Este año marca el aniversario 25 del comienzo de la batalla de
Cuito Cuanavale en el sureste de Angola, en que las fuerzas armadas de la
Sudáfrica del Apartheid se enfrentaron con el ejército
cubano (de cuya “Operación Carlota” Gabriel García
Márquez escribió un impresionante relato
NdR) y las fuerzas angolanas.
El asalto sudafricano "fue frenado abrupta y definitivamente" por
las fuerzas revolucionarias.
El general Magnus Malan escribe en sus memorias que la campaña fue
una gran victoria para las fuerzas de defensa sudafricanas (SADF) pero
Nelson Mandela no podía discrepar más: "Cuito Cuanavale —afirmó— fue el
viraje para la lucha de liberación de mi continente y de mi pueblo del
flagelo del Apartheid".
El debate sobre lo que significa Cuito Cuanavale ha sido intenso,
en parte porque los documentos sudafricanos relevantes siguen
clasificados. Sin embargo, yo he podido estudiar los documentos en los
archivos cerrados cubanos y también muchos documentos norteamericanos. A
pesar de la brecha ideológica que separa La Habana y Washington, estos
documentos relatan una historia que impacta por lo parecida que
es.
Analizamos los hechos. En julio de 1987 el ejército angolano
(FAPLA) lanzó una ofensiva de mayor envergadura en el sureste de Angola
contra las fuerzas de Jonás Savimbi. Pero al ver que la ofensiva estaba
teniendo éxito, las SADF, que controlaban las partes más meridionales del
suroeste de Angola, intervinieron en el sureste. Para principios de
noviembre las SADF habían acorralado las mejores unidades angolanas en el
poblado de Cuito Cuanavale y estaban preparándose para
aniquilarlas.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exigió que las SADF
se retiraran incondicionalmente de Angola, pero la administración Reagan
se aseguró de que esta exigencia fuera una Resolución sin mayor
trascendencia.
El secretario de estado adjunto para África de Estados Unidos,
Chester Crocker, le dijo al embajador de Sudáfrica en Estados Unidos: "la
resolución no reclama sanciones y no plantea ninguna asistencia para
Angola. Esto no es por casualidad sino el resultado de nuestros esfuerzos
para mantener la resolución dentro de determinados límites". (1) Mientras,
las SADF aniquilarían a las unidades elites de las FAPLA.
Para comienzos de 1988, fuentes militares sudafricanas y
diplomáticos occidentales aseguraban que la caída de Cuito era inminente.
Esto significaría un golpe demoledor al gobierno angolano.
Pero el 15 de noviembre de 1987 el presidente cubano Fidel Castro
había decidido enviar más tropas y armas a Angola: sus mejores aviones con
sus mejores pilotos, sus armas antiaéreas más sofisticadas y sus tanques
más modernos. La intención de Castro no era solo defender a Cuito, era
sacar a las SADF de Angola de una vez y para siempre. Más tarde él
describió su estrategia al líder del Partido Comunista Sudafricano Joe
Slovo: Cuba pararía la embestida sudafricana y luego atacaría en otra
dirección, "como el boxeador que con la mano izquierda lo mantiene y con
la derecha lo golpea". (2)
Aviones cubanos y 1 500 soldados cubanos reforzaron a los
angolanos y Cuito no cayó. El 23 de marzo de 1988 los sudafricanos
lanzaron su último asalto de mayor envergadura contra Cuito. Tal como lo
describe el coronel Jan Breytenbach, el asalto sudafricano "fue frenado
abrupta y definitivamente" por las fuerzas conjuntas
cubanas-angolanas.
La mano derecha de la Habana se preparó a golpear. Poderosas
columnas cubanas estaban avanzando en el suroeste de Angola hacia la
frontera de Namibia. Los documentos que nos podrían decir lo que los
líderes sudafricanos pensaron de esta amenaza siguen clasificados. Pero sí
sabemos lo que las SADF hicieron: cedieron terreno. Los servicios de
inteligencia de Estados Unidos explicaron que los sudafricanos se
retiraban porque estaban impresionados por la rapidez y la fuerza del
avance cubano y porque consideraban que un combate de mayor envergadura
"hubiera acarreado grandes riesgos". (3)
Cuando niño en Italia escuché a mi padre hablar de la esperanza
que él y sus amigos sintieron en diciembre de 1941 al oír por radio que
las tropas alemanas habían tenido que abandonar la ciudad de Rostov del
Don. Era la primera vez en dos años de guerra que el "superhombre" alemán
había sido obligado a retirarse. Me acordé de sus palabras —y del profundo
sentimiento de esperanza que ellas conllevaban— cuando leí la prensa
sudafricana y de Namibia hacia mediados de 1988.
