La frontera México – Estados Unidos ¿un tema
tabú?
Alfredo Cesar
Dachary
La frontera de México con Estados Unidos es una
de las zonas limítrofes terrestres más largas de América - con 3,141 km de
extensión -, la que tiene el mayor tráfico de gente y mercancías legales e
ilegales y un mundo de alta complejidad que marca, en parte, la relación
histórica entre ambos países.
En el mes de junio de este 2013 se aprobó, como
“costo” de la nueva ley de inmigración, un adéndum que va camino a fortificar y
militarizar la frontera entre ambos países. El hecho no ha sido prácticamente
comentado en la prensa tradicional y la televisión pública y en mínima escala
por el gobierno federal, lo que no ocurre fuera del país ni a nivel de la prensa
electrónica libre de ataduras oficiales.
El hecho es muy grave y tiene tras sí una larga
historia, que no se puede ocultar por eso de mantener las buenas relaciones. En
este caso, hay cuatro intelectuales reconocidos en México que opinan del caso y
que han sido muy publicitados porque sostienen tesis muy serias sobre lo
ocurrido, lo que lo antecede y lo
que vendrá.
Para el historiador Enrique Krauze, este tema
“despierta los recuerdos, más ominosos de nuestra historia”. Agregando, que es
un agravio, uno más de la lista que arranca en 1846 con la guerra de los dos
países, provocada por la sed territorial de Estados Unidos.
No cabe duda que el enfoque es el correcto, ya
que cuando Estados Unidos duplicó su territorio a través del despojo a México,
la compra de la Luisiana a los franceses y la negociación de la península de La
Florida con los españoles, ya mostraba su verdadero rostro y sus reales intenciones
imperiales.
Pocos años después, abre un nuevo ciclo de
expansión lo que le permitirá, bajo condiciones diferentes, apropiarse del
archipiélago de Hawái, Filipinas, ocupar Cuba, como primera parte de un raid en
el Caribe, que cierra el círculo con el apoyo a la burguesía panameña para que
se declaren independientes de Colombia dando lugar al “nacimiento de Panamá”.
Pero esa maniobra de Estados Unidos se pagó inmediatamente con la concesión por
100 años para poder construir el canal del mismo nombre.
En un enfoque muy similar responde Jorge
Castañeda, ex Canciller de México, quien afirma que es un agravio para México,
la fortificación y militarización de la frontera, porque son medidas que
difícilmente se toman entre países que son “amigos, aliados y vecinos”. Esto
traerá como consecuencia mayores riesgos para los que quieran cruzar sin papeles
-la gran mayoría- y mayores precios para los “polleros” que hacen pasar gente.
Castañeda toma tres adjetivos, que parecen no
figurar en el diccionario de las relaciones internacionales de Estados Unidos.
Los amigos son los países, que no responden a sus agresiones, y por ello el
presidente Peña Nieto, no contestó en el momento y luego a través de su
Cancillería saca una respuesta tibia, que no está a la medida de la ofensa ni a
la altura de un país con una larga tradición de prestigio en las relaciones
internacionales, que ya se está borrando ante el dominio de una Cancillería de
mediocre accionar.
México es el socio del Tratado de Libre Comercio
junto con Canadá, pero es el socio pobre con mucho territorio y muchos recursos,
comenzando por el petróleo y el gas. Por ello es el único caso de un tratado de
libre comercio donde los ciudadanos del país aliado y socio son tratados como
enemigos, peligrosos, no confiables y creadores de una situación crítica, aunque
la causa de las drogas sea el consumo elevado de los ciudadanos de Estados
Unidos.
La militarización de la frontera, que llegará a
tener un muro de más de 1,200 km de largo y una policía fronteriza de cuarenta
mil personas, el mismo número de efectivos que cuidan la frontera más
conflictiva de Asia y el mundo, la que divide a las dos Corea, es un agravio sin
justificación y sólo basado en una doble situación que los ha llevado a
plantearla.
Primero, buscar responsables de la crisis y
pérdida sistemática de la hegemonía de Estados Unidos, entre los ilegales que
trabajan en negro, que es una manera de hacer recaer la culpa de los grandes
bancos y Wall Street en los más pobres, que son al final el fruto de esta
trágica situación.
Segundo, la sociedad norteamericana con un bajo
nivel intelectual y de conocimiento del mundo, requieren siempre de enemigos
visibles o “demonios” para poder saber contra quien luchan, y ésta es una guerra
más que debería haberse dado en territorio norteamericano, lugar del consumo
masivo de las drogas, pero se da donde se produce y se mueve que es en la
periferia.
