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Asunto: | NoticiasdelCeHu 1228/11 - Argentina - Diez años después... la memoria y el discurso oficial (Aldo Casas) | Fecha: | Miercoles, 21 de Diciembre, 2011 20:15:06 (-0300) | Autor: | Noticias del CeHu <noticias @..............org>
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NCeHu
1228/11
Argentina
Diez años
después... la memoria y el discurso oficial
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I- Reconocemos y saludamos, la potencia destituyente del
pueblo en la calle y los tumultuosos aunque limitados ensayos
instituyentes orientados a devolver el manejo de la cosa pública al
pueblo, expresados en los movimientos piqueteros, las asambleas populares,
las fábricas recuperadas y otras múltiples expresiones de autoactividad y
autoorganización popular. A partir de ese formidable cimbronazo, es toda
una década la que está en disputa. Algunos pueden creer que esta pelea
política y simbólica quedó cerrada con el 54% de los votos a Cristina
Kirchner. Es evidente, por cierto, el espaldarazo a la gubernamentalidad
que de esto se deriva. Pero no debemos quedar presos del espejismo de la
política institucional, que supone a la población como una sumatoria de
individuos aislados y pasivos. Ese es un ensueño reaccionario: la
estadística electoral no reemplaza ni anula el antagonismo social, las
genuinas aspiraciones a cambiar la vida, las diversas tradiciones,
experiencias y organizaciones entre las cuales muchas conservan destellos
de la gesta del 19 y 20 de diciembre. Por eso el presente no es lo que nos
dicen machaconamente los discursos de la Presidenta, la realidad es para
nosotros un ramillete de posibilidades, condicionadas pero no cerradas. El
futuro nunca está escrito por anticipado, ni cabe en una urna: siempre
surge de la lucha de clases y de la lucha política. Surge, surgirá, de los
sueños, la organización y el proyecto – fecundados en este caso por la
memoria de la insurrección y de los caídos en aquellas jornadas- que
seamos capaces de lanzar al ruedo.
II- Hoy, el discurso oficial
prefiere saltearse o ningunear la rebelión de diciembre del 2001.
Parecería que el país entero hubiese despertado de la pesadilla de los 90
recién en el 2003 y gracias a Néstor Kirchner. Podría decirse, con mucha
más razón, que tanto él como su gobierno fueron un híbrido resultante del
impacto de la insurrección, pero también de sus limitaciones. Fue el
apabullante repudio del pueblo en las calles a la corrupta partidocracia
lo que posibilitó que un casi ignoto gobernador patagónico pudiera
presentarse como expresión y portador de un nuevo modelo de país. Fue la
inmadurez política de la movilización y la ausencia de un proyecto
alternativo gestado desde abajo lo que facilitó que el discurso
kirchnerista se presentase como expresión del cambio posible. El poder
y su corte de aduladores se burlan de las consignas y aspiraciones del
2001, diciendo que no llevaron a ninguna parte y ocultando lo que ellos
mismos deben a la pueblada. Pero su gran relato triunfalista que comienza
reivindicando la importancia de recuperar la dignidad, las utopías y el
orgullo de ser argentinos y latinoamericanos, termina allí nomas:
reivindicando una política reducida a controlar y utilizar los recursos
del Estado en defensa del status quo. El modelo “nacional y popular” se
reduce a un mezquino posibilismo: criticando el capitalismo anárquico de
los países centrales, dicen que deberemos conformarnos con un (supuesto)
capitalismo serio y productivo. Este es un proyecto condenado al fracaso,
porque lo más serio del capitalismo de hoy es su crisis y su capacidad
destructiva. Desde arriba, discursean y prometen salir de la crisis del
capitalismo. Desde abajo, debemos tener la audacia de afirmar que es
necesario y es posible salir del capitalismo en crisis.
III- No
idealizamos la rebelión, reconocemos sus límites, sufrimos con los golpes
recibidos. Pero repasando la historia a contrapelo, oponemos al relato
oficial las gemas más genuinas de la pueblada y las ordenamos en una
constelación de resistencias populares, las de ayer y las de hoy, que van
desde la Semana Trágica hasta el Cordobazo y las luchas de los setenta,
pasando por el 17 de octubre y la “resistencia peronista”. Constelación
que puede ser dialécticamente relacionada con nuestro presente y el
necesario empeño en construir otra política, anticapitalista, desde abajo
y a la izquierda.
Tal vez el balance más importante de esta década
sea el darnos cuenta que nosotros mismos ya no somos los de antes.
Empujados por (y en diálogo con) las ricas experiencias de las luchas
sociales y políticas que no dejan de recorrer Nuestra América, somos parte
de una militancia que re-descubre las posibilidades y las potencialidades
de la genuina práctica revolucionaria, que no se agota en un discurso
ideologizado e impotente porque cambia las circunstancias en que vivimos y
nos autotransforma. Práctica revolucionaria que debe recrearse y
desplegarse cotidianamente, poniendo en relación las batallas del momento
con la recuperación de la historia de lucha de nuestro pueblo, asumiendo
desde y con las mayorías empobrecidas y humilladas la construcción de
poder popular y de una estrategia emancipatoria. Superando localismos y
corporativismos, ganando contenido y alcance nacional, nuestroamericano y,
en definitiva, internacional. Porque se trata de terminar con el
capitalismo en el mundo, antes que el capitalismo termine con nosotros y
con el mundo.
http://www.marcha.org.ar/index.php/nacionales/118-opinion/448-diez-anos-despues-la-memoria-y-el-discurso-oficial
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