En Athina
Salimos del hotel Odeon hacia la izquierda, por la avenida Pireos.
El barrio carecía de buenos comentarios, porque supuestamente de noche pasaban
“cosas raras”, que en general les
endilgaban a los inmigrantes que lo habitaban.

Avenida Pireos
Caminamos unas cuantas cuadras con mucha tranquilidad, sin nadie
que nos atosigara queriendo vendernos algo, ni con gente a los gritos por las
calles. Yendo desde Istanbul, Athina nos hacía sentir como en casa. Todo nos
resultaba más familiar, salvo el idioma, claro… Tanto la edificación como los
comportamientos eran semejantes a alguna ciudad del interior de Argentina, o tal
vez, más precisamente a Montevideo, porque el ritmo era mucho más lento que en
Buenos Aires.
De pronto nos encontramos ante una enorme plaza, la Omonias o de la
Concordia, la que se decía la más antigua de la ciudad, donde convergían las
avenidas más importantes. Estaba rodeada de bares y puestos de comida rápida,
así como de puestos de diarios y revistas, y también allí se concentraba una
gran cantidad de hoteles. Al parecer era el centro de todos los males, sin
embargo nosotros no vimos nada “fuera de lugar”, salvo a alguno porreando, sin
molestar a nadie.

Hondos Center, importante tienda en la plaza
Omonias
La presencia de puestos de diarios y revistas, así como las
librerías y venta de libros en las calles, demostraban un cierto nivel de
instrucción y de compromiso que no se vislumbraban en
Istanbul.

Puestos de diarios y revistas, y teléfonos
públicos

Disco de Andrea Bocelli y tapa con la caricatura de Jorge Luis
Borges entre las revistas

Desde textos para niños hasta obras sobre el Che
Guevara

Venta de libros en la calle

Avenida Athinas, que partía de la plaza
Omonias

Avenida Stadiou desde la plaza
Omonias

Taxis amarillos en el Centro de
Athina
El país continuaba en una situación de crisis muy profunda que
había comenzado unos años atrás, cuya consecuencia entre otras, era el cierre de
comercios, incluso en las áreas céntricas. Y las manifestaciones de protesta se
expresaban de diversas maneras, entre ellas a través de los
grafitis.

Negocios cerrados por la crisis en galerías comerciales
céntricas

Grafitis por todas partes y otro puesto de diarios y
revistas…

Venta de billetes de lotería, un intento de salvarse de la
crisis
Ya nos encontrábamos en la estación Panepistimio, que en español
significaba “Universidad”. Al
finalizar la calle, sobre la avenida Eleftheriou Venizélou se encontraba la
Universidad Nacional y Kapodistríaca de Atenas.

Estación Panepistimio
(Universidad)
Y avanzamos por la peatonal A. D. Korai, donde los chorros de agua
le daban un mejor aspecto al frío cemento.

Tras la fuente, el edificio de la Universidad Nacional de
Atenas
Esa zona había sido en numerosas oportunidades sitio de represión a
los estudiantes por parte de las fuerzas policiales, desde que comenzaran las
manifestaciones a causa de la crisis, pero el lugar ya se había caracterizado
históricamente por los movimientos estudiantiles. Justo en la esquina de la
calle A. D. Korai con la avenida Eleftheriou Venizélou (calle Panepistimiou),
sobre la pared de un edificio amarillo, se encontraba una placa que hacía
referencia a las luchas que los miembros de la Unión Nacional de Estudiantes
habían llevado a cabo a favor de la democratización de la educación y la cultura
durante la década del sesenta.

Referencia a las luchas estudiantiles de los años
60
Muy cerca se encontraba la Academia Nacional de Ciencias, que
operaba bajo la supervisión del Ministerio de Educación. Y junto con la
Universidad y la Biblioteca Nacional se trataba de una arquitectura neoclásica
de orden jónico con cobertura de mármol.

Academia Nacional de Ciencias
De los casi doce millones de habitantes del total de Grecia, la
cuarta parte vivía en Atenas. La ciudad, que originariamente ocupaba una llanura
de la península de Ática limitada al sur por el golfo Sarónico, al oeste por el
monte Egaleo, al noroeste por el Parnés, al noreste por el Pentélico, y al este
por el Imitós, se había expandido abarcando terrenos escarpados. Las colinas más
importantes eran Licabeto, Acrópolis, Filopappos y
Tourkovounia.

Levantando la vista divisamos el monte Licabeto, el más alto de la
ciudad con 299 m.s.n.m.
Continuando por la avenida Eleftheriou Venizélou (Calle
Panepistimiou) en la intersección con la calle Omirou, vimos un templo muy
sencillo, que resultó ser la Catedral Católica Agios Dionysios Areopagitis.

