NCeHu
223/14
Rumbo al XVI EnHu
(94)
América Latina como geografía
Bariloche, 6 al 10 de octubre
Prensa
Obrera
Buenos Aires, 27/3/14
Las potencias reconocen a
Ucrania como “zona de influencia” de Rusia. Reforzamiento de la “troika”.
Gobierno fantoche en Kiev. La oligarquía ucraniana gira hacia la Unión Europea.
Intento de cambio del eje estratégico en Europa. Sólo un gobierno obrero y
campesino podría garantizar los intereses de todas las regiones de
Ucrania.
Estados Unidos y la
Unión Europea se han tomado con calma la anexión de Crimea por parte de Rusia.
Adoptaron sanciones contra algunos oligarcas vinculados a Putin en el banco
Rossia, o le avisaron al fundador del ‘trader’ petrolero, Gurkov, para que venda
sus acciones, a fin de evitar contratiempos a la compañía con sede en Suiza. El
pulpo ruso del aluminio, Rusal, no tuvo inconvenientes cuando se presentó a
renegociar una deuda de 10 mil millones de dólares con los bancos occidentales.
Durante el despliegue de tropas rusas en Crimea, que llevó dos semanas, los
jefes militares de Ucrania en la península nunca recibieron directivas del
gobierno central. Como no se cansan de repetir de Obama para abajo, las
represalias contra Rusia solamente tendrán un carácter real si va más allá de la
ocupación de Crimea. En definitiva, la vieja región de población tártara ha sido
reconocida por las grandes potencias como parte de la ‘zona de influencia’ de
Rusia. Es lo que, por otra parte, había ocurrido desde antes del estallido de la
crisis, como consecuencia del tratado de Budapest (1994), que transfirió a Rusia
el arsenal nuclear instalado en Ucrania y le concedió también el uso del puerto
de Sebastopol para su flota en el Mar Negro.
El protectorado
ucraniano
El griterío mediático
contra la anexión de Crimea apenas logra disimular que los estados de la Otan
han logrado convertir a Ucrania en un protectorado. Este hecho es el
verdaderamente trascendental, porque además refuerza el gobierno de la ‘troika’
(FMI-BCE-Comisión Europea) sobre los países que integran la UE. El gobierno
provisional de Ucrania es un títere de las potencias imperialistas, puesto a
dedo por ellas e incluso con el voto del parlamento (Rada), que aún es
controlado por el partido del ex presidente en fuga, Víktor Yanukóvich. Con este
gobierno fantoche, que no fue votado por nadie e incluso repudiado por la
multitud que copó durante tres meses la Plaza de la Independencia de la capital,
Kiev, la Comisión Europea aprovechó la anexión de Crimea para hacerle firmar el
“tratado de adhesión” -un eufemismo que convierte a Ucrania en colonia del FMI.
En efecto, con una deuda externa impagable del ciento por ciento de su PBI, pero
por sobre todo con vencimientos inmediatos de 20 mil millones de dólares y un
Tesoro exhausto, Ucrania ha apelado al rescate internacional, a cambio de un
plan de ajuste que supone un tarifazo gigantesco y la apertura de su mercado
interno, en especial la entrega a compañías extranjeras de sus establecimientos
agrícolas en lo que es el granero de Europa. Poco se ha reparado en que gran
parte de la deuda es con Rusia, de modo que los rescatistas occidentales podrían
extorsionar a Putin con el ‘no pago’. Para añadir picante al entrevero, es poco
conocido el hecho de que el último préstamo de Rusia a Ucrania (del cual se
desembolsaron sólo tres mil millones de dólares de una promesa de 15 mil
millones) fue financiado con una colocación rusa en la Bolsa de Londres -es
decir que la deuda con Rusia es en realidad una obligación con la City. A los
que celebran la ocupación de Crimea como una acción de resistencia al
imperialismo por parte de Rusia, habría que recordarles que esta brillante
operación ha supuesto la entrega de Ucrania entera al capital financiero
internacional y a la UE.
