La guerra
amenaza con dejar secuelas
en la economía global durante años
Entre las víctimas: la confianza de los consumidores y la
inversión empresarial
Por Michael Sesit
NUEVA YORK — Estados Unidos y la Unión Soviética "se comportan
como dos ciegos armados hasta los dientes, moviéndose a tientas en una
habitación, creyendo que están siendo amenazados de muerte por su contrincante
que, aseguran, tiene una visión perfecta", escribió Henry Kissinger en 1979.
"Por supuesto, con el tiempo, incluso dos hombres ciegos armados en una
habitación pueden hacerse mucho daño entre sí... y eso sin mencionar a la
habitación".
Veinticuatro años después, la Unión Soviética ha desaparecido. EE
UU, no, pero la habitación sigue siendo la misma. De todos modos, está cada vez
más claro que incluso en un mundo en el que sólo existe una superpotencia, se
puede causar mucho daño.
Llámelo daño colateral o, en algunos casos, ventaja colateral. La
decisión de Estados Unidos de invadir Irak acompañado sólo de Gran Bretaña y un
puñado de tropas australianas; su disposición a romper con sus aliados
tradicionales y las divisiones que el conflicto iraquí originó en el seno de la
Unión Europea han desencadenado fuerzas que podrían tener un impacto en la
economía y los mercados financieros globales durante años.
Empecemos por la invasión. "Si esta guerra sigue mermando la
confianza de los consumidores y las empresas, y las decisiones de gasto se ven
afectadas, uno puede asumir que eso se verá reflejado en los precios de las
acciones estadounidenses y todavía más en los de Europa y Japón", afirma George
Magnus, economista jefe de UBS Warburg en Londres. Al señalar que los mercados
europeos y japoneses están alrededor de un 7% a la baja en lo que va del año, y
que el mercado accionarial de EE UU se ha mantenido prácticamente sin cambios,
Magnus dice que "Wall Street todavía es quien lleva la voz cantante en todos los
mercados mundiales".
Las economías de Japón y Europa también están pagando la factura.
Golpeadas por una creciente sensación de inseguridad e inestabilidad
geopolítica, las 12 economías de la zona euro y la de Japón ya se estaban
tambaleando al borde de la recesión antes de la invasión de Irak. El segundo
golpe se produjo a raíz de la ralentización de la economía estadounidense, y eso
se debe a que Japón y Europa han confiado en sus exportaciones para mantener el
ritmo económico en los últimos cinco años.
El tercer factor negativo es la caída del dólar, que ha
retrocedido un 23% frente al euro y un 8,8% frente al yen desde principios de
2002. "Cuanto más se alarga la guerra, más se debilita el billete verde", afirma
Magnus. "Eso hace que Europa y Japón sean menos competitivos, y supone un golpe
adicional para los beneficios [corporativos]". En 12 meses, el economista de UBS
Warburg pronostica que el dólar se debilitará un 9,5% ó 10,7% más frente al euro
y el yen.
El panorama político no se ve mucho mejor. La guerra en Irak y
las maniobras diplomáticas y disputas que las precedieron están sentando un
precedente para transformar a un mundo encabezado por una única superpotencia en
uno en el que "el núcleo de Europa" está refutando las prerrogativas de la única
superpotencia, argumenta Bob McKee, economista jefe de Independent Strategy, en
Londres.
Después de que el conflicto en Irak termine, pronostica McKee
habrá disputas que conciernen a la Organización Mundial de Comercio (OMC), la
actual ronda de negociaciones comerciales de Doha, los pasos para liberalizar
aún más los flujos de capital internacional y qué papel (si le corresponde
alguno) tendrá la Organización de Naciones Unidas en la resolución de las
disputas políticas.
Para completar el panorama, podemos incluir al Fondo Monetario
Internacional, al Banco Mundial y a las reuniones periódicas de jefes de Estado,
ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales del Grupo de los Siete
(ocho si se incluye a Moscú).
"Si las instituciones de la Guerra Fría que gobiernan la economía
global y las relaciones internacionales no funcionan, estamos hablando acerca de
cierto estancamiento, quizás algún tipo de revés, en la tendencia hacia la
globalización", advierte Magnus de UBS Warburg.
Lo mismo si el reloj se retrasa en lo que respecta al libre
comercio, el movimiento internacional de capital y mercados abiertos. "Eso
afectará las primas de riesgo en mercados financieros y el crecimiento", dice el
economista. "Las consecuencias políticas de ser incapaces de resolver nuestras
diferencias podrían ser muy duras".
Pero las placas tectónicas geopolíticas que están cambiando son
más que una contienda entre EE UU, Francia y Alemania. La discordia en el seno
de la Unión Europea acerca de Irak confirma que "la idea de una unión política
más estrecha que nunca y que culmine con EE UU y Europa seguirá siendo una
quimera por un largo tiempo", dice Joachim Fels, economista de Morgan Stanley en
Londres. "El riesgo de una ruptura de la UE o de la Unión Monetaria Europea no
es para nada insignificante".
Pero comprender quiénes son los ganadores y quiénes los
perdedores en la apuesta intraeuropea no es tarea fácil.
McKee, de Independent Strategy, observa que en términos de
Producto Interior Bruto, la fuerza económica de la alianza franco-alemana, que
favorece hacer de Europa un contrapeso independiente a EE UU, es más fuerte que
el otro lado de la moneda europea, encabezada por Gran Bretaña, España e
Italia.
Pero con la ampliación de la UE programada para 2004, el grupo de
15 miembros incorpora a diez más. La mayoría respalda a Washington.
"Por otra parte, dos países [no europeos], Rusia y Turquía, se ha
distanciado de EE UU y todavía está por verse si se unirán al eje
franco-alemán", dice McKee. Y agrega que será difícil para los países europeos
optar por ir solos cuando, en promedio, el 60% de su comercio es en dentro de
Europa.
Ningún país europeo realiza más del 10% de su comercio con EE UU,
salvo Gran Bretaña, que tiene alrededor del 17%. Incluso así, el 55% del
comercio de Gran Bretaña es con el resto de la Unión Europea.
Mientras tanto, está la marcha a Bagdad. Una rápida victoria
estadounidense podría silenciar a Jacques Chirac, pero un conflicto complicado
podría envalentonar al presidente francés y a su socio alemán, el canciller
Gerhard Schröder.
Desde una perspectiva de inversión, un conflicto difícil hace al
dólar y a otros activos estadounidenses mucho menos atractivos, dice McKee.
"Hará la moneda europea más atractiva y, dado que sus valores son ya
relativamente baratos, eso podría aumentar su encanto".
Japón, por su parte, también saldría perdiendo si la guerra en
Irak sale mal, debido en gran parte a su excesiva dependencia del petróleo
importado.
La guerra seguirá pesando sobre los mercados "hasta que los
inversores perciban correctamente que el cambio de régimen en Irak es
inminente", dice David Fuller, estratega global de Stockcube Research Ltd. en
Londres. "Eso provocará un repunte [accionarial] a medio plazo que durará de dos
a seis meses" y hará que el precio del crudo caiga a entre US$15 y US$20 por
barril.
Luego viene la mala noticia. Fuller dice que los movimientos del
mercado serán principalmente laterales y se verán interrumpidos por bajas
periódicas.
Fuente: Wall Street Journal of Americas, Updated
April 3, 2003 4:09 p.m.