NCeHu 273/03
Situación contemporánea
de las economías regionales.
Estrategias para
incorporar a un modelo de desarrollo con equidad
social
Alejandro
Rofman
Victoria von
Storch
Verónica
Gutman
Este texto contiene un
análisis de la situación actual de los principales procesos económico-sociales
que promueven los actores en las distintas regiones de la Argentina, así como
una descripción del impacto que las sustanciales modificaciones en la política
económica nacional del último año provocaron sobre la realidad regional.
Asimismo, el trabajo explicita estrategias de desarrollo compatibles con los
objetivos principales del Plan Fénix, tendientes a superar las fuertes
deficiencias estructurales que hoy afectan a las distintas regiones del
país.
Las evidencias
casuísticas surgen de los materiales aportados por los diferentes delegados de
las universidades nacionales que asistieron al Taller sobre Economías Regionales
realizado en la sede de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de
Buenos Aires los días 7 y 8 de octubre de 2002. Los docentes e investigadores
participantes del Seminario incluyeron al Lic. Rodolfo Vázquez y al Lic. Raúl
Caro, ambos docentes de la Facultad de Ciencias Económicas y de la Facultad de
Humanidades de la Universidad Nacional de Catamarca; al Lic. Hernán Colombo,
vicegobernador de Catamarca; al Lic. Oscar Alamo, docente de la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba y de la Universidad
Nacional de Villa María; a la Lic. Mónica Calderón, docente de la Facultad de
Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Cuyo; al Lic. Hipólito Fink,
secretario general de la Universidad de Entre Ríos; al Lic. Andrés Sabella,
secretario de Extensión e Investigación de la Facultad de Ciencias Económicas de
la Universidad de Entre Ríos; al Lic. Carlos Farge Collazos y a la Lic.
Magdalena Reta, ambos docentes e investigadores de la Facultad de Ciencias de la
Administración de la Universidad de Entre Ríos; a la Lic. Andrea Catenazzi,
docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento; a la Lic. Laura
Golovanesky y el Lic. Humberto Quintana, ambos docentes e investigadores de la
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Jujuy; al Lic.
Jorge Mitre Saab, secretario de Ciencia y Técnica del Rectorado de la
Universidad Nacional de La Pampa; al Lic. Alejandro Socolovsky, docente de la
Facultad de Ciencias Económicas y de la Facultad de Humanidades de la
Universidad de La Pampa; a la Lic. Elsa Rodríguez, vicedecana de la Facultad de
Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata; a la Lic. Ana
Julia Atucha, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Económicas de
la Universidad Nacional de Mar del Plata; al Lic. Miguel Freaza, director del
Centro de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad Nacional de Misiones; a la Lic. Susana Gelman, secretaria académica
de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad del Nordeste; al Lic.
Rubén Zárate, docente e investigador de la Unidad Académica Río Gallegos de la
Universidad Nacional Patagonia Austral; al Lic. Fernando Lagrave, decano de la
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Río Cuarto; al
Lic. Gustavo Busso, director del Instituto de Desarrollo Social de la Facultad
de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Río Cuarto; a la Lic.
Alicia Castagna, decana de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad
Nacional de Rosario; a la Lic. Delia de la Torre, directora del IISE de la
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan; al Lic.
Alberto Gago, docente de la Universidad Nacional de San Juan y del Centro de
Estudios Regionales de Mendoza, al Prof. Mario Rojas, docente e investigador de
la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y a
la Lic. Mabel Manzanal, docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires e investigadora del
CONICET.
Este trabajo, por lo
tanto, es el resultado y el producto final del intercambio de ideas e
información por demás provechoso que tuvo lugar en el marco del mencionado
taller, el cual constituyó un acto fundacional de un “nuevo” Plan Fénix, del
cual la universidad nacional como institución se siente parte constituyente pues
comparte una vocación común: avalar un proyecto integrador de crecimiento y
desarrollo con equidad social, que permita elevar la calidad de vida del
conjunto de la población y consolidar la democracia en la
Argentina.
I. El contexto regional
en los albores del nuevo siglo
En este primer apartado
nos proponemos presentar las principales conclusiones que surgen de los
documentos aportados por los diversos representantes de las diferentes
universidades nacionales invitados a participar del taller, y que dan cuenta de
la situación contextual regional en el área de influencia de cada universidad.
El texto no se propone realizar ni un diagnóstico exhaustivo de los procesos
económicos, sociales y políticos que concurren a definir un perfil propio de
cada espacio regional ni formular un análisis en profundidad de dichos procesos.
Ello es así por cuanto el encarar una tarea altamente abarcativa exigiría un
conjunto de material informativo que excede lo que fue proporcionado por cada
documento regional aportado. Por otra parte, consideramos que un diagnóstico
integral de los fenómenos económico-sociales y políticos de cada región de
influencia del organismo universitario informante exigiría un trabajo intenso y
dilatado, enmarcado en una metodología consensuada, acorde con los principios
generales del Plan Fénix. Eso es precisamente a lo que apuntamos para el mediano
plazo como tarea de la red de estudiosos de los problemas regionales vinculados
con el Plan y asentados en las distintas universidades nacionales que se
adhieran a dicha red. Por ende, en este informe nos limitaremos a puntualizar,
en un breve apartado, las cuestiones más relevantes que exhibían los procesos de
acumulación en escala regional al despuntar el nuevo siglo, procesos que merecen
ser destacados pues a fines de 2001 y principios de 2002 fueron fuertemente
afectados por cambios sustanciales en los precios relativos debido a la
devaluación de nuestro peso, por la interrupción de contratos básicos vinculados
con el sistema bancario y la estabilidad monetaria y por fuertes ajustes al
financiamiento del sector público provincial impuestos desde el gobierno
nacional.
En este apartado daremos
cuenta de los principales procesos en el contexto regional a fines de la década
de cierre del siglo anterior, respetando la diversidad de situaciones
específicas pero reconociendo que los fenómenos respondían, en lo esencial, a la
matriz del proceso de acumulación vigente en escala
nacional:
1. La producción
regional derivada de la agroindustria y de la minería se encontraba con serias
dificultades para ofrecer niveles de rentabilidad positiva a la mayoría de los
agentes económicos que eran responsables de dicho proceso de producción. Ello se
originaba, principalmente, en la sobrevaluación del peso, que trababa la
colocación de los productos en mercados externos al país y alentaba la
incorporación al consumo y a la inversión nacional de bienes importados que se
favorecían por ser de menor costo que los elaborados internamente. La desventaja
generada por los precios relativos que afectaban el perfil exportador y que
desplazaban producción interna por importada era más notoria en los segmentos de
la pequeña producción, mayoritaria en el amplio arco de la actividad
agroindustrial de las regiones periféricas. Este fenómeno, además, se trasladaba
a la producción industrial urbana en los grandes conglomerados metropolitanos
del país, que también sufrían ese doble proceso debilitador de la capacidad
productiva sectorial. A la sobrevaluación cambiaria se agregaba el proceso de
apertura externa, con la fuerte baja arancelaria, que acentuaba la permisividad
para el ingreso de bienes importados sustitutivos de los
nacionales.
De esta forma, en el
informe de la Universidad Nacional de Misiones se consigna textualmente que
“...el dólar barato impedía el desarrollo de cualquier actividad productiva...”.
Igualmente, el informe preparado por la Facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad Nacional de Rosario pone de relieve la fuerte caída de la actividad
industrial en el último cuarto de siglo pero más profundamente en la década de
los ’90, como resultado de la aplicación del modelo económico neoliberal. Así,
da cuenta de que el fenómeno del agudo desempleo, que colocó a la región
metropolitana de Rosario en los primeros puestos de la información sobre
deterioro del mercado de trabajo en nivel de las aglomeraciones encuestadas por
el INDEC, es la resultante de la falta de capacidad de la actividad industrial
local de crecer. El informe también consigna que, de una encuesta reciente
efectuada en el año 2001 a un conjunto numeroso de empresas industriales de la
región, solamente el 5% de ellas exportaba y por un monto inferior al 25% de su
producción, dada la elevada obsolescencia del parque productivo y la limitada
capacidad competitiva en mercados externos debido a la ausencia de
reequipamiento y a la débil incorporación de innovación tecnológica. Todos ellos
son fenómenos atribuibles, en gran medida, a la desfavorable relación del tipo
de cambio que desalentaba exportaciones y estimulaba importaciones de bienes
sustitutos de la producción local. Similar consideración trae el documento
aportado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de
Mar del Plata, en el que se afirma que la actividad productiva regional poseía,
en el año 2001, poca capacidad exportadora debido a la sobrevaluación cambiaria.
Finalmente, el material de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad
Nacional de Entre Ríos da cuenta de que el sector agroindustrial, hacia el final
de los años ’90, estaba inmerso en una aguda crisis, especialmente por la
presencia de precios relativos desfavorables que le impedían competir
internacionalmente y alentaban el ingreso de bienes sustitutos, como en el caso
de la producción avícola y maderera, actividades estratégicas del tejido
productivo provincial. En lo que respecta a los proyectos mineros, las
referencias del trabajo presentado por la Universidad Nacional de Catamarca
ponen especial énfasis en las dificultades que enfrentaba la colocación de su
producción en el mercado
internacional.
2. Un aspecto destacable
referido a la matriz del modelo de acumulación inspirado en la valorización
financiera tiene que ver con la particular modalidad del sector bancario en la
concesión de apoyo crediticio a la actividad productiva. La generalizada
presencia de un sistema de financiamiento renuente a apoyar a la pequeña y
mediana producción local –pues estaba asentado sobre la concesión de créditos a
aquellos que calificaban, a tasas exageradamente elevadas– actuó como un factor
adicional de estancamiento y desindustrialización. La falta de acceso al crédito
barato supuso, para numerosas unidades productivas, la imposibilidad de seguir
operando y de reconvertir la actividad productiva a fin de aumentar los niveles
de productividad y eficiencia, lo que provocó, en no pocos casos, su expulsión
del mercado.
Tales circunstancias se
hacen notar en el caso de las actividades agroindustriales de San Juan y
Mendoza, en el informe elevado por el Instituto de Investigaciones Sociales de
la Universidad Nacional de San Juan, en el cual se consigna el fuerte
endeudamiento bancario de aquellas unidades productivas que aceptaron créditos
provenientes de la banca formal y que al inicio del año 2002 se encontraban con
una carga financiera imposible de abordar. El sistema de financiamiento bancario
se convirtió, de esta forma, en uno de los principales responsables de la
acentuada mortandad de pequeñas y medianas empresas, tanto en el ámbito rural
como en el urbano.
II. El impacto de las
transformaciones en el marco macroeconómico de finales de 2001 y principios de
2002
Dentro del contexto de
una devaluación tan marcada como la que se ha dado a partir de enero de 2002,
pueden reconocerse, a grandes rasgos, tres características comunes que se
manifiestan a lo largo de la múltiple diversidad que evidencian las economías
regionales.
Como ya fuera señalado,
el cambio abrupto en los precios relativos no impactó de la misma manera en los
distintos marcos regionales, debido a que al interior de cada uno de ellos
conviven actores muy heterogéneos en relación con su inserción en el sector
productivo. En este sentido, puede adelantarse que la devaluación arrojó
beneficios sobre aquellos actores que se encontraban previamente concentrados y
en posición ventajosa para afrontar el cambio. En este punto se intenta dar
cuenta de la heterogeneidad del mapa económico del territorio, reconociendo que
en cada región los sectores económicos y los actores sociales reaccionan de
distinta manera ante la nueva
situación.
La segunda de las
características que recorre todas las economías regionales es la desaparición
del crédito y las fuentes de financiamiento, situación agravada por la cesación
de pagos y la devaluación. Si bien durante la década de los ’90 ya existían
sectores –especialmente, pequeños y medianos emprendimientos productivos– que no
tenían posibilidades de acceso al crédito, la situación que se desarrolla a
partir de enero de 2002 acentuó esta problemática, ya que los pequeños
productores, ante el desmembramiento total del sistema financiero, perdieron
toda posibilidad de financiar sus actividades
productivas.
Los factores antes
mencionados afectaron enormemente la distribución del ingreso, observándose, en
todas las regiones, un profundo deterioro del salario real como consecuencia del
impacto inflacionario provocado por la devaluación. En este sentido los
asalariados, que no ven incrementados sus ingresos nominales, son quienes más
sufren el costo del ajuste. Este proceso impacta más negativamente sobre los
sectores de menores recursos, puesto que es en este tramo de la población donde
la mayor parte de los ingresos se destina a la satisfacción de necesidades.
Asimismo, estos sectores son también los más perjudicados por la situación del
mercado laboral, debido a la pérdida de puestos de trabajo, al aumento del nivel
de precariedad laboral y la mayor explotación.
A continuación, se
desarrollan con más detalle las características recién mencionadas, dando cuenta
de la diversidad que presentan las economías regionales. Puesto que las dos
primeras características se encuentran estrechamente relacionadas, se las
expondrá de manera conjunta, privilegiando su relación con los diferentes
sectores productivos.
