Asunto: | NoticiasdelCeHu 453/13 - Crisi y geografía - David Harvey: el regreso de l marxismo y del pensamiento crítico | Fecha: | Miercoles, 17 de Julio, 2013 20:07:16 (-0300) | Autor: | Noticias del CeHu <noticias @..............org>
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453/13
Crisis y geografía
David Harvey: el regreso del
marxismo y del pensamiento crítico
Razmig Keucheyan, ContreTemps
Jaque al
neoliberalismo
9/12/12
Hay
una paradoja David Harvey, que nos informa a la vez sobre la obra de Harvey, y
sobre la situación de la crítica teórica y política contemporánea /1. David
Harvey es en el momento actual uno de los teóricos críticos –era geógrafo de
formación- más conocidos. Sus obras están traducidas en varias lenguas, sus
teorías son discutidas por los cuatro rincones del mundo. La influencia de sus
trabajos se ha hecho notar, además de en la geografía, en numerosas disciplinas,
como la sociología urbana, la historia social, o también la economía
política.Sin
embargo, Harvey pertenece a una corriente hoy minoritaria en el pensamiento
crítico contemporáneo, es decir, el marxismo. Tras su primera obra consagrada a
la epistemología de la geografía (Explanation in Geography, 1969), en la que
defiende una perspectiva “positivista”, Harvey no ha dejado de afirmar su
voluntad de proseguir, actualizándola, la “crítica de la economía política” de
Marx. Da fe de ello de la forma más brillante el imponente libro titulado Limits
to Capital, publicado en 1982. Por otra parte, se puede señalar que Harvey
dialoga en lo esencial en su obra con el propio Marx, con el Friedrich Engels de
La situación de la clase obrera en Inglaterra, pero no con la tradición marxista
que vino a continuación. Lenin, Gramsci, Bujarin, Trotski… están relativamente
poco presentes en su obra. Respecto a esto, la referencia a Rosa Luxemburg y a
su concepción de la acumulación del capital en El nuevo imperialismo (2003),
cuando Harvey elabora su teoría de la “acumulación por desposesión”, es algo
excepcional. La
constatación de la que se puede partir es pues la siguiente: uno de los
pensadores críticos más discutidos y celebrados en el momento actual pertenece a
una corriente minoritaria del pensamiento crítico contemporáneo. ¿Cómo
comprender esto?Durante
cerca de un siglo, digamos desde finales del siglo XIX al último tercio del
siglo XX, el marxismo fue el principal lenguaje en el que se enunció la protesta
política. Fue la “columna vertebral” del pensamiento crítico, presente en todos
los sectores, desde la economía al feminismo, pasando por la teoría de la
cultura o los planteamientos críticos de la cuestión racial. Por supuesto, la
influencia del marxismo no fue la misma en todas partes, su profundidad fue
variable según los países y movimientos. Por otra parte, el marxismo se ha
caracterizado siempre por una gran diversidad, tanto que los tipos de marxismo
dominantes según las regiones y las épocas no han sido los mismos. Sin embargo,
esta corriente ha sido hegemónica durante cerca de un siglo, y esto no solo en
el movimiento comunista (en el sentido amplio), sino también por ejemplo en la
socialdemocracia, que no ha dejado de emplear las categorías del marxismo,
combinándolas con las del keynesianismo. Hoy,
naturalmente, el marxismo continúa existiendo. Se puede incluso defender la idea
de que en el plano de la sofisticación teórica, nunca ha sido tan interesante
como en el momento actual. En el terreno del análisis económico, los trabajos de
pensadores como Robert Brenner o Giovanni Arrighi –con quien Harvey ha
colaborado estrechamente, y con el que ha publicado una apasionante entrevista
en la New Left Review en 2009, poco antes de la muerte de Arrighi /2- no tienen
equivalentes. En materia de historia de las ideas, raros son los autores que
pueden rivalizar con la erudición y el sentido de los problemas de un Perry
Anderson. En el terreno de la historia social y de la geografía, autores como
Mike Davis y el propio Harvey son muy estimulantes. En ciencias políticas y en
teoría de las relaciones internacionales, Benedict Anderson, Robert Cox y Leo
Panitch, en estilos diferentes, escriben cosas apasionantes. Habría también que
evocar, para ser completo, todo el continente de los autores “postmarxista” y
“paramarxistas”: Etienne Balibar, Alain Badiou, Ernesto Laclau, Jacques
Rancière, que aún tomando distancias más o menos grandes con el marxismo,
continúan siendo influidos por él.Solo
que, si es más apasionante que nunca, el marxismo ha perdido la hegemonía
intelectual de que disponía anteriormente sobre la izquierda. No es ya el
lenguaje dominante en el que se enuncia la contestación. Por primera vez en su
historia, se inscribe en un modo minoritario en un conjunto más amplio de
teorías que hay que llamar, a falta de algo mejor por el momento, el
“pensamiento crítico”, una expresión vaga donde las haya. Lo que domina en el
seno de este último (en Francia igual que en otras partes), es una forma de
sincretismo “postestructuralista”, compuesto de conceptos que provienen de las
