Día de elecciones en
Colombia
Era domingo 30 de mayo de 2010, y había
elecciones presidenciales en Colombia. Y si bien era habitual que hubiera
seguridad fuertemente armada por todos lados, en ese día, todo se había
reforzado, por lo que me resultaba mucho más incómodo transitar por las calles
de Bogotá.

Efectivos fuertemente armados por toda la
ciudad de Bogotá
El día se había presentado nublado, lo que no
era nada extraño, ya que Bogotá contaba con más de doscientos días al año con el
cielo cubierto.

Día gris, algo típico en el cielo
bogotano
La gente iba de un lado a otro en perfecto
silencio. Yo los días anteriores, hablando con diferentes personas, les había
tratado de “tirar de la lengua”, acerca de su preferencia al votar, pero
absolutamente todos me habían contestado con evasivas. Y eso no me parecía para
nada bueno, porque suponía o bien falta de libertades, o tal vez “voto
vergüenza”; y en ambos casos, reflejaba una situación política más que
complicada.

La gente no quería hablar sobre su preferencia
al votar
La mayoría de los locales comerciales se
encontraban cerrados, y eso tornaba bastante aburrido el
paseo.

Paseo aburrido con la mayoría de los locales
cerrados
Pero a medida que avanzaban las horas, las
plazas comenzaban a colmarse de gente.

Mayor concurrencia en la plaza de San
Victorino…
La plaza de San Victorino mostraba una gran
diversidad de gentes, que en muchos casos se concentraba alrededor de la
escultura “La Mariposa”, obra del colombiano Edgar Negret Dueñas, escultor que
se caracterizaba por el amplio uso del hierro y del aluminio como materiales,
uniendo sus láminas mediante tuercas y
tornillos.
Durante más de veinticinco años la plaza de San
Victorino había estado repleta de locales comerciales que habían inundado la
zona de inseguridad y hacinamiento. Pero en julio de 2000, el entonces alcalde
Enrique Peñalosa, inauguró la nueva imagen del lugar con el propósito de
recuperar el espacio público integrando el arte a las expresiones
urbanas.

La Mariposa, obra del escultor Edgar Negret, en
la plaza de San Victorino
Si bien en un principio la escultura fue sitio
de interés turístico y los niños y transeúntes se habían apropiado de ella,
pocos años después, La Mariposa se había convertido en habitación de indigentes,
el hierro había sido rayado con grafiti; y el estanque de agua que la rodeaba,
ya era un baño público.

Plaza de San Victorino, fiel reflejo de las
carencias de la sociedad bogotana
De hecho eso demostraba que las soluciones
debían ir desde las relaciones sociales y no desde las artes o la ingeniería que
no son más que las meras expresiones de lo que la sociedad siente y
piensa.

En la plaza de San Victorino, frente a la
estación del Transmilenio, circulaba un burro de
carga
Otro de los proyectos vinculados a la
recuperación del espacio público de la ciudad en el sector céntrico, fue el
denominado Eje Ambiental, y consistió en transformar a la avenida Jiménez en un
gran sendero peatonal de ladrillo acompañado por el canal del río San Francisco
y arborizado con especies de flora nativa como la palma de cera y pimientos
muelles. Pocos años después, se estableció la línea del sistema de transporte
TransMilenio que lo recorría en gran parte, deteriorando la construcción con el
paso de los buses articulados.
Por un lado Bogotá se presentaba como una
ciudad que pretendía ser moderna y confortable, pero por el otro, no podía dejar
de traslucirse su tremenda desigualdad social, principal razón de todos sus
conflictos.

Un sector del Eje
Ambiental
Cuando
ya el estómago me estaba indicando que había pasado el mediodía, comencé a
buscar un lugar donde tener un suculento almuerzo a un precio
aceptable. Y fue así como me sentí atraída por un lugar que
contenía un mural tan loco como original, que incluía a toda una serie de
imágenes y personajes, de lo más variado. Era lo más parecido a la imagen del
tango “Cambalache”, que decía: “Igual que en la vidriera irrespetuosa de los
cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remache ves llorar
la Biblia junto al calefón...” Y
allí aparecían tanto el TransMilenium como templos, la Muralla China, las Torres
Gemelas, Bin Laden, Pelé, Maradona, el Papa, Gabriel García
Márquez…

Templos, las Torres Gemelas, Bin Laden, Pelé,
Maradona, la Muralla China, el Papa, Gabo…
Pedí un plato tan variado como las imágenes del
mural. Tenía carne de res con papas, bananas, palta y todo acompañado por una
arepa… ¡Sensacional!

Contundente almuerzo en base a carne de
res
Regresé al hotel para hacer una pequeña siesta…
La llamada siesta del reptil, imprescindible para digerir todo lo que había
comido.

