Los
movimientos migratorios y las condiciones sociodemográficas de la
población de los asentamientos espontáneos surgidos
durante el decenio 1990,
en la
ciudad de Resistencia
Mignone,
Aníbal M.
Departamento
de Geografía- Facultad de Humanidades - UNNE
Instituto
de Investigaciones Neohistóricas - CONICET
ORIGEN
Y FUNDAMENTOS
El
proceso de urbanización, con las características que reviste actualmente, se
inició a mediados del siglo XIX y alcanzó su máximo desarrollo en el siglo XX. A
partir de la segunda revolución industrial, el porcentaje de población urbana en
el mundo se duplicó cada 50 años. Si para 1850, la población residente en
ciudades de más de 5000 habitantes era de 6,4 %, pasó a 13,6% para 1900, alcanzó
el 29,8% en 1950 y en la actualidad, cuando el fenómeno ha comenzado a
desacelerar, se encuentra alrededor del 50% (ONU 1978, Banco Mundial
1999).
El
crecimiento experimentado por las ciudades constituye uno de los hechos más
notables de la sociedad actual. En el ámbito mundial, cada vez más población se
concentra en las ciudades, aumentando no solamente el número de habitantes
residiendo en centros urbanos, sino que también ha crecido el número de
localidades y el de grandes aglomeraciones.
Los
altos niveles de urbanización son una característica de América Latina y
Argentina ha sido uno de los países pioneros, superando el 50% de población
urbana ya en ocasión del censo de 1914; alcanzando el 72% para 1960 y estando en
la actualidad en el orden del 88% (INDEC, 1998).
Por
su parte, la provincia del Chaco de acuerdo con datos provisionales del censo de
2001, posee un 79% de población urbana, destacándose el ritmo de crecimiento de
su ciudad cabecera que concentra el 37% de sus habitantes.
En
la provincia del Chaco, el proceso comenzó a partir de la década del 50 cuando
se produjeron una serie de cambios en las actividades rurales, que provocaron
modificaciones en la estructura productiva y en la población del campo. El
principal cultivo de la provincia, el algodón, entró en crisis por la caída de
los precios en el mercado internacional y por la competencia provocada por las
fibras sintéticas. La necesidad de reconvertir la economía agropecuaria se
tradujo en una “pampeanización” del sistema agrario, que produjo el incremento
de la producción cerealera y de oleaginosas, y posteriormente significó el
aumento de la mecanización y del uso de agroquímicos, la introducción de mejoras
genéticas, modernización de las prácticas culturales, etc. (González, Elvio,
1999).
En
la última década, y bajo los preceptos de las políticas neoliberales, de las
reglas de producción y mercado del nuevo modelo de acumulación flexible,
generado globalmente desde la década de los años 70, se privilegió, casi
exclusivamente, a la productividad. Para lograr el aumento de la misma se
necesita incrementar el capital e introducir tecnología, con la contraparte de
requerir escasa mano de obra capacitada y barata. Es así como la modernización
capitalista actúa como expulsora, debido a que la actual explotación
agroindustrial genera menor número de puestos de trabajo y reduce a los
productores pequeños que no responden a la nueva dinámica y al asalariado rural,
a condiciones de trabajadores estacionales o los obliga a desplazarse hacia el
mercado laboral urbano. Por otra parte, las adversidades climáticas e hídricas
asociada con el fenómeno “El Niño”, han afectado en los episodios más duros,
profundamente a la actividad agropecuaria de la provincia.
El
habitante rural encuentra como solución posible el desplazamiento hacia las
principales ciudades de nuestra provincia. El gran volumen de población que se
desplazó generó un marcado déficit estructural ante la ausencia de recursos y
medios de los conglomerados para atender las crecientes
necesidades.
Dentro
de las ciudades se establece una trama de relaciones complejas, entre los
distintos sectores que la integran y que poseen caracteres propios en cuanto a
composición, movimiento y distribución de la población. Esta última, dependiente
de patrones socioeconómicos propios responde a leyes generales que rigen la
ocupación del suelo urbano (Cf. Bolsi y Bruniard, 1975).
Durante
la década de 1990 la generación de espacio urbano en la ciudad de Resistencia
estuvo en relación, mayoritariamente, con la construcción de barrios de vivienda
planificados y con la formación de asentamientos periféricos espontáneos,
usualmente por el mecanismo de la ocupación ilegal de
terrenos.
