Necesitan petróleo, pero el dólar es
más importante
Serguei
Glaziev
Sovietskaya Rossia, 29 de abril del 2003
Una de las explicaciones
que más se están oyendo para entender la agresión contra Iraq, es la necesidad
de bajar los precios del petróleo. Pero ¿es esto realmente así? Los EUA tienen muchas
palancas para presionar sobre los exportadores de petróleo. Los mismos países
miembros de la OPEP, en varias ocasiones han mostrado su disposición ha rebajar
los precios hasta las 25$ por barril. Sin embargo los americanos no han
recurrido a estos medios.
¿Qué es lo que buscan
los EUA con esta agresión? ¿Acaso simplemente el derrocamiento de Saddam?. De
todos es sabido que sus servicios secretos, en muchos casos se han dedicado a
eliminar sin contemplaciones a los políticos molestos y a organizar golpes
militares en otros países. ¿Qué sentido tiene indignar a todo el mundo, pudiendo
hacerlo sin mancharse las manos?.
Fue precisamente así como se
provocaron dos guerras mundiales que arruinaron al Viejo Mundo y enriquecieron
fabulosamente a los EE.UU.
Un rayo de
luz sobre los objetivos FUNDAMENTALES de esta aventura americana, lo puede
verter el análisis de las leyes que rigen a largo plazo el desarrollo de la
economía mundial. La dinámica de los principales indicadores nos demuestra que
la economía mundial está entrando en una de sus cíclicas crisis estructurales.
La desaceleración en los tiempos de crecimiento económico en los países más
industrializados, la caída de los beneficios y el sobrante de recursos
financieros dan fe del agotamiento de las posibilidades de ampliación de la
producción en sus direcciones tradicionales.
Es aquí donde debemos
buscar los motivos reales de la agresión. En esta, al igual que en guerras
anteriores, los EE.UU. están resolviendo una tarea de vital importancia
estratégica para ellos, consistente en el mantenimiento del monopolio de emisión
de divisa mundial.
Comenzando
desde el 71, cuando el gobierno americano se negó a la conversión de dólares por
oro, obligaron a todo el mundo a utilizar su moneda nacional en calidad de
divisa internacional. No solo comenzaron a apropiarse de la ganancia de emisión,
sino que pusieron en circulación el 80% de su masa monetaria en dólares como
seguro de sus propias obligaciones estatales.
Esto explica que se
puedan permitir todo tipo de campañas militares, por costosas que estas sean, y
mantener a todo el mundo atemorizado.
La emisión
incontrolada de billete verde acabó formando una pirámide financiera mundial.
Únicamente 4% de
la masa monetaria de los EUA está respaldada por sus reservas de divisa
oro.
Bastaría con que alguien
comenzase a lanzar de forma masiva dólares para que se pudiera dar la
destrucción, a modo de avalancha, del sistema monetario internacional, acabando
con el liderazgo económico americano. Saldría a relucir la deuda de más de 30
billones de dólares de los EUA ante el resto del mundo.
Para mantener la estabilidad del dólar, los EE.UU.
necesitan generar una demanda constante.
Pero en este proceso
de inmersión de la economía mundial en una depresión estructural, se reduce la
demanda general de crédito y al mercado financiero le dan escalofríos. En los
últimos 4 años las perdidas conjuntas en el mercado americano de fondos, han
superado los 7 billones de dólares.
El proceso de
formación de la nueva estructura tecnológica asegura la demanda creciente de
créditos. Pero hasta que la recomposición estructural coja ritmo, los EUA
necesitan por todos los medios estimular la demanda de dólares y bloquear los
intentos de emisión.
Organizando la guerra en Yugoslavia, Los EUA
desestabilizaron la situación económica y política en la Unión Europea. La
estabilidad del euro se vio así temporalmente socavada y los planes de ampliar
la esfera de circulación de esta divisa, congelados.
Así se vio frenada la iniciativa de
Bruselas de adoptar el euro como moneda par las transacciones comerciales con
Rusia. Los países europeos se siguen viendo obligados a mantener una parte
importante de sus reservas en dólares.
Bajo la excusa de la
"cruzada" contra el terrorismo internacional, los EUA han conseguido que se
congelen grandes activos en dólares pertenecientes a organizaciones y
particulares de los países árabes.
Reforzando su influencia
geopolítica, valiéndose de la escalada de la tensión internacional, los EUA han
bloqueado las iniciativas de los países asiáticos de crear un nuevo fondo
monetario en sus divisas nacionales. El embate de los precios sobre el petróleo
provocado por los americanos, unos precios que se fijan en dólares, ha servido
para controlar durante un tiempo la masa sobrante de dólares.
Finalmente, la guerra en Iraq le ha
dado a los EE.UU. un instrumento más para contrarrestar los intentos de emisión
de dólares: la congelación de cuentas bancarias de países
enteros.
De esta manera, los EUA
actúan de un modo completamente lógico. Les es extremadamente vital conservar el
derecho de emisión de divisa, con el fin de llevar a cabo la modernización de su
economía, a expensas del resto del mundo. Cualquiera que ponga en duda la conveniencia de la utilización
del dólar como divisa mundial o le cierre sus mercados, representa una amenaza
para sus intereses nacionales. Y que nadie dude que los EUA defenderán sus
intereses.
Evidentemente, esta
marcha de los acontecimientos es potencialmente peligrosa para Rusia y otros
estados. El volumen de la pirámide de dólares no cubiertos es tal, que cada año
la posibilidad de su desplome repentino aumenta.
De un día para otro, todo aquel que
maneje dólares, perdería una parte importante de sus ahorros, sino
todo.
Si la comunidad
internacional quiere frenar al agresor y asegurarse frente a la constante
tensión, alentada por los EUA, desencadenante de guerras regionales, necesitará
abandonar el dólar como divisa mundial. Para esto bastaría con que se pusieran
de acuerdo los Bancos Centrales de los países
interesados. El precio a pagar serían las
perdidas de los detentores de dólares y la desestabilización del actual sistema
financiero internacional.
La comunidad internacional
necesitaría introducir con urgencia un nuevo sistema de cálculo monetario e
introducir una nueva divisa mundial.
En cualquier caso
Rusia debe librarse de la dependencia del dólar, disminuir radicalmente la parte
de los activos en dólares de sus reservas de divisas. Acordar con la UE, los
países de la CEI (países de la ex URSS) y China, la utilización de sus divisas
nacionales en sus operaciones comerciales, y conseguir la convertibilidad del
rublo.
Si a esto
añadimos una política de emisión nacional, devolviendo al estado los ingresos
por renta para destinarlos al desarrollo y crear las condiciones necesarias para
lograr el crecimiento de los nuevos sectores productivos, con la incorporación
de las nuevas tecnologías, Rusia podrá recuperar un lugar honroso entre los
líderes mundiales.
Me gustaría creer que la razón se
acabará imponiendo, y el elector ruso dará su apoyo a las fuerzas que de verdad
defienden nuestros intereses nacionales. Solo así tendremos la posibilidad de
sustituir el actual gobierno de incompetentes por auténticos profesionales,
capaces de lograr el milagro económico para el país y no para unas pocas
familias investidas de poder.
*Economista y diputado de la Duma
(parlamento ruso)
Gentileza:
Ricardo César Andreu