Tres actores, ninguna obra
“Para ir delante de
los demás, se necesita ver más que ellos.” José
Martí.
Alfredo César
Dachary
Estamos a pocas semanas de que se den las elecciones para
presidente, gobernadores y una parte de los legisladores en México, pero ésta no
es una jornada electoral más, sino un encuentro con el destino, el futuro o la
esperanza, luego de un sexenio con más de 50,000 muertos y muchos desaparecidos.
Ante la gravedad del reto, la sociedad aún aletargada por este
brusco despertar del 2006 que terminó en la erección de un presidente
cuestionado electoralmente pero que era la antesala del sexenio más sangriento
en la historia política del México moderno, hoy se enfrenta a un gran vacío de
propuestas y mucho más de ideas para poder transformar el que fuera el país
líder de América Latina en una democracia con desarrollo y una mayor equidad.
La historia de la política ha sido, entre otras cosas, la historia
del espectáculo, desde los faraones y sus pirámides testigos de su inmortalidad
a los grandes desfiles de las legiones romanas cada vez que el poder lo
necesitaba o los triunfos le habían generado nuevas colonias.
Esto siguió hasta el siglo XIX, cuando los grandes desfiles del
nuevo imperio francés o alemán recordaban el espectáculo de grandeza de las
legiones romanas, hasta que la pérdida del poder de los reyes dejó a éstos sólo
con la función del espectáculo y a los políticos con el ejercicio del
poder.
Hoy, sin reyes, tenemos a los políticos en la doble función
gobernar y mantener el espectáculo, base de los baños de pueblo que les permiten
ser reconocidos y votados cuando es necesario, más no siempre recordados una vez
que termina el reinado, y mucho menos cuando éste ha sido negativo para la
sociedad.
En plena “veda política”, creación artificial del grupo de los
aduladores, vuelve nuevamente el rey al espectáculo diario de las inauguraciones
que se fueron dando cada pocas horas en la gran geografía del país, y que
emergieron como verdaderos “milagros”, que le permitieron justificar su largo
período en el poder y autocalificarse como excepcional.
Esto no sería posible si no fuera porque la sociedad de hoy está
controlada por un poder muy grande, el mediático, que viene a ser una manera de
“recolonizar cerebros”, antes se hablaba de “lavado de cerebros”, quizás porque
había muchos, y con ello la propaganda es la reina no sólo de la política sino
de la vida.
El político debe tener Twitter, para estar diariamente junto a la
sociedad, un reducido número de ciudadanos que lo siguen; deben tener Facebook
para ser más popular y colocar elementos que lo hagan parecer humano, o escribir
correos electrónicos, algo ya viejo pero que es bien recibido porque se
“acuerdan de uno, incluso del nombre”.
En este escenario, en México hay tres actores aparentemente de
líneas políticas diferentes aunque en la práctica, los tres coinciden en tres
cosas:
·
Querer
el poder por encima de todo
·
Transformar
al país aunque no digan como
·
Creer
en la democracia hasta que pierden.
Decir que hay tres líneas políticas es un abuso semántico, en
realidad habría dos o quizás una sola, ya que los tres tienen tras de sí la
tragedia de su partido y pasado político y, por delante, las alianzas y los
favores recibidos, los compromisos asumidos y todo lo demás que exige el propio
poder.
Al heredero del PRI se lo puede definir como un político moderno
ya que fue construido a partir del mundo mediático, que lo acompañó y arropó
durante su vida como gobernador del Estado de México, es joven, para el cargo y
de “buena presencia”, algo fundamental pensando en la imagen y sus dotes.
Representa lo moderno hasta el momento en que eligieron los
candidatos a diputados y senadores entre los miembros sobrevivientes del viejo
partido, que sufrió una profunda transformación política e ideológica durante la
presidencia de Carlos Salinas de Gortari.
Éste es el candidato que tiene las mayores posibilidades de
triunfar, ante el desgaste de dos sexenios negativos, que aumentaron la pobreza
y la inseguridad, generaron una sociedad más asimétrica, menos abierta, como han
sido los herederos de Gómez Morín, aunque éste es un hombre con historia y
dignidad, como el General Cárdenas, hombres de principios hoy
olvidados.
