Alfredo César Dachary
Los atentados terroristas siempre han sido condenados por las
sociedades en donde se dan y el
mundo en general, porque no hay una justificación posible, ni siquiera en
tiempos de guerra. Históricamente han existido muchos atentados, pero el
terrorismo como cotidianidad que nos afecta comenzó con el 11 de septiembre del
2001, aunque las matanzas como espectáculo en vivo se inician para la sociedad
actual con la transmisión directa de CNN de la primera invasión a Irak, en 1991.
Los graves atentados que se han dado en estos días en Oslo, capital de
Noruega, inmediatamente le adjudicaron un responsable, el mismo error que
cometió el Partido Popular, la derecha española cuando ocurrieron los trágicos
atentados de marzo del 2004, en ese caso fue al ETA y en éste de Oslo inicialmente se habló de Al Qaeda, ambas
identificaciones sin justificación ni datos han sido además de falsas,
contraproducentes.
En
el caso español, el Partido Popular (PP) perdió sus elecciones frente al Partido
Socialista Obrero Español (PSOE), cuando una semana antes tenían el triunfo
según todas las encuestadoras del país; en el caso noruego ha sido más grave,
porque una sociedad muy igualitaria pero en el fondo racista, se resistió a
creer en primera instancia de que esa grave matanza fuera hecha por un noruego,
como en realidad ocurrió.
La gente que se entrevistó en la calle, en las primeras horas del
atentado terrorista, decía no entender lo que estaba ocurriendo, y el ciudadano
normal señalaba que era imposible que en un país como Noruega se diera una
masacre de esa magnitud y mucho menos realizada por un noruego, blanco, rubio de
ojos verdes y elevada estatura; un noruego puro, como lo definió luego la
policía de Oslo.
¿Sorpresa, falta de conocimiento de la realidad o
simplemente una sociedad desinformada? Creo que las tres causas se relacionan y
nos permiten avizorar que este hecho no es aislado y fruto de un caso de
excepción; esta masacre tiene historia, la otra cara de las “democracias
nórdicas”, la parte oscura del perfecto Estado de bienestar, que posiblemente
comenzó a tomar forma en 1986 cuando el Primer Ministro de Suecia, Olof Palme,
fue asesinado a la salida de un cine, al cual concurría como cualquier otro
ciudadano sin custodia.
Noruega, que es considerada un modelo de
sociedad, ha sido un fuerte aliado de Estados Unidos y de la OTAN y su ejército
ha participado desde 1990 en las invasiones de los aliados a países
“peligrosos”, o sea, durante la primera y luego la segunda guerra del golfo,
algo que no es casual, ya que ese país es la principal potencia petrolera de
Europa occidental y por ello sus intereses en el medio y lejano Oriente son
parte de su geopolítica, al extremo que, aliada con Rusia, han logrado una
concesión para explotar un importante yacimiento petrolífero en
Irak.
En la guerra de Afganistán está participando con
un número importante de soldados en base a su escasa población, hay 700 miembros
de las fuerzas especiales y además el ejército noruego está operando el
aeropuerto de Kabul, y a ello se le
suma la cooperación internacional del gobierno de Noruega a
Afganistán.
En el 2003, el segundo de Al Qaeda, actual jefe
de la misma, Aymán al Zawahiri, realizó la primera amenaza a Noruega y la gente
se preguntaba por qué, sin tomar en cuenta su presencia militar en Afganistán y
el gran impacto en la sociedad por los daños colaterales que generaban los
militares de la ocupación.
En el transcurso de la invasión y ocupación de
Irak, en el 2005, se pretendió expulsar a un exiliado político en noruega,
Mullah Krekar, que llevaba 14 años en el país, lo cual generó una fuerte
reacción dentro de Irak, y luego fue integrado a otro juicio contra potenciales
terroristas que operaban desde Noruega.
Un año después, en 2006, ocurrió un serio
problema cuando se sacaron caricaturas de Mahoma, lo cual fue condenado en el
mundo musulmán, pero se hizo caso omiso de las ofensas y éstas que se hicieron
en Dinamarca, se reprodujeron en Noruega y Suecia, lo cual aumentó la ira de los
musulmanes.
