En
el Instituto
Pedagógico de Caracas
El viernes 18 de junio volví a amanecer en Caracas, y junto con
Hildegardo, esperé a Beatriz Ceballos quien nos pasara a buscar por el hotel
para participar de un panel a desarrollarse en el Instituto Pedagógico de
Caracas. Pero primeramente, dimos unas vueltas por la ciudad en pleno día para
conocer áreas que no habíamos podido recorrer por nuestros propios
medios.

Una
de las avenidas principales de Caracas
Y una de las cosas que más me llamó la atención fueron los
cerramientos de las ventanas de viviendas y oficinas, tal cual se tratara de
cárceles.

Ventanas
enrejadas tal cual cárceles

Balcones cárceles en sectores residenciales de
Caracas
Si bien esto solía suceder en algún suburbio de Buenos Aires, en
este caso, se trataba de sectores centrales de la ciudad. Era lógico, ya que
durante ese año, 2010, la tasa de homicidios en Caracas era de 119 cada 100 mil
habitantes, sólo superada en el mundo por Ciudad Juárez (229), Kandahar (170), y
San Pedro Sula (125). Otras ciudades venezolanas con elevadas tasas eran Ciudad
Guayana (69), Barquisimeto (50), y Maracaibo (30); mientras que en el Área
Metropolitana de Buenos Aires no llegaba a 8. Se decía que esos niveles de
violencia habían comenzado a acentuarse en el país a partir de la década del
’80; aunque mi padre, quien había
estado en 1974 cubriendo periodísticamente la gira del Ministro de Economía de
Argentina, José Gelbard, ya se había horrorizado por los niveles de inseguridad
de la capital venezolana.

Mapa en base a la tasa de los homicidios del mundo por
países,
elaborado por la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC) EN
2010
Otra característica de Caracas, así como de gran parte de las
ciudades latinoamericanas, era la manifestación de grandes disparidades
socioeconómicas.

Moderno
parque automotor y barrios distinguidos

Frente
a áreas extremadamente pobres
Y esas fuertes inequidades, producto de grandes injusticias,
constituían en sí mismas hechos de violencia, generando mayor violencia
aun.

Las clases medias se cubrían con
rejas…

Mientras que los pobres no contaban con ningún tipo de
protección…
Pero muy a pesar de todos sus aspectos negativos, el sitio en el
que estaba emplazada la ciudad era muy bonito, por contar con un imponente marco
montañoso.

Marco natural montañoso en la ciudad de
Caracas
Caracas se dividía en cinco municipios autónomos, siendo el
principal por cantidad de población (más de dos millones), y por contar con los
más importantes parques, museos, plazas y zonas históricas, el denominado
Libertador, único perteneciente al Distrito
Capital.

Gran densidad edilicia en el Municipio
Libertador
Libertador además, era sede de los cinco poderes públicos de la
nación, así como de la mayor parte de los ministerios, instituciones oficiales y
demás organismos del estado venezolano; como también tenían su sede allí las
oficinas de las principales compañías públicas y privadas del
país.

Túnel
vial en el Municipio Libertador de Caracas

Ancha
avenida en zona parquizada

Medios
de transporte de diferente antigüedad y estado

Colegios
privados en el Municipio Libertador
En
el camino vimos carteles que anunciaban el XII Campeonato Mundial de Sóftbol
Femenino, que tendría sus comienzos pocos días después, entre el 23 de junio y el 2 de julio. Todos se sentían orgullosos, ya que
era la primera vez que ese torneo se realizaba en tierra
sudamericana.

Anuncios
callejeros sobre el XII Campeonato Mundial de Sóftbol
Femenino

Áreas verdes cercanas a la Universidad
Pedagógica
El
tránsito de la ciudad era bastante complicado, no sólo por la densidad de
vehículos en un espacio relativamente reducido, sino por lo
desordenado. Escasa señalización y poco respeto por
ella.

Tránsito
absolutamente complicado y desordenado
Por
fin llegamos sanos y salvos a la sede del Instituto Pedagógico de
Caracas, donde el estacionamiento se presentaba como
un problema.

Ingreso al Instituto Pedagógico de Caracas,
perteneciente
a la Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Con Beatriz Ceballos en los jardines del Instituto Pedagógico de
Caracas
El Instituto Pedagógico de Caracas dependía de la Universidad
Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). Y allí, junto a Beatriz Ceballos y a
Omar Morales, Hildegardo Córdova y yo, estábamos invitados a participar del
Conversatorio “Nuevas Miradas de la Geografía en América Latina”. La actividad
estaba coordinada por el Centro de Investigaciones Geodidáctivas de Venezuela y
el Núcleo de Investigaciones Geohistóricas “Maruja
Taborda”.

Con
Beatriz Ceballos (Instituto Pedagógico de Caracas),
Hildegardo
Córdova Aguilar (Pontificia Universidad Católica del Perú),
y
Omar Morales Lesseur (Instituto Pedagógico de Maturín)
Además de profesores de diferentes regiones del país, se contó
entre el público con la presencia del Profesor Ramón Tovar, una verdadera
institución de la geohistoria venezolana. El Prof. Tovar, de 87 años de edad,
participó activamente realizando una elocuente exposición sobre la historia de
la enseñanza de la Geografía en Venezuela.
Ese mismo día habían ido a tomarle fotografías al Profesor Tovar,
con el fin de que un artista plástico hiciera una escultura de su rostro para
ser colocada en el centro universitario.

Con Omar Morales Lesseur, Beatriz Ceballos, Bernardina Zalazar y
Ramón Tovar
Finalizada la actividad académica salimos rumbo a un restorán donde
se nos ofreció un almuerzo de camaradería como
despedida.

Almuerzo de camaradería en compañía de los
colegas venezolanos
Caracas
tenía una importante cultura gastronómica debido a las corrientes migratorias,
por lo que era frecuente encontrar conjuntamente las especialidades culinarias
de las diversas regiones venezolanas y la de muchos países. En cuanto la
influencia extranjera, la más común era la de procedencia francesa, italiana,
española, portuguesa, libaneses, india, china, japonesa, tailandesa y mexicana.
Y el restorán donde estábamos contaba con esas especialidades, por lo que
degusté un plato de origen francés en base a lomo con ananá y salsa de guindas.
¡Una exquisitez!

Lomo con rodajas de piña y salsa de
guindas
Todo estuvo de primera, salvo que Hildegardo y yo pasamos un poco
de calor porque nuestros compañeros venezolanos no soportaron el salón con aire
acondicionado por no estar acostumbrados al frío. Diferentes latitudes,
diferentes termostatos…
Ana María Liberali