El 26 de mayo de 1988 el jefe de las SADF anunciaba que "fuerzas
cubanas y de la SWAPO fuertemente armadas, integradas por primera vez, han
avanzado hacia el sur a unos 60 kilómetros de la frontera con Namibia". El
26 de junio el administrador general sudafricano de Namibia reconocía que
MIG-23 cubanos estaban volando sobre Namibia, un cambio dramático de
aquellos tiempos en que los cielos le pertenecían a las SADF. Añadía que
"la presencia de los cubanos había provocado una oleada de ansiedad en
Sudáfrica".
Sin embargo estos sentimientos de ansiedad no eran compartidos por
los negros sudafricanos: ellos veían la retirada de las fuerzas
sudafricanas como una luz de esperanza.
Mientras que las tropas de Castro avanzaban hacia Namibia,
cubanos, angolanos, sudafricanos y estadounidenses se enfrentaban en la
mesa de negociaciones. Dos puntos eran claves: si Sudáfrica aceptaba la
implementación de la Resolución no. 435 del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas que exigía la independencia de Namibia y si las partes
podrían ponerse de acuerdo sobre un cronograma de la retirada de las
tropas cubanas de Angola.
Los sudafricanos parecían estar llenos de esperanza: el canciller
Pik Botha esperaba que la Resolución no. 435 sería modificada. El ministro
de Defensa Malan y el Presidente P.W. Botha afirmaban que Sudáfrica se
retiraría de Angola solo "si Rusia y sus títeres hacían lo mismo". Ellos
ni siquiera mencionaban retirarse de Namibia. El 16 de marzo de 1988
Business Day informaba que Pretoria estaba "ofreciendo retirarse a Namibia
—no de Namibia— a cambio de la retirada de las fuerzas cubanas de Angola".
Es decir Sudáfrica no tiene ninguna intención de retirarse del territorio
en ningún futuro cercano.
Pero los cubanos habían revertido la situación en el terreno y
cuando Pik Botha presentó las exigencias sudafricanas, Jorge Risquet, que
estaba al frente de la delegación cubana le cayó encima con una tonelada
de ladrillos: "la época de las aventuras militares, las agresiones
impunes, de sus masacres de refugiados ha finalizado". Sudáfrica —dijo—
estaba actuando como si fuera "un ejército vencedor en vez de lo que es en
realidad: un ejército agresor golpeado y en discreta retirada. Sudáfrica
debe comprender que no obtendrá en esta mesa de negociaciones lo que no
pudo lograr en el campo de batalla". (4)
Al terminar la ronda de negociaciones en el Cairo Crocker le mandó
un cable al secretario de Estado George Shultz diciendo que las
conversaciones habían tenido "como telón de fondo la tensión militar
creciente por el avance hacia la frontera de Namibia de tropas cubanas
fuertemente armadas en el suroeste de Angola. El avance cubano en el
suroeste de Angola ha creado una dinámica militar impredecible".
(5)
La gran pregunta era: ¿se detendrían los cubanos en la frontera?
Para obtener una respuesta a esta pregunta, Crocker fue a buscar a
Risquet: "¿Cuba tiene la intención de detener su avance en la frontera
entre Namibia y Angola?". Risquet contestó: "si yo le dijera que no van a
detenerse yo estaría profiriendo una amenaza. Si yo le dijera que van a
detenerse yo le estaría dando un meprobamato y yo ni quiero amenazar ni
quiero darle un calmante, lo que he dicho es que solo los acuerdos sobre
la independencia de Namibia pueden dar las garantías". (6)
Al día siguiente, 27 de junio de 1988, MIG cubanos atacaron
posiciones de las SADF cerca de la presa de Calueque, 11 kilómetros al
norte de la frontera de Namibia. La CIA informó que: "la manera exitosa
con que Cuba ha utilizado su fuerza aérea y la aparente debilidad de las
defensas antiaéreas de Pretoria" subrayaban el hecho de que la Habana
había logrado la superioridad aérea en el sur de Angola y en el norte de
Namibia. Unas pocas horas después del ataque exitoso de los cubanos, las
SADF destruyeron un puente cercano a Calueque sobre el río Cunene. Lo
destruyeron —la CIA opinó— "para dificultar a las tropas cubanas y
angolanas el cruce de la frontera con Namibia y para reducir el número de
posiciones que deben defender". (7)
El peligro de un avance cubano sobre Namibia nunca antes había
parecido tan real.