·
Cambios en los precios relativos y ausencia del
crédito:
A primera vista puede
señalarse como consecuencia fundamental del fuerte cambio acaecido en los
precios relativos un aumento generalizado de las exportaciones, especialmente
aquellas relacionadas con la actividad primaria, aunque todavía de magnitud
relativamente reducida y por demás heterogénea. La reactivación de la actividad
primaria que tal proceso exportador conlleva también se manifiesta en una
recomposición de este sector en su participación en los PBG de las distintas
provincias, fundamentalmente el agropecuario. Sin embargo, las estructuras
productivas están basadas sobre sectores tradicionales que producen bienes poco
diferenciados, muy sensibles al comportamiento de la demanda y al cambio de los
precios.
En el Chaco, por
ejemplo, entre los exportadores que, presuntamente, fueron beneficiados por
estas medidas de política cambiaria, se destacan los productores de tanino y la
industria frigorífica, que vieron incrementados los precios de sus productos.
Dentro del sector primario, se pueden mencionar como favorecidas las
exportaciones de girasol, soja y trigo, mientras que el algodón, producto
tradicional en las exportaciones chaqueñas, se encuentra en declive. Ante las
posibilidades crecientes de exportación, los granos se convirtieron en los
principales productos de producción de escala, lo que significa un importante
retroceso en la explotación
algodonera.
Entre Ríos se
caracteriza por la alta participación de las actividades agropecuarias en la
economía regional, motivo por el cual se espera que la devaluación permita una
recuperación de gran parte de la actividad privada de la provincia, si bien la
reactivación se manifiesta, por el momento, sólo en los sectores que disponen de
capacidad instalada y que poseen mecanismos de autofinanciación. A partir de la
devaluación, se visualiza en el área un
aumento de las exportaciones de productos como citrus –que habían disminuido a
partir de 1997–, arroz, productos forestales y de la industria alimenticia
(jugos cítricos, producción avícola, etc.). El sector de la molienda, por lo
contrario, se ha visto perjudicado por el aumento del precio de las materias
primas, juntamente con las retenciones que contrajeron los envíos de la
provincia hacia el Brasil, Bolivia y el Paraguay. A pesar de que a lo largo de
la década de los ’90 la actividad agrícola avanzó sobre el espacio destinado
tradicionalmente a la ganadería, aumentando la superficie cultivada para la
soja, el arroz, el maíz y el trigo1, esta tendencia se revirtió en
los últimos años por no poder sostenerse el esquema de precios relativos
vigentes. Pero a partir de la devaluación y la pesificación se visualizan
posibilidades crecientes de saneamiento del endeudamiento del sector primario y
de recomposición de su participación en el PBG2. Es decir que el
aumento de los precios de venta de los productos en relación con la devaluación
dejó, en algunos casos, márgenes que fueron canalizados a recomponer la
situación con el sistema financiero. El productor agropecuario ve que se
recomponen los precios relativos, pero la mejora no es sustancial si se
considera que los insumos –agroquímicos y combustibles– han aumentado con la
devaluación. Por otro lado, no hay financiamiento para su adquisición y deben
ser abonados al contado y en dólares, en muchos casos. Al final de la presente
campaña se podrá realizar un análisis sobre los márgenes de las distintas
actividades. Cabe destacar que en Entre Ríos el sector agropecuario no es el
único beneficiario de la devaluación, sino que lo es el sector exportador en su
conjunto.
En la zona norte de la
provincia de Misiones, donde predomina la producción forestal, la actividad
económica se ha dinamizado luego de la devaluación, reactivando la exportación
(tablas y listones) principalmente hacia Estados Unidos. Sin embargo, dicha
bonanza no ha sido trasladada a los productores de materias primas dado que los
precios de la madera nativa e implantada se redujeron
sustancialmente3. En menor medida, se ve también favorecido el sector
tealero, cuya producción se exporta en un 80% a los Estados Unidos, Chile y
otros países. Aquí tampoco llegó de manera significativa la mejora a los
trabajadores del sector ni a los productores de materia prima (brote). En el
sector yerbatero, por su parte, no se sintió el efecto de la devaluación, ya que
se trata de un producto destinado, fundamentalmente, al mercado
interno4. Aunque no hay estimaciones recientes del PBG de Misiones,
es probable que los efectos de la devaluación estén revirtiendo la tendencia
negativa iniciada en el ’98 luego del período de expansión 1992-97. El
incremento de las exportaciones se habría realizado en proporción al
mejoramiento de los precios relativos de los productos exportables, pero la
falta de fondos para la prefinanciación de las mismas demora el despegue y la
reactivación.
Dentro del mapa regional
de la provincia de Córdoba, se observa que la variación de precios relativos ha
generado una mayor expectativa en la actividad relacionada con la producción
primaria. Sin embargo, el crecimiento de las exportaciones genera perspectivas
que sólo satisfacen especulaciones cortoplacistas. La falta de políticas activas
en cuanto a la equitativa distribución de los ingresos provoca que la mayor
parte de los recursos se concentren en los grandes operadores del rubro. En su
gran mayoría, las pequeñas unidades productivas (por su volumen de producción)
carecen de capacidad en el mercado local e internacional y que no poseen
infraestructura conveniente. Tampoco disponen de acceso al crédito bancario ni
de la consecuente posibilidad de reconvertir su actividad en términos de
productividad y competitividad. En este sentido, existe una marcada y caótica
intención exportadora, la cual se ve reflejada en la situación de los
productores de algunos bienes primarios. En el caso del agro, se ha llegado a
situaciones en las que los pequeños y medianos propietarios arriendan sus
tierras a organizaciones que se encargan de todo el proceso productivo. En el
caso del sector lechero, algunos productores han abandonado la actividad,
transformando sus campos de pastoreo para dedicarlos a la siembra de soja. Es
notorio ver cómo ha surgido una suerte de “fiebre exportadora” como producto de
la devaluación, que tienta a no pocos
actores.
Al sur de la provincia
de Córdoba, en Río Cuarto, la magnitud de la devaluación ocurrida desde
principios del 2002 contribuyó a dinamizar parte importante de los
encadenamientos productivos de las principales actividades de la región –carne
vacuna, producción oleaginosa y miel– y se ven potencialmente beneficiados los
sectores vinculados con la exportación, como los productores apícolas, ganaderos
y los vinculados con los sistemas agroalimentarios de la soja y el maní. Si bien
no se cuenta con mediciones fidedignas para el sur de la provincia de Córdoba,
se sabe que la devaluación ha afectado la ecuación de costos de las empresas
regionales y que las empresas vinculadas con el circuito oleaginoso han mejorado
sus márgenes de rentabilidad. Sin embargo, las incógnitas del sistema financiero
no contribuyen a brindar una respuesta rápida y adaptativa a la nueva situación
posconvertibilidad.
En
la provincia de La Pampa, la liquidación de cosechas a la nueva paridad del
dólar, sumada a algunas mejoras relativas en las cotizaciones, así como también
las nuevas perspectivas del comercio de carne que se refleja en un mayor precio
del ganado, han producido en los últimos tres o cuatro meses una recuperación
para el sector agrícola-ganadero, lo que se ha reflejado en la cancelación de
deudas bancarias y en una moderada recuperación de las ventas de maquinarias y
vehículos.
La
misma suerte corren otros productos primarios exportables, como es el caso de la
miel, cuya calidad y volumen son sumamente importantes.
En Jujuy también hay
empresas que, a partir del cambio operado en los precios relativos, han podido
liquidar stocks y licuar sus deudas.
Esto permitió que se limpiara la plaza financiera y que comenzara a reaparecer,
tímidamente, algún crédito. De la misma forma, se empieza a percibir una
diferenciación del crédito externo, que se ha abierto en algunos casos. Sin
embargo, aunque se observa una leve reactivación en algunos sectores en los que
el nuevo valor del tipo de cambio ha creado una suerte de protección, en general
se evidencian graves dificultades financieras por falta de capital de trabajo.
En esta provincia se reactivaron algunas actividades tales como la citrícola (de
exportación), las hortalizas de primicia (tomates) por falta de competencia
externa, y la actividad productora de papel. El sector frutihortícola en su
conjunto ha sufrido la falta de crédito, por lo que sólo han podido trabajar
quienes han conseguido hacerlo sin endeudarse. También aparecen exportaciones no
tradicionales, como el carbón y los higos. El azúcar, por su parte, se mantuvo
en un contexto más favorable, si bien su rentabilidad se vio recortada por las
retenciones a las exportaciones y por el incremento en el precio de los insumos
importados. Sin embargo, se alejó la amenaza de la competencia brasileña, debido
a la protección provista por la devaluación, y se logró incrementar de
aproximadamente 12% a 20% del total de la producción los niveles de exportación.
Esto permitió otorgar un aumento de salarios en nivel nacional para el sector,
aunque Ledesma y Río Grande ya habían otorgado mejoras salariales previas. En la
provincia de Jujuy, la devaluación ha beneficiado más a las empresas pequeñas
que a las grandes. Las PyMEs vinculadas directa o indirectamente con el mercado
externo se reactivaron y aparecieron algunas perspectivas para empresas
proveedoras de bienes no transables regionalmente (aquellos bienes que no pueden
ser importados de otras regiones por el efecto del costo de transporte). Por
otra parte, el tabaco sufrió la reducción de los precios internacionales por el
bloqueo económico, a la vez que los aportes del estado a través del FET fueron
muy irregulares.
Para la región de Cuyo,
que incluye las provincias de Mendoza y San Juan, los sectores tradicionales
favorecidos fueron también los exportadores de productos tales como el ajo, el
petróleo, los vinos finos y especiales, las frutas desecadas, algunas frutas de
consumo en fresco, tales como la cereza y la pera, así como el tomate y los
olivos. Es decir que los sectores dinámicos están determinados por el modelo de
base exportable actualmente vigente. El ajo es un cultivo de alto interés social
y económico ya que ocupa mucha mano de obra (tanto en cultivo como en empaque),
es una de las pocas opciones hortícolas de bajo riego durante el invierno y
origina divisas por exportaciones del orden de 70 a 100 millones de dólares por
año. Si bien los costos de algunos de los insumos están valuados en dólares,
este sector se ha visto fuertemente favorecido por la devaluación. Por su parte,
el sector vitivinícola ha tenido mejoras en las variedades finas exportables.
Los mercados no tradicionales, como el Perú, la República Dominicana y Colombia,
representan una buena opción para los vinos de mesa. En cuanto a las frutas
desecadas, este año se ganaron mercados tales como Colombia, el Uruguay, Europa
del Este y Eslovenia, destinos que se sumaron al Brasil, los Estados Unidos,
España y México5. El nuevo tipo de cambio y la aguda recesión que
soporta el mercado interno argentino impulsaron las exportaciones tradicionales,
logrando mejorar su situación relativa6. Además, se instaló la idea
de exportar productos novedosos. Sin embargo, no todas son buenas
noticias7, dada la ya mencionada falta de crédito. De todas formas,
en Mendoza hay varias empresas que comenzaron a dar sus primeros pasos en el
comercio exterior a partir del año 2002. El tipo de cambio vigente amplía,
además, el abanico de países de destino de las
exportaciones.
En Mar del Plata, el
sector hortícola se encuentra inmerso en un proceso de reciente desarrollo, que
permite aprovechar los recursos naturales de la zona. Este sector ha tenido un
fuerte crecimiento de especies y productos de calidad en la última década,
aunque con fuerte dependencia de tecnología importada. En él predominan pequeños
productores que segmentan la oferta, lo que les quita poder de negociación
frente a una demanda concentrada, con escasos compradores de gran tamaño, además
del creciente poder de los supermercados en las negociaciones. Este sector,
excedentario en la producción de hortalizas en la región, presenta excelentes
posibilidades de exportación debido a la mejora en el tipo de cambio, no
obstante la inserción de los productores en el mercado externo. Algunos
presentan potencial de exportación pero no cuentan con mecanismos para
concretarlos. La mejora en el precio incita a la exportación pero a su vez se ve
contrarrestada por las dificultades que genera la alta incidencia del costo de
insumos estratégicos importados (semillas, agroquímicos) así como los
incrementos en el costo del
combustible.
En
Santa Cruz, los actores más favorecidos han sido los productores de bienes
transables, hidrocarburos, metales preciosos, lana, pesca y carne, lo que
en
un mercado de escasos habitantes señala la orientación de la producción al
mercado extrarregional. Dada la característica de
los bienes cuya producción se ha visto favorecida, los hidrocarburos y los
metales preciosos han sido los bienes de más rápida respuesta a los efectos de
la devaluación. La devaluación y su impacto sobre la producción de lana y carne,
por las características del ciclo ganadero, se han traducido en expectativas de
ingresos a futuro, sin efecto inmediato. Existen expectativas especiales para la
cosecha de fruta fina y emprendimientos incipientes como los relacionados con el
ajo. En lo que respecta al sector ganadero es necesario tener en cuenta que la
capacidad de respuesta está definida por una multiplicidad de factores que se
han generado durante la última década, en especial la fuerte disminución de
unidades productivas, a lo que se hizo referencia previamente. En paralelo se ha
producido una transferencia de la propiedad a capitales extrarregionales que en
muchos casos no están destinados a la producción, sino que se convierten en
inversión inmobiliaria o bien se destinan a otras actividades, como el
turismo.
