Las guerras se libran porque
algunos deciden que son buenas para sus intereses. La Primera Guerra Mundial no comenzó
por el asesinato del Archiduque Francisco Fernando, ni fue provocada por el
sistema de alianzas. Un “incidente” puede preparar el terreno para una guerra,
pero nadie sigue disparando a menos que piense que es una buena idea.
La Gran Guerra
comenzó porque los países involucrados decidieron que podían beneficiarse, por
engañosa que haya sido esa conclusión.
Es útil tener esa idea en mente cuando se trata de comprender si
EE.UU. o Israel irán a la guerra contra Irán. En resumen, cuáles son los
intereses de los protagonistas y si son lo bastante importantes para que esas
naciones den el paso aciago hacia el caos de la batalla.
El problema político de Israel
Según el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, Irán está
construyendo armas nucleares que plantean una amenaza “existencial” a Israel.
Pero virtualmente nadie lo cree, incluida la mayoría de las comunidades
militares y de los servicios de inteligencia de Tel Aviv. Como dijo
recientemente el ex jefe del Estado Mayor israelí: Irán no es una amenaza
“existencial” para Israel. No existe evidencia de que Irán esté construyendo una
bomba y todas sus instalaciones están actualmente bajo un régimen continuo de
inspección de las Naciones Unidas.
Por lo tanto, desde una estricta perspectiva de seguridad, Israel
tiene pocos motivos para ir a la guerra contra Irán. Pero Israel tiene interés
en mantener Oriente Medio como un lugar fragmentado, partido por divisiones
sectarias y dominado por gobiernos autoritarios y monarquías feudales. Si hay
una lección que Israel ha aprendido de sus antiguos señores británicos, es
“dividir para conquistar”. Entre sus aliados más cercanos estaban las antiguas
dictaduras de Egipto y Túnez. Ahora se encuentra en la misma línea con las
monarquías reaccionarias del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG): Arabia
Saudí, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, y Omán.
Irán no es una amenaza militar para Israel, sino un problema
político: Tel Aviv ve el bravío nacionalismo y la independencia respecto a
Occidente de Teherán como un comodín. Irán también está aliado con el mayor
enemigo regional de Israel, Siria –con la cual Israel todavía está oficialmente
en guerra– así como con Hizbulá en el Líbano, Hamás en Gaza y el gobierno
dominado por los chiíes en Bagdad.
Según el análisis del gobierno de Netanyahu, dar una paliza a Irán
debilitaría a poco coste a los enemigos locales de Israel. El escenario de Tel
Aviv incluye un ataque de “conmoción y pavor” seguido de un alto el fuego por
mandato de la ONU, con un
máximo de 500 bajas israelíes. Los iraníes tienen poca capacidad para devolver
el golpe, y si atacaran centros civiles israelíes o trataran de cerrar el
Estrecho de Ormuz, causarían una intervención de EE.UU.
Por cierto, este escenario de color rosa es poco más que la
expresión de buenos deseos. No es probable que Irán acepte un alto el fuego
rápido; combatió durante ocho largos años contra Irán y la guerra tiene el
hábito de descarrilar los mejores planes. Una guerra entre Israel e Irán sería
larga y sangrienta y podría extenderse a toda la región.
Los dirigentes de Irán emplean mucha grandilocuencia sobre el
castigo a Israel si ataca, pero a corto plazo no hay mucho que puedan hacer, en
particular en vista de las líneas rojas trazadas por Washington. La fuerza aérea
iraní está obsoleta, y los israelíes tienen tecnología para destruir la mayor
parte de las instalaciones de radar y antiaéreas de Teherán. Irán podría hacer
poco para detener la mezcla israelí de ataques aéreos, misiles crucero lanzados
desde submarinos, y misiles balísticos Jericho.
EE.UU. y sus aliados
A pesar de toda su palabrería de que “todas las opciones están
sobre la mesa”, parece que el gobierno de Obama trata de evitar una guerra. Pero
ante las inminentes elecciones de 2012, ¿podría Washington quedarse al margen?