obras de Foucault, Deleuze, Lacan, Baudrillard y algunos otros, y que desde los
años 1980 es la nueva lingua franca teórica del pensamiento crítico a escala
mundial. La obra de François Cusset French Theory propone una penetrante
descripción de esta lingua franca. Este postestructuralismo es por ejemplo
dominante hoy en el seno de corrientes como los estudios postcoloniales o los
estudios culturales, dos corrientes en su origen marxistas, pero que han
evolucionado con el tiempo.Entonces,
¿cómo explicar que en un contexto dominado por este sincretismo
postestructuralista, la obra de Harvey sea a pesar de todo una de las más
reconocidas y debatidas? ¿Cómo comprender que una obra tan alejada de este
sincretismo haya circulado tanto? Se pueden formular dos hipótesis. La primera
es que, anclando firmemente su trabajo en la estela de Marx, Harvey se ha
aventurado en el terreno de problemáticas típicamente postestructuralistas o
“postmodernas". Es particularmente el caso en uno de sus libros, el más
importantes, The Condition of Postmodernity (1990). A la lectura de ese libro,
uno queda chocado por la proximidad temática con otras teorías de la
postmodernidad (la de Jean-François Lyotard por ejemplo), pero también por el
hecho de que Harvey no deja estas problemáticas intactas, las reconfigura de
forma que las adapta a sus opciones teóricas marxistas. La idea de “compresiones
espacio-temporales” (“space-time compressions”) que elabora intenta así
comprender algunos de los rasgos esenciales de la cultura postmoderna. Harvey no
deja sin embargo de poner estos rasgos en relación con una característica
fundamental del sistema productivo capitalista, a saber, la aceleración
constante de la “velocidad de circulación de las mercancías” (la expresión es de
Marx) que necesita. Una
segunda hipótesis es que la atracción por los trabajos de Harvey prefigura una
evolución a venir en el pensamiento crítico, que es la vuelta al marxismo.
Cualesquiera que sean los méritos de Foucault, Deleuze, Derrida y de sus
herederos postestructuralistas contemporáneos, la debilidad de esos autores se
encuentra en el hecho de que no dicen nada, o no mucho, sobre el capitalismo
como tal. Más precisamente, no dicen nada, o no mucho, sobre una característica
del capitalismo que nos concierne de forma muy importante, que es su propensión
recurrente a atravesar violentas crisis. Desde la crisis de las subprimes de
2007-2008, hemos entrado en una crisis profunda del sistema, que es la
manifestación de una crisis larvada de larga duración aparecida en los años
1970, y de la que se puede decir que el neoliberalismo ha sido una tentativa
infructuosa de resolverla. La crisis financiera se transmitió en un primer
momento a la economía llamada “real” y esta crisis económica está ella misma a
punto hoy de contaminar el campo político en su conjunto, como se constata por
ejemplo con la crisis europea. Hemos entrado claramente en lo que Gramsci habría
llamado una “crisis orgánica”, o “crisis del Estado en su conjunto”. Sin
embargo Harvey, desde los años 1970, con otros marxistas contemporáneos, no ha
dejado de interrogarse precisamente sobre las crisis del capitalismo. Su
concepto de “spatial fix”, desarrollado particularmente en Spaces of Capital
(2001) no es otra cosa que una forma de intentar comprender cómo el capitalismo
supera provisionalmente sus crisis. El capitalismo, dice Harvey, no puede jamás
resolver verdaderamente sus crisis. Solo puede desplazarlas en el espacio,
relanzando la acumulación del capital en regiones en las que las relaciones
capitalistas están aún en estado embrionario –hasta la llegada de la próxima
crisis. Estaríamos entonces tentados de demandar a Harvey lo que piensa de este
“spatial fix” muy particular –porque se acompaña de una construcción política
históricamente inédita- que es la crisis de la Unión Europea. En cualquier caso,
que la obra de Harvey encierre una teoría de las crisis sofisticada es lo que la
hace más actual que nunca, y se puede plantear la hipótesis de que los debates
que la rodean irán profundizándose en los años que vienen, a medida que se
profundice la crisis del capitalismo.En
lo que sigue, querría subrayar tres características (entre otras) del marxismo
de Harvey, a fin de señalar su especificidad en relación a otras formas –pasadas
y actuales- de marxismo. En primer lugar, la importancia de Harvey en la
cartografía del marxismo contemporáneo da fe del cambio del centro de gravedad
de los pensamientos críticos en el mundo anglosajón. A partir de los años 1980
alrededor, los pensamientos críticos se convierten en un asunto principalmente
anglosajón, y particularmente estadounidense, por razones que tienen que ver a
la vez con la potencia financiera y cultural de las universidades americanas,
las derrotas sucesivas del movimiento obrero en Europa y evoluciones internas
del marxismo. Esto no significa por supuesto que el marxismo desaparezca de
Europa, y tampoco en absoluto que todos los marxistas que trabajan en los
