Asunto: | Re: NoticiasdelCeHu 334/12 - Argentina: CK, un discurso reaccionario (Rolando Astarita) | Fecha: | Domingo, 15 de Julio, 2012 13:24:11 (-0300) | Autor: | Esteban Mercatante <estebanm1870 @.....com>
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En respuesta a: | Mensaje 14406 (escrito por Vicente Di Cione) |
Vicente, te prevengo de otra "enfermedad", senil, que es la del conformismo, en tu caso pretender convencer de que lo mejor que puede esperarse es este gobierno que apenas ha "derramado" con algunas políticas muy moderadas una partecita de todos los recursos que amasó gracias al ajuste de 2002, mientras pagó generosamente la deuda y fue socio (sí, socio) del boom sojero que le dio amplios recursos, así como se benefició ampliamente de un crecimiento que más que a cualquier "modelo", se debe al formidable incremento de la ganancia capitalista que permitió la caída del salario de 2002. Desde el PTS -ni desde el FIT- hay ningunas ilusiones con el Moyanismo, pero mucho menos con un gobierno que se peleó con este burócrata porque no le garantiza un acompañamiento ciego de las políticas de ajuste contra el salario, las cuales vergonzosamente se hacen aduciendo "privilegios" de los asalariados en un país donde la renta financiera, o la de las mineras amigas del gobierno que destruyen los glaciares, no están gravadas. Pensalo, fijate cuál es la "enfermedad" que hoy muestra los peores achaques.
Les comparto a todos el último editorial de La verdad obrera. INTERNA PERONISTA, RUPTURA DE LA CGT Y LUCHA DE CLASES
Los frentes de tormenta del kirchnerismo
Fecha: Jueves 12 de julio de 2012 Por: Ruth Werner
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La crisis política entre el gobernador bonaerense y la Casa Rosada viene escalando. Y lo seguirá haciendo mientras Scioli no baje sus pretensiones presidenciales. Largada la carrera por su sucesión, Cristina pelea contra el peronismo y por el peronismo. “Contra el peronismo”, ya que dispara a los que se le oponen, como Scioli y Moyano; “por el peronismo”, porque no se trata de romper el PJ sino de doblegar a gobernadores o intendentes, que puedan querer pasarse a la oposición.
Desde la provincia más importante del país, Scioli busca aglutinar las quejas de varios dirigentes pejotistas contra la dependencia del Ejecutivo y la injerencia de “La Cámpora”. La coalición gobernante corre el peligro de estrecharse al calor de esta guerra y reafirma a la vez el riesgo, para la gobernabilidad de la república burguesa, de que una interna peronista siempre puede decantar en crisis nacional. Con la oposición patronal desdibujada, el kirchnerismo cumple el papel de ser gobierno mientras otro sector peronista se prepara como recambio gubernamental.
En esta guerra uno y otro bando se disputan base social. La tensión se traslada a los intendentes que dependen de los recursos nacionales y provinciales. La inquietud alcanza a los gobernadores, apretados ante la amenaza de los retiros de fondos que provee el Estado. En esta salsa de la “realpolitik” las lealtades se cocinan según las conveniencias dinerarias. Por estos días, Darío Díaz Pérez, intendente de Lanús, hizo su “numerito” defenestrando al gobernador y haciendo público que CFK quiere que Scioli se vaya de la provincia. En respuesta crecen los rumores de que el gobernador busca incorporar a Lavagna como mega asesor económico. Moyano se alistó incondicionalmente con Scioli denunciando como “destituyente” a la conspiración cristinista contra el gobernador, argumento que Scioli utiliza para victimizarse.
Mientras ellos se pelean, están en juego las condiciones de vida de 550.000 trabajadores estatales y docentes que, al cierre de esta edición, cumplían un paro de 48 horas contra el pago en cuotas del aguinaldo. La medida de lucha se endureció con cortes totales en puntos emblemáticos de la provincia. Pero la respuesta a sus demandas no llega.
La interna peronista se juega con el salario de trabajadores que cobran en promedio $3.000 por mes. Una demostración más del carácter patronal de las distintas alas del peronismo y de los intereses que defienden los dirigentes de la CGT, tanto el opositor Moyano como los “Gordos” e “independientes”, hoy bajo el ala de Cristina Fernández. En la provincia de Buenos Aires se juega una pulseada decisiva para los trabajadores de todo el país. Para que triunfen hay que apoyarlos y exigir un plan de lucha unificado (ver página 5).
Dos CGT, subordinadas al Estado y a los políticos patronales
El martes 10 se reunió el sector antimoyanista que designó al metalúrgico Antonio Caló como candidato a Secretario General a ser votado en un Congreso en octubre. Por su parte, Moyano se proclamará este jueves como líder de la CGT. La ruptura es un hecho y ambas centrales reclamarán para sí el estatus de Central única reconocida.
Detrás de la pelea, en la que la política “sindical” de CFK diezmó de aliados al moyanismo, se vislumbra el objetivo presidencial de imponer una nueva relación con los sindicatos.
El “modelo” sindical peronista se basa en la estatización de las organizaciones obreras, mediante prebendas y corrupción de los dirigentes, que deben garantizar la disciplina y promover la ideología de “armonía” entre las clases. La subordinación al Estado de los sindicatos es además una característica común en el desarrollo, o más correctamente en la degeneración de las modernas organizaciones gremiales. Los grandes grupos capitalistas digitan la vida económica y para hacerlo requieren del auxilio del Estado. De aquí surge la estatización de las organizaciones obreras para convertirlas en dóciles colaboradoras del capital. Las burocracias hacen lo imposible, en palabras y hechos, para demostrar a los patrones, sus políticos y sus gobiernos, que son indispensables y dignas de confianza.
A la subordinación habitual de los sindicatos argentinos al Estado -que incluye el cobro compulsivo de la cuota sindical, el manejo de los burócratas de las obras sociales, la potestad del Ministerio de Trabajo de digitar a las organizaciones obreras y una ley de Asociaciones Profesionales que es un catálogo para perpetuar a los dirigentes-, en los ‘90 se agregó que una parte de la burocracia se hizo partícipe de los negocios capitalistas. Mientras, los trabajadores eran flexibilizados, crecía el trabajo en negro y la desocupación.