En varias de las
regiones, las exportaciones orientadas hacia actividades extractivas (basadas
sobre recursos naturales no renovables) no son sometidas a los controles
necesarios, por lo que se corre el riesgo de sobreexplotación.
En el caso de Santa Cruz,
por ejemplo, estos sectores responden al patrón de especialización que la región
patagónica tuvo históricamente
en la producción de bienes primarios no renovables, como el petróleo y el gas.
Si bien en los últimos años se han comenzado a explotar otros productos de la
minería, ha cambiado la composición interna del sector pero a la vez se ha
reforzado su especialización. En Mendoza, el sector
petrolero mostró una mejora significativa en cuanto a la modificación de precio
relativo, por estar su producción valuada en dólares. El inconveniente es que el
aumento en el valor agregado del sector no se ha traducido en un mayor ingreso
disponible para la provincia, por ser la actividad poco intensiva en mano de
obra. Aun así, las empresas prestadoras de servicios a las petroleras han
mostrado un mejoramiento, contratando personal recientemente. En Mar del Plata,
el riesgo de sobreexplotación se presenta tras la reactivación del sector
pesquero. Las exportaciones de productos pesqueros se expandieron a partir de la
devaluación, aunque no se reflejaron en los precios de los productos, dado que
la mayoría de las empresas mixtas exporta a la filial. Por otro lado, las
tripulaciones pactaron los sueldos en dólares sobre producción y los operarios
de la industria reciben premios también por producción, elevando así los
ingresos percibidos por la mano de obra empleada en el sector. En cuanto a los
costos de captura, el combustible está subsidiado por los planes de
competitividad. Al estar integradas verticalmente las empresas, el costo del
combustible en transporte de materia prima y de los productos tiene el mismo
valor que el del barco, ya que es provisto. Por lo anterior se verifica que han
mejorado las estructuras de costos industriales en planta, al perder los insumos
incidencia en la composición porcentual. Respecto del mercado interno, los
precios de los productos pesqueros aumentaron, en promedio, desde diciembre un
80%. Este hecho es atribuible a la variación de los precios relativos y al
desabastecimiento debido a lo atractivo de las exportaciones. Muchas empresas
que atendían sólo el mercado interno se asociaron después de la devaluación para
exportar. En este sector deben realizarse los controles de la captura a bordo
(para evitar descartes de especies de bajo valor comercial y juveniles de las
especies objetivo) y control de los desembarques, para que estos no sobrepasen
los límites permitidos, especialmente de aquellas especies
sobreexplotadas.
En lo que respecta a la
actividad minera, en Catamarca este sector
ha incrementado su nivel productivo gracias a la modificación de los precios
relativos, ello no ha resultado en un impacto positivo en términos de fuerza de
trabajo contratada. Esta actividad presenta el problema de su creciente
profesionalización y especialización. En Jujuy, el sector minero está
iniciando una reactivación, con aumentos en la producción. Mina El Aguilar, por
ejemplo, restituyó una reducción de salarios del 30% que había efectuado en
noviembre del año pasado y continúa brindando aumentos salariales. También en
Santa Cruz los emprendimientos mineros de metales preciosos de la zona centro de
la provincia se han visto beneficiados por el tipo de cambio y resulta menos
incierta la situación de la cuenca minera en Río Turbio con la producción de
carbón.
Un aspecto muy
importante en relación con el aumento de las exportaciones de productos
primarios es qué sectores resultan más beneficiados con esta situación. En este
sentido, a lo largo de las descripciones realizadas puede observarse que, ante
la recomposición de los precios relativos, no todos los actores del sector se
encontraban en las mismas condiciones como para sacar ventaja de dicha
situación. Aquellos actores que habían logrado sobrevivir y reconvertirse
durante los ’90, tras la devaluación vieron que sus ganancias podían más que
duplicarse, lo que a su vez les permitió –en algunos casos– sanear sus deudas.
En este caso se trata, en general, de empresas de capitales extrarregionales que
forman parte de grupos empresarios integrados y, en muchos casos, conforman
mercados oligopólicos que transfieren sus excedentes al exterior de la región.
Puede hacerse extensivo, entonces, lo que se señaló para el caso de Mar del
Plata, donde los grandes operadores del rubro son quienes concentran la mayor
parte de los recursos. De esta forma, el ingreso regional se ve fuertemente
condicionado por los grandes grupos económicos que compran producciones sin
intenciones de reinvertir y distribuir en la región operada. De esta manera,
puede decirse que la devaluación arroja beneficios sobre aquellos actores que se
encontraban previamente concentrados y se encuentran en una posición ventajosa
para afrontar el cambio en los precios relativos. Por otra parte, los pequeños
productores, ante la quiebra del sistema financiero, no tienen posibilidades de
acceder a créditos que permitan financiar nuevas cosechas, la compra de insumos
importados, o la reconversión productiva. La situación crítica de los pequeños y
medianos emprendimientos se visualiza en todos los sectores productivos, donde
aquellos que presentan potencial para exportar no cuentan con los mecanismos
para concretar las exportaciones. Por lo tanto, ante la falta de políticas
activas que apoyen a las pequeñas y medianas empresas y les brinden información
y contactos con mercados externos, la exportación se vuelve un proceso caótico y
desorganizado8.
En relación con el
sector industrial, también impacta en él la falta de financiamiento y de
políticas activas que impulsen una sustitución de importaciones planificada y
estable e, incluso, una exportación organizada, a lo que se suma la escasa
integración de las cadenas productivas, hecho que no les permite establecer
estrategias en conjunto. La incertidumbre ante las acciones de política
macroeconómica dificulta las posibilidades de planificar e incrementa el riesgo
de efectuar nuevas inversiones. A pesar de tener muchas empresas con
potencialidad exportadora y posibilidad de sustituir importaciones, la situación
pasada y la heterogeneidad en la inserción en el mercado del sector industrial
muestran un sector paralizado que no logra recuperar su capacidad productiva.
En el Chaco, la
devaluación puede considerarse como ventajosa para el desarrollo de la industria
sustitutiva de importaciones. Pero una de las principales limitaciones la
constituye el hecho de que las empresas existentes, básicamente productoras de
bienes que utilizan como materia prima la madera (carpinterías, aserraderos,
etc.), no están adaptadas para aprovechar los beneficios de la exportación, al
no producir en gran escala, no tener los patrones de producción requeridos en
nivel internacional, no existir créditos para prefinanciar importaciones de
maquinarias ni para financiar una expansión del tamaño de su
planta.
La
otrora pujante industria metalmecánica de la provincia de Córdoba, de
fundamental incidencia económica en la región centro del país, se presenta en un
estado de deterioro que difícilmente se pueda revertir en el corto plazo. Esta
es la realidad que muestra, en particular, la órbita que enmarca el área de
Córdoba capital y el denominado Gran Córdoba9. La producción manufacturera
del Gran Córdoba ha caído aproximadamente un 40% en el período 06/2000 a
06/2002, de acuerdo con la “Encuesta Industrial” realizada por la Facultad de
Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba10. La
retracción del mercado interno, junto con un comercio exterior que se
reprimariza, hacen que las manufactureras de origen industrial pierdan
posiciones reales y de competitividad, afectando mucho más a aquellas con alto
nivel de componentes importados. En este marco, la crisis recesiva tuvo mayor
impacto en las pequeñas y medianas industrias que en los denominados “grandes
manufactureros”11.
En la región de Cuyo,
algunos productos industriales ordenados en actividades monopólicas excluyentes,
así como las empresas ligadas o asociadas con el capital transnacional, lograron
responder favorablemente a la posibilidad exportadora que se abrió tras la
devaluación.
En la provincia de Jujuy
se presenta un panorama sumamente variado. Por un lado, la siderurgia y la
construcción siguen casi paralizadas12. Aceros Zapla se encuentra
frente a una gran oportunidad, debido al incremento en su competitividad, pero
la situación que atraviesa la empresa dificulta cualquier pronóstico certero.
Por otro lado, Celulosa Jujuy, ahora Papelera del NOA, realizó una serie de
grandes inversiones antes de la devaluación, sin endeudarse, por lo que ahora se
encuentra en una situación óptima, debido a la demanda de papel kraft de origen
local, con toda su producción vendida. En el caso de Palpalá, las microempresas
vinculadas con la fundición y la tornería han visto duplicar su producción, pero
con grandes dificultades debido a la falta de capital de
trabajo.
También en Misiones, la
industria celulósica-papelera ha sido uno de los sectores más beneficiados. Sin
embargo, este sector industrial se encuentra, principalmente, en manos de
empresas extranjeras (chilenas, norteamericanas,
etc.).
El
área de Rosario exhibe empresas con presencia en el exterior que pertenecen
básicamente a la industria metalmecánica, especialmente maquinarias y equipos,
autopartistas y alimenticias. No obstante ello, y al analizar en términos
relativos cada sector en particular, surgen que las industrias de productos
químicos, caucho y plásticos, metales comunes, instrumentos médicos y aparatos
de medir poseen más del 10% del total de empresas de la rama con presencia en el
exterior, en contraposición a las alimenticias y a las autopartistas que, si
bien en valores absolutos son importantes, su presencia como industria refleja
una baja performance competitiva como
sector productivo (concentrada en pocas empresas). Los principales obstáculos a
la exportación que estas empresas encuentran se refieren a los costos elevados,
a la falta de información de mercado y a la falta de conocimiento de la
operatoria para moverse en el mercado externo. La mayoría de las empresas con
sendero inversionista ha realizado acciones respecto de los mercados, de la
calidad y de la innovación. Este grupo, constituido por la cuarta parte de las
empresas potencialmente exportadoras, se caracteriza por tener, en su gran
mayoría (70%), capacidad instalada ociosa. Dado que el proceso de mejoramiento
de las capacidades tecnológicas de las empresas juega un papel fundamental en su
competitividad, este grupo de empresas es el que mejor posicionado está para
enfrentar la salida a los mercados externos. No obstante, el nivel de
incertidumbre ante las acciones de política macroeconómica dificulta las
posibilidades de planificación e incrementa el riesgo de efectuar nuevas
inversiones. A pesar de la existencia de potenciales empresas exportadoras y de
la posibilidad de sustituir importaciones, la situación pasada y la
heterogeneidad del sector industrial muestran una actividad que disminuyó y que
achicó el tamaño de sus firmas, por lo que existe una tendencia al incremento de
los establecimientos de subsistencia.
A partir de la
modificación de los precios relativos, en Santa Cruz han surgido actividades de
servicios para responder a una demanda insatisfecha; esto puede señalarse, sobre
todo, en los servicios prestados a actividades mencionadas como favorecidas,
fundamentalmente el petróleo. En general, se ha demostrado que, bajo condiciones
favorables para sustituir importaciones, gran parte de los insumos de la
industria petrolera pueden producirse localmente. Esto incluye emprendimientos
en software y productos de alta
tecnología.
En medio de la situación
descripta, que se presenta en gran parte de los sectores productivos del país,
puede percibirse el surgimiento de nuevas formas de organización que
consiguieron reaccionar rápidamente. Entre ellos pueden citarse, por ejemplo, la
iniciativa de los pequeños emprendimientos ganaderos en la Patagonia, que
refleja la búsqueda de formas asociativas para garantizar un nivel negociador
más equilibrado entre productores y frigoríficos. Los productores de fruta fina,
organizados en cooperativas, también pudieron reaccionar rápidamente para
aprovechar las mejores expectativas derivadas del precio relativo de los
productos. En el sector pesquero también se visualiza esta capacidad de
reacción, tanto en Mar del Plata como en Santa Cruz. En esta última provincia,
las tripulaciones también consiguieron la sanción de una ley que obliga a las
empresas a tomar personal radicado en la
provincia.
En otro orden de cosas,
varios informes regionales señalan el turismo como una de las actividades que se
reactivó durante este último tiempo y que posee una amplia potencialidad de
expansión. La capacidad ociosa de los servicios turísticos le confiere a Mar del
Plata la oportunidad de beneficiarse de la disminución del turismo hacia afuera
y de la posibilidad de viajar a precios accesibles en la Argentina, generando
así afluencia de turistas internacionales a esa ciudad. La incidencia de la
devaluación también ha repercutido en la actividad turística marplatense, a raíz
de la variación de los precios nacionales versus los extranjeros. En esta ciudad,
la actividad se centra sobre la modalidad masiva y estacional de sol y playa
destinada a la demanda interna. Sin embargo, aún no se han podido verificar las
tendencias mencionadas porque la primera temporada posdevaluación estuvo
afectada por la gran incertidumbre política, social y financiera
(corralito).