Héctor Aguilar Camín, historiador y novelista de
gran reconocimiento, sintetiza su pregunta sobre la respuesta de Estados Unidos
a la nueva ley migratoria y a sus medidas iniciales de militarización de la
frontera de la siguiente manera: “Raymond Aron escribió que Estados Unidos es
una República Imperial. La reforma migratoria que el Congreso estadounidense
procesa es hija de la república. El muro de mil kilómetros y los 20,000 policías
adicionales que acompañan a esta reforma son hijos del imperio. La democracia
republicana quiere legalizar sus inmigrantes. La arrogancia imperial quiere
criminalizarlos”.
Esta es una visión novedosa aunque entrampada en
la propia ideología del que la fórmula, ya que puede haber una dualidad en un
estado imperial en una potencia hegemónica, la república es la forma, el imperio
es el fondo. Así la lucha por los derechos humanos es el verso y la base de
Guantánamo son el cuadro tétrico de una psique decadente. La invasión a
Afganistán, un país casi feudal, en nombre de la guerra antiterrorista es el
discurso, la masacre de miles de personas es la realdad hecha historia del
agravio.
Cuando hay un Sheriff que su mayor orgullo es
cazar mexicanos, o policías fronterizos que matan niños que juegan en el límite
territorial y el Estado se calla o la respuesta es tímida, no se trata de
problemas internos de un país sino de la vigencia de los derechos universales
del hombre y el respeto a la vida, en este caso, los millones que llegan a la
frontera son un número, los que mueren estadística y los que pasan, potenciales
delincuentes.
Sergio Aguayo, reconocido intelectual mexicano,
profesor del Colegio de México, define la situación con una frase contundente:
“Nuestros gobernantes tienen el corazón de vasallo”, y luego agrega que lo que
ocurrió es un agravio, de un vecino que por considerarse excepcional, actúa de
manera unilateral.
La falta de una respuesta contundente y el
regreso a la política internacional al servicio de Estados Unidos, hoy en
Alianza del Pacífico, frente a la UNASUR y al Mercosur, ha terminado por
consolidar el ciclo que inicia Carlos Salinas de Gortari de una política acorde
a los intereses imperiales, que ha dejado a México fuera del campo de las
alianzas de América Latina, especialmente en el
sur.
Para Julio César Almanza Armas, Presidente de la
Federación de Cámaras de Comercio (FECANACO) del Estado de Tamaulipas, la nueva
enmienda no sólo militariza la frontera sino establecería dos sistemas, uno
obligatorio para verificar empleos, llamado E-Verify y otro para monitorear la
entrada y salida de las personas que entran al país con visas. Los residentes
fronterizos estamos de acuerdo en tener una visa para entrar a Estados Unidos,
pero no queremos que ese país también nos ponga a checar salidas ya que es la
estrada a nuestro país, México.
De la propuesta aprobada por el Senado de Estados
Unidos se deduce que habrá una media de doce policías por kilómetros de
frontera, los cuales operarán un equipo de control muy sofisticado que incluirá
los famosos Drones o aviones sin piloto en la vigilancia y control del
movimiento de personas en la frontera.
Organizaciones de defensa de derechos de
inmigrantes en la frontera pidieron el sábado que se evite la “militarización”
de la frontera, por considerar que causará un alto número de muertes y abusos de
autoridad.
El grupo Ángeles de la Frontera, a través de su
fundador Enrique Morones, lamentó los términos en los que ha sido aprobada la
reforma migratoria en el Senado de Estados Unidos, por lo que sostuvo que las
medidas para reforzar la Patrulla Fronteriza son “decepcionantes” y en vez de
militarizar la frontera se debería optar por una combinación de las propuestas
del “acta de sueños” como cambiar las leyes de trabajo, incrementar el número de
visas, que no deberían ser sólo para los trabajadores con mucha educación
universitaria, sino para todos.
Este es el escenario que plantea Estados Unidos
de uno de sus principales socios, ¿cómo sería si la frontera fuera con país
enemigo? Una forma de menosprecio a las relaciones bilaterales que seguirá
existiendo en la medida en que la docilidad oficial transforme las quejas en
simples formulas diplomáticas y
no en acciones concretas.
alfredocesar7@yahoo.com.mx