Escándalo amoroso en la
terminal de ómnibus de Posadas
A principios del mes de
setiembre de 2005, Emilce Cammarata me invitó a
participar del Seminario-Taller “El Desarrollo Local, Modalidades
y Metodologías de Intervención”en
la Universidad Nacional de Misiones, como parte de las
actividades que estábamos desarrollando en un proyecto
de investigación financiado por la Agencia Nacional de
Promoción Científica y Tecnológica.
Fue una actividad sumamente
interesante por lo interdisciplinaria, ya que tuvimos
visiones de lo más diversas acerca de la problemática
en cuestión. Pero además, compartimos entre los
integrantes momentos muy gratos fuera de las
actividades académicas, probando alguno de los
manjares de la zona como pizza de harina de mandioca o
surubí a la parrilla.
Yo aproveché ese viaje también
para visitar a mi sobrina Tiki a quien no veía desde
hacía tiempo; y a volver a caminar por Posadas, ciudad
por la que sentía un cariño muy especial, no solo por
haber vivido allí, sino por haber nacido Alicia, mi
primera hija, treinta años atrás.
Todo había transcurrido con
absoluta tranquilidad, y ya emprendía el viaje de
regreso. Emilce me acompañó a la terminal, y subí en
el piso de abajo al ómnibus de la empresa Crucero del
Norte.
En los dos asientos de adelante
había dos señores algo corpulentos, con cabello muy
corto, que parecían pertenecer a alguna fuerza de
seguridad. Mientras tanto, una rubia de muy buen
físico, despedía a uno de ellos tirándole besos desde
la plataforma.
Y de repente, otra mujer,
acompañada por dos o tres personas y con un niño en
brazos, se acercó a toda velocidad al micro, subió y
comenzó a insultar a uno de esos hombres.
Cuando uno de los choferes
advirtió la situación, la invitó a que se bajara, pero
ésta solo lo hizo para dejar al hijo al cuidado de sus
acompañantes, para regresar con toda la
furia y comenzar a pegarle con la cartera a su marido
que permanecía impertérrito. Ni los dos conductores
juntos podían contra ella, quienes se ligaron un par
de puñetazos.
Los insultos a viva voz
continuaban, por lo que comenzaron a bajar los
pasajeros del piso superior para ver lo que pasaba. El
micro debía partir y ya llevábamos demasiados minutos
de atraso, por lo que algunos hombres, a quienes al
principio la escena les había causado gracia,
intervinieron y lograron que la mujer bajara.
Una vez que se cerraron las
puertas, ella siguió manifestando su indignación
agrediendo a la rubia que había permanecido absorta
observando el episodio. El marido, lejos de
preocuparse, viendo que “sus dos mujeres” se tiraban
de los pelos, empezó a reírse a las carcajadas.
¡Y allí sí que se armó! Algunas
de las pasajeras sentadas a su alrededor, indignadas
por el proceder de este hombre, también lo increparon
y hasta una de ellas, haciendo una defensa de género,
llegó a escupirlo. Él se secó con un pañuelo, pero no
acusó recibo.
A poco de andar, el ómnibus
paró para que bajáramos a cenar. Todos pensamos que
iba a quedarse a bordo. Pero todo lo contrario, ocupó
una mesa con su compañero y permaneció sin inmutarse a
pesar de todos los comentarios en voces altas y bajas,
que se hicieron durante la comida.
Entonces, algunas mujeres
decidieron vengarse por lo acontecido, no dejándolo
dormir en todo el viaje. Y fue así que, a pesar de que
el destino de su viaje iba a ser Buenos Aires, al
llegar al sur de Entre Ríos, le pidió a los choferes
que le permitieran descender lo antes posible. Y las
malas lenguas murmuraron que tal vez en la terminal de
Retiro, lo estuviera esperando alguna otra amante.
Ana María Liberali
__________ Información de ESET NOD32 Antivirus, versión de
la base de firmas de virus 8194 (20130404) __________
ESET NOD32 Antivirus ha comprobado este mensaje.