Para la provincia de
Jujuy, el turismo también ha resultado ampliamente beneficiado por la
devaluación, aunque con las dificultades de la falta de alojamiento suficiente,
en variedad de precios y calidad, y con los problemas derivados de la cada vez
menor frecuencia del transporte
aéreo.
En Misiones, Puerto
Iguazú funciona como un enclave turístico, ya que no derrama ingresos al resto
de la economía provincial.
Asimismo, el turismo
localizado en El Calafate, provincia de Santa Cruz, muestra perspectivas
favorables ante la devaluación. Pero deben destacarse ciertas dificultades, como
el deterioro de la red vial, así como la crisis de las líneas aéreas y la
modificación constante de las rutas. Estas últimas amenazan con provocar una
crisis adicional en la capacidad de captar turismo internacional. Por otra
parte, los resultados dependerán en gran parte de las acciones de los agentes
locales en cuanto a mantener los precios domésticos para los servicios prestados
o dolarizarlos.
El comercio evidencia
grandes dificultades a lo largo de las economías regionales, como consecuencia
de la caída del salario real de los trabajadores y sus efectos sobre el consumo,
si bien en algunas provincias ha acompañado el resurgimiento de los procesos
exportadores.
En Jujuy, el comercio
atraviesa dificultades debido también a la multiplicidad de cuasi monedas que
circulan en la provincia, si bien puede observarse una reorientación del
comercio fronterizo, habiendo aumentado las ventas a Bolivia y Chile, en menor
medida.
En el caso de La Pampa,
los productos exportables de origen agropecuario generaron mayores ingresos en
pesos, lo que repercutió en el sector financiero y, secundariamente, en algunas
actividades comerciales.
En Misiones, cuando
debían sentirse las mejoras porque la gente ya no compraba en Paraguay, cayó en
términos reales el monto de los fondos que el gobierno derramaba en la comunidad
a través del gasto público
provincial.
En Santa Cruz, el
comercio representa una de las actividades de mayor importancia debido a la gran
cantidad de mano de obra que ocupa el sector. Dada la importancia del sector
público en la región, el nivel de actividad comercial está íntimamente vinculado
con aquel. Por esta razón, el impacto de las políticas sobre el sector público
se transmite al comercio. Entre los efectos más importantes se puede destacar la
disminución de puestos de trabajo, la disminución de remuneraciones por
trabajador y la disminución de horas extras y otro tipo de incentivos
salariales. El sector de los grandes supermercados, que en el caso de Río
Gallegos permite que tres firmas concentren el 75% de las ventas, ha sido el más
afectado; sus ventas han disminuido significativamente pero comienzan a
recuperarse lentamente. Inversamente, en términos relativos los pequeños
comercios han sido más estables e incluso han podido incrementar levemente sus
ventas. Los supermercadistas adjudican esta situación especialmente a la pérdida
del poder adquisitivo y a la crisis adicional de las tarjetas de crédito.
·
El
ingreso:
Como se mencionara
anteriormente, en todas las regiones se observa un profundo deterioro del
salario real provocado por la pérdida de poder adquisitivo a causa de la
inflación –del 50% aproximadamente– derivada de la devaluación de la moneda
local. Todo esto recae, en mayor medida, sobre los deciles poblacionales de
ingresos más bajos y de menores recursos, donde la mayor parte de los ingresos
se destina a la satisfacción de necesidades básicas. Esta situación profundiza
aún más los niveles de pobreza en las diferentes regiones del país. En esta
caída del ingreso, los empleados públicos y muchos empleados del sector privado
de las provincias de Chaco, Córdoba y Entre Ríos, además del efecto nocivo
ejercido por el aumento de precios, sufren las consecuencias de la existencia de
bonos provinciales. Estos no son recibidos del mismo modo en todas las
actividades y generaron una inflación de precios en esa cuasi moneda, la que
también alcanzó a los bienes y servicios pagados en pesos o Lecop. Su aceptación
es diferente de acuerdo con la actividad, aunque en términos generales el
aumento de los precios ronda el
20%-30%.
Los efectos directos de
esta situación comprenden el aumento de la regresividad en la redistribución del
ingreso y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Esto se relaciona
con el hecho de que los sectores más beneficiados en materia de exportaciones
fueron los grandes grupos económicos locales y extranjeros con una poderosa
inserción productiva al interior de las economías regionales, que no reinvierten
ni distribuyen sus ganancias en las regiones que operan. Por lo que puede
decirse que se realiza una nueva transferencia al capital más concentrado a
expensas del conjunto de la sociedad, fundamentalmente de los sectores populares
y de las fracciones más débiles del empresariado
local.
En la provincia del
Chaco, los empleados provinciales reciben como parte de sus salarios los bonos
provinciales denominados Quebracho, cuyo nivel de aceptación está actualmente
disminuyendo13.
También en Córdoba la
circulación de bonos provinciales Lecor, y su devaluación respecto del peso,
provocaron una caída adicional del poder adquisitivo de los
cordobeses14. En Río Cuarto, la capacidad real de compra de la
población disminuyó por el efecto combinado de la devaluación, la inflación y el
aumento de los índices de desempleo y
subempleo.
Los indicadores sociales dan
cuenta de que Entre Ríos tiene un nivel de vida inferior al de similares
provincias como Santa Fe o Córdoba. La población por debajo de la línea de
pobreza, según la última medición de la EPH, es de 70,9%, lo que la convierte en
una de las cinco provincias más pobres junto con Corrientes, Formosa, Chaco y
Jujuy. En tanto que la población por debajo de la línea de indigencia es de
38,2%, lo que la ubica dentro de las tres primeras. Al igual que en los dos
casos anteriores, la disminución del salario nominal se suma al aumento de los
precios (50%), produciendo una caída del ingreso real significativa. Esta
pérdida lleva prácticamente a duplicar la cantidad de personas con necesidades
básicas insatisfechas. La devaluación de la moneda local, sumada a la emisión
del Bono Federal, recae en mayor medida sobre los sectores de ingresos más
bajos: pequeños comerciantes, horticultores, jubilados y empleados provinciales
(administrativos, policiales, docentes y salud). El aumento de la regresividad
en la distribución del ingreso y la pérdida del poder de compra de los salarios
mantiene en niveles muy bajos la demanda interna de consumo. Si
bien la mejora en los precios de los productos exportables ha significado
incrementos en los ingresos de los sectores con ellas relacionados (cereales y
oleaginosas, faena de carnes rojas y avícolas, producción láctea), no es
factible afirmar aún si ello ha significado aumento de las ofertas
respectivas.
El ingreso de los
asalariados en la provincia de La Pampa también ha empeorado. Los precios de los
bienes de consumo han aumentado, provocando una marcada retracción en las ventas
y la consecuente disminución de la calidad de los productos de la canasta
familiar.
Los efectos de la devaluación sobre la distribución
del ingreso han sido, asimismo, muy perjudiciales para los sectores de bajos
ingresos en Mendoza, pues no solamente vieron reducidos sus ingresos en términos
reales, sino que perdieron sus empleos o bien han visto aumentar sus niveles de
precariedad laboral. En Mendoza, merece destacarse la profundización de la
brecha entre los departamentos “pobres” y los “ricos”, brecha que se acentúa con
la devaluación, puesto que los sectores favorecidos con la devaluación
pertenecen a los municipios mejor posicionados tradicionalmente15. En
cuanto a los incrementos de precios, los sectores que más han sufrido la
devaluación son los de los bienes transables, principalmente la construcción y
bienes de consumo alimentario con un alto valor nutricional. Se produjo un
efecto ingreso hacia los bienes económicos denominados inferiores, con pérdidas
importantes en la calidad del producto. En cuanto a la sustitución de
importaciones que ha comenzado a tener lugar, la misma se caracteriza por la
desatención del consumidor en cuanto a presentaciones, normas internacionales de
calidad, falta de controles bromatológicos y externalidades negativas en cuanto
a contaminación, entre los aspectos más
relevantes.
En Misiones, los precios
de la canasta familiar han subido al igual que en el resto del país, con el
agravante de que en la provincia antes se compraba en el Paraguay una parte
sustancial de los alimentos y la ropa, y en la actualidad ese recurso no existe
porque los precios en el país vecino dejaron de ser competitivos. Asimismo, el
sector público provincial perdió poder adquisitivo tanto por la reducción en
términos nominales como por la
devaluación.
Si bien el ingreso de
los sectores favorecidos se ha visto fortalecido, su impacto en Santa Cruz aún
no puede observarse debido fundamentalmente a dos razones: la mano de obra que
emplean es escasa y los excedentes no quedan en la región, ya que los
propietarios del capital no son residentes regionales. No es una ironía resaltar
que las zonas que generan espectaculares datos del PBG son las que padecen una
mayor desestructuración de la trama social, los niveles más altos de desempleo y
los indicadores de precariedad social más
altos.
En cuanto al nivel
general de precios, puede señalarse que la canasta de bienes que compondría un
índice para la región es bastante diferente de la que se utiliza para el cálculo
nacional. En este sentido, puede aseverarse que los precios subieron, pero no
puede saberse cuánto ni cómo impactaron. Algunos estudios preliminares ubican la
suba de precios entre un 50% y 60% más que los comunicados por el INDEC para el
conjunto del país.
En
la provincia de Catamarca se destaca que no sólo los sectores más postergados de
la población –que dependen de modos de asistencia social directa– se transforman
en rehenes de un sistema político en crisis, sino que también lo hace la pequeña
burguesía –que integra los mandos medios y superiores de la administración, el
empresariado comercial o el ejercicio de profesiones independientes– que por su relación laboral con el Estado, o por
vía del consumo social, se transforma en beneficiaria de las asignaciones
presupuestarias. Esta situación atenta contra cualquier tipo de iniciativa
colectiva, modelando conductas de resignación histórica, así como también
encubre tensiones sociales provocadas por la contradicción central de un sistema
de organización económica que no logra resolver la relación entre necesidades
colectivas y generación de recursos para
satisfacerlas.
No obstante, cabe
recordar que en algunas actividades –como la pesquera en Mar del Plata y Santa
Cruz y la azucarera en Jujuy– se han producido aumentos salariales, pero son
casos aislados y no reflejan una tendencia general que abarque el conjunto de
las actividades productivas. Este es también el caso de los frigoríficos
cordobeses, que están desarrollando la exportación de sus productos,
incorporando mano de obra y mejorando el salario de la planta de personal, pero
esto se debe al levantamiento de las medidas de restricción que operaban sobre
las carnes argentinas. Asimismo, la Mina El Aguilar, en Jujuy, restituyó una
reducción de salarios del 30% que había efectuado en noviembre de 2001, y
continúa brindando aumentos
salariales.
·
El mercado de trabajo:
La mayoría de los
informes señalan que no se observan importantes variaciones en el mercado
laboral, a pesar de que la devaluación representa una perspectiva favorable para
los sectores productivos. Desde mediados de los noventa se han registrado altas
tasas de desocupación –superiores a los dos dígitos– así como también un elevado
porcentaje de trabajo informal y de características precarias. La onda de la EPH
de mayo de 2002 revela que se sigue contrayendo el empleo y que continúa el
aumento de la desocupación.
La situación actual, en
la cual aún no se ven plenamente las mejoras en los niveles de actividad, sí ha
provocado mayor concentración del ingreso y aumento de los niveles de pobreza y
marginalidad, incrementándose los niveles de desempleo y subempleo. Es
importante aclarar que, en algunos casos, la información brindada por la
Encuesta Permanente de Hogares (EPH) se releva en aglomerados donde la
administración pública tiene un peso importante, que funciona como colchón
amortiguador de los efectos de la desocupación generada por la contracción de
otras actividades. Este tipo de empleo es también conocido como desempleo
encubierto o disfrazado, puesto que supone bajos niveles remunerativos y una
fuerte presencia de elementos típicos del clientelismo
político.
Algunos datos generales
permiten ilustrar lo dicho. Mientras que en Río Gallegos el peso de la
administración pública permite mantener los índices de desempleo por debajo del
4%, en la zona norte de la provincia de Santa Cruz, especializada en
hidrocarburos, la desocupación en algunas ciudades se ubica en el orden del 25
por ciento.
Los datos de la
provincia del Chaco también reflejan esta situación, ya que es una de las
provincias con mayor porcentaje de empleados públicos, especialmente en el área
de Gran Resistencia.
En Catamarca, la concentración poblacional capitalina induce al
crecimiento hipertrofiado de los servicios públicos y de la planta de personal
estatal para atenderlos, encubriendo la acción gubernamental la tasa de
desocupación
real16.
Vale la pena destacar
particularidades de la composición de la tasa de desocupación, como se advierte
para la provincia de Jujuy. Dicha tasa alcanzó en mayo de 2002 el 21,1%, siendo
la mayor parte de los desocupados nuevos ingresantes al mercado de trabajo
(20%), porcentaje superior al del sector de la construcción (17%), al 13% del
servicio doméstico y al 12% del comercio. Tal característica impacta
negativamente en los ofertantes de empleo de más baja edad, en especial los
jóvenes en la franja de 15 a 20 años.
