NCeHu
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Árabes y
occidentales pierden en su apuesta por debilitar a Hamás en Gaza
Alberto Cruz
CEPRID
La Haine,
3/12/12
Los
misiles palestinos con tecnología iraní, no considerados como importantes por
los sionistas al inicio de la ofensiva, han sido determinantes para la victoria
palestina
La reciente agresión a Gaza no hay que
verla bajo el simple paraguas de medios y mensajes ni, aunque sea sangrante,
sobre la muerte y la destrucción que Israel desencadena de forma cíclica. Hay
que verla en términos geopolíticos. ¡Otra vez la geopolítica! No ha tenido nada
que ver con el intento de Netanhayu de asegurarse la victoria en las elecciones
de enero, ni el hacerse valer ante la nueva Administración Obama. Sólo han sido
asuntos secundarios. En realidad, Israel ha servido de punta de lanza de la
decisión árabe-occidental para debilitar en la Franja a Hamás, inmerso en la
elección de su Buró Político en el que la batalla por el control de la
organización está siendo cruenta (en términos literarios).
Aunque aún no se conoce en todos sus
extremos, será el actual segundo de a bordo, Mousa Abu Marzouk, quien pase a
dirigir la organización mientras que el nuevo segundo será Ismail Haniye. Es
decir, Gaza adquiere un claro poder dentro de Hamás y ese poder había que
debilitarlo antes de que se hiciese lo suficientemente fuerte como para
controlar toda la organización. Este ha sido el objetivo encubierto de la
reciente agresión a Gaza y de ahí la destrucción de la práctica totalidad de las
estructuras administrativas y comunicacionales de Hamás, además del pretendido
“debilitamiento” militar de la organización.
Este nuevo equilibrio de poder es
consecuencia del estado actual de Hamás, claramente dividido entre dos sectores:
interior (Territorios Ocupados) y exterior (exilio). Si bien desde hace algunos
años Hamás viene realizando una serie de movimientos tendentes a un abandono
progresivo de la lucha armada, las revueltas árabes (que no revoluciones) y el
papel protagonista que han asumido en ellas las monarquías del Golfo, cooptando
dirigentes y comprando voluntades, están influyendo decisivamente en la
organización. Tanto Jaled Meshal, actual jefe del Buró Político, como Ismail
Haniye, uno de los líderes con más peso dentro de la Franja, han realizado giras
diferentes por los países árabes (Túnez, Egipto, Jordania, Bahrein, Kuwait y
Qatar) intentando lograr reconocimiento político y financiación además de un
apoyo concreto a sus respectivas posturas. Meshal es partidario de una
“refundación” de Hamás para convertirse sólo en partido político en la órbita de
los Hermanos Musulmanes, abandonando de forma definitiva la resistencia armada,
acercándose a Fatah y separándose del “eje de la resistencia” que componen ahora
junto a Hizbulá, Siria e Irán. Lo que hay detrás de este viraje es, simple y
llanamente, el reconocimiento de Israel. Haniye, por el contrario, considera que
no hay que hacer concesión alguna mientras Israel continúe con el bloqueo a
Gaza.
El movimiento de Meshal fue muy fuerte
y, al estar apoyado política y económicamente por los países del Golfo (de forma
especial Qatar), Haniye se vio obligado a hacer concesiones evidentes tanto en
aspectos de política exterior (criticando con dureza a Siria) como en aspectos
internos (aceptando el acuerdo de unidad a que llegó Meshal con el presidente
palestino, Abbas), pero la correlación de fuerzas dentro de Gaza le hizo ser
mucho más moderado a su regreso de esa gira y al comprobar hasta dónde había
llegado Meshal en sus propuestas de cambio de rumbo (1).
Por ejemplo, en lo referente a la
relación con Irán. Mientras que el exterior no sólo ha roto la alianza con Siria
sino que se ha echado en brazos de las monarquías del Golfo para recibir dinero
y reconocimiento (y, por ahora, sólo parabienes desde Occidente), el interior
–sin rechazar las críticas al gobierno sirio- se ha cuidado muy mucho de hacer
lo mismo y ha ido más lejos en sus viejas alianzas, hasta el extremo de firmar
en septiembre protocolos y acuerdos de cooperación con Irán en aspectos
políticos y militares que ahora se reconocen por parte iraní –Mohamad Ali
Jafari, responsable del Cuerpo Iraní de Guardianes de la revolución Islámica- al
manifestar que han suministrado a Hamás “la tecnología necesaria para producir
rápidamente misiles de largo alcance, sin necesidad de suministros directos”
(2).