Desde 2003, Néstor Kirchner sumó más beneficios para los dirigentes: un aporte “solidario” por convenio firmado y más poder en el manejo de las obras sociales. Moyano fue su hijo privilegiado. El ex presidente lo encumbró para garantizarse gobernabilidad. Así el camionero engordó su gremio de nuevos afiliados, fue reelecto al frente de la CGT en 2007, extendió su poder a hipermercados, transporte de caudales, peajes, granos y amplió su presencia en la rama de combustibles. En cada disputa por encuadramiento de afiliados Carlos Tomada falló a su favor. Hoy para CFK se trata de desandar lo andado y restarle poder. El moyanismo ya perdió el aval de varios gremios gracias a la amenaza de restar fondos a las obras sociales. Pero además, como Cristina incluso desconfía de sus aliados en la nueva CGT oficialista, la política podría apuntar más allá. Se habla del retaceo de $ 12.000 millones de las obras sociales hasta para los sindicatos cristinistas, una caja que ahora maneja la ultra K, Beatriz Liliana Korenfeld, desde la Superintendencia de Servicios de Salud. Seguramente, la Presidenta utilizará estos fondos para amenazar a quien se atreva a sacar los pies del plato. El kirchnerismo utilizará la estatización de las organizaciones obreras, para actuar como un árbitro bonapartista, seguir gobernando y bajarle el pulgar o premiar a quien le jure lealtad y le garantice una baja conflictividad.
Lucha de clases y lucha política
Para los luchadores obreros y populares, para la juventud combativa, está planteado poner en el norte de su militancia, cuatro tareas fundamentales. La primera tiene efectos concretos inmediatos y apunta al triunfo de los trabajadores estatales y docentes que están peleando en la provincia de Buenos Aires. Hay que exigir un plan de lucha unificado en primer lugar a todos los gremios estatales y docentes bonaerenses, a la CGT de Moyano, a la CTA Micheli y a la CTA de Yasky, para acabar con el ajuste de Scioli y CFK, contra el pago en cuotas del aguinaldo, contra la ley de emergencia económica, para que la crisis la paguen los capitalistas. Las otras tres responden a problemas claves de todo el período: por sindicatos sin burócratas, por una asamblea nacional clasista y por un partido de trabajadores sin patrones.
Las perspectivas anuncian a mediano plazo más crisis políticas y un agudizamiento de la crisis económica producto del desgaste del modelo K” y el impacto de la crisis mundial. El hecho relevante es que un sector de los trabajadores ha pasado a la oposición, como se vio en la marcha a Plaza de Mayo convocada por Moyano. Estamos ante un inicio de ruptura política con el peronismo kirchnerista. La pelea por una asamblea nacional clasista, para constituir un polo nacional de lucha consecuente y de organización de todos los sectores antiburocráticos (que podría reunirse en un gran estadio) plantea en el camino la lucha por echar a la burocracia de los sindicatos. Se trata de pelear para que las organizaciones obreras se conviertan en herramientas para la lucha de clases, contra el gobierno, las patronales y su Estado. Para hacerle frente a la crisis capitalista y que paguen los empresarios y no los trabajadores (ver pág 3).
Los burócratas de todas las centrales sindicales juegan para los políticos patronales: Cristina Kirchner, Scioli o el sojero Binner. Para que los trabajadores no sean utilizados a favor de los intereses de sus verdugos, es necesario construir un partido propio, de los explotados, para que sus aspiraciones y objetivos, pesen en la vida política nacional. Estos son los principales desafíos que nos propusimos miles de trabajadores y trabajadoras el 8 de julio en la Conferencia obrera nacional del PTS.
POR SINDICATOS SIN BURÓCRATAS, POR UN PARTIDO DE TRABAJADORES SIN PATRONES
Más de 4.000 participantes colmaron FerroFecha: Jueves 12 de julio de 2012
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El domingo 8 de julio se reunieron en el micro-estadio de Ferro más 4.000 mil compañeros. Convocados por las consignas “sindicatos sin burócratas y un Partido de Trabajadores sin patrones”, participaron trabajadoras y trabajadores - muchos de ellos delegados clasistas – junto a jóvenes y militantes de todo el país, que actúan en 143 sindicatos de 14 provincias.
Ferro ya estaba lleno desde hace un rato. Entonces la conferencia comenzó con la presentación de la Mesa qué la presidiría. Para ello, subieron en primer lugar José Montes, referente de la histórica lucha contra la privatización del Astillero Río Santiago; Raúl Godoy, obrero de Zanon bajo control de sus trabajadores, y diputado electo del Frente de Izquierda y de los Trabajadores en Neuquén; Claudio Dellecarbonara, referente del ala clasista del Cuerpo de Delegados del Subte, y Javier “Poke” Hermosilla, el dirigente de la Comisión Interna de Kraft que encabeza la oposición contra la burocracia de Daer.
Cada una de las presentaciones fue acompañada por los cantos de los miles de trabajadores y trabajadoras presentes, junto a la Juventud del PTS: “Se va a acabar / se va a acabar / la burocracia sindical”. Lo mismo sucedió cuando se presentó a los cerca de 30 dirigentes que se sumaron al escenario.
Un escenario representativo del avance de la izquierda clasista En representación de obreras y obreros de la alimentación de Kraft, PepsiCo, Stani, Felfort y otras de fábricas de la alimentación, subieron dos delegadas y luchadoras por los derechos de las mujeres trabajadoras, Lorena Gentile y Catalina Balaguer.
Hernán “Bocha” Puddu, expulsado por el SMATA Córdoba por defender a los contratados, representó a los obreros automotrices de distintas fábricas que estaban presentes. Eduardo Ayala, dirigente de la agrupación Bordó de gráficos y la comisión interna de Donnelley (ex Atlántida), lo hizo en nombre de gráficos de Cedinsa, Printpack, World Color y otras empresas.
Lo siguieron Guillermo Betancourt y Oscar “Chiche” Hernández, dos destacados luchadores metalúrgicos de Siderca-Campana y Siderar-San Nicolás, que representaban a compañeros de distintas empresas del gremio. Se invitó a subir a la mesa a Flavio Bustillo y Andrés Padellaro, referentes de la lucha contra la tercerización en el Ferrocarril Roca. Fue el momento en que la Juventud del PTS saludó a los compañeros cantando en homenaje a Mariano Ferreyra: “A Mariano Ferreyra lo vamos a vengar / con la lucha y la huelga general”.