En Chaco, como ya se
mencionó, no hay modificaciones sustanciales en materia de desempleo. Tomando
como parámetro de comparación el mismo mes (onda mayo) del año anterior resulta
que el desempleo creció de un 13% a un 14,9% pero previamente, en octubre,
muestra un porcentaje superior del 15,9%. Lo que sí se puede verificar es que la
tasa de empleo cayó de un 29,4% a un 28,9% y el subempleo creció un poco más, de
un 14,4% a un 18,5%. Si tomamos a los desempleados y a los subempleados, resulta
que más del 30% de la población tiene problemas de empleo en la
provincia.
El índice de
desocupación de la zona de Córdoba es el segundo del país y supera la media
nacional. La desindustrialización operada en la provincia trajo aparejadas
críticas situaciones en el mercado de trabajo, que para el caso del Gran Córdoba
implica que las tasas de desempleo y subempleo alcanzan al 42,8% (media nacional
40,1%). En Río Cuarto, los niveles de desempleo se ubican por encima de los dos
dígitos, con aumentos importantes en los niveles de pobreza e indigencia y una
disminución acelerada de la capacidad real de
consumo.
La situación en La Pampa se caracteriza también por
una marcada pérdida del poder adquisitivo, especialmente de los asalariados con
sueldos congelados. En la provincia posee mucho peso el empleo público, si bien
se han registrado despidos en el último tiempo, especialmente en el comercio, lo
que se suma a la pérdida de puestos de trabajo del último decenio.
En Mar del Plata, según
los datos de la EPH de mayo de 2002, no se observan importantes variaciones en
la tendencia que se viene manifestando en los últimos años en el mercado
laboral. En este aglomerado, desde mediados de los ’90, se han registrado unas
de las más altas tasas de desocupación del total del país, así como también un
elevado porcentaje de trabajo informal y de características precarias.
Contribuyen para esto las especificidades locales relacionadas con su estructura
productiva, donde el sector servicios es el más dinámico en la absorción y
expulsión de mano de
obra17.
En Mendoza, la devaluación ha tenido notables efectos
sobre el mercado laboral, especialmente en lo que respecta al aumento de la
informalidad, que representa el 56% del total de los trabajadores contenidos en
la EPH. Aplicando la técnica de clusters a las ondas de la EPH, puede
decirse que la incorporación de antiguos asalariados del sector formal,
principalmente del sector público, al llamado “cluster de subsistencia”, respondió a la
necesidad de integrarse a la informalidad producto de la Reforma del Estado que
incluía la disminución del plantel laboral18. Un segundo grupo,
denominado “cluster de
subordinación”, incluye a aquellas actividades que si bien no se encuentran
excluidas del sistema económico por tener un nivel de ingresos promedio por
encima de la línea de la pobreza, se destacan por su alto nivel de precariedad
laboral en función de las excesivas horas semanales de trabajo así como también
de las magras condiciones laborales. Están orientadas hacia el logro de una
mayor flexibilidad y menores costos laborales en empresas del sector formal, por
medio de contrataciones no registradas y de subcontrataciones de emprendimientos
informales. El tercer conjunto, denominado “cluster de crecimiento” es el menor de
todos19. Se trata de pequeñas unidades productivas que por razones
históricas o circunstanciales han logrado, total o parcialmente, una integración
en el contexto de la globalización, ya sea a través de exportaciones de bienes o
captación de turismo nacional e
internacional.
·
El sector
público:
La mayoría de las
provincias argentinas sobrevive a una situación económica de larga data
estructuralmente deprimida y presupuestariamente deficitaria. La situación
recesiva ha empeorado a partir de las malas administraciones y de la incapacidad
de los gobiernos provinciales de obtener ingresos propios que compensen la caída
de la coparticipación. A ello se le suma que el acuerdo celebrado con la Nación
no contempla una salida de largo plazo, sino un mero reacomodamiento contable
para cumplir con las metas del FMI. La Nación adeuda a las provincias fondos por
coparticipación, además del ajuste realizado y convenido con la Nación en el
marco de la reducción del déficit fiscal de las
provincias.
En este sentido, el
Estado nacional impone programas de ajustes sucesivos a las provincias,
incumpliendo los pactos que el propio Estado simula acordar, violando así la
distribución de atribuciones fiscales fijadas por la Constitución. El gobierno
nacional incurre en constantes incumplimientos en relación con la remisión de
los fondos coparticipables.
Sólo en el caso de Jujuy
puede afirmarse que el Estado provincial ha recompuesto su deuda pública (65%
PBG, y 230% del presupuesto anual) achicando el déficit total, aunque también
paralizó totalmente la inversión pública. Para el conjunto de las economías
regionales surge como una característica común la grave situación en la que se
encuentra la administración pública profundamente
endeudada.
Las estructuras
burocráticas provinciales y municipales no escapan a la crisis institucional en
la que se encuentra inmersa el Estado nacional, la que se caracteriza, a grandes
rasgos, por una profunda desorganización administrativa con funciones mal
definidas o superpuestas, actividades no coordinadas y determinación de
decisiones que responden a presiones de grupos económicos y políticos. Las
acciones del sector público que no se basan sobre proyectos gubernamentales
estables, el mal funcionamiento de sus instituciones y la corrupción erosionan
la legitimidad y la confianza que la sociedad deposita en la administración
pública.
La tendencia declinante
de la actividad productiva del sector privado de la economía y, como
contraparte, el crecimiento en tamaño y funciones del sector estatal, como en la
provincia de Catamarca, se sostiene por la también creciente dependencia de las
finanzas provinciales de los aportes del Tesoro Nacional, vía coparticipación
federal y la incorporación de la provincia en los programas generales o
especiales de obras públicas o desarrollo de la economía, que se canalizan en
forma directa –acuerdos políticos o intervenciones federales– o a través de
crédito subsidiado de la banca estatal nacional o
provincial.
En Misiones, la
coparticipación cayó de casi 40 millones de pesos convertibles anuales a menos
de 20 millones de pesos. El impacto sobre el poder de compra de la población es
muy grande en una ciudad netamente administrativa como Posadas. Esto ha
provocado aumentos en los índices de desempleo y se han incrementado los
problemas de inseguridad.
En el caso de Santa
Cruz, a partir de las acciones de política económica nacionales y como
consecuencia de la disminución general de la actividad económica, se verifica un
debilitamiento en la recaudación de los impuestos, tanto nacionales como
provinciales y municipales, que impactan en los presupuestos públicos. Esto se
ve además acentuado por la crisis de los mecanismos de coparticipación y la
relación entre la jurisdicción nacional y provincial, producto de variables que
no son estrictamente económicas. Esto conduce a la reducción de gastos y de
prestación de servicios, especialmente gastos sociales20 y planes de
obras públicas21 y consolida la estructura de salarios, que tiene una
alta incidencia en el comercio local y que ya venía perdiendo de forma
progresiva poder adquisitivo durante la última
década.
·
Reflexión:
Si una de las
características más relevantes del modelo de desarrollo del último cuarto del
siglo XX en la Argentina era que, con sus diversas estrategias constitutivas,
alentaba un creciente proceso de concentración económica y acentuaba la brecha
entre quienes podían ingresar o permanecer dentro del sistema productivo y
quienes eran expulsados de él, la misma no parece haberse visto revertida con el
fin de la convertibilidad. A pesar de que se ha dado cierta reactivación de la
actividad primaria, fundamentalmente orientada hacia la exportación, en la
mayoría de los sectores productivos –agropecuario, ganadero, pesca,
hidrocarburífero y minero– la actividad parece estar concentrada en aquellos
actores que habían logrado reconvertirse durante la década de los ’90 y en los
grandes capitales extrarregionales que operan en las distintas
regiones.
Las pequeñas y medianas
industrias son las más afectadas por el contexto recesivo en contrapartida con
los grandes grupos económicos que sí lograron alcanzar aumentos en sus niveles
de producción. Entre los pequeños productores que componen las diversas cadenas
de producción, se observan grandes dificultades de comunicación, tanto en nivel
vertical como transversal. Los conflictos se observan entre productores e
industriales, industriales y el sector de comercio, comerciantes y consumidores,
y además todos estos actores se confrontan con los Estados nacional, provincial
y municipal. Tampoco se observa una actitud comunicativa entre los actores de un
mismo nivel productivo. Se ha detectado, en una idéntica actividad, la
incorporación de insumos similares desde distintos lugares del planeta, con los
consecuentes mayores costos que se operan por cada negociación en particular.
Esta visión general, con la presentación de casos precisos, da cuenta de una
situación generalizada que no ofrece, todavía, signos de una reactivación
sustentable producto de la devaluación, tanto por su estímulo exportador o por
sus posibilidades de impulsar el proceso de sustitución de importaciones. Ni el
contexto actual, por la falta de crédito, ni la estructura productiva heredada
(desintegración de las cadenas de producción, presencia dominante de capital
concentrado, ausencia del Estado, etc.) auguran perspectivas positivas para el
corto plazo.
III. Estrategias de apoyo a la transformación productiva con equidad
social en las economías regionales
Las
estrategias de política que se pueden proponer en el marco nacional y regional
anteriormente expuesto, si bien son aplicables para el conjunto de las regiones
productivas del país, deben reconocer cierto grado de especificidad para dar
cuenta de las características diferenciadas de los procesos de producción
particulares de cada área. En este ámbito, las propuestas de desarrollo a largo
plazo surgidas del Seminario de Economías Regionales se asientan sobre tres
pilares básicos: la reconversión productiva de los agentes económicos de menor
tamaño, el fomento del empleo y la reinserción social y la transformación
estructural en el plano político-institucional. A continuación se desarrollan
los aspectos esenciales de las propuestas presentadas.
1.
Reconversión productiva de los agentes económicos de menor dimensión en el
sector agrícola, agroindustrial, actividades manufactureras no tradicionales y
de comercio y servicios urbanos.
El paso
inicial e ineludible para relanzar el crecimiento económico con equidad es dotar
a los agentes económicos que operan en el sistema regional argentino con las
condiciones necesarias para asegurar su supervivencia en el corto plazo y su
expansión autosostenida en el largo plazo. Para ello, es necesario diseñar un
Programa Asistido de Reconversión Productiva como condición necesaria para
colocar a dichos sectores sociales de la producción en capacidad de operar con
niveles de eficacia y eficiencia en los mercados externos e internos. Los
contenidos específicos de este Programa serían los siguientes:
1.1. Apoyo e intervención
activa del estado en la puesta en marcha de programas asociativos entre los
productores más débiles de las cadenas productivas.
Es
preciso consolidar acuerdos para reforzar la capacidad de negociación en el
mercado, distribuir con equidad los frutos del crecimiento, absorber en forma
cooperativa y participativa los beneficios de los nuevos aportes en tecnología
apropiada y sustentable, formalizar presentaciones nacionales e internacionales
para la oferta de los productos y la venta de los servicios, integrar predios
para aumentar las economías de escala en la aplicación de insumos indispensables
a los efectos de incrementar la productividad y utilizar maquinaria y tecnología
innovativa y negociar con los oferentes de crédito público y privado condiciones
crecientemente favorables. Este cometido debe complementarse con el accionar de
organizaciones de productores y entidades de apoyo a la reconversión, incluyendo
el cometido fundamental de las universidades públicas, institutos de
investigación estatales y privados, y organismos del sector público dedicados a
la investigación científica. En este terreno, el principio central del Programa
es alcanzar niveles de competitividad sistémica que fortalezcan la presencia en
el mercado de tales productores y les permita alcanzar patrones de
comportamiento aptos para acumular en el largo plazo, estructurando amplios
procesos de producción encadenados entre sí, tanto en su dimensión horizontal
como vertical. En este ámbito, debe fomentarse la instalación de empresas
sociales de carácter autogestionario, solidarias y cooperativas que, vinculadas
entre sí, logren cambiar gradualmente el perfil empresarial hacia iniciativas de
corte asociativo que prioricen la distribución de los excedentes con criterios
de igualdad social y posean un manejo participativo de su gestión.
En el
marco del Seminario, las políticas de fomento a los programas asociativos fueron
recomendadas por numerosos asistentes. Los representantes de la Universidad
Nacional de San Juan, por ejemplo, destacaron la necesidad de fomentar
mecanismos de asociatividad entre agentes productores y consumidores y de apoyar
la integración de los pequeños y medianos empresarios en los diferentes
eslabones de las cadenas productivas. Por su parte, desde la Universidad
Nacional de La Pampa se propuso fortalecer el respaldo a las Cooperativas
Agropecuarias, de Servicios y de Trabajo ya existentes, pues estas poseen una
importante presencia en el interior y resultan imprescindibles para favorecer la
permanencia y el crecimiento de la pequeña y mediana producción. Asimismo, la
Universidad Nacional de Misiones destacó la necesidad de fomentar la
estructuración de clusters
productivos, mientras que los representantes de la Universidad Nacional de la
Patagonia Austral priorizaron el desarrollo de redes bajo modelos asociativos en
el diseño de políticas de innovación organizacional y tecnológica. En este
ámbito, la Universidad Nacional de Jujuy propuso la conformación de una fuerte
red de apoyo a los posibles exportadores en actividades mano de obra intensivas,
informándolos sobre posibles nichos de mercado, oportunidades y trámites a
seguir.