Estados Unidos son de origen estadounidense. Una de las características de las
universidades americanas es haber absorbido, durante la segunda mitad del siglo
XX, pensadores –particularmente críticos- venidos de los cuatro rincones del
mundo. Es particularmente el caso en el terreno de los estudios postcoloniales,
pero no solo. El hecho de que la carrera universitaria de Harvey, que es de
origen británico, se haya desarrollado esencialmente en la costa este de los
Estados Unidos es una muestra de este hecho.Un
segundo rasgo distintivo de los trabajos de Harvey es su fuerte contenido
empírico. Una de las características del marxismo “occidental” de la segunda
mitad del siglo XX (1924-1968) es su carácter relativamente abstracto. Esta
abstracción es la consecuencia de las relaciones cada vez más distendidas que
los marxistas de esa época mantienen con las organizaciones obreras de su
tiempo. Los principales representantes del marxismo occidental que son en
particular Adorno, Sartre, Colletti, Marcuse, o también Althusser, son todos
filósofos, y a menudo especialistas en epistemología o estética. Las teorías
postestructuralistas que he mencionado, que son la mayor parte de las veces
debidas a filósofos o incluso pensadores que reivindican la apelación de
“teóricos”, vienen a reforzar este “teoricismo” ambiente en los pensamientos
críticos contemporáneos.Harvey
no es ciertamente hostil a la teoría. Sus razonamientos se caracterizan a veces
por impulsos vertiginosos de generalización. Sin embargo, sus análisis están
siempre firmemente anclados en lo empírico, ya sea histórico como en Paris,
capital de la modernidad (2003), económico, geográfico o sociológico. Este apego
a lo empírico es sin duda en parte una herencia de su pertenencia original al
campo de las ciencias sociales, y particularmente la geografía. En todo caso,
este punto acerca a Harvey a la generación de los fundadores del marxismo, de
Marx a Gramsci, pasando por Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo o Trotsky, que en su
mayor parte eran marxistas “occidentales”, prácticos de ciencias empíricas. Es
un elemento suplementario que hace singular su posición en el campo de las
teorías críticas contemporáneas.Una
tercera especificidad de la obra de Harvey es la crítica de la especialización o
de la división del trabajo intelectual que la subtiende. Lo que es llamativo en
esta obra, y que la acerca también en eso a los clásicos del marxismo, es que
ningún sector de la vida social se le escapa. La obra de Harvey incluye, entre
otras cosas, una teoría del capitalismo y de sus crisis, una teoría de la
cultura postmoderna, una teoría de las clases sociales en su relación con las
comunidades territoriales, una teoría del imperialismo, discusiones más
“normativas” sobre la justicia y el derecho a la ciudad –y no cito más. En mi
opinión, el único marxista contemporáneo que hace coexistir los registros y los
terrenos de esta forma, pero de un modo muy diferente a Harvey, es Perry
Anderson, cosa que se ve leyendo por ejemplo su última obra consagrada a la
Unión Europea. Hay pues en Harvey una negativa muy clara a la especialización en
un único objeto.Este
rechazo de la especialización no es una coquetería de intelectuales que
aspirarían a formular una opinión sobre todo. Desde el punto de vista marxista,
hay un fundamento preciso. El capitalismo es una totalidad (contradictoria),
cuya lógica se impone a todos los sectores de la vida social. A fin de
comprenderlo y de combatirlo, es indispensable situar la crítica al nivel mismo
en que opera el capital, es decir precisamente el de la totalidad. La lucha
contra la fragmentación de los saberes es por ello un asunto político de primera
importancia, sin embargo tanto más difícil de llevar a cabo en la medida en que
la división del trabajo intelectual se acentúa con el tiempo, como lo muestra la
historia de todas las disciplinas científicas modernas, ciencias sociales
incluidas. Uno de los aportes decisivos de Harvey es así mostrarnos una forma de
subvertir esta especialización. La geografía, como repite a menudo el autor del
Capitalisme contre le droit a la ville (traducido al francés en 2011 por las
ediciones Ámsterdam), es algo demasiado importante para ser dejado solo en manos
de los geógrafos. Lo mismo podría decirse de todas las formas de
conocimiento.________Notas:1/
Este texto es la versión escrita de la introducción a una conferencia de David
Harvey en la universidad de Nanterre organizada el 21 de noviembre de 2011 por
la revista Justice sociale/Social Justice y el polo interdisciplinario sobre la
ciudad de esta universidad.2/
Ver Giovanni Arrighi, « The Winding Paths of Capital. Interview by David Harvey
», New Left Review, n° 56, mars-avril 2009.Ver
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Harvey - See more at:
http://mamvas.blogspot.com.ar/2011/12/david-harvey-el-regreso-del-marxismo-y.html#sthash.iPlyJwCB.dpuf
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