por una huelga inmediata de 36 horas y una huelga general, rechazando
cualquier respaldo político a la burocracia sindical, la cual opera como un ala
patronal del capital y del Estado en el movimiento obrero.
Argentina atraviesa un momento histórico por la
combinación de la bancarrota capitalista mundial y por el ascenso del activismo
y de la izquierda. El XXII Congreso del Partido Obrero abordará, desde el jueves
17, esta etapa fundamental, con la mira puesta en la unión del movimiento obrero
y la izquierda revolucionaria -una verdadera revolución política en la historia
nacional.
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