Estos
asentamientos, instalados en el norte y hacia el sur-suroeste de la ciudad,
responden a dos modalidades de movilidad territorial relacionadas con las
condiciones de crecimiento y expansión espacial de las ciudades: la
relocalización urbana y la migración rural o desde el interior
provincial.
Ambos
tipos de movimientos son difíciles de caracterizar, tanto en su cuantía y en las
características de las poblaciones que los ejecutan, como en cuanto a las
condiciones de los propios desplazamientos. Existe una opinión generalizada,
tanto en el manejo periodístico como en estudios de mayor profundidad, que
asocia directamente a este tipo de asentamientos con la migración desde el
interior y particularmente de tipo rural. En nuestra opinión, también influyen
sustancialmente los procesos de reubicación poblacional, ayudados por el
crecimiento espacial anárquico de la ciudad y la facilidad de apropiación de
terrenos desocupados.
En
el marco de lo reseñado anteriormente, el objetivo general del trabajo, es
estudiar la migración rural hacia Resistencia en la década de 1990 y su relación
con el modelo de crecimiento agrario y los efectos del fenómeno de “El Niño”.
Asimismo, pretende alcanzar una caracterización sociodemográfica de la población
migrante radicada en barrios periféricos espontáneos durante el decenio
mencionado, dado que los habitantes de estos barrios tienen características
sociodemográficas propias necesariamente diferentes a las de la restante
población.
ANTECEDENTES
La
evolución y características de la ciudad de Resistencia fueron objeto de estudio
a partir de la década de 1970, cuando el Instituto de Geografía publicó la
revista Geográfica 1, 2 y 3, que se ocuparon de estudiar el crecimiento del Gran
Resistencia y su transformación hasta la fecha mencionada y que conformaron el
marco de conocimiento sobre el que se asentaron estudios
posteriores.
Posteriormente
se efectuaron estudios parciales sobre el Gran Resistencia, los que se
encuentran en la revista Demográfica 4 (Foschiatti de Dell’ Orto 1991), 6 y 11,
(Manoiloff 1993, 1995). Valenzuela de Mari (1991) estudia la expansión urbana y
demográfica a partir de 1960 y hasta 1986.
No
fue sólo el Departamento de Geografía quién se ocupó del estudio de Resistencia.
También, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo produjo una serie de trabajos
relacionados con la problemática de los asentamientos.
Ninguno
de ellos ha tomado el problema desde el análisis migratorio exclusivamente y de
las características sociodemográficas de la población involucrada. Esto se
comprende si se considera que para llevar adelante el estudio es necesario
generar la información a utilizar.
Al
respecto queremos señalar, que nos sirvieron como antecedentes más cercanos las
experiencias llevadas a cabo en los estudios sobre migración en comunidades de
Santiago del Estero en relación con el trabajo estacional y la enfermedad de
Chagas (Benencia y Mercer 1991, Benencia y Forni 1986). Y también los proyectos
sobre medición y características de la migración boliviana en los estudios
particulares sobre la ciudad de Córdoba (ya terminado) y el proyecto actual
referido a Neuquén-Plottier, desarrollados por el CEA, Córdoba (Domenach 1998 y
Celton, Meichtry et al).
Estos
dos últimos trabajos, fueron un apoyo fundamental al brindarnos el formulario de
encuesta que fue adaptado al caso que se propuso estudiar.
MATERIALES
Y METODOS
Para
cumplir lo anterior, la fuente fundamental de información fue el relevamiento de
tipo “censal” realizado en seis asentamientos periféricos espontáneos
seleccionados en función de su fecha de formación a lo largo de la década de
1990 y de su localización espacial, y se trabajo con técnicas de estadística
descriptivas.
La
densidad de viviendas y el volumen de población superó en forma importante a los
datos registrados por el municipio y que obraban en nuestro poder como marco de
referencia. Por tal motivo, sobre los asentamientos mayores se ejerció una
técnica de muestreo al "azar" dictada por la necesidad y consistente en
encuestar una vivienda de cada dos existentes. Consideramos que la muestra
obtenida, a pesar de las debilidades señaladas, puede ser considerada como
representativa de las características sociodemográficas de sus
habitantes.
El
formulario fue elaborado sobre la base del cuestionario de movilidad espacial
del proyecto boliviano en Córdoba y en Neuquén-Plottier, y estructurado en
diferentes módulos.