Catedral Católica Agios
Dionysios Areopagitis
Si bien, a pesar de la crisis se notaba una fuerte preminencia de
clase media, en la misma vereda se podían ver los extremos socioeconómicos de la
ciudad.

Hombre en situación
extremadamente marginal en un barrio
selecto

Zonar´s, Le Café d’Athenes, un lugar
distinguido
Justo en la esquina de la avenida Eleftheriou Venizélou y la
peatonal Voukourestiou, tal como en otros sectores de la ciudad, vendían choclos
y castañas asadas, costumbre que también habíamos observado también en
Istanbul.

Venta de choclos y castañas asadas en la
calle
La peatonal
Voukourestiou, en pleno barrio Kolonaki, uno de los más elegantes y lujosos de
la ciudad, se caracterizaba por la presencia de modernos restoranes, famosas
joyerías, boutiques de alta gama y tiendas de reconocidos diseñadores
griegos.

Peatonal
Voukourestiou

El barrio Kolonaki se extendía hasta el monte
Licabeto

Distrito con gran cantidad de teatros de diferente
estilo
Y a pocos pasos de
allí se encontraba la estación Syntagma, en plena plaza homónima desde donde se
tenía una vista panorámica del Parlamento.

Estación Syntagma, con la vista del
Parlamento
El edificio ocupado
por el Parlamento fue construido entre los años 1836 y 1842 como palacio para
Otón, primer rey de Grecia. En el frente se encontraba la Tumba del Soldado
Desconocido, custodiada día y noche por los “Evzoni”, dos guardias con un
curioso uniforme tradicional.

El Parlamento, principal
organismo de gobierno griego
La plaza Syntagma
también era conocida como plaza de la Constitución, por haber sido el lugar en
que el pueblo alzara su voz el 3 de setiembre de 1843, para ordenar al Rey Otón
que aceptara la redacción de una constitución.

Plaza Syntagma o de la Constgitución, vista desde el
Parlamento

Bajando por la escalinata de
la plaza Syntagma
El Consejo de los
Helenos o Parlamento Helénico se ha constituido como la institución democrática
suprema, representando a los ciudadanos griegos a través de trecientos miembros
elegidos por sufragio directo, universal, secreto y obligatorio, para un período
de cuatro años.
Justamente por
encontrarse frente al principal centro de poder, la plaza Syntagma se ha
convertido en el epicentro de las protestas. Durante febrero de 2012, la plaza
fue tapa de muchos periódicos del mundo cuando más de cien mil personas se
congregaron mientras los legisladores, en una maratónica sesión, aprobaban un
ajuste que recortaba salarios, pensiones y reducción de empleo público, a cambio
de recibir un segundo rescate de la Unión Europea y el Fondo Monetario
Internacional. Cines, cafés, tiendas y bancos fueron incendiados, violencia que
se había propagado al resto del país, por la impotencia del pueblo ante las
medidas propuestas por Lucas Papademos.

El Parlamento desde la plaza Syntagma

El Parlamento desde la fuente
de la plaza Syntagma

Vista panorámica de la plaza Syntagma
En uno de los laterales de la plaza se encontraba el hotel Grand
Bretagne, un lujoso edificio construido en 1842, que comenzara a funcionar como
tal en 1874, lugar preferido por las grandes personalidades que visitaban
Atenas.

Hotel Grand
Bretagne
Pero en la plaza Syntagma no sólo se hacían protestas, sino también
espectáculos culturales como conciertos, y hasta se filmaban novelas, como la
que nos tocó ver durante nuestro paseo.

Filmación de una novela en la plaza
Syntagma
También era el lugar de encuentro tanto de atenienses como de
visitantes, ya que su localización era paso obligado para acceder a los lugares
más emblemáticos de la ciudad.
Y para recobrar fuerzas con el fin de continuar conociendo Athina,
decidimos tomar un café griego en la confitería de la plaza donde se reunían
políticos e intelectuales.

En la confitería de la plaza Syntagma
Ellos llamaban “café
griego” al que se preparaba en recipiente de cobre, sirviéndose con toda la
borra, tal cual el “café turco” o “café armenio”. En realidad, se trataba
de una costumbre de toda la región. Pero la gran diferencia era que en Turquía,
en un lugar de buen nivel como el que nos encontrábamos, el café costaba tres
liras turcas (unos doce pesos argentinos), mientras que allí pagamos tres euros
con sesenta por cada uno (¡imposible de calcular en moneda nacional!). Venía
acompañado con un dulcito, confitura semejante a las que habíamos probado en
Turquía, ¡absolutamente empalagosas!

Café griego con confituras de la región
Allí permanecimos un rato disfrutando de la suave temperatura
invernal, haciendo algunas
anotaciones y desplegando el mapa para decidir hacia dónde dirigir nuestros
próximos pasos.
Ana María Liberali