El anti multiculturalismo, el racismo y la
identidad de raza, todos estas características que tenía el nazismo, no sólo
guían a los políticos al entrar en aventuras militares en países que no conocen
y no los amenazan directamente, sino que son parte de la cultura de Noruega, un
país pacifista, no tanto, humanista mucho menos, y los resultados electorales,
que le dieron el 25% de los votos a la extrema derecha, en la cual militó el
genocida, son suficiente ejemplo.
No están solos, son la vanguardia de un nuevo
pensamiento que siempre ha existido en Europa a partir de la definición del
eurocentrismo, hoy en el ocaso, porque no representan la gran alternativa. La
ultraderecha tiene en Europa el 23% en Noruega, el 19% en Finlandia, el 5.7% en
Suecia, el 13.8% en Dinamarca y el 15.4% en Holanda. Para el 2012, en Francia,
según sondeo, llegarán al 23%, el 17.5% en Austria y así en todos los países de
la civilizada Europa donde el nazismo, franquismo y fascismo parece no haberles
dejado una lección.
Otra forma de entender estas sociedades del
bienestar (las más consolidadas) es a partir de entender su literatura
emergente, la novela negra, un éxito mundial que identifica a las nuevas letras
escandinavas.
Stieg Larsson, Henning Mankell, Arnaldur
Indridason y Jo Nesbø están entre los exitosos abanderados de un género negro y
criminal que cada vez tiene más lectores, lo que nos lleva a preguntarnos ¿por
qué en estos países se da el auge de la literatura
policíaca?
Hay quienes sostienen que ésta es la nueva
literatura de la cotidianidad de una
sociedad del bienestar en declive, estos países nórdicos que ostentan las
mayores tasas de delitos por mil habitantes de toda la Unión
Europea.
Países desarrollados, “humanistas” y “equitativos
en género”, pero que el 20% de las mujeres reconoce haber vivido algún episodio
de violencia doméstica y el acoso escolar causa estragos, 18% en Noruega y
Suecia, según diferentes estudios.
A
mediados de los años sesenta, de los pioneros de la novela negra nórdica, el
matrimonio Sjöwall y Wahlöö,
abordan con éxito este género policíaco que cuestiona el devenir de la sociedad
no sin desesperación, en el corazón de los países más cultos y pacifistas:
Islandia y Dinamarca a Suecia y Noruega.
Los exitosos escritores Jo Nesbø, Anne Holt,
Sjöwall y Wahlöö, comunistas y críticos despiadados de las perversiones del
sistema, afirman que la sociedad nórdica, la más avanzada de Europa, ha
encontrado la manera de interrogarse a sí misma, a partir de esta literatura.
Con Henning Mankell a Ian Rankin, la novela sigue las ideas de Sjöwall y
Wahlöö, logrando hacer de la novela policíaca la más certera disección de la
sociedad contemporánea, de allí que esta pareja sueca inauguró la vertiente
social de la ficción negra y criminal. Maj Sjöwall y Per Wahlöö llevan al lector
que se cuestione sobre el mundo en el que vive.
La gran síntesis basada en la realidad la generó
el periodista que desentrañó la forma de vida y actuación de la ultraderecha de
los países nórdicos, autor de la famosa trilogía Millenium, él fue el que
predijo o concluyó de que se vendría un gran atentado de este grupo y el modelo
sería el genocidio de Oklahoma, realizado por la ultraderecha norteamericana.
Hay mucho más al ver como se lograron todos los
elementos para la generación de estos atentados: fanatismo, odio, remembranzas
del pasado histórico desde los Templarios a los reyes que persiguieron pueblos y
de éstos al militarismo actual.
Por ello, la pregunta de la sociedad noruega
sobre por qué allí, por qué esa violencia incontrolada, se hace sin pensar en la
realidad que se vive, donde el Estado de bienestar les da una gran calidad de
vida pero no les garantiza la felicidad ni les da elementos para entender una
nueva realidad mundial, que ya ha olvidado los racismos y nacionalismos, hasta
el momento en que un grupo importante de la sociedad decide recuperarlos como
bandera.
El atentado es una realidad inaceptable e
injustificable, pero no se trata de asombrarse, sino de ver hacia adentro y con
ello entender la realidad de la sociedad en donde viven, única fuente para
entender su realidad.
alfredocesar7@yahoo.com.mx