Se sumaron Franco Villalba, delegado de Alicorp (ex Jabón Federal) que encabezó la Lista Bordó en las elecciones del Sindicato de Obreros Jaboneros, obteniendo el 37% en las fábricas del Gran Buenos Aires; Carlos Artacho, delegado de base del FOETRA Buenos Aires, acompañado por trabajadores de Telefónica, Telecom, empresas contratistas y call centers.
Carlos “Charly” Platkowski, delegado de LAN Argentina, subió en representación de los aeronáuticos de LAN, HAS, Aerolíneas Argentinas, Pertenecer e Intercargo. Como parte de la importantísima participación de delegados y activistas estatales, subieron al escenario las delegadas de la Junta Interna del INDEC, Ana Laura Lastra y del IOMA de La Plata, Luana Simioni.
Llegó el turno de presentar a las delegaciones que llegaron de otros puntos más lejanos del país. Acompañados por el canto de “aquí están, estos son / los obreros sin patrón”, la delegación de Neuquén, que incluía a obreros ceramistas de Zanon, Stefani, Del Valle, obreros industriales de Aqualic, Papelera Molarsa, textiles, de la fruta, de los Hospitales más importantes de la provincia, y estatales de distintas dependencias, estuvo representada por el compañero Secretario Adjunto del Sindicato Ceramista de Neuquén, Andrés “Chaplin” Blanco, Jorge Medina, dirigente de la lucha de Aqualiq, junto a Yazmín Muñoz y Graciela Frañol, delegadas de ATEN y dirigentes de la Agrupación Negra.
Por la provincia de Tucumán, ocuparon su lugar en la mesa Carlos Melián, delegado de la industria del citrus que vino acompañado de trabajadores de UATRE y la Alimentación, y Verónica Jerez, referente de la memorable lucha provincial de los autoconvocados de la salud.
Desde Jujuy llegó una importante delegación de trabajadores de los ingenios azucareros, de la siderúrgica Altos Hornos Zapla, juntos a estatales, municipales, docentes y trabajadores de limpieza, que fueron representados en la mesa por el delegado de los trabajadores municipales, del histórico SEOM, Alejandro Vilca.
Humberto, joven boliviano, subió como representante de los trabajadores inmigrantes presentes en la Conferencia, ocupados en la construcción, el trabajo doméstico y los talleres textiles. Desde las tribunas comenzó entonces el grito de “la clase obrera es una y sin fronteras”, que contagió todo el estadio. El mismo canto recibió también al dirigente de la fábrica Brukman, obrero textil e integrante de la asamblea Coro Mayta de la comunidad boliviana, Yuri Fernández.
Alicia Navarro Palacios, miembro de la Comisión Directiva de Ademys, se sumó en representación de las docentes de Ademys y UTE de la Ciudad de Buenos Aires, de numerosas seccionales del SUTEBA bonaerense, de la UEPC de Córdoba y de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén.
De la provincia de Mendoza, que participó de la conferencia con una delegación de trabajadores de prensa, obreros vitivinícolas, estatales y docentes, se sumó a la Mesa la delegada docente Nora Brucoleri, quien encabezó la Lista Marrón en su gremio, que obtuvo más del 20% de los votos en las últimas elecciones.
En representación de los participantes de la provincia de La Pampa, se sumó la compañera docente Claudia Lupardo; de la provincia de Entre Ríos, y la delegada también docente Mariana Saint-Paul. Desde Rosario y Villa Constitución, su sumó un trabajador metalúrgico que vino acompañado por docentes y estatales.
Como parte de una delegación de la provincia de Santa Cruz, de trabajadores municipales y docentes, subieron al escenario el minero de Río Turbio Ramón Páez y Estela, empleada municipal. Hernán Perriere, delegado del SUTEBA, hizo lo mismo como parte de la delegación llegada desde las ciudades de Bahía Blanca, Ingeniero White, Puerto Madryn y Tres Arroyos, en representación de la delegación de trabajadores de la UOCRA, Comercio y el Polo Petroquímico. Finalmente, el docente Gustavo Piscini subió al escenario como parte de la delegación de Mar del Plata, que incluyó trabajadores metalúrgicos, telefónicos y de la educación.
Militantes de 14 provincias Por último, desde la mesa, se saludó a los compañeros y compañeras de distintos lugares del país que estaban presentes que, además de los gremios antes nombrados, también incluían a choferes de colectivo de la UTA, trabajadores portuarios, de aguas gaseosas, bancarios, de correos; obreros de la carne, fosforeros, de la industria del vidrio, del plástico, camioneros, de las principales fábricas de la industria del neumático como FATE y Firestone, del emblemático gremio de Luz y Fuerza de Córdoba; jóvenes trabajadores cerveceros, empleados de Comercio, trabajadores del gremio químico, lecheros de ATILRA, trabajadores del casinos, obreros papeleros y compañeras del sindicato de trabajadoras domésticas. Además, se saludó la presencia de referentes de las organizaciones invitadas, entre ellas María del Carmen Verdú y otros compañeros miembros de la Correpi (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional), compañeros de la AEDD (Asociación Ex Detenidos Desaparecidos), y de la Asamblea Popular Carlos Coro Mayta.
Al finalizar la lectura de la lista de participantes, el estadio se unió en un solo canto, “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode”. Con la participación de militantes de 14 provincias que actúan en 143 sindicatos, se daba inicio a la Conferencia Nacional de Trabajadores convocada por el PTS.
En estas páginas reflejamos los principales discursos e intervenciones, los testimonios de los compañeros y compañeras que llegaron desde distintos puntos del país, y las resoluciones de la conferencia.