El
cuestionario comprendía cuatro áreas de análisis: la residencia actual, los
movimientos migratorios, las condiciones sociodemográficas y la residencia
anterior. Las preguntas correspondientes a los módulos de movimientos
migratorios y residencia anterior, se aplicaron exclusivamente a los jefes de
familias y cónyuges de cada residencia; en tanto que para la información sobre
las condiciones sociodemográficas se encuestó a toda la población residente en
la vivienda.
Se
visitaron 177 viviendas y se obtuvieron 183 encuestas, existiendo casos con más
de un hogar por vivienda. Para el estudio de la movilidad territorial de la
población en los asentamientos espontáneos se trabajó únicamente con los jefes
de familia y los cónyuges de cada hogar, que totalizaron 311
individuos.
Una
vez realizada la normalización de los datos, se procedió a la descripción
estadística de la información analizada.
DISCUSION
DE RESULTADOS
Los
asentamientos espontáneos en la ciudad de Resistencia acompañaron el proceso de
expansión urbana, constituyendo una de las principales formas de ocupación de
las áreas periféricas. En la última década, el avance de los asentamientos se
produjo fundamentalmente hacia los sectores norte y sur-suroeste de la ciudad,
creciendo su número, especialmente durante el segundo quinquenio de la década.
Se instalaron en asociación con los barrios planificados, incluso en los
intersticios dejados por los complejo habitacionales; y en terrenos bajos y
anegadizos del noreste, o altos y con buen drenaje hacia el norte. También se
ubicaron próximos a las arterias más importantes de circulación. Los más
antiguos se localizan mayoritariamente en el sector norte y los más nuevos en el
suroeste de la ciudad, conformando una especie de anillo o cinturón periférico.
A pesar de su cuantía, este avance poblacional no fue acompañado con la
provisión de los servicios básicos.
Los
asentamientos espontáneos se caracterizan por estar conformados fundamentalmente
por individuos procedentes de otros sectores del área metropolitana de la ciudad
de Resistencia. Asimismo es importante considerar que el discurso periodístico y
algunas investigaciones mencionan cifras elevadas al hacer referencia respecto
al número de individuos que se desplazan desde el interior provincial hacia la
capital chaqueña; esos datos no coinciden con la realidad, porque la encuesta
realizada permitió reconocer que el número de individuos relocalizados en los
asentamientos durante la década del 90 superaba a los procedentes del interior
provincial durante el mismo decenio.
La
población originaria del interior provincial, procede fundamentalmente de áreas
rurales, de los departamentos más pobres de la provincia como Güemes o Maipú,
que presentan NBI elevadas; en menor medida provienen de aquellos con desarrollo
en la actividad algodonera. No existe un patrón temporal definido en cuanto al
ingreso sino que el mismo fue constante a lo largo de la década. No se pudo por
lo tanto, detectar la existencia de una asociación estrecha con los episodios de
El Niño 1992/93 y 1997/98, tal como había sido supuesto inicialmente. Aún así,
un cuarto de los migrantes rurales destacaron la influencia de ambas catástrofes
sobre su decisión de migrar.
Parece
haber sido menor el efecto de la incorporación de nuevas tecnologías, pero esto
debe ser encuadrado en el marco de la escasa participación que estos migrantes
rurales tienen en explotaciones con uso frecuente de nuevas tecnologías y
maquinaria sofisticada.
Las
encuestas mostraron que la población conformada por los jefes de familias y
cónyuges migrantes es preferentemente joven y adulta-joven y en su mayoría tuvo
al menos una residencia anterior en la ciudad, previa a su localización en el
asentamiento en que fueran encuestados. Los sitios para habitar son elegidos en
relación con motivaciones laborales y con la posibilidad de acceder a un terreno
y casa propia.
La
duración de la permanencia en la o las residencias previas se prolonga
usualmente por más de un año y sus actividades laborales son generalmente
transitorias, relacionadas con la construcción, en ladrillerías o en servicios
de seguridad para los hombres y quehaceres domésticos para las
mujeres.
El
relevamiento realizado permitió acceder a la evaluación de la condición
sociodemográfica de la población móvil y del total de los habitantes de los
asentamientos espontáneos, aunque es necesario considerar que en el aspecto
referido a la movilidad de las personas y preferentemente los relacionados con
la migración rural, los casos detectados posiblemente son escasos y permiten
considerar los resultados obtenidos solo como exploratorios y no como
definitivos.
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