2012: ¿el año del miedo?
Alfredo César
Dachary
El nuevo año, el incipiente 2012, ha sido
precedido desde la década pasada, de una mala fama, ya que se lo indicaba como
el año del fin del mundo para los más extremistas, el del gran cambio para los
más idealistas y un año muy difícil para los que no están con estas teorías pero
viven e intentan entender la compleja y difícil realidad que nos toca
vivir.
No concordamos con las dos primeras alternativas,
pero sí creemos que el mundo que nos toca vivir y la actual coyuntura son “de
miedo” por el costo que podríamos llegar a tener que pagar y las consecuencias
que nos tocará enfrentar, derivadas del ocaso de una hegemonía, un fenómeno que
siempre está acompañado de violencia en todas las
dimensiones.
Pero sin tomar en cuenta las diferentes
interpretaciones sobre lo que ocurrirá en el 2012, no cabe duda que estamos
viviendo en una sociedad dominada por el miedo, y eso lo vemos a diario en la
televisión que nos muestra siempre, y como siguiendo un guión, los temas más
escabrosos y violentos de nuestra realidad.
Pero ésta no está sola, la fábrica de cerebros, o
mejor dicho, de remplazo de neuronas para gran parte de la población mundial,
Hollywood, las cadenas mundiales de información y la “magia del Internet” se
encargan todos los días de recordarnos que vivimos en un mundo amenazado desde
dentro y desde fuera, ratificando nuestra pequeñez frente al mundo y el
universo.
Los films que se crean para esta “cruzada” son
diversos: el cometa que se va estrellar en la tierra, el gran meteorito camino
al norte del planeta, el cambio climático, el volcán que estalla y muchas otras
ideas, que nunca faltan a los creadores de pesadillas, para mantenernos en una
idea de miedo, la mejor forma de poder controlar a la
gente.
Todos estos films terminan bastante bien, el
ejército y los científicos de Estados Unidos siempre logran frenar la amenaza y
los efectos colaterales de ellas serán unos miles de muertos pero a eso estamos
ya muy acostumbrados, en nuestra “cotidianidad”.
Las grandes epidemias, las bombas nucleares que
coloca un grupo terrorista en una o varias ciudades de Estados Unidos y un tren
con basura atómica que se sale de control, son otros de los argumentos que nos
dan de las amenazas globales, un guión perfecto que lleva una década en ascenso;
el mensaje es claro el mundo es inseguro pero Estados Unidos tiene la capacidad
para poder resolverlo.
En el otro extremo están los terroristas, los
delincuentes, los grandes grupos de la economía criminal que diariamente asechan
a la sociedad y allí aparece el nuevo “héroe”, palabra clave en una sociedad de
egoístas y una lectura de la historia fáctica, que son los policías, ya no de
uniforme, sino tecnológicamente en la vanguardia, que viajan en jets privados y
viven como un ejecutivo, la fantasía no tiene límite, porque no concuerda con la
realidad.
El aeropuerto es un lugar donde la seguridad se
ha transformado en una forma legal de humillación a las personas, y eso no ha
servido para poder frenar lo que pretenden o lo que es su objetivo; las oficinas
públicas cada día más controladas por videocámaras, por gafetes, por puertas que
se abren con éstos u otra tarjeta magnética, en síntesis: “¿ya llegó lo que
pronostica George Orwell en su libro 1984?”.
La calle, el dominio de lo público, hoy está
controlado por miles de cámaras, ¿vivimos en una sociedad de delincuentes o
todos estamos siendo controlados, por las dudas para tener certeza que no
debemos salirnos del guion?, y una nueva página del
1984….
La sociedad, el gobierno y las empresas son
transparentes, todo se publica, pero nada cambia, ¿coincidencia o falencia?, lo
que se publica es lo que conviene, sino entramos en el mundo nuevo que abrió
WikiLeaks, y su fundador Julian Assange, extradición a Suecia por un delito
“inventado”.
Pero todo esto nos hace retroceder al pasado
inmediato, ya que siempre aparece cada dos o tres décadas una gran amenaza que
domina el mundo por esos años, de los cuarenta a los ochenta, la amenaza atómica
expresada en la famosa guerra fría y enfrentamiento de dos sistemas opuestos,
luego vino ante la caída del comunismo, ello obligó a crear un nuevo demonio:
“el terrorismo”.