DESPUÉS DE LA CONFERENCIA NACIONAL DE TRABAJADORESUna nueva etapa con grandes desafíosFecha: Jueves 12 de julio de 2012
Por: Laura Lif y Fernando Rosso
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La masiva Conferencia Nacional de Trabajadores se realizó en un momento de inflexión en la escena política y de la lucha de clases internacional y nacional. El combate de los mineros en el Estado Español evidencia dos cuestiones. Por un lado, la profundidad de la crisis, con un nuevo y brutal ajustazo; y por el otro, la no menos profunda respuesta obrera que retoma las mejores tradiciones de su historia de lucha, pese a los límites que imponen las burocracias sindicales. Nuestros compañeros de Clase Contra Clase del Estado Español están interviniendo activamente en los apasionantes acontecimientos y en la primera fila del combate junto a los heroicos mineros (ver contratapa).
En nuestro país, la combinación de la crisis económica, que golpea con ritmos aún no catastróficos, pero que se hace sentir bajo la forma de una fuerte desaceleración; y las peleas internas de la coalición gobernante, comienzan a tener como resultado los inicios de una escisión y ruptura de sectores de la clase obrera con el gobierno (ver pág. 2).
En este momento particular, la Conferencia reunió a referentes y activistas de lo más destacado de la vanguardia clasista, con fuerza en las principales concentraciones obreras del país. Desde los luchadores del Ingenio La Esperanza en Jujuy, pasando por los trabajadores del citrus de Tucumán, los automotrices de Córdoba, representantes de las distintas fábricas de esa gran concentración del proletariado argentino que es la zona norte del Gran Buenos Aires, de los servicios estratégicos como el subte o el ferrocarril, hasta dirigentes de los mineros de Río Turbio, obreros inmigrantes y una amplia delegación de la vanguardia neuquina, encabezada por los legendarios ceramistas (ver pág. de 7 a 13)
En un marco en el que ni el mismo gobierno, que cuenta con todo el aparato del Estado, sus de funcionarios y militantes rentados, ni las burocracias sindicales y sus aparatos con inmensos recursos, logran ampliar su capacidad de movilización; que los clasistas y militantes revolucionarios del PTS hayan realizado una Conferencia obrera con más de 4 mil compañeros y compañeras, un domingo de fin de semana largo, es más que significativo. Pero además, el éxito de la Conferencia se vio en la cantidad y calidad de las y los dirigentes obreros que mostraron en sus discursos (que expresaban su propia práctica política), estar en las antípodas de una perspectiva meramente corporativa o sindicalista. Se pudo constatar su desarrollo hacia verdaderos “tribunos populares”, que levantan en su lucha cotidiana las demandas de toda la clase trabajadora y sobre todo de los sectores más oprimidos (la mujer obrera, los inmigrantes, la juventud, los compañeros y compañeras LGTBI), que también tuvieron su representación en Ferro.
Una batalla política fundamental El mismo éxito de la Conferencia en la situación que se abre en el movimiento obrero deja planteado los nuevos desafíos. La campaña de agitación votada por “sindicatos sin burócratas y un Partido de Trabajadores sin patrones”, resumió las ideas fuerza para ir a batallar en el seno de la clase trabajadora y la juventud contra las propuestas de los que enfrentan al gobierno pero desde alternativas políticas patronales.
La oposición al gobierno no se reduce hoy sólo a la vanguardia del “sindicalismo de base”, sino que comienza a incluir a sectores más amplios (como los camioneros o los 550 mil estatales en lucha de la provincia de Buenos Aires), y mientras los burócratas sindicales quieren arrastrar esa fuerza detrás de alguna variante patronal, el desafío es sembrar la idea de construir un Partido de Trabajadores, que para nosotros debe adoptar un programa revolucionario y socialista como salida estratégica de respuesta a la crisis. Un primer desafío actual es convencer a amplios sectores de trabajadores, que se multiplican al calor de su experiencia con un gobierno cada vez más antiobrero, de una idea elemental: no hay que subordinarse a nuevos fraudes políticos patronales, de los que son serviles las burocracias sindicales. Como Moyano que afirmó en Plaza de Mayo que “el peronismo no morirá nunca” y “que los obreros y los patrones somos todos trabajadores” para ir detrás de un nuevo proyecto peronista encolumnado con Scioli; como Micheli que apoya al “socialista” sojero Binner. La posibilidad o no de concreción de ese partido dependerá de la lucha viva y la relación de fuerzas. Esta batalla es una obligación hoy y facilitará el camino para fortalecer las filas de los revolucionarios con aquellos que avancen en la ruptura consciente con las variantes patronales y abracen las ideas y el programa revolucionario y socialista. El Frente de Izquierda es un punto de apoyo importante, necesario pero no suficiente, si no se plantea esta perspectiva mayor. La unidad de las principales fuerzas que se reivindican revolucionarias plantea igualmente la labor ineludible de convencer a las decenas de miles que comienzan su experiencia con el peronismo kirchnerista de la perspectiva de independencia política de clase, que vaya más allá del terreno electoral.
Nuestra tarea inmediata combina en una misma jerarquía, la participación activa en las luchas, como lo hacemos ahora en la pulseada de la provincia de Buenos Aires contra el ajuste sciolista (del cual es cómplice cínico el gobierno nacional); con la pelea por convencer a los trabajadores de la necesidad de un Partido de Trabajadores.
Nuevas tareas y nuevas fuerzas La Conferencia con más de 4 mil compañeros y compañeras fue la actividad más importante dentro de un intenso despliegue e intervención política del PTS en las últimas semanas. Las Juventudes realizaron un acto con más de 1200 compañeros en Capital y más de 250 en Córdoba y Rosario, en todos contaron con la presencia de militantes revolucionarios y dirigentes estudiantiles de Chile. Además fuimos parte sustancial de la columna clasista que fue con sus propias banderas a la plaza en el paro convocado por la CGT de Moyano.
Esta amplia intervención y la misma Conferencia muestran las fuerzas de las que partimos. Con dirigentes, cuadros y nuevos militantes para responder a los desafíos que el momento presente y los tiempos por venir le plantean a la izquierda revolucionaria.
La participación de un cualitativo sector de jóvenes trabajadores, en su gran mayoría precarios, mostró su potencialidad y disposición a organizarse. Y dejó planteado un desafío al conjunto de la Juventud del PTS: construir una fuerte juventud obrera y estudiantil. La unidad de la juventud precarizada, la juventud estudiantil combativa, con los sectores obreros organizados en las principales concentraciones de la industria y los servicios, muestran una potencialidad y una dinámica imparable para avanzar en la construcción de un poderoso partido revolucionario (ver Suplemento “Revolución”).