1.2. Disponibilidad de líneas de
crédito para inversiones y capital de trabajo, a tasas de interés subsidiadas y
con amplia flexibilidad para el ingreso de la pequeña producción a los
beneficios de las mismas.
La
pequeña producción no logra acceder al crédito externo o a los mercados de
capitales, motivo por el cual depende en su totalidad de los préstamos
domésticos. Sin embargo, es preciso revertir el rol que desde 1977 ha jugado el
sistema bancario en relación con el pequeño y mediano empresariado nacional,
impidiendo su acceso al crédito y cobrando tasas de interés abusivas. Por otra
parte, la actual crisis del sistema financiero local ha vuelto inviable
cualquier intento de restitución del crédito por los canales bancarios
tradicionales.
En este
ámbito, el accionar cooperativo de los productores y el respaldo estatal y
privado, acompañado de la incorporación al sistema financiero de la Banca de
Fomento Provincial y/o Regional, son las herramientas indispensables para
acompañar el proceso de reconversión y el fortalecimiento del segmento PyME en
relación con los grandes intermediarios y grupos económicos procesadores de
materias primas y exportadores. Asimismo, es preciso rehabilitar el
funcionamiento de las Cajas Cooperativas de Crédito de base local, capaces de
posibilitar el apoyo y ayuda mutua entre los mismos productores, organizadas en
formas de asociación y gestión cooperativas altamente transparentes y de manejo
democrático. Por otra parte, y frente a la necesidad de explorar mecanismos de
financiamiento alternativos al crédito bancario que contemplen las necesidades
regionales específicas y las particularidades de cada tipo de producción, es
preciso instrumentar herramientas financieras tales como el leasing, el factoring, los fideicomisos, los warrants, los fondos de capital de
riesgo y las sociedades de garantías recíprocas, pues permitirían reencauzar el
crédito a los productores a fin de reconvertir su actividad y financiar capital
de trabajo para sus planes de expansión.
En este marco, los
lineamientos financieros propuestos por los representantes de las diversas
universidades comprenden diferentes estrategias y herramientas crediticias que
permitirían aliviar la restricción del sector productivo. La Universidad
Nacional de San Juan, por ejemplo, recomendó la instrumentación de líneas de
crédito supervisadas a bajas tasas de interés para cosecha y acarreo a valor
producto y la implementación de certificados de garantía real de los productores
denominados “terceros”. Asimismo, la Universidad Nacional de Entre Ríos destacó
el hecho de que uno de los pilares fundamentales y de complemento indispensable
para encauzar a la economía argentina en el sendero del crecimiento sostenido
con equidad social es el apoyo financiero a la pequeña y mediana producción,
dado que el acceso al crédito constituye uno de los resortes fundamentales para
integrar verticalmente las actividades económicas frente a la oligopolización y
oligopsonización de los complejos productivos. Por su parte, la Universidad
Nacional de La Pampa mencionó la necesidad de organizar circuitos locales de
crédito bajo formas cooperativas, lo cual requeriría, claro está, la
modificación de la legislación nacional. En otro orden de cosas, la Universidad
Nacional de Río Cuarto destacó la necesidad de reinvertir excedentes y de
acumular capital al interior de una misma región como condición necesaria para
el crecimiento económico endógeno, pues ello permitiría alcanzar una mayor
diversidad productiva y una mayor homogeneidad en los niveles de productividad
de los recursos. En este marco, proponen la implementación de Programas de
Asistencia Técnica y capacitación para micro, pequeñas y medianas empresas
regionales, utilizando mecanismos de financiamiento variados, tales como el
crédito fiscal y los aportes de múltiples organismos públicos y privados, tanto
regionales como extrarregionales. Por último, la Universidad Nacional de Cuyo, a
través de la Facultad de Ciencias Económicas con sede en Mendoza, destacó la
necesidad de facilitar el acceso al crédito, a las innovaciones tecnológicas y a
la capacitación de las pequeñas unidades productivas y de las actividades con
alta precariedad laboral, con el fin de lograr un mayor acopio de capital
físico, humano y financiero que les permita una reinserción futura en el mercado
laboral formal.
En lo
que respecta al papel dinamizador e impulsor del desarrollo de la banca
provincial, varios asistentes al Seminario destacaron el importante rol que ya
vienen desempeñando los bancos regionales en las respectivas provincias. Por
ejemplo, y dado que el Banco de La Pampa ha moderado considerablemente el
impacto de la crisis actual en la estructura productiva de la región, la
Universidad Nacional de La Pampa considera que difícilmente pueda pensarse en
acciones o políticas de reactivación sin tomar decisiones sobre el papel activo
que debería jugar dicho banco en el proceso, teniendo en cuenta que maneja la
mayor parte del movimiento bancario. Asimismo, los analistas entrerrianos ven la
necesidad impostergable de que el Banco de Entre Ríos se transforme en la
herramienta fundamental del desarrollo provincial. Por su parte, la Universidad
Nacional de Río Cuarto propuso la implementación de un Programa Territorial de
Inversión que genere un banco de proyectos y alternativas de financiamiento en
nivel regional.
En otro
orden de cosas, varios delegados mencionaron el gran problema que representa la
emisión de cuasimonedas tanto para la población asalariada como para la pequeña
producción y el comercio. En este aspecto, Universidades como la de Entre Ríos y
el Chaco destacaron la urgente necesidad de rescatar los bonos provinciales en
el cortísimo plazo, con el fin de recomponer el poder adquisitivo de las
familias, normalizar la actividad productiva y comercial e invertir las
transferencias de ingresos desde los sectores de bajos recursos hacia el sector
financiero y público.
1.3.
Defensa activa de los
precios de los pequeños y medianos productores frente al mayor poder negociador
de los grandes intermediarios y de los grupos económicos procesadores y
exportadores.
Es
urgente e indispensable establecer sistemas de defensa de los precios de los
actores económicos más débiles de las cadenas de producción. Este mecanismo se
puede implementar a partir de la obtención de un fondo especial, fruto de
aportes crediticios que se respalden con la garantía de warrants, obtenido en el ámbito
financiero privado y mediante un aporte extraordinario del gobierno nacional
como resultado de un adicional mínimo obtenido en la aplicación de retenciones a
la exportación agropecuaria. La urgente implementación de este mecanismo de
salvaguarda de los ingresos de los agentes económicos más débiles de las cadenas
productivas resulta completamente necesario debido a la variación al alza de los
precios de exportación producto de la devaluación del peso. Es necesario impedir
que el sector exportador altamente concentrado se apropie de toda la renta
diferencial que supone el aumento, en pesos, de los precios de los bienes
transables de origen agrícola, ganadero, forestal y pesquero y que exista una
redistribución hacia el interior de los circuitos productivos que redunde en
beneficio de los actores sociales más pequeños. En este aspecto, universidades
como la de Misiones destacan la necesidad de una mayor presencia de los estados
nacional y provincial en la distribución de la riqueza generada en las
actividades primarias, intentando compensar a los productores por los bajos
precios obtenidos durante la década de los noventa.
1.4. Puesta en ejecución de
un programa de capacitación y fortalecimiento de la capacidad de gestión de los
pequeños productores, dotándolos de respaldo para un proceso de regularización
de la situación fundiaria, de formalización de las relaciones laborales y de
inserción en los sistemas previsionales y de medicina social.
Este programa tiende a
colocar a los pequeños productores con inserción irregular en el sistema social
y que carecen de títulos de propiedad de sus predios en una situación que los
habilite a desenvolverse como actores incluidos en la trama productiva nacional.
Este apoyo a los pequeños productores, tanto de productos primarios como de
manufacturas, debe basarse, fundamentalmente, sobre el fácil acceso al crédito,
la inserción en los mercados regionales y extrarregionales y el asesoramiento
técnico, como argumentaron los representantes de la Universidad Nacional de
Jujuy.
En este marco, la
Universidad Nacional de Cuyo destacó la necesidad de implementar decididas
políticas de estado respecto de los derechos de propiedad de la tierra,
fundamentalmente en las zonas rurales de secano, acompañadas por un sustancial
mejoramiento de los servicios públicos sanitarios, de educación y de
telecomunicaciones. Asimismo, los representantes de la Universidad Nacional de
Misiones resaltaron la necesidad de regularizar la tenencia de la tierra rural,
ya que muchos productores no pueden ampliar cultivos perennes o encarar
proyectos de forestación debido a la precariedad del modo de ocupación de la
tierra. Por su parte, la Universidad Nacional de Córdoba resaltó la necesidad de
otorgar prioridad a los aspectos referidos a la modernización tecnológica, la
formación y la capacitación de los cuadros profesionales, técnicos y operativos
de las pequeñas y medianas unidades productivas regionales.
1.5. Fortalecimiento de
la generación de valor agregado en las cadenas productivas urbanas (industria,
comercio y servicios) sustituyendo segmentos hoy desplazados fuera del país por
actividades intervinculadas al interior de los complejos industriales, alentando
formas de cooperación que reduzcan costos, expresen relaciones de tipo solidario
y garanticen competitividad para operar en mercados nacionales e
internacionales.
Esta estrategia va
dirigida a la actividad económica urbana en las grandes áreas metropolitanas que
hoy cuentan con una fuerte desarticulación y externalización de encadenamientos
dedicados a la provisión de partes, insumos o servicios y se presenta sin lazos
solidarios ni asociativos entre los integrantes del proceso de producción.
Universidades como la de San Juan hicieron explícita la necesidad de fomentar
estrategias de sustitución de importaciones, fundamentalmente en actividades
ligadas con cadenas productivas intensivas en recursos naturales y fuerza de
trabajo, para lograr la recuperación de la industria
regional.
En este aspecto, los
delegados de la Universidad Nacional de Córdoba estimaron indispensable la
provisión de programas de apoyo tendientes a la modernización, reconversión y
reingeniería empresarial, con el objeto de alentar la productividad y
competitividad de las pequeñas y medianas empresas. Asimismo, y debido a los
altos costos que implica la importación, destacaron la importancia de promover
la reutilización de tecnologías disponibles, a partir de nuevos modelos
tecnológicos en relación con los sistemas de información y de comunicación. Por
su parte, la Universidad Nacional de Entre Ríos resaltó la importancia de
implementar políticas integrales desde el sector público para sectores o
actividades generadores de valor agregado y de empleo. Específicamente
refiriéndose al complejo agroindustrial, propusieron acciones tendientes a
lograr identidad preservada, es decir, identificación geográfica y
denominaciones de origen para productos de alta calidad, con el fin de aumentar
sustancialmente el valor, más aún tratándose de productos con excelente performance en el mercado internacional.
En este ámbito, los representantes de la Universidad Nacional de Río Cuarto
postularon la Modernización de la Estructura Productiva como uno de los pilares
básicos sobre los que debería basarse toda estrategia de desarrollo. Ello
implica diseñar políticas activas para fortalecer, completar y ampliar el valor
agregado que generan las cadenas productivas presentes en las diversas regiones.
En términos operativos, propusieron implementar Programas de Innovación y
Transferencia Tecnológica regionales, generando instrumentos de transferencia y
difusión técnica a los tejidos productivos
regionales.
2.
Lanzamiento de un Plan de Fomento del Empleo y la Reinserción Social para el
amplio segmento de habitantes expulsados de las actividades productivas o
empleados en la burocracia estatal.
Este
plan de acción para el corto plazo, de urgente implementación y destinado a
combatir el fenómeno generalizado de exclusión social, posibilitaría la creación
de empleos genuinos, acompañando las acciones de reactivación económica y nuevo
sendero productivo en el mediano y largo plazo. Los recursos de este programa
provendrían del fondo que se asigne para el Seguro de Empleo y Formación Laboral
incorporado en el capítulo respectivo del Plan Fénix. Las estrategias incluidas
en este acápite deben implementarse con total prescindencia de toda práctica
clientelística, con amplia participación social y con un manejo transparente de
los fondos.
En lo
que respecta al diseño de políticas sociales, la Universidad Nacional de San
Juan destacó la necesidad impostergable de instrumentar un seguro de desempleo
con el fin de restablecer la dignidad individual y aumentar la demanda interna.
