El ex agente de inteligencia estadounidense, Edward
Snowden, lleva tres semanas atrapado en un limbo legal dentro del
aeropuerto Sheremetyevo de Moscú. En el mismo laberinto aparecen perdidas las
grandes compañías que dominan Internet y que, según los documentos secretos que
este espía hizo públicos, han colaborado con la Agencia de Seguridad Nacional
(NSA) entregando los datos privados de cientos de miles de usuarios. Es
probable que, si no vuelve a abrir la boca, Snowden pronto obtenga asilo en
Rusia.
Microsoft, Google, Apple y Facebook necesitarán
mayor tiempo para recuperar su credibilidad.
El diario británico The Guardian reveló que esas
empresas entregaron millones de bites de conversaciones escritas, audio y video
a la NSA. La agencia, a través del programa Prisma, logra almacenar por al menos
72 horas todas las conversaciones que pasan por “los caños” que mantienen estas
empresas. Después de tres días tienen que borrar los archivos para dar cabida a
los nuevos. Según dijo Snowden a la revista Cryptome, ya se está
trabajando en la ampliación de los sistemas para almacenar y procesar los
metadatos. También aseguró que los agentes tienen acceso a los cables submarinos
que cruzan los océanos y que les da el poder de interceptar cualquier mail que
se genere en el mundo. A esto hay que sumarle los “nudos” de interconexiones que
controlan las grandes empresas de comunicaciones globales, como el enorme
depósito ubicado en el centro de Miami por donde pasa el 80% de los mails que
se envían desde y para América Latina.
Todo este escándalo pone claramente en tela de juicio la
función de Internet. Por un lado, probó ser sumamente eficiente a la hora de
organizar protestas y demandas a través de las redes sociales.
Fue un instrumento de
libertad. Pero las revelaciones del joven espía Snowden lo muestran como el
auténtico Gran Hermano. Un medio muy eficiente para controlar cualquier
disidencia.
En este marco es necesario crear una legislación global por encima
de los gobiernos locales para controlar el sistema y a las empresas que deberían
aclarar a quién están sirviendo cuando ofrecen sus servicios.