Pero lejos estamos de conformarnos con lo conquistado. A través de las principales consignas que votó la Conferencia: “sindicatos sin burócratas y un Partido de Trabajadores sin patrones”, pretendemos que los miles que organizamos hoy se abran paso hacia decenas de miles, para prepararnos para llegar a millones cuando la realidad plantee esa posibilidad. Intervenir en la lucha de clases y acompañar activamente la experiencia de sectores de las masas con las distintas variantes del peronismo.
No se trata sólo de comprender y analizar periodísticamente el momento histórico, hay que traducirlo en programa de acción, en tareas y en fuerza militante con capacidad de incidir decisivamente en la realidad para transformarla.
La izquierda revolucionaria, para no ser testimonial o un puro discurso, debe demostrar capacidad y creatividad para conquistar fuerza material: dirigentes y fracciones en las principales concentraciones obreras y entre los sectores más oprimidos de la sociedad. Multiplicar los dirigentes obreros y juveniles, como los que se expresaron en Ferro que superan en su propia práctica la fragmentación y todo tipo de corporativismo funcional al rol adjudicado por la clase dominante, que pretende que los obreros se limiten como mucho a la lucha sindical, pero jamás se eleven a la batalla política. No alcanza con proclamar de manera fatalista la crisis del gobierno y del sistema, hay que demostrar ser necesarios. Nos sentimos orgullosos de contar con dirigentes que hablan con voz propia y con pasión militante, como la que inundo a la Conferencia de Ferro. Que encarnan aspectos de la intencionalmente negada experiencia histórica de la clase trabajadora y de las mejores tradiciones de la juventud. La Conferencia Nacional de Trabajadores mostró esa potencialidad, pero es sólo un inicio, los primeros pasos y las primeras tareas que la historia vuelve a plantear, como oportunidad y como perspectiva concreta a todos los que vibraron al calor de los discursos y los debates de esa intensa jornada.
2012/7/15 Vicente Di Cione <vdicione@hotmail.com>
Hola, comparto un texto de Alfredo Zaiat sobre la cuestión salarial en Argentina, con el significativo título de "Salario Real". http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-198734-2012-07-15.html
Reitero 5 cuestiones fundamentales. 1) En general, no estoy en contra de las mejoras salariales de la inmensa mayoría de la población y tampoco a favor de cargas impositivas sobre los salarios de los sectores populares. Si estoy de acuerdo con matener el impuesto a los ingresos salariales (el término ganancia no me parece ideológicamente adecuado) altos. A tal efecto no me caben dudas que hay que elevar el piso de los salarios imponibles.
2) Las cuestiones salariales no pueden analizarse abstractamente, es decir, sin tener en cuenta las sobredeterminaciones estructurales y coyunturales internas y externas. 3) Los ingresos salariales no determinan en si mismos situaciones de clase, tal como lo sostienen algunas agrupaciones que se quedaron en el "marxismo básico de primer grado". Tampoco hay que confundir luchas reivindicativas con luchas antisistémicas. Los que cursaron marxismo básico de primer grado deberían recordar que los aspectos salariales subjetivos, entre ellos las relaciones de clase, son fundamentales. El precio de la fuerza de trabajo (de eso hablaba Marx en el marxismo básico de primer grado) no solo está determinado por su "valor" objetivo (tiempo de trabajo socialmente necesario para reponer la fuerza de trabajo), sino también por el "valor" subjetivo, el que lamentablemente no fueron considerados por Marx adecuadamente, pero si por muchos marxistas posteriormente, entre ellos el extrañamente tan poco recordado Antonio Pesenti e, indirectamente, Antonio Gramsci (un autor demasiado "complicado" para los que solo hicieron el curso de marxismo básico para primer grado.
4) El salario real, en las sociedades en las que predomina el "modo de producción capitalista", está compuesto de dos "partes" intimamente ligadas: a) el salario que las unidades empleadoras (capitalistas y no capitalistas) pagan para garantizar la concurrencia mercantil cotidiana de la fuerza de trabajo (las necesidades "asociadas" inmediatamente a la fuerza de trabajo) y b) el salario para cubrir las "necesidades disociadas" de las relaciones salariales inmediatas, tales como vivienda, salud, educación, recreación, etc. La satisfacción de las necesidades disociadas crecieron considerablemente en el período de postconvertibilidad, además de ampliarse cuaitativamente. ("Necesidades asociadas" y "necesidades disociadas" son expresiones introducidas por Christian Topalov en "Ganancias y Rentas Urbanas".
5) En las sociedades contemporáneas, aún cuando inevitablemente (dado el desarrollo desigual y combinado) toda la vida social está atravesada por las relaciones capitalistas de producción (y distribución, cambio y consumo), no todo es capitalismo. Luego también hay una fuerte subdeterminación del capitalismo por el complejo entramado de relaciones no-capitalistas, subdeterminación que se expresa fundamentalmente en la sociedad política y la composición orgánica del Estado.
Para ahondar en cuestiones teóricas sobre los tres aspectos, me parece que es importante superar el marxismo básico de primer grado, releyendo el texto de Marx "Salarios, ganancias y precios", el de Lenin de 1920 ("Izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo" e incluso los textos de Astarita disponibles en su blog. Cordiales saludos.
Vicente (Di Cione) www.vdc.geoamerica.org Las cuestiones conceptuales salariales las trato más detenidamente en "Políticas de ajuste, desarrollo urbano y políticas sociales"
http://www.geobaires.geoamerica.org/sin/vdicione_global_ajuste.pdf
From: telesig@chubut.inta.gov.ar
To: humboldt@eListas.net CC: vdicione@hotmail.comDate: Thu, 12 Jul 2012 14:24:55 -0300 Subject: Re: NoticiasdelCeHu 334/12 - Argentina: CK, un discurso reaccionario (Rolando Astarita)
Buenas.
Por qué el planteo de Astarita es ofensivo? Es marxismo
básico, de "primer grado". La contradicción capital/trabajo mediada por el
salario no se resuelve redistribuyendo el salario entre los
trabajadores.
