El gobierno ya les entregó a
los bancos bonos por casi 10.000 millones de dólares, en concepto de seguro de
cambio de sus deudas en dólares con el exterior ("cobertura") y para compensar
la pesificación asimétrica entre depósitos y créditos. Además, les redolarizó
los Préstamos Garantizados, por unos 6.000 millones de dólares, en un canje de
depósitos de ahorristas por los Bonos del Estado (Boden).
La semana pasada, Duhalde autorizó a
los bancos por decreto a cancelar los redescuentos de 20.000 millones de pesos
otorgados por el Banco Central durante el 2002 en 70 cuotas, a partir de marzo
de 2004, con Préstamos Garantizados que no hubieran sido usados en el canje de
depósitos por Boden, o con los bonos Boden que les fueron entregados por la
cobertura o compensación por deudas con el exterior.
Por otro lado, Duhalde envió al
Congreso un proyecto de ley para compensar con más bonos a los bancos, esta
vez por los amparos y la indexación asimétrica entre deudas y depósitos
(CER/CVS), lo que sumaría unos 3.000 millones de dólares.
Como resultado de todo esto, la deuda
pública aumentó en 22.000 millones de dólares y llegaría a 25.000 millones de
dólares si el Congreso aprueba las nuevas "compensaciones".
Pero la cosa no termina aquí. Ocurre
que, incluso luego de la redolarización y de la cancelación anticipada de los
Préstamos Garantizados y los nuevos bonos, el sistema bancario sigue con
patrimonio neto negativo. Esto se debe a que esos bonos valen en el mercado la
mitad de su valor nominal (por ejemplo, el Boden 2012 en dólares cotiza al
50%). Para disimular la quiebra patrimonial, el Banco Central ha aprobado una
norma por la que "los bancos tendrán hasta 5 años para ajustar la valuación de
los títulos públicos que tienen en sus carteras de inversión a los precios que
rijan en los mercados", y que los Boden 2012 "podrán ser contabilizados a
valor técnico" (La Nación, 3/4), lo que representa un 30% más que el
valor de mercado.
Pero incluso esto no alcanza, porque
"el monto de la cartera irregular (de los créditos bancarios pesificados)
sigue siendo muy alto, casi el 30%", reconoció el ex titular del Banco Central
Javier González Fraga (La Nación, 6/4).
En resumen: después de la
pesificación de las deudas bancarias - que benefició a los grandes grupos
económicos - y del auxilio y el salvataje de la banca, el sistema financiero
sigue quebrado porque tiene una cartera 30% morosa y bonos que valen la mitad.
Esto explica que la cartera de préstamos siga cayendo, porque los bancos
utilizan los fondos que ingresan por nuevos depósitos o por los pagos de
préstamos para recomponer sus "cajas" y hacer frente, de esta manera, a la
salida del corralón y a la nueva bicicleta financiera que se está
armando.
La nueva bicicleta financiera tiene
dos ingredientes:
• Hoy, los bancos ofrecen una tasa
de interés muy alta para los depósitos en pesos mientras la cotización del
dólar sigue retrocediendo. Pero apenas el dólar deje de caer y empiece a
subir, esos pesos acrecentados por la tasa de interés saldrán de los bancos
e irán a parar a la compra de dólares.
• Las normas de salida del corralón
establecen que los depositantes de más de 30.000 dólares tienen que hacer un
plazo fijo de 90 ó 120 días y recién entonces podrán recuperar sus ahorros.
Ante esta circunstancia, y como desconfían del nivel en que estará el dólar
en ese momento, se observa un crecimiento de la compra de dólares a futuro,
para junio y julio, que es cuando vencen los plazos fijos del corralón. Por
esa razón "se cuadruplicaron los contratos de dólar futuro", informó El
Cronista (2/4).
Todo esto está indicando la
fragilidad del proceso de salvataje de la banca y la traba que implica para la
recomposición del proceso capitalista en su conjunto. La fragilidad es tal
que, por ejemplo, un ex banquero, el lópezmurphista Mario Teijeiro, sostiene
que "no es posible rehacer un sistema bancario con bancos quebrados" (¡!);
plantea, entonces, que el auxilio a la banca vaya condicionado al compromiso
de los bancos de "recapitalización adicional para cumplir con los capitales
mínimos deteriorados por la desvalorización de su cartera pública y
privada".
Pero los bancos sólo pondrán
capitales nuevos si se les asegura una depuración del sistema financiero, con
el achique y privatización de la banca pública y la absorción de los bancos
más débiles.
Esto figura en la carta de intención
firmada por Lavagna con el Fondo Monetario como una tarea que deberá encarar
el próximo gobierno. Por eso, ya hay una lucha encarnizada en la burguesía,
una de cuyas manifestaciones es la división de los banqueros en tres cámaras
patronales y en dos de la Unión Industrial, con Techint liderando uno de los
bandos.
Todo esto marca una profundización de
la crisis política y la inminencia de nuevos choques, que estarán determinados
por el resultado de las elecciones y la renegociación del acuerdo con el Fondo
que empieza en junio.
Fuente: Prensa Obrera Nro 796, del 10 de abril de
2003. Buenos Aires.