Esta es la razón por la que en esta
reciente agresión a Gaza han aparecido misiles, mejor o peor utilizados, como el
FAJR-5 que tanto han asustado a los israelíes de Tel Aviv y Jerusalén y que
suponen un cambio cualitativo en la correlación de fuerzas. Algunos les han
calificado casi como misiles de juguete, pero a los sionistas y a sus
sostenedores, árabes incluidos, no les ha cabido duda alguna que esta sorpresa,
no considerada al inicio de la ofensiva, ha sido determinante para que no se
haya ido más allá. El propio Meshal, al referirse al acuerdo de alto el fuego
durante la rueda de prensa que le sancionó en El Cairo, ha tenido que reconocer
el papel de Irán en la resistencia de Hamás y la Yihad Islámica y la capacidad
de respuesta que han tenido las organizaciones palestinas en esta
ocasión.
El que Meshal haya mencionado de forma
expresa a la Yihad Islámica indica el peso que esta organización ha tenido en la
resistencia a la agresión israelí. La Yihad Islámica se había venido
distanciando cada vez con mayor claridad de Hamás no sólo en la política
palestina, sino anunciando que no tiene la menor intención de integrarse en una
OLP refundada –uno de los aspectos que se incluyen en el acuerdo entre Hamás y
Fatah-, sino en la política exterior. Su principal dirigente, Abdulá Ramazan, ha
viajado repetidas veces a Teherán y condenado la injerencia extranjera en Siria.
Su protagonismo en Gaza no deja de crecer y esta es la razón por la que en la
rueda de prensa en la que se dio a conocer el acuerdo de tregua también estuvo,
junto a Meshal, su secretario general Ramazán. Y es que, otro de los factores
que tampoco se han tenido en cuenta en esta agresión ha sido la confluencia y
unidad de acción que se ha producido entre Hamás, Yihad Islámica y el FPLP (las
Brigadas Abú Alí) para confrontar la agresión israelí.
Elucubrando sobre esta confluencia, tal
vez no sería aventurado decir que hay un reparto de papeles: Hamás, que
gobierna, se puede encargar de mantener buenas relaciones con los países
vecinos, en especial Egipto, para facilitar el levantamiento del bloqueo o
aliviar a la población que sufre por el mantenimiento del mismo mientras que la
Yihad cubre el flanco de mantener vivo el “eje de la resistencia”. Estamos ante
la estrategia de las dos piernas, la política y la resistencia, aunque está por
verse si este equilibrio se mantendrá en el futuro.
Se puede discutir si los misiles que
han utilizado ahora las organizaciones palestinas representan o no un peligro
para Israel en el aspecto militar en el corto plazo, pero no sobre que sí lo son
en el aspecto psicológico puesto que han creado un estado de pánico inhabitual,
muy similar al que ya vivió la entidad sionista por primera vez en 2006 durante
la guerra contra Hizbulá. Y, lo más importante, en el aspecto político dado que
han mostrado a la sociedad árabe, ya convulsa, que Palestina sigue ocupada y que
la resistencia a esa ocupación continúa.
Los árabes, contra
Hamás
Esto molesta a muchos líderes árabes,
que ven a Hamás (y, sobre todo, a Hizbulá) como una pesadilla. Ambas
organizaciones les ponen ante el espejo y dejan bien a las claras que estos
gobiernos árabes, viejos o nuevos, no son enemigos de Israel. La postura
adoptada por estos gobiernos, viejos o nuevos, con Libia o Siria es lo
suficientemente clarificadora como para que no haya duda alguna sobre ello.
Armar a los libios o a los sirios sí, a los palestinos no. Como tampoco llevar
el tema a la Liga Árabe y de ahí a la ONU, como sí han hecho con la Libia de
Gadafi o la Siria de Al-Assad.
Un recorrido por la prensa árabe es lo
suficientemente elocuente como para certificar el miedo que sienten estos
regímenes, incluida la Autoridad Palestina, frente a este tipo de organizaciones
a quienes achacan, además, sus vínculos con Irán: “Los cohetes de Hamás son
modestos, primitivos e ineficaces militarmente y sirven los intereses de Israel
en su cálculo ganancia/pérdida, al tiempo que obligan a la comunidad
internacional a permanecer en silencio” (3); “Jaled Meshal es el más realista y
razonable de los líderes de Hamás, a pesar de que no tiene ninguna influencia
sobre los líderes [de Hamás] de Gaza, [que están] controlados por Irán en sus
decisiones y orientaciones. Para Irán la guerra de Gaza es como un regalo del
cielo” (4); “Hay que buscar a Irán detrás de todo lo que sucede [en Gaza], juega
un papel devastador en la arena árabe explotando las tensiones en la región
durante las revoluciones de la primavera árabe con el fin de calentarla y
hostigar a Tel Aviv y Washington” (5).