Quizás el reclamo está incompleto. Debería ser:
"eliminación del impuesto a las ganancias a todos los trabajadores
asalariados".
Si como dice Vicente, solo el 3% de los impuestos a las
ganancias son los que aportan los trabajadores, y el 97% lo aportan las grandes
empresas, y según su nota al pie "El impuesto se justifica fundamentalmente por
cuestiones de principios y tienen poco que ver con cuestiones presupuestarias, a
pesar del “costo político” relativamente alto en algunos ámbitos", entonces ¿qué
le cuesta al gobierno dejar de percibir ese 3%?
Saludos,
Santiago.-
----- Original Message -----
Sent: Friday, July 06, 2012 1:02 AM
Subject: RE: NoticiasdelCeHu 334/12 -
Argentina: CK, un discurso reaccionario (Rolando Astarita)
Hola, es posible, como alguno lo ha sostenido, que no hay
que perder tiempo contestando a ciertas expresiones políticas
ensoberbecidas y profundamente religiosas travestidas en teorías
revolucionarias. Esto posiblemente sea visto como una ofensa. Pero el
texto de Rolando Astarita es para mi y muchos otros claramente ofensivo. Como
no soy "inglé", salgo a contestar con su mismo aire, el cual,
supongo, se corresponde con el estilo polémico
que caracterizaron a las controversias en el campo socialista desde
sus albores. A tal efecto agrego un pequeño texto incluido en mis "Apuntes de
geografía y ciencias sociales". Muchas gracias. Saludos.
Vicente
APUNTES DE GEOGRAFIA Y CIENCIAS
SOCIALES
* La izquierda, el impuesto a las ganancias sobre los salarios y la
teoría del valor[1]
Vicente Di Cione[2]
[1] Texto sujeto a revisiones. Se agradecen los
comentarios.
[2] UBA – FFyL – Dto.
Geografía
Los argumentos a favor de la eliminación del impuesto a las
ganancias que gravan a los asalariados procedentes de algunos grupos políticos
de izquierda, omiten aspectos que
son esenciales, entre ellos la progresividad general del impuesto a las
ganancias y el nada despreciable dato de que del conjunto de los asalariados,
en Argentina, solamente el 19 % tienen que pagar el impuesto. El 19 % de los
que pagan se traducen en menos del 3 % del total de impuestos a las ganancias
que recauda la Nación. El resto, el 97 % corresponde a las empresas o personas
jurídicas y a los autónomos.[1]
Otro aspecto
mitigado en los argumentos a favor de la eliminación proveniente de algunas
posiciones de izquierda, como el PO y el resto de la coalición del Frente de
izquierda es haber soslayado, sorprendentemente, el análisis de clase dentro
de la categoría de asalariados. Es extraño que para algunos que se dicen
marxistas, todos los “asalariados” constituyen la misma clase, considerándolos
en general explotados por un solo
tipo de agente, los capitalistas, sin considerar que un porcentaje
significativo de los asalariados de "altos ingresos" son en rigor agentes
asociados a los beneficios de la explotación de clases dueñas de los medios de
producción. Los ejecutivos, desde los CEOs para abajo, incluyendo el
privilegiado cuerpo de capataces, son la extensión orgánica ejecutora,
utilizando el lenguaje, por ejemplo, de Rolando Astarita, de la clase
explotadora. Si esta caracterización es cierta, no cabe ninguna duda que el
impuesto a los salarios altos grava fundamentalmente al conjunto de los
actores sociales que comparten la extracción de plusvalía, y no la producción
de plusvalía. A nadie se le escapa que dentro de los asalariados hay también
procesos de diferenciación y clasificación en función de los privilegios
salariales, privilegios que solamente se obtienen o por calificación o por
cumplir un rol importante en la gestión de la explotación a favor de las
clases propietarias.
Otro tema que soslayan los marxistas como Rolando Astarita, es el
hecho de que en las sociedades reales, y no las sociedades idealistas que
suelen publicitar religiosamente en volantes y prensas "de clase", hay muchas
más clases que las simplificaciones que sostienen la dicotomía asalariados –
capitalistas. Tales análisis no advierten que Marx en su espesa obra capital,
por razones de construcción teórica y sin que esa teoría fuera completada,
solo hizo referencia a tres clases fundamentales: los proletarios (en rigor
fuerza de trabajo), los capitalistas (burgueses) y los terratenientes. Tal
simplificación tuvo la finalidad de exponer la racionalidad de los
capitalistas y no la racionalidad más amplia y diversa de las sociedades
complejas (reales). Por tal motivo solo se abocó al análisis del proceso de
trabajo y el proceso de producción del modo de producción capitalista, como
así también la reproducción simple y ampliada de "cada capitalista" o de cada
unidad de capital, objetivado (y subjetivado) en las empresas
capitalistas. Pero sabemos que las sociedades como Argentina son mucho más que la
combinación de esas tres clases y resulta un esfuerzo de falsificación muy
grande de la realidad tratar de incluir al "resto" de la sociedad dentro de
ese esquema triádico de clasificación. Entre las clases excluidas hago
referencia, además de la necesaria “reclasificación” de los asalariados del
sector privado, a los "asalariados" del sector público (administrativos,
fuerza de "seguridad", docentes, técnicos, funcionarios, legisladores, etc), a
los cuentapropistas, a los campesinos, los cooperativistas, las amas de casa,
el personal doméstico, los jubilados, los niños y adolescentes y el resto de
la población no-económicamente
activa.
Si se parte de la complejidad del proceso de clasificación, es
decir, de la diversidad de clases que surgen a partir de la dinámica histórica
y geográfica de la confrontación entre actores desiguales, combinados y
contradictorios, las cuestiones inherentes a la génesis, aportación y
distribución de los impuestos, tendrán una complejidad acorde, complejidad que
conlleva a revisar muchas cuestiones que la izquierda tradicionalmente
sostiene sobre las clases sociales y, consecuentemente, sobre las cuestiones
de la teoría del valor trabajo, del valor y de la plusvalía. Dado que el
impuesto está asociado al valor y al plusvalor, analizo solo estos y dejo de
lado el carácter político de los procesos de construcción de las clases en el
interior de las luchas de clases.
