De paseo por la Sierra de La
Culata
El viernes 27 de enero por la tarde nos
encontramos con Luis Sandia, su esposa Luz y su hijito Juan Luis (8) con el fin
ir de paseo a la sierra de La Culata.
Al salir del Centro de Mérida, nos dirigimos
hacia el noreste de la ciudad, y comenzamos a ascender por la montaña, donde una
densa niebla nos impedía, por momentos, disfrutar del
paisaje.

Densa niebla durante el ascenso por la sierra
de La Culata
La sierra de la Culata es el nombre que recibe
uno de los dos cordones en que se divide la zona andina venezolana entre los
estados de Mérida y Trujillo, albergando algunos de los picos más altos del
país.

Paisaje serrano con casas típicas y estilos de
vida tradicionales
La mayor parte de la sierra se encontraba
protegida por el Parque Nacional Sierra de La Culata, que preservaba flora y
fauna. No obstante en el trayecto vimos varios establecimientos ganaderos, con
predominio de vacas lecheras.

Cría de ganado en la sierra de La
Culata

Ganado lechero en verdes
pastizales
La temperatura en la ciudad de Mérida era de
20ºC, pero a medida que ascendíamos, comenzó a bajar bruscamente, llegando a
casi 10ºC al superar los 2800 m.s.n.m., por lo que Luis tuvo que cubrir a
Juancito con su campera para protegerlo del
frío.

Con la familia Sandia en la sierra de La Culata
cerca de los 2900 m.s.n.m.

Con Luz, Juan Luis y
Omar
La zona contaba con variedad de alojamientos y
establecimientos gastronómicos donde los citadinos podían pasar momentos de
esparcimiento y relax.

Restaurant Villa Claudia a 2892
m.s.n.m.

Las temperaturas en esa zona oscilaban entre
-2ºC y 22ºC
El bioma característico del lugar era un bosque
nublado bajo, siendo el árbol autóctono el Coloradito, pero en muchos sectores
se había reemplazado por plantaciones de pinos que no dejaban crecer otras
especies debajo de su ramaje.

Plantación de pinos que limitaba el crecimiento de otras
especies
Después de un avistaje del lugar con las
explicaciones pertinentes que nos daba Luis, paramos en una bonita confitería
para tomar un exquisito chocolate con tortas artesanales. Allí permanecimos un
buen rato conversando acerca de cuestiones personales, profesionales y sobre la
situación política de nuestros respectivos países.
Además de la calidad de las infusiones y las
confituras, el sitio era por demás cálido, no sólo en cuanto a la temperatura,
sino respecto del ambiente social. Y cuando les hicimos saber a Luis y Luz, lo
mucho que nos había agradado el lugar amén de su compañía, nos comentaron que
todo estaba diseñado en función del Feng
Shui.
El Feng Shui es un ancestral sistema chino de
estética que pretende utilizar la doctrina taoísta para armonizar el ambiente, y
lograr así el flujo energético positivo de las corrientes de la Naturaleza,
considerando que el Hombre es parte de ésta. Se trata de una práctica
absolutamente geográfica, ya que se basa principalmente en la adecuada
localización de los elementos en el espacio.

Casa de cafés, chocolate y tés diseñada en función del Feng
Shui
Los jardines son muy importantes en el Feng
Shui por ser las plantas símbolo de vida, pero a la vez éstas deben estar bien
combinadas para que ningún elemento destaque por encima de los demás. Los
caminos son esenciales, deben ser sinuosos o con curvas para facilitar la
circulación de la energía natural.

Con Luz de Sandia en los jardines de la
chocolatería
La armonía en el Feng Shui consiste en
equilibrar el Yin y el Yang. Un jardín demasiado oscuro, húmedo y con mucha
vegetación sería demasiado Yin; y uno árido, absolutamente abierto,
excesivamente Yang. Por lo que lo ideal consiste en colocar plantas y flores de
colores cálidos, combinado con espacios libres, tal como se había hecho en el
que nos encontrábamos.

Plantas con hojas de color rosa
intenso

Grupos florísticos muy bien
cuidados

Flores de colores cálidos
Y como en todo lugar representativo del Feng
Shui, no podía faltar el estanque con peces de colores, ya que el agua en la
mitología china siempre ha estado asociada a la riqueza, porque todos los
productos del mar y de los ríos constituyen una importante fuente de
alimentación. Pero el agua no debe estar estancada, ya que es símbolo de muerte,
de parálisis; y para que la energía fluya, debe estar limpia y en movimiento,
sea con peces que produzcan suaves corrientes o bien en forma de
cascada.

Estanque de peces que ponen al agua en
movimiento
Y muy a pesar de nuestros deseos, tuvimos que
emprender el regreso. Ya estaba cayendo la tarde y la idea era llegar a Mérida
antes de que se hiciera de noche.
Pero nos atrasamos un poco debido a que en
varias ocasiones encontramos grupos de personas caminando sobre la carretera, en
aparente procesión. Luis y Luz nos dijeron que se trataba de
paraduras.
La paradura era una tradición de Mérida que consistía
en que alguien se robaba al Niño Jesús, por lo que salían a buscarlo cantando,
rezando, tirando petardos y bebiendo. Y al encontrarlo lo ponían de pie, por lo
que los pesebres se mantenían hasta el 2 de febrero, fiesta de la Virgen de la
Candelaria. Entonces comprendimos el porqué de los anuncios de los pesebres del
terminal de ómnibus y de diversos locales, donde se anunciaban las paraduras
para determinadas fechas y horarios.

Pesebre del salón central del terminal de buses de Mérida
donde se anunciaba la paradura el 2 de febrero a las 7 p.
m.

Otro pesebre, en el bar del terminal de ómnibus de
Mérida
Además de la belleza del paisaje, todas esas
expresiones culturales, tanto las tradicionales como las incorporadas desde
Oriente, respetadas por toda la sociedad, hicieron que Mérida y sus alrededores
tuvieran un plus que la convirtieran en nuestra ciudad preferida de
Venezuela.
Ana María Liberali