Las cancillerías
occidentales amenazan ahora con represalias contundentes si Rusia va más allá de
lo hecho; hasta aquí, entonces, ‘tudo bem’. ¿Qué podría ocurrir todavía? A pesar
de que Rusia lo desmienta, se le atribuye la intención de anexar las provincias
del este de Ucrania y la región moldava de Transnistria, de mayoría rusa.
Moldavia firmó el tratado de adhesión a la UE en noviembre pasado. Para
contrarrestar esta posibilidad, al gobierno fantoche de Ucrania no se le ocurrió
nada mejor que designar a los oligarcas más prominentes del este como
gobernadores de esas regiones. Dejó en evidencia, de este modo, que la
oligarquía de Ucrania, salvo una o dos excepciones, ha cambiado de campo hacia
la UE. Rusia, mientras tanto, pretende aprovechar las elecciones que deben
realizarse en Ucrania el 25 de mayo próximo (en singular coincidencia con las
elecciones parlamentarias de la UE), para proponer reformas constitucionales que
conviertan a Ucrania en un estado federal. Curiosamente, no se ha oído todavía
ninguna oposición de la OTAN a estas intenciones, lo cual insinúa una
negociación para institucionalizar el reparto de Ucrania.
Intento de
cambio estratégico
El reparto de Ucrania
ha entrañado un salto en calidad de los antagonismos dentro del bloque
imperialista occidental. Es claro que Alemania y, en menor medida, Italia, han
acariciado la posibilidad de una alianza estratégica con Rusia, para competir
con el capital norteamericano. Las infraestructuras de gas, así como las enormes
inversiones en Rusia, han creado una relación política que Estados Unidos no
tiene. La propaganda para que el suministro de gas de Rusia sea sustituido por
el gas no convencional que produce Estados Unidos, del mismo modo que la que
aboga por una tratado transatlántico entre Estados Unidos y la UE, procuran
cambiar el eje estratégico esbozado principalmente por Alemania. Nuevamente, en
la historia mundial, la cuestión de Ucrania adquiere dimensiones estratégicas.
El destino histórico de Ucrania está vinculado al destino de la restauración
capitalista, en el vasto espacio de Rusia, que fuera iniciada por la oligarquía
que hoy alega una resistencia al imperialismo.
Para el movimiento
obrero mundial, está pugna también es decisiva.
La independencia y
unidad de Ucrania significa, antes que nada, una lucha contra el ajuste y la
confiscación económica -el tema central de lucha de los trabajadores en todo el
mundo. La anexión rusa de Crimea, por un lado, y la sumisión de Ucrania a la UE,
por el otro, son obstáculos insalvables para la unidad de los trabajadores de
Ucrania contra el ajuste. Solamente un gobierno obrero y campesino podría
garantizar los derechos políticos de las diferentes regiones de Ucrania. En esto
consiste el núcleo de una estrategia para la izquierda revolucionaria. Solamente
por esta vía de unidad obrera contra el capital depredador se puede derrotar y
destruir a la Unión Europea (unidad del proletariado europeo) y, del otro, al
derrotar a los acaparadores capitalistas de Rusia y a la restauración
capitalista. Solamente un gobierno obrero y campesino podría garantizar los
derechos políticos de las regiones de Ucrania. Los defensores de la UE dicen
apoyar el derecho a la autodeterminación nacional de Ucrania y por lo tanto al
derecho de que decida la incorporación a la UE, sin decir que esto implica
convertirse en un protectorado y renunciar a la independencia. La Rusia que
reclama el derecho a defenderse de la OTAN es la Rusia del robo capitalista y de
la opresión sobre otras naciones (no es la Rusia obrera y campesina), que con
sus acciones entrega la causa nacional de Ucrania a los agentes internos de la
Unión Europea y los Estados Unidos.
La cuestión de Ucrania
es un banco de pruebas para los corrientes que se reivindican marxistas en todo
el mundo.
|