Es necesario deconstruir críticamente la noción de plusvalía. La
plusvalía no es solo lo que va a parar a la acumulación de los empresarios
(cualquiera sea el tamaño) y para su consumo y el de sus familias, sino
también aquella parte del "plustrabajo" que se utiliza para el desarrollo más
o menos sostenible del conjunto de la sociedad. Buena parte de esa plusvalía,
cuyo tamaño depende de los diferentes regímenes económico-políticos, vuelve a
los sectores que la generan, los trabajadores, sean o no asalariados, a través
de diferentes políticas sociales de sostenimiento de las condiciones generales
de reproducción de lo que se llama "fuerza de trabajo", es decir, más
sencillamente, a los trabajadores/asalariados (hay trabajadores que no son
asalariados), pero también se distribuye entre los sectores que no perciben
salarios, ni rentas y tampoco
ganancias.
La plusvalía tiene muchos rostros o momentos o componentes, entre
los cuales, por sus implicancias en las argumentaciones sobre los impuestos y
otros ingresos fiscales, se destacan los
siguientes:
- la que se apropian directamente los empresarios para su
utilización productiva e improductiva (acrecentamiento del capital, consumo
privado).
- la que se apropia la sociedad a través de las políticas
impositivas y arancelarias de los estados y que administran los gobiernos de
turno.
En la última pueden
diferenciarse:
- la que vuelve a los trabajadores (fuerza de trabajo) bajo la
forma de “salario social” y que satisfacen necesidades asociadas al trabajo
inmediatamente y necesidades disociadas de la relación
cotidiana.
- la que se distribuye a la población no asalariada y “excluida” de
la percepción de rentas (la población marginal, excedente, el ejército
industrial de reserva o, en general, el ejército asalariado de
reserva)
- la que se redistribuye bajo la forma de subsidios sin retorno a
los sectores empresariales de cualquier rango (Pymes, grandes empresas,
cuentapropistas, farmer, etc.).
- la que, en expresión de los que se oponen al impuesto a los
salarios, “va a parar al gobierno” y que, en rigor, se destina al
funcionamiento de la gobernanza de las tres escalas jurisdiccionales
(nacional, provinciales y municipales) incluyendo las universidades sostenidas
por el ministerio de educación.
En esta última hay que
diferenciar:
- la que se destina al pago de los agentes públicos, incluyendo las
fuerzas de “seguridad” y los agentes elegido (autoridades,
legisladores
- la que se destina a las obras y servicios públicos generales,
constitutivas en su mayoría el equipamiento e infraestructura urbana,
entendida como el conjunto de dispositivos necesarios para garantizar la vida
en sociedad (la socialización y la socialidad).
Cada régimen político o modelo combina y distribuye los rostros,
formas o momentos de la totalidad de la plusvalía de diferentes modos. Hay
modos que, abreviando, son populares y otros impopulares, que favorecen la
acumulación capitalista en general o de algunos sectores en particular. El
gobierno de CFK encarna a los gobiernos populares y a los sectores del trabajo
en general, mal que le pese a cierta izquierda notoriamente infantil propensa
a la pura negatividad sistémica.
Al omitir la consideración de los aspectos señalados y al forzar la
construcción metafísica de la sociedad de clases, tal como la realizan algunos
marxistas, trae consecuencias "alienantes" y conducen al desarrollo de
políticas activas relativamente ciegas y, en cierto modo, irresponsables con
los mismos actores que pretenden
representar.
From: noticias@centrohumboldt.orgTo: humboldt@elistas.netDate: Sun, 1
Jul 2012 16:51:12 -0300 Subject: NoticiasdelCeHu 334/12 - Argentina: CK, un
discurso reaccionario (Rolando Astarita)
NCeHu
334/12
Argentina:
CK, un discurso reaccionario |
Rolando
Astarita |
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En el día de ayer la presidenta Cristina Kirchner atacó
duramente el reclamo de eliminar el impuesto a las ganancias a los
asalariados. Su argumento central fue que el impuesto a las ganancias
afecta a una minoría, el 19% de un total de 9 millones de trabajadores.
Agregó que aquellos que reclaman contra este impuesto adoptan posturas
egoístas, típicas de los liberales (Abal Medina acotó que pelear contra
este impuesto “es oligarquía, no es peronismo”). CK también dijo que el
impuesto debía mantenerse para defender las cuentas públicas. No
mencionó siquiera las asignaciones familiares, que es otro de los
reclamos centrales. En síntesis, la idea central que se transmite
es que los trabajadores que más ganan deben ser solidarios con los que
menos ganan. CK también sostuvo que en Europa están asombrados porque en
Argentina los aumentos salariales son superiores al 20%; y atribuyó la
muerte de varios gendarmes en un accidente de tránsito a la lucha de los
trabajadores.
Como no podía ser de otra manera, el discurso de CK ya ha
sido objeto de varias y fundadas críticas. En primer lugar, porque está
reconociendo que el 81% de los asalariados recibe menos de 5500 pesos
por mes, que es el mínimo (para solteros) que no es afectado por
ganancias. Para aquellos que viven en el exterior, digamos que se trata
de poco más de 1220 dólares mensuales (si tomamos en cuenta el tipo de
cambio oficial), y el nivel de precios en Argentina es similar al que
existe en EEUU. Este salario es considerado entonces “de
privilegio” por los K partidarios y el gobierno. En segundo lugar, se ha
señalado que CK pasa por alto que se está produciendo un “ajuste” de
salarios, por vía de la inflación. Como indica Ismael Bermúdez, en
Clarín, desde 2007 la inflación fue del 147% y el gobierno aumentó el
mínimo no imponible en apenas el 72%. Así, se rebanó una parte de los
aumentos salariales conseguidos (según el cálculo de Bermúdez, el
aumento salarial real desde 2007 habría sido de solo el 4,8%). Lo peor
es que cada vez son más los trabajadores afectados por esta
medida. Hoy, con un ingreso de 10.000 pesos mensuales, “ganancias”
se lleva un aguinaldo completo. Pero además, es de mala fe hablar solo
del aumento nominal de los salarios, y no mencionar la inflación. Si un
gremio cierra un aumento salarial por el 21%, y la inflación es del 25%,
habrá experimentado una caída del salario real del 4%. Esto es
elemental, y cualquiera lo sabe. En cuanto a vincular las muertes
provocadas por un accidente de tránsito con las luchas salariales, es
simple incoherencia mental de la presidenta. Pero es funcional a su
intento de meter miedo en la gente, para que no vaya a la movilización,
y degradar las acciones sindicales.