Los sondeos indican que los estadounidenses no estarían a favor de una nueva
guerra en Oriente Medio, pero un frente unido de republicanos, neoconservadores
y del Comité de Acción Política Estadounidense-Israelí presiona por un
enfrentamiento con Irán.
Fuentes israelíes sugieren que Netanyahu puede estar calculando que
un ataque israelí en época electoral podría obligar al gobierno estadounidense a
apoyar una guerra para no rebajar las posibilidades de reelección de Obama. No
es ningún secreto que los dos dirigentes no se llevan bien.
Pero EE.UU. también tiene interés en esta lucha. La hostilidad
estadounidense hacia Irán se remonta a la confiscación por parte de Teherán de
los activos petroleros de Gran Bretaña en 1951. La CIA ayudó a derrocar al gobierno
democráticamente elegido de Irán en 1953 e instalar al dictador Sha. EE.UU.
también respaldó la guerra de Sadam Hussein contra Irán, ha tenido una larga
relación antagónica con Siria y no habla con Hizbulá o Hamás. Los enemigos
locales de Tel Aviv son los enemigos locales de Washington.
Cuando los monarcas del Golfo formaron el CCG en 1981, su propósito
primordial fue oponerse a la influencia iraní en Oriente medio. Utilizando como
cuña la división religiosa, el CCG ha alentado a los fundamentalistas suníes
para que se enfrenten con los chiíes en el Líbano, Iraq y Siria, y bloqueó en
gran parte la propagación de la “Primavera Árabe” a su propio campo. Cuando los
chiíes de Bahréin comenzaron a manifestarse contra la falta de democracia y los
bajos salarios, el CCG invadió el país y aplastó las manifestaciones. El CCG no
está enteramente de acuerdo con EE.UU. e Israel respecto a los palestinos,
aunque tiene cuidado de no enfrentar a Washington y Tel Aviv, pero el CCG está
en la misma línea con ambas capitales respecto a Siria, el Líbano e Irán.
La Unión
Europea (UE) se ha sumado a las sanciones, aunque
Francia y Alemania han rechazado explícitamente el uso de la fuerza. Las
motivaciones de la UE van
desde el deseo de Francia de recuperar su anterior influencia en el Líbano a la
necesidad europea de mantener su influencia en el centro energético del mundo.
Preparan la escena para una tragedia
Resumiendo, no se trata solo de petróleo y gas, pero en gran parte
es así, y cómo señala Alexander Cockburn de CounterPunch, a las compañías
petroleras les gustaría ver una reducción de la producción y un aumento de
precios. Otra guerra en el Golfo Pérsico posibilitaría las dos cosas.
Irán será la víctima, pero algunos elementos del régimen
aprovecharán cualquier guerra para consolidar su poder. Un ataque uniría al país
alrededor de lo que actualmente es un gobierno bastante impopular. Permitiría
que los Guardias Revolucionarios aplastaran a la oposición y reforzaría el
intento del gobierno de Ahmadineyad de reducir los subsidios para transporte,
vivienda y alimentos. Una guerra fortificaría el poder de los elementos más
reaccionarios del actual régimen.
Hay otros actores en este drama, China, Rusia, India, Turquía, y
Pakistán para comenzar, ninguno de los cuales apoyan una guerra, pero queda por
ver si pueden influir en los acontecimientos. A fin de cuentas, es posible que
Israel decida unilateralmente que favorecería sus intereses iniciar una guerra y
que EE.UU. la apoye.
¿O tal vez todo esto no es más que mucho ruido que no significa
nada?
Israel, Occidente y el Consejo de Cooperación del Golfo comparten
muchos intereses. Por desgracia, también comparten la creencia en que la fuerza
es un medio adecuado para sus objetivos.
Semejantes ilusiones causan las tragedias.
Conn Hallinan es columnista en
Foreign Policy In Focus. Se puede leer su trabajo en dispatchesfromtheedgeblog.wordpress.com y middleempireseries@wordpress.com
Fuente: http://www.alternet.org/world/154337/why_nations_start_dumb_wars%3A_is_israel_setting_the_stage_for_tragedy