Por ello es que ante la avalancha de fracasos de estos doce años,
al PAN no le quedó de otra que buscar una cara amable, que le dé un giro a
nuestra dramática realidad, buscar una mujer que hoy en América Latina y el
propio Estados Unidos están en el poder, desde la Secretaria de Estado Hillary
Clinton a Dilma Rousseff en el liderazgo de la nueva potencia mundial, Brasil,
aunque querer compáralas con ella puede ser una falta de respeto a ambas
políticas excepcionales.
La mujer más poderosa de la Unión Europa es Angela Merkel, la que
dirige el Fondo Monetario Internacional es la francesa Christine Lagarde, o la
presidenta que plantó al sistema y no paga la deuda de Islandia, Johanna Sigurdardottir, y tantas más, que
son poderosas no sólo por ser mujer sino por su grandes dotes, como hoy lo es la
actual vicepresidente de España, una joven madre y talentosa política.
No se trata de que sea mujer sino, la más preparada, ilustrada y,
en este caso, la historia corta de Josefina Vázquez Mota, no va por allí, ya
desde el comienzo mostró una concepción muy conservadora y fuera de la realidad,
mostrando cosas comunes que son
atractivas pero no hacen una política de Estado.
Su viaje al sur fue muy poco acertado, ya que en la reunión de la
derecha dura que encabezó Vargas Llosa y en la que fue el ex presidente Fox y
Josefina, (además viajó a Argentina a entrevistarse con la presidenta Cristina
Fernández, con quien no creo coincida en nada) tuvo el error de decir en una
entrevista que admiraba a la política del dictador
Pinochet.
El tercero en discordia es Andrés Manuel López Obrador, que le
toca volver al ruedo por segunda vez, pero ahora ya no como un luchador social,
sino como un político coptado por los famosos Chuchos, a los cuales les ha
tomado el discurso de quedar bien con todos y aparecer como una ovejita, algo
diferente al desafiante del 2006.
El cambio de estrategia lo ha dejado fuera de la jugada en todos
los ángulos, para más de lo mismo ya hay dos, hace falta un tercero que quiera
cambiar, lo cual no frece el actual líder de MORENA, salvo en la desubicación
histórica que querer hablar de moral como si esto fuera una cuestión de
creencias o de ética, algo que hace mucho es ajeno a la política.
El representante de las izquierdas, no se sabe de quién es al
final, porque se presenta como un socialdemócrata en momentos en que la
socialdemocracia ha caído derrotada en Europa por hacer de comparsa del
capitalismo global, las otras izquierdas nada tienen que ver con los partidos de
la alianza, especialmente el PRD, que ha demostrado en más de dos décadas una
historia de conflictos por el poder interno que lo descoloca en el panorama
político mexicano.
Falta de una discusión de fondo, de plataformas que no estén
hechas por publicistas que escriben lo que la gente quiere leer o hablan de lo
que la gente quiere escuchar, de políticos que piensan en base a las encuestas y
no plantean en base a una plataforma.
La política actual será una batalla que se librará en los medios,
no sólo las grandes televisoras, pilar fundamental del sistema ya que trasmiten
el mensaje de amansamiento, de despolitización o de sujeción al milagro del
mercado: el consumo, las veinticuatro horas de día, o sea pan y circo, para
evitar que la gran mayoría de pobres pueden exigir mejores “oportunidades”, más
allá de la limosna oficial.
En este panorama, no cabe duda que el que tiene mayores
oportunidades de triunfo es el PRI, ya que los errores del pasado han quedado
minimizados frente a la tragedia del presente, y el tercero en disputa en vez de
volver a lo que lo hizo fuerte, abandona el enfrentamiento para hacerse un
candidato socialdemócrata fuera del tiempo histórico.
El México del 2012, que algunos catastrofistas sostienen es el año
del fin del mundo, deberá enfrentar un cambio que no llegue a tanto, sólo nos
conformamos que no sea el fin de la esperanza, porque esta sociedad no se lo
merece.
alfredocesar7@yahoo.com.mx