La sorpresa en estos regímenes fue
mayúscula, al igual que la preocupación: Israel vuelve a estar en el centro del
corazón de la calle árabe, no Irán. Eso lo logró Hizbulá en 2006 y lo ha vuelto
a poner de manifiesto Hamás. La organización palestina también mantiene, por el
momento y en lo referente a Gaza, su apuesta por la resistencia y se ha
convertido en una poderosa fuerza de combate si llega el caso. Las repercusiones
geopolíticas de ello son inconfundibles y eso explica el por qué ha exigido en
el acuerdo de tregua el levantamiento del bloqueo a Gaza, parcialmente
conseguido pero una cuestión que nunca había sido aceptada por
Israel.
El acuerdo especifica que debe
producirse "la apertura de los cruces (en Gaza) y facilitar el movimiento de
personas y la transferencia de bienes y abstenerse de restringir los movimientos
libres de los residentes de zonas fronterizas”. Es decir, los productos básicos
como medicamentos, combustible y otros bienes necesarios tienen que entrar en la
Franja sin problemas. Junto a ello, Israel se ha tenido que comprometer a
reducir las restricciones que impone a los palestinos en materia de pesca y
agricultura en la Franja de Gaza. A partir de ahora los pescadores podrán faenar
a una distancia de 6 millas de la costa (hasta ahora era de 3) y los
agricultores pueden trabajar en la zona más próxima a la frontera con Israel,
hasta ahora prohibido (6).
Las explicaciones para esta concesión
son varias, desde la de quien argumenta que Obama ha logrado doblegar a
Netanhayu tras su apoyo expreso a los republicanos hasta quienes argumentan que
EEUU ha visto en esta ocasión la posibilidad de recuperar el terreno perdido en
Oriente Próximo alentando el papel mediador de Egipto que, a su vez, había
indicado su disponibilidad a cuestionar el Acuerdo de Paz que mantiene con
Israel desde 1975 si se producía la invasión de Gaza. Pero, en cualquier caso
todos estos movimientos se produjeron tras la sorpresa de los misiles, el claro
determinante de la cuestión.
Sea como fuese árabes y occidentales,
incluyendo a Israel, han sido incapaces de debilitar a Hamás dentro de la
Franja, lo que repercutirá en el futuro devenir de la organización. Además, hay
un hecho innegable y es que Hamás ya está en el primer plano político para
quedarse y hay que contar con esta organización para cualquier solución en
Palestina. Por eso hasta el pusilánime Mahmoud Abbas, que en la matanza que
Israel desencadenó en Gaza en diciembre de 2008-enero de 2009 apostó por la
misma para lograr el derrocamiento de Hamás, ahora ha tenido que reconocer “la
victoria y firmeza del pueblo para afrontar la agresión” (7) y reclamar apoyo
tanto de Hamás como de la Yihad Islámica en la aventura del reconocimiento de
Palestina como estado observador en la ONU.
El sector de Hamás que representa
Haniye ha salido claramente reforzado tras esta reciente agresión israelí,
mientras que Meshal ha tenido que reconocer lo evidente y la patética Autoridad
Palestina se ha hundido un poco más en el profundo pozo de la irrelevancia. Se
entiende la sensación de victoria que se vive en Gaza. Netanyahu no mencionó ni
una sola vez la palabra “victoria” en la conferencia de prensa en la que dio a
conocer el acuerdo de tregua, lo que sí hicieron él y sus ministros y generales
cuando la agresión del 2008-2009. La diferencia entre ambas situaciones está en
los misiles, el factor sorpresa para el que no estaban preparados ni ellos ni
sus aliados, occidentales y árabes. La realidad política es, en estos momentos,
bastante intimidante para ellos.
Notas:
(1) Alberto Cruz, “Adiós, Palestina, adiós: la lucha por el poder
en Hamás” http://www.lahaine.org/index.php?p=60343
(2) Ria Novosti, 22 de noviembre de 2012.
(3) Al-Jazirah (Arabia Saudita), 21 de noviembre de 2012.
(4) Al-Hayat Al-Jadida (vinculado a la Autoridad Palestina), 19
de noviembre 2012.
(5) Al-Sharq Al-Awsat (Londres, de obediencia saudita), 20 de
noviembre de 2012.
(6) Reuters, 24 de noviembre de 2012.
(7) Al-Quds Al-Arabi (Londres), 23 de noviembre de 2012.
CEPRID