Los grandes terroristas de una época luego fueron
presidentes o líderes importantes de sus países, desde Irlanda a Sudáfrica,
desde Israel a Nigeria, desde Uruguay a Brasil, desde Bolivia a Colombia, entre
otros países. Primero fueron catalogados como enemigos, luego como demócratas,
pero eso es el pasado, hoy el terrorismo moderno se vincula a un grupo humano,
los árabes, y una religión, los musulmanes.
¿Fue siempre así el mundo? En el siglo XVI para
entrar en Habsburgo, había un sistema de puertas, que daban a otras y éstas a
salones cerrados hasta que al final luego de un pago de peaje, se dejaba entrar
al viajero, sea comerciante o aventurero.
¿Por qué tantas precauciones?, porque de noche
las ciudades se cerraban tras los muros que las protegía, de enemigos y otras
amenazas, ¿esto era miedo o precaución? El miedo es un concepto que está cargado
de vergüenza y muchos lo asocian a la cobardía, por ello era usado para denigrar
a las personas.
A los campesinos pobres y otros desheredados se
los consideraba, en la antigüedad, como miedosos y cobardes, mientras los nobles
y guerreros eran considerados valientes, una visión engañosa, que sólo servía
para ratificar las diferencias de clases basadas en el divino “derecho natural”,
para los beneficiados.
Hasta que llega la modernidad, el hombre
tenía miedo a algo muy concreto,
que era el eje de su vida: Dios, el que premiaba y castigaba, el que consolaba,
el que cambiaba la realidad a través de milagros, esa era la época del “mundo
encantado”, donde todo se explicaba a partir de la fe, luego ésta cambió por una
nueva fe: la ciencia y sus científicos.
El miedo de antes y el de hoy no tienen tantas
diferencias, siempre son amenazas al poder y desde éste se define lo bueno y lo
malo, a lo que hay que apoyar o a lo que hay que demoler. George Bush definía a
sus enemigos como “el eje del mal”, algo así como los demonios de la tierra,
algo que prendió en la sociedad norteamericana que lo reeligió para que
continuara su campaña divina contra los enemigos, el “eje del mal”.
La satanización del enemigo, visión cristiana que
asocia lo más malvado que se puede dar, el gran satán, es un regreso al pasado
en un presente global; aquí se condenaba en forma triple: por disentir en lo
político, por disentir en lo religioso y por ser diferente étnicamente, no eran
blancos ni occidentales, al igual que muchos siglos atrás reaparecen los
“bárbaros”.
Pero el drama hoy es una hegemonía en decadencia,
que como imperio que se comienza a resquebrajar, vende cara su caída, y así el
2012 nos enfrenta a una potencial guerra real, la que se plantea con Irán, que
puede llevar un mensaje más amplio y tocar a China y la propia Rusia.
Volvemos a los cincuenta del siglo pasado, a la
amenaza nuclear, el mundo sembrado de bombas atómicas que intenta usarlas para
imponer su sistema; una vez más el hombre repite sus errores y pretende acallar
al enemigo mediante la fuerza, sin medir el costo que esto representa.
Pero el mundo del 2012 no es el de la década de
los cincuenta o sesenta, el imperio hegemónico hoy muestra su verdadero rostro
con los millones de pobres, de marginados, de ciudadanos sin seguro médico y la
primera gran rebelión de la sociedad, tomando como eje la libertad y la
necesidad de un trabajo digno.
Acorralado entre los problemas internos y la
pérdida de la hegemonía en el mundo, Estados Unidos está camino a escribir una
página negra en la historia universal si sigue el camino de la guerra; esa es la
verdadera amenaza, la otra es un gran fenómeno mediático y editorial, que
distrae a la gente del gran peligro que está sobre nosotros y del cual no
podríamos evadir, el holocausto nuclear, guión de muchos films que han salido de
Hollywood y posiblemente hoy sea el guión de un grupo de poder, que no se
resiste a verlo reducido.
alfredocesar7@yahoo.com.mx