Hotel
Dann, en pleno centro comercial de
Bogotá
Ya más tarde, me asomé por la ventana, y todo
continuaba con el mismo ritmo de la mañana…

Avenida 19 desde la ventana de mi habitación
Pero ya respuesta, decidí volver a caminar por
las calles bogotanas…

Una de cal y otra de arena. Áreas ricas y
pobres, a cada paso…
De pronto encontré un cartel que anunciaba la
venta de “hormigas culonas”, que decía así: “Las hormigas culonas constituyen
desde tiempos inmemorables delicioso y nutritivo regalo al paladar. Esta
variedad de himenóptero de color amarillo oscuro, cabeza gruesa, tórax delgado y
abdomen extraordinariamente abultado con relación al resto de su cuerpo,
provista de grandes tenazas y cuatro alas vistozas (sic); es originaria de una
bien delimitada región de Santander.” Pero yo consideré que se trataba de algo
extravagante y no hice caso al anuncio.

Oferta de hormigas culonas en una cervecería de
Bogotá
Continué deambulando de un lado a otro, por las
laterales y avenidas principales, sin nada que me sorprendiera demasiado, pero
con una calma que no había percibido en los días
anteriores.

Calma durante el día de elecciones
presidenciales
La ciudad tenía un lindo entorno pero lo que no
me agradaba en general era la tensión que sentía en sus calles, salvo en ese día
electoral, donde todo parecía ser diferente.

Muchas familias paseaban por las calles con
absoluta tranquilidad
Todos los latinoamericanos hablamos español,
pero sin duda, no todos utilizamos las mismas acepciones. Y uno de los tantos
ejemplos era el de la palabra “tinto”, que mientras que en Colombia significaba
café, en Argentina se refería al vino.

Oferta de café: TINTO A 700$
colombianos
Aunque muy nublado, se veía el cerro
Monserrate, que daba un lindo marco a la
ciudad.

Cerro Monserrate dando marco a la ciudad de
Bogotá
Y continuando con la caminata, volví a ver otra
oferta de las hormigas culonas, en otro local céntrico, anunciando: “Llegaron
las auténticas hormigas culonas”.

Otra cervecería aseguraba la llegada de las
“auténticas” hormigas culonas
Y ya entonces comprendí que se trataba de algo
habitual en las costumbres del lugar, por lo que ingresé al negocio, y muy
tímidamente pedí probarlas antes de animarme a comprarlas. La persona que
atendía se sorprendió de que nunca las hubiera comido, pero solícitamente me dio
un puñado. Puse algunas en mi boca, y si bien las patas quedaron entre mis
dientes, me parecieron muy sabrosas. A las siguientes, les quité las patas con
mis dedos, y pude disfrutarlas mucho más. Así que compré varios paquetes para
llevar a casa. De hecho, las consumían de la misma manera que en la Argentina se
come el maní, para acompañar cerveza o algún aperitivo. Al regresar a Buenos
Aires, se las ofrecí a familiares y amigos. Los que aceptaron quedaron
encantados; y los demás, no quisieron ni
probarlas.

Las hormigas culonas se consumen tostadas y
quedan muy crocantes
Mientras tanto me fui poniendo al tanto sobre
los partidos y candidatos que participaban de las elecciones. Eran sólo
presidenciables ya que las referidas a los representantes del parlamento habían
tenido lugar tiempo atrás.

Sólo algunas personas mayores habían aceptado
hablar de política
Los candidatos pertenecían al Partido Social de
Unidad Nacional, más conocido como Partido de la U, al Partido Verde, al Partido
Cambio Radical, al Polo Democrático Alternativo, al Partido Conservador
Colombiano, al Partido Liberal Colombiano, a la Alianza Social Afrocolombiana, al Partido
Político Apertura Liberal, y al Movimiento La Voz de la Conciencia.

Como siempre, los más marginados no sabían ni
de qué se trataba
Si bien el escrutinio definitivo llevaría
muchos días más, prontamente se supo que quien tenía mayor cantidad de votos era
Juan Manuel Santos, candidato del partido de la U, aunque no alcanzaría lo
suficiente, debiendo ir a una segunda vuelta (ballotage), junto con Antanas
Mockus, candidato del Partido Verde.
Juan Manuel Santos, sucesor de Álvaro Uribe,
quien no pudo volver a presentarse a pesar de haber intentado modificar la
legislación sin conseguirlo, había declarado un mes antes de las elecciones, en
relación con el bombardeo en Ecuador durante la operación Fénix en la que
murieron un grupo de guerrilleros, un ecuatoriano, estudiantes mexicanos de la
UNAM y el jefe de la guerrilla de las FARC, Raúl Reyes: “… me siento orgulloso
de haber tomado esa decisión y lo hice junto al presidente Uribe”. Santos fue
quien autorizó dicha operación como ministro de defensa y en la que resultó
controversial que las fuerzas militares colombianas hubieran invadido territorio
ecuatoriano.
Santos hubiese sido al último candidato que yo
hubiera votado, y si bien puede decírseme que no soy quien para opinar sobre los
gobernantes de otros estados, de hecho, tienen incidencia en las políticas a
llevarse a cabo en mi propio país.
Ana María
Liberali