En esta misma línea, la Universidad nacional de Jujuy planteó la necesidad de
conformar un programa tendiente a consolidar una red de contención social en los
sectores más comprometidos y de focalizar las acciones en la revitalización del
mercado interno. Por su parte, los representantes de la Universidad Nacional de
Cuyo se refirieron a la importancia de la intervención asistencial en las
actividades de subsistencia, puesto que resulta excesivamente difícil la
reinserción de la mano de obra desplazada de este segmento en el mercado laboral
formal. De esta manera, plantearon la necesidad de reestructurar la política
social con el fin de asegurar la cobertura sanitaria y social de toda la
familia, dada la baja posibilidad de acceso a la misma y a la inestabilidad
económica de los deciles poblacionales de menores ingresos. En este sentido,
propusieron estimular la construcción mediante la provisión de créditos blandos,
pues éste es un sector altamente intensivo en mano de obra y ha sido uno de los
más perjudicados por la crisis y la devaluación.
En otro
orden de cosas, la Universidad de Entre Ríos propuso establecer un sistema de
incentivos fiscales a las actividades agroindustriales que utilicen procesos de
producción mano de obra intensivos y tengan por objeto la exportación. Los
delegados de la Universidad Nacional de La Pampa propusieron también la
promoción de actividades que impliquen la incorporación de valor agregado
industrial, pues los efectos derrame que se producirían permitirían la creación
de puestos de trabajo en la región. Por su parte, la Universidad Nacional de Mar
del Plata destacó la necesidad de diseñar líneas estratégicas enfocadas en la
mejora de la competitividad de los sectores productivos mano de obra intensivos
y con predominio de PyMEs, con el objeto de promover la creación de empleo
calificado y estable. Asimismo,
las universidades de Entre Ríos y Mar del Plata enfatizaron al turismo como
actividad generadora de empleo, y destacaron la necesidad de fomentarlo
mediante, por ejemplo, una política de certificaciones, puesto que se debe
aprovechar el aumento de la demanda turística interna producto de la
modificación de precios relativos.
En lo
que respecta a la capacitación de la mano de obra con el objeto de posibilitar
su reinserción social y productiva, la Universidad Nacional de la Patagonia
Austral propuso instrumentar políticas de capacitación de los recursos humanos
que tiendan a lograr la adquisición y el incremento de conocimientos,
capacidades y habilidades de los actores locales con el fin de que estos puedan
enfrentar exitosamente los objetivos de las políticas de reactivación,
especialmente en los ámbitos de innovación y gestión. Por su parte, los
delegados de la Universidad Nacional de Río Cuarto resaltaron como lineamiento
prioritario la inversión en capital humano y social, promoviendo políticas
sociales integrales que contribuyan a mejorar la equidad en la distribución del
patrimonio y el ingreso y que fomenten la integración y el respeto por la
diversidad cultural en nivel de los individuos, los hogares y las comunidades.
En términos operativos, propusieron generar políticas que permitan elevar los
niveles de eficiencia y eficacia de los sistemas de educación formal (primaria,
secundaria, terciaria y universitaria) y de los sistemas de salud (desde la
prevención y atención primaria hasta la medicina de alta complejidad). En este
ámbito, sugirieron instrumentar programas locales y regionales de capacitación,
reconversión laboral y de formación y fortalecimiento de las redes solidarias y
cooperativas que mejoren la capacidad de organización de la sociedad civil para
hacer frente a los impactos externos e internos que afectan la calidad y el
nivel de vida de las comunidades.
3.
Transformación estructural en el plano político institucional.
En este
ámbito es preciso encarar tres acciones coordinadas que complementen las
estrategias citadas:
3.1. Organización de un
Sistema Federal de Programación del Desarrollo, respetando las
particularidades de las diferentes economías regionales consagradas en la actual
Constitución nacional, donde se instalarán Oficinas Regionales con una dotación
reducida de personal técnico tendiente a realizar el diseño y seguimiento de las
políticas de crecimiento con equidad social para cada unidad interprovincial.
Como
plantearon los representantes de las universidades nacionales de Entre Ríos,
Rosario y Misiones, se debe iniciar un proceso de Planeamiento Estratégico que
implique una mayor programación de las actividades económicas en nivel nacional,
provincial y regional, en el que confluyan las Secretarías de Producción y las
organizaciones de productores y empresarios de cada provincia junto con las
universidades e institutos nacionales. Esta concertación y sinergia entre los
actores sociales es fundamental puesto que las dificultades que se presentan en
el camino del desarrollo superan la capacidad de gestión de los gobiernos
locales. Parafraseando a los representantes de la provincia de Catamarca, es
necesario encarar “soluciones globales, que vayan del todo a las partes y no a
la inversa, como lo postulaba Alberdi al definir a la Nación como una unidad
indestructible de unidades indestructibles”.
En este
ámbito, los delegados de la Universidad Nacional de Córdoba propusieron
propiciar políticas activas de cooperación tecnológica a través del armado de
una red nacional de gestión e información que apunte a servir de soporte a los
desarrollos regionales. En esta red participarían todas las PyMEs que, en
distintos niveles, reciban asistencia por parte de la Secretaría de la Pequeña y
Mediana Empresa u otro órgano oficial como coordinador de la actividad así como
otras organizaciones que apoyen la actividad productiva desde las universidades,
institutos de investigación y organismos dedicados a la actividad científica.
Asimismo, propusieron conformar centros de asistencia técnica y profesional de
carácter virtual para dar asistencia a los usuarios de todo el país e
instrumentar, desde el gobierno nacional, un área de participación basada sobre
una plataforma de comunicación común donde confluyan las experiencias operadas
por los distintos actores, produciendo los nuevos aportes un efecto de
retroalimentación que dote al sistema de un creciente dinamismo. Las
universidades nacionales de San Juan y Entre Ríos destacaron también la
importancia de la competitividad sistémica y de los eslabonamientos, interacción
y vinculación orgánica entre los sectores productivo, burocrático, científico y
tecnológico. En este marco, la Universidad Nacional de Rosario destacó la
necesidad de evolucionar hacia la conformación de un nuevo “mapa institucional”
con nuevos espacios y canales de relaciones intra e intersectoriales, que
potenciarían y ayudarían a definir automáticamente el perfil de las nuevas
estrategias de desarrollo de la región. Ejemplificaron lo expuesto con la
mención de las experiencias recientes de conformación de consorcios de
exportaciones, del polo tecnológico y de la Agencia de Desarrollo Regional en la
ciudad de Rosario, con intervención de la universidad pública y de la
municipalidad de la citada ciudad.
A la
vez, universidades como las de Córdoba y el Chaco destacaron la necesidad de
propiciar un tratamiento diferenciado para cada sector productivo, analizando la
problemática de las correspondientes cadenas y aprovechando las ventajas
particulares de las regiones, las capacidades endógenas y los aprendizajes
sociales locales. En este aspecto, las universidades de Mar del Plata y Río
Cuarto llamaron la atención acerca de la necesidad de cuidar el medio ambiente y
la diversidad biológica y manejar sustentablemente los recursos naturales en las
diferentes regiones. Por su parte, las universidades de la Patagonia Austral y
Mar del Plata consideraron prioritario mejorar la infraestructura de acuerdo con
las falencias particulares de cada área, reactivando la obra pública vinculada
con la función de producción regional, fundamentalmente la infraestructura vial,
energética y urbana. Asimismo, propusieron replantear el papel de las ciudades
en el diseño de las estrategias de desarrollo regional.
3.2. Sanción de una nueva
Ley de Coparticipación Federal que asegure la
descentralización del proceso de percepción impositiva y aporte recursos
significativos –con el control respectivo– a las provincias y regiones de menor
nivel de desarrollo relativo acompañada de un proceso de refundación de los
estados provinciales, sobre la base de un fortalecimiento de su capacidad de
regulación, niveles de profesionalización del empleo y sustancial avance en la
eficacia de la administración y en el proceso de concreción del gasto público.
En este
aspecto, las universidades de San Juan, Entre Ríos, Misiones, Río Cuarto y
Patagonia Austral coincidieron en la necesidad de sancionar una nueva ley de
coparticipación federal de impuestos, estableciendo la coparticipación inversa
entre los distintos niveles territoriales (municipio, región, provincia y
Nación), descentralizando la recaudación y coparticipando las retenciones a las
exportaciones con las provincias originantes de la producción exportable.
Propusieron, asimismo, modificar el sistema de relaciones financieras
Nación-provincias-municipios, dándoles más atribuciones a estos últimos y, en
definitiva, replanteando el sistema tributario en función de objetivos de mayor
equidad tanto en la incidencia como en la recaudación.
3.3
. Transformación integral
del estado.
Las
iniciativas de crecimiento con equidad social que se proponen para las
diferentes regiones del país suponen una intervención amplia y sistemática del
estado, ya que este debe jugar un rol clave en la puesta en marcha de las
políticas de transformación diseñadas. De este modo, el reconocimiento social y
la idoneidad de las burocracias públicas se presentan como un factor decisivo
para el éxito de cualquier tipo de iniciativa gubernamental. La transformación
estructural del estado es una condición previa para encarar su presencia activa
en el proceso de modificación fundamental de las condiciones de desenvolvimiento
de las economías regionales.
De esta
forma, se vuelve esencial afianzar en todos los niveles estatales las
responsabilidades de orientación política, coordinación intra e
interinstitucional, producción de información e indicadores de desempeño,
evolución y control de gestión; fortalecer los equipos técnicos para colocar la
gestión pública por encima de las prioridades políticas y las prácticas
clientelísticas; profesionalizar la función pública, implantando sistemas de
carrera administrativa basados sobre el mérito y programas de capacitación y
desarrollo permanente del personal; así como lograr mayor transparencia en la
gestión a través del mejoramiento de los sistemas de información y su aplicación
en el análisis y toma de decisiones. Asimismo, resulta vital impulsar la
participación popular, fomentando formas asociativas y de autoorganización
social e imaginando nuevos canales y modalidades participativas.
Sin
embargo, universidades como la de Entre Ríos y Misiones resaltaron que “reforma
del estado” no significa “achicamiento” –o al menos no solamente– sino que el
concepto implica la reestructuración de los modos de organización respondiendo a
objetivos claros y reglas de juego perdurables, racionalizando el sector público
provincial y municipal pero no con el objeto de reducir el empleo sino con el
fin de hacerlo más eficiente, a través de la capacitación y la reasignación del
personal. Asimismo, como resaltara la Universidad Nacional de la Patagonia
Austral, implica reformular las relaciones institucionales interjurisdiccionales
para la formulación de políticas de desarrollo, privilegiando los ámbitos
regionales y los encadenamientos productivos.
En este
ámbito, la Universidad de San Juan destacó la necesidad de imponer severos
mecanismos de control al poder irrestricto del Ejecutivo en lo que respecta a la
sanción de políticas que afecten al futuro y al patrimonio argentino, mientras
que la Universidad de Rosario priorizó la urgencia de encarar un proceso de
modernización del Estado municipal así como el logro de una mayor autonomía. Por
su parte, la Universidad Nacional de Río Cuarto sugirió promover un rediseño
institucional integral, dotando de mayor capacidad política y económica a los
municipios frente a los entes provinciales y nacionales y promoviendo el
esfuerzo asociativista intermunicipal, el trabajo interinstitucional en red y
una mayor participación y control democrático de la gestión por parte de las
organizaciones públicas. En términos operativos, propuso implementar cuatro
líneas de acción en dos etapas sucesivas: en la primera, sugirieron planificar
estratégicamente las políticas en nivel municipal, con el fin de fortalecer la
gestión y contribuir a redefinir objetivos y metas del proceso de desarrollo
local y regional y fortalecer las instancias de coordinación interinstitucional
en el ámbito municipal, regional, provincial y nacional con las organizaciones
de la sociedad civil y sin fines de lucro: en la segunda etapa, propusieron
coordinar e implementar servicios sociales intermunicipales bajo el ejido
municipal (salud, educación, viviendas, programas de empleo,
microemprendimientos, etc.) y actuar sobre las “fallas de mercado” y las “fallas
de gobiernos” regionales, con regulaciones selectivas y coordinadas
intermunicipalmente, fortaleciendo los derechos formales y reales de la
ciudadanía, cuidando el medio ambiente y aumentando los grados de libertad de
los gobiernos democráticos municipales como actores principales del proceso de
desarrollo local.
En otro
orden de cosas, universidades como la de Entre Ríos y Jujuy plantearon la
urgencia de ordenar las finanzas públicas provinciales y repotenciar la
inversión pública local, pues el profundo desequilibrio constituye una gravosa
carga para los sectores productivos y sociales.
La
posibilidad de implementar estas reformas constituye, en gran medida, un
requisito para que las estrategias de reconversión productiva de las economías
regionales puedan implementarse, ya que estas se basan sobre un eficaz
funcionamiento del aparato estatal, la credibilidad y aceptación por parte de
los actores sociales y la integración y reconstitución de la organización
social.