Los últimos soldados sudafricanos salieron de Angola el 30 de
agosto, cuando los negociadores ni siquiera habían empezado a discutir el
cronograma de la retirada cubana de Angola.
A pesar de todos los esfuerzos de Washington para impedirlo, Cuba
cambió el curso de la historia de África Austral. Hasta Crocker reconoció
el papel de Cuba cuando le dijo en un cable a Shultz el 25 de agosto de
1988: "descubrir lo que piensan los cubanos es una forma de arte. Están
preparados tanto para la guerra como para la paz. Hemos sido testigos de
un gran refinamiento táctico y de una verdadera creatividad en la mesa de
negociaciones. Esto tiene como telón de fondo las fulminaciones de Castro
y el despliegue sin precedentes de sus soldados en el terreno".
(8)
La proeza de los cubanos en el campo de batalla y su virtuosidad
en la mesa de negociaciones fueron decisivas para obligar a Sudáfrica a
aceptar la independencia de Namibia. Su exitosa defensa de Cuito fue el
preludio de una campaña que obligó a la SADF a salir de Angola. Esta
victoria repercutió más allá de Namibia.
Muchos autores —Malan es solo un ejemplo— han tratado de
reescribir esta historia, pero documentos norteamericanos y cubanos
relatan lo que verdaderamente pasó. Esta verdad fue expresada con
elocuencia por Thenjiwe Mtintso, embajadora de Sudáfrica en Cuba, en
diciembre del 2005: "hoy Sudáfrica tiene muchos nuevos amigos. Ayer estos
amigos se referían a nuestros líderes y a nuestros combatientes como
terroristas y nos acosaban desde sus países a la vez que apoyaban a la
Sudáfrica del Apartheid. esos mismos amigos hoy quieren que nosotros
denunciemos y aislemos a Cuba. Nuestra respuesta es muy simple, es la
sangre de los mártires cubanos y no de estos amigos la que corre
profundamente en la tierra africana y nutre el árbol de libertad en
nuestra Patria".
Notas:
1) Secretario de Estado, a la embajada de EE.UU., en Pretoria, 5
de diciembre de 1987, Freedom of Information Act (en adelante
FOIA).
2) Transcripción sobre la reunión del Comandante en Jefe con la
delegación de políticos de África del Sur (Comp Slovo), Centro de
Información de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
3) Abramowitz (Oficina de Inteligencia del Departamento de Estado)
al Secretario de Estado. 13 de mayo de 1988, FOIA.
4) Transcripción no oficial. Conversaciones RPA-CUBA EE.UU.-RSA
(Reunión Cuatripartita) sesión de la tarde del 24-6-88. Archivo del CC, La
Habana (en adelante, ACC)
5) Crocker al Secretario de Estado 26 de junio de 1988.
FOIA.
6) Entrevista de Risquet con Chester Crocker, 26-6-88,
ACC.
7) CIA, South Africa-Angola-Cuba, 29 de junio de 1988. FOIA; CIA,
South África-Angola-Cuba, 1 de julio de 1988, FOIA.
8) Crocker al Secretario de Estado, 25 de agosto de 1988,
FOIA.
Piero Gleijeses es politólogo e historiador italiano,
profesor de política exterior de Estados Unidos en la Escuela de Estudios
Internacionales Avanzados (SAIS) de la Universidad Johns Hopkins, Estados
Unidos. http://www.cubainformacion.tv/index.php/internacionalismo-cubano/48975-25-anos-de-cuito-cuanavale-la-batalla-que-termino-con-el-apartheid
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