Por Eduardo Galeano
1978
La Paz
–El enemigo principal, ¿cuál es? ¿La
dictadura militar? ¿La burguesía boliviana? ¿El imperialismo? No, compañeros. Yo
quiero decirles estito: nuestro enemigo principal es el miedo. Lo tenemos
dentro.
Estito dijo Domitila en la mina de estaño de Catavi y entonces se
vino a la capital con otras cuatro mujeres y una veintena de hijos. En Navidad
empezaron la huelga de hambre. Nadie creyó en ellas. A más de uno le pareció un
buen chiste:
–Así que cinco mujeres van a voltear la dictadura.
El
sacerdote Luis Espinal es el primero en sumarse. Al rato ya son mil quinientos
los que hambrean en toda Bolivia. Las cinco mujeres, acostumbradas al hambre
desde que nacieron, llaman al agua pollo o pavo y chuleta a la sal, y la risa
las alimenta. Se multiplican mientras tanto los huelguistas de hambre, tres mil,
diez mil, hasta que son incontables los bolivianos que dejan de comer y dejan de
trabajar y veintitrés días después del comienzo de la huelga de hambre el pueblo
invade las calles y ya no hay manera de parar esto.
Las cinco mujeres han
volteado la dictadura militar.
Memoria del Fuego III. El siglo del viento.