Estos
tres ejes de la estrategia de desarrollo regional –la reconversión productiva de
los agentes económicos de menor tamaño, el fomento del empleo y la reinserción
social y la transformación estructural en el plano político-institucional–
tenderían a revertir la actual ineficacia e ineficiencia económica y social del
Estado y a establecer una mayor participación y control por parte de la
población. Asimismo, y como destacan los delegados de la Universidad de Río
Cuarto, permitirían promover y profundizar los procesos de desarrollo integral y
sustentable de las comunidades de las economías regionales, a través de un
sistema de gestión que organice la participación democrática y la concertación
interinstitucional en acciones de nivel supramunicipal; fortalecer las
identidades regionales y mejorar las condiciones de competitividad e inserción
de las producciones regionales; optimizar el aprovechamiento de los recursos;
ampliar la capacidad y poder de negociación de la sociedad civil y avanzar en el
mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de todos los
habitantes.
IV. Reflexiones
finales
Si bien resulta demasiado
prematuro extraer conclusiones definitivas acerca del impacto de los profundos
cambios acaecidos sobre las economías regionales a partir del estallido del
modelo económico en diciembre de 2001, sí es posible señalar las principales
tendencias que se han podido percibir durante el transcurso de este
año.
En principio, los aportes de
los asistentes al Seminario de Economías Regionales –representantes individuales
de las diferentes realidades provinciales– permitirían corroborar la hipótesis
más elemental que suele formularse desde la teoría económica: la devaluación de
la moneda nacional promueve la actividad exportadora y la industrialización
sustitutiva de importaciones, al tiempo que afecta negativamente la calidad de
vida de la población con ingresos fijos, dado el deterioro de tales ingresos –en
especial, del salario real– producido por el impacto inflacionario a raíz del
aumento de precios. Sin embargo, y debido fundamentalmente al hecho de que el
proceso es aún muy reciente, la reactivación productiva que el impulso
exportador supone entrañar aún no se vislumbra como un proceso fuerte, estable y
sostenido y el esfuerzo exportador es en sí mismo caótico y desorganizado. El
sector industrial urbano tradicional, por su parte, se encuentra muy dañado y no
logra recuperar totalmente su capacidad productiva debido, fundamentalmente, a
la caída de los ingresos reales y a la ausencia de financiamiento. En lo que
respecta al proceso social, se percibe, efectivamente, un aumento en la
concentración del ingreso y en la regresividad de su distribución, una pérdida
del poder adquisitivo de los salarios y mayores niveles de pobreza, desocupación
y subempleo.
En este marco, los actores
sociales más beneficiados por este cambio repentino de precios relativos han
sido los grupos empresarios de capital extrarregional que conforman mercados
oligopólicos y transfieren sus excedentes al exterior de las regiones, que son
quienes lograron reconvertirse durante la década de los noventa. Por su parte,
los pequeños productores se han visto aún más desamparados frente al nuevo
contexto macroeconómico, debido a su escaso poder de negociación y a la falta de
políticas públicas activas de defensa y promoción de la pequeña y mediana
empresa.
Las administraciones
públicas provinciales, por su parte, enfrentan una grave situación tanto
económica como institucional. Por un lado, el sector público se encuentra
profundamente endeudado y la declinación productiva, la imposición de sucesivos
ajustes fiscales por parte del gobierno nacional y el incumplimiento por parte
de este último de los compromisos de remisión de fondos coparticipables
imposibilitan el saneamiento definitivo de las cuentas provinciales. Por otra
parte, las estructuras burocráticas no escapan a la crisis institucional de
escepticismo y desconfianza por la que atraviesa el estado nacional y las
decisiones administrativas responden cada vez más a presiones de los grupos de
poder económicos y políticos.
En este contexto, el
conjunto de propuestas presentadas se ordenan en torno de tres ejes
fundamentales: la reconversión productiva de los agentes económicos de menor
tamaño, el fomento del empleo y la reinserción social y la transformación
estructural e integral del aparato estatal. Los lineamientos generales y las
estrategias específicas propuestas comprenden, entre otras cosas, la puesta en
marcha de programas asociativos al interior de las cadenas productivas; la
vinculación orgánica de los sectores científico, tecnológico, productivo y
público mediante una red de gestión, información y soporte a los desarrollos
regionales; la instrumentación de programas de capacitación y profesionalización
de los cuadros técnicos y operativos; la disponibilidad de líneas de crédito e
instrumentos de financiamiento alternativos para inversiones y capital de
trabajo; la organización de un Sistema Federal de Programación del Desarrollo y
la descentralización del proceso de percepción impositiva. Cabe destacar que la
totalidad de las estrategias propuestas se enmarca en el aprovechamiento de las
ventajas y potencialidades particulares de cada región y en el tratamiento
diferenciado para cada sector productivo, en un ámbito de consenso social y
participación democrática que fortalezca las identidades
provinciales.
Dado que, como fuera
destacado a lo largo de los trabajos, la situación de las economías regionales
no es sólo consecuencia de las políticas locales sino, fundamentalmente, el
resultado de un estilo de desarrollo impulsado desde la Nación, se presenta, una
vez más, la necesidad ineludible de reformular la senda del crecimiento nacional
y de sentar las bases de una reactivación productiva y de una distribución del
ingreso con equidad social que contemple e integre a la totalidad de los
sectores y actores económicos y sociales, pues la solución no puede ser local
sino global y debe estar instrumentada y dirigida desde el todo hacia las
partes.
2. Entre Ríos aporta más
de un 2% del PBI nacional. El PGB se estima en alrededor de 5.500 millones,
donde la producción primaria aportaba a principios de los ’90 un 20%, porcentaje
que baja al 16% en 1998. En este sentido, cabe destacar que la producción
entrerriana aporta el 66% de la producción nacional de arroz, el 43% de la
producción avícola, el 35% de la producción citrícola, el 30% de la producción
de miel, 12% del producto forestal, 8% del ganadero, 5% del cerealero, 4% del
oleaginoso y 3% de la producción láctea del país. En lo que respecta a esta
última, recientemente cuatro empresas particulares y una cooperativa exportaron
162 toneladas de leche en polvo a
Bolivia.
3. El valor de la
materia prima necesaria para una tonelada de pasta celulósica es aproximadamente
U$S 20 y el producto se vende en el mercado entre los U$S 300 y 400 por
tonelada, lo que implica que la materia prima constituye sólo el 5-7% del
producto final. Lo mismo ocurre con los salarios que son reducidos
sustancialmente en dólares.
4. A través de la
concentración en el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) se está tratando
de recuperar los precios recibidos por el productor primario. En este sentido
cabe señalar que una década atrás (en el año ’92) el precio de la yerba verde en
planta ascendía a 0,12 $/Kg y en la actualidad se intenta alcanzar los 0,20
$/Kg.
6. En el año 2001, las exportaciones de Mendoza
alcanzaron los 890 millones de dólares. Para 2002 se espera un aumento en el
orden del 10%. La descomposición de las exportaciones de Mendoza es del
siguiente orden: combustibles y energía (50%), manufacturas de origen
agropecuario (24%), productos primarios (14%) y manufacturas de origen
industrial (12%).
8. A lo que se suma el
hecho de que los precios de los insumos y maquinarias para la actividad
productiva se encarecieron.
9. Por ejemplo, la industria automotriz y su
influencia en las autopartistas, la industria aeronáutica convertida en un
taller de reparaciones (de difícil y dudosa continuidad) que hoy desarrolla la
empresa Lockhed, entre otras.
10. El “Estimador
Mensual Industrial” (EMI) provisto por el INDEC, en igual período, indica que la
merma de la actividad en todo el país alcanzó el 17% (diecisiete por ciento), lo
que, en comparación, equivale a decir que la caída de la actividad en el Gran
Córdoba fue 2,35 veces mayor que la media nacional. Si se compara
(interanualmente) cada uno de los seis primeros meses del año 2002, se observa
que en el Gran Córdoba la producción manufacturera se redujo entre un 36% y un
49%. En idéntica comparación en el orden nacional, la caída se ubica entre el
15% y el 22%. La evolución de los últimos años de la industria manufacturera, en
el país y en Córdoba en particular, pone en evidencia resultados de carácter
estructural más que de coyuntura.
11. La “Encuesta
Industrial” ha mostrado que “las empresas de 5 a 50 trabajadores” redujeron su
producción en un 62% (06/2000 a 06/2002), mientras que en “las grandes empresas”
(más de 50 trabajadores) la caída observada alcanzó al 29,2% para igual período.
Los distintos rubros, si bien experimentan idéntica tendencia, presentan
comportamientos disímiles en los dos últimos años. Las que menos se retrajeron
fueron alimentos y bebidas con 4,1%, y maquinaria eléctrica con 5,6%. En el otro
extremo se encuentran automotores y autopartes, madera y muebles y papel e
imprenta, con 26,4%, 28,7% y 36,7%,
respectivamente.
13. En las carnicerías y
verdulerías hay precios en Quebrachos y ofertas en efectivo que se diferencian
en un 30% en algunos casos. En los supermercados y almacenes no hay precios
diferentes en pesos o Quebrachos; pero la aceptación varía entre un 20% y un 50%
de la compra y los precios son, en algunos casos, superiores. En el rubro
indumentaria sucede algo parecido y muchos locales actúan dentro del mismo
establecimiento como casas de cambio. Para el transporte en general, la
utilización de los Quebrachos está prácticamente vedada. Los colectivos del
transporte urbano aceptan los bonos pero para la compra de chequeras con pasajes
a 0,70 y no aceptan bonos para el boleto social de un peso ida y vuelta. Los
remises los aceptan pero también aumentaron tarifas y reclaman un porcentaje
mayoritario en pesos. En los combustibles para particulares no se aceptan, al
igual que en los repuestos para automotores y en aquellas casas donde las
compras para su abastecimiento se realizan fuera de la provincia aunque algunas
estaciones de servicio los aceptan para el caso de remises y transporte
comercial. Cabe destacar que los bonos no son perjudiciales para todos por
igual, debido a que aquellos que perciben sus ingresos en pesos se benefician
con la compra a una cotización que oscila entre $ 0,70 y $ 0,80 por cada
Quebracho y los utilizan para pagar impuestos, teléfono, agua, luz y realizar
compras en las cuales la aceptación es 1 x 1 viendo mejorado su ingreso real por
esa vía.
15.
En un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Facultad de
Ciencias Económicas, se analizó la convergencia de los departamentos menos
desarrollados y se llegó a la conclusión de que los municipios pobres de Mendoza
requerirían 75 años para alcanzar los niveles de crecimiento de los
departamentos mejor posicionados. A
partir del análisis de las tasas de crecimiento de los departamentos de
Mendoza,
surge que el comportamiento de los mismos presenta desigualdades importantes en
su crecimiento, influidas básicamente por el sector petrolero, la reconversión
agrícola hacia cultivos no tradicionales y el alcance de las políticas
nacionales.
16. Lo que coadyuva a impedir un manejo equilibrado de las
finanzas públicas, y al deterioro que en términos de calidad y eficiencia
muestra la prestación de servicios
públicos.
17. Mayo del 2002 revela
que se sigue contrayendo el empleo y que continúa el aumento de la desocupación
(creció más de 5 puntos porcentuales respecto de mayo del 2001), ubicándose en
el 24,6% de la PEA.
18. En el caso de Mendoza se observa que este grupo
llega al 82% en la onda de mayo 2002. Se caracteriza principalmente por tener un
nivel de remuneraciones iguales o inferiores a los $ 400 mensuales. Con respecto
al nivel educativo, se detecta que la mayoría de los participantes de este
sector informal de la economía (aproximadamente un 60%) no tiene nivel
secundario.
20. En lo que respecta a los gastos
sociales, el impacto mayor lo sufren los gastos de atención de la salud (demora
en los pagos a profesionales, disminución de la provisión de medicamentos
gratuitos en hospitales, suspensión de servicios vinculados con estudios que
requieren la utilización de insumos importados). El tipo de cambio además ha
impactado desfavorablemente en la capacidad de adquirir insumos, repuestos o
renovar equipos de salud, lo que puede comenzar a deteriorar rápidamente la
capacidad instalada durante estos últimos años en el sistema hospitalario
provincial.
21. En relación con
las obras públicas se puede señalar la suspensión de aquellas vinculadas con la
construcción de viviendas, por un lado, y el gran deterioro de la red vial, por
el otro, lo que ha agravado durante los últimos meses el desempleo en el sector,
lo que de todos modos se compensa relativamente mediante planes de empleo
subsidiados. Si bien la construcción de viviendas representa un alto impacto en
el empleo y por lo tanto en el ingreso, a la vez que satisface la demanda
habitacional, los efectos de la suspensión en esta actividad son relativamente
menores que aquellos que produce la ausencia de actividades de mantenimiento y/o
ampliación de la red vial, ya que esta afecta significativamente la función de
producción. Al hablar de red vial se incluyen los caminos pavimentados y los
enripiados, ya que ambos carecen de mantenimiento. En el nivel del conjunto de
las localidades los gastos de infraestructura y mantenimiento han
desaparecido.
Fuente: www.econ.uba.ar/www/planfenix/contenidos/tecnico/05Rofman.doc
|