Todo esto se ha dicho ya, aunque no está de más repetirlo.
Sin embargo, hay otro aspecto que quisiera señalar, que tiene que ver
con el contenido ideológico del mensaje de CK. Se refiere a su pedido de
que los trabajadores que reciben mayores ingresos sean “solidarios” y
renuncien a pelear contra la caída de sus salarios (vía ganancias). Pues
bien, se trata de un discurso reaccionario, y por donde se lo
mire.
Empecemos diciendo que es un hecho que históricamente en el
capitalismo hubo diferencias salariales, y por eso el movimiento
obrero ha luchado para que los que más ganan no bajen sus salarios, y de
ser posible, los aumenten. Y para que los que menos ganan,
aumenten los suyos. Toda la historia de las luchas de clases, en el
mundo y en este país, estuvo recorrida por este propósito. Muchos e
importantes combates de la clase obrera fueron protagonizados por
trabajadores relativamente bien pagados, pero recibieron el apoyo del
conjunto del movimiento. Es que todo avance de un sector de la clase
obrera frente al capital debe ser leído como un paso que mejora las
condiciones para pelear del resto. Para no irnos más lejos, recordemos
que las grandes luchas del SMATA de Córdoba en los fines de los 1960 y
los 1970 fueron protagonizadas por trabajadores que recibían uno de los
salarios más altos del país. Y esas luchas abrieron senderos por los que
pudo luego mejorar la posición del conjunto de la clase obrera frente al
capital. Decir que los mecánicos no debían luchar para ser
solidarios con los trabajadores de menos salarios, es un argumento que
solo se puede explicar por el empeño en defender los intereses de la
clase dominante. De la misma manera, entre los gremios que más se
movilizaron en 1975, con el Rodrigazo, estaban los mecánicos, y también
los metalúrgicos, que ganaban relativamente bien. De nuevo, alguien
podría haber dicho que estaban defendiendo “privilegios”. Pero lo cierto
es que la movilización por el Rodrigazo fue el intento más importante de
frenar la ofensiva que ya estaba lanzando el capital y el estado contra
el trabajo, como respuesta a la crisis que se había iniciado a mediados
de los 70.
En fin, con el argumento que está esgrimiendo el gobierno K
y sus defensores, habría que plantear que ningún trabajador con un
salario superior al mínimo debería movilizarse “para ser solidario con
sus compañeros de menores salarios”. Por supuesto, no hay manera de
defender este discurso desde posturas “progresistas” o de
“izquierda”. ¿A quién se le ocurre plantear que un sector de los
trabajadores debe renunciar a una parte de su salario para elevar el de
otro sector de la clase trabajadora? La lucha del trabajo debe
centrarse en arrancar una mayor parte del valor producido, que hoy el
capital se apropia bajo la forma de plusvalía. Por otra parte,
sostener que debido a la crisis los trabajadores deben resignar
posiciones, es llamarlos a someterse a los dictados del capital. La
“receta” típica del capital, y del estado, frente a las crisis, es
desvalorizar la fuerza de trabajo para sostener la valorización del
capital. Por eso, la clase obrera históricamente opuso resistencia, y
defendió sus posiciones. La pelea por aumento de salarios (es lo
que está implicado en la disputa por ganancias y por las asignaciones
familiares), haya o no haya crisis, es una pelea por la
redistribución del valor agregado. Un valor que ha sido generado por
el trabajo asalariado, y del cual la clase capitalista, y los
funcionarios del capital, se apropian gratuitamente.
Con esto en vista, los socialistas planteamos que los
trabajadores no deben redistribuir ingresos al interior de la misma
clase (de los que tienen mayores salarios a los que menos tienen),
sino obligar a una redistribución del ingreso entre el capital y el
trabajo. El planteo de los K-defensores, y del Gobierno, apunta a
dividir a la clase obrera, y provocar enfrentamientos en su seno. Los
“marxistas” que ocupan altos cargos, o los “izquierdistas” (PC, ex PC y
similares) que se alinean con este discurso, cumplen así un rol bien
definido. Desde este enfoque, no se cuestiona la división del ingreso
entre el capital y el trabajo, sino la división en el seno del trabajo
(al pasar, ¿no se asombran en Europa cuando se muestran los índices de
distribución del ingreso en Argentina, y en América
Latina?).
La posición de los marxistas entonces es la opuesta.
Apoyamos toda lucha que arranque algo del botín apropiado por los
explotadores. Es en este respecto que he planteado la necesidad de
incorporar a los reclamos el combate contra el trabajo en negro y
precarizado. Aclaremos que debería abarcar el reclamo de acabar con los
contratos basura que se hacen desde el mismo Estado, o grandes empresas,
y que formalmente pasan por “blanqueados”. Un trabajador que firma, año
tras año, un contrato “de locación de servicios”, sin recibir aguinaldo
ni paga por vacaciones, y que está obligado a aportar como “autónomo”
(aunque esté bajo relación de dependencia asalariada) está, en los
hechos, precarizado. Pero claro, de esto no dijo palabra CK, tan
preocupada por “egoísmos” y “desigualdades”.
Por todo esto, es necesario unificar, levantando los
intereses más generales del trabajo contra el capital. Y agregamos
que en tanto exista el trabajo asalariado habrá explotación. Por eso,
no solo cuestionamos el reparto de la torta, sino también ponemos el
acento en quién hizo la torta. La torta (esto es, el valor agregado
que se divide en salarios y beneficios) fue generada por el trabajo,
pero una parte es apropiada graciosamente por los dueños de los medios
de producción. Decir que es “neoliberal” luchar por el salario es propio
del discurso que busca disimular este fundamento último sobre el que se
levanta la civilización burguesa: la explotación del hombre por el
hombre.
Rolando Astarita es profesor de ciencia económica en la Universidad de
Buenos Aires.
http://rolandoastarita.wordpress.com/2012/06/27/ck-un-discurso-reaccionario/
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-- Esteban
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