Rossi apunta
que las atribuciones de las bases en Colombia serán aún
mayores.
La especialista advierte que bases de
EE.UU. en Colombia tendrán amplias potestades.
Emiliano Guido
Sur
Buenos Aires, 8/8/09
"El teatro de operaciones de las bases
norteamericanas en Colombia no será sólo el área andina, sino toda la
región sudamericana. De acuerdo a un documento de planeamiento del Comando de
Movilidad Aérea de Estados Unidos, se prevé el uso de un tipo de avión, el C-17,
que no necesita recarga de combustible para sobrevolar la mitad del continente
desde la base de Palanquero”, advierte Adriana Rossi, experta en narcotráfico y
doctrinas militares de la Universidad Nacional de Rosario
(UNR).
Actualmente, la doctora Rossi dicta un curso de
postgrado en la Facultad de Relaciones Internacionales de la UNR cuyo título
–Drogas, narcotráfico y políticas antinarcóticos.
Desafíos a la democracia,
gobernabilidad y paz– recorre el encuadre académico a tono para poder leer el
alcance del acuerdo militar entre el Comando Sur norteamericano y el gobierno
colombiano de Álvaro Uribe.
En ese sentido, Rossi entiende que el
pacto Washington-Uribe busca saldar el vacío que dejará: “la posibilidad de que
Holanda no renueve el acuerdo por las bases de Aruba y Curazao, con lo cual el
área venezolana quedaría sin control estadounidense”. Además, advierte la
simultaneidad temporal entre el golpe militar en Honduras y el desembarco de
marines en Colombia –“donde los norteamericanos estarían construyendo otra
base”– y que “las buenas intenciones” del presidente Barack Obama no podrán
derrotar al Pentágono porque “los intereses del complejo industrial militar no
van a ceder el gran poder que acumuló durante la era Bush”.
–Se
habló desde tres hasta siete bases militares norteamericanas en Colombia.
¿Podría poner en limpio cuántos comandos de la US Force desembarcarán en tierra
de Uribe?
–Las bases no son tres sino siete; tres aéreas, dos
terrestres y dos navales: Palanquero, Apiay –de donde saldrán los operativos
contra el bloque oriental de las Farc–, Alberto Pouwels –que operará en el
aeropuerto de Barranquilla en misiones contrainsurgentes–, la base naval ARC de
la Bahía de Málaga y la ACR de Bolívar de Cartagena. Además, continuarán las
bases castrenses Larandia y Tolemaida, que ya estaban siendo utilizadas por los
Estados Unidos. Ahora bien, lo nuevo es que habrá margen de autonomía para los
militares estadounidenses en los operativos fuera de las fronteras colombianas,
lo cual pone en evidencia el alcance regional del uso de las
bases.
–¿Por qué deciden hacerlo en un momento de supuesto
declive de las Farc?
–Por tres motivos: 1. Debido al cierre de
la base de Manta en Ecuador, con lo cual queda en parte al descubierto el área
del Pacífico; 2. Por la posibilidad de que Holanda no renueve el acuerdo por las
bases de Aruba y Curazao por la presión de algunos sectores de la sociedad
civil, con lo cual el área venezolana quedaría sin control estadounidense; 3.
Por el cierre en el 2003, por los movimientos de resistencia pacífica, de la
base naval en Vieques, Puerto Rico.
–¿En comparación con la
desarticulada base de Manta en Ecuador, el Comando Sur gana o pierde terreno con
estos enclaves?
–En principio, las nuevas bases tendrán mayores
alcances. No se limitarán a la lucha antinarcóticos y el teatro de operación no
será sólo el área andina, sino toda el área sudamericana, de acuerdo al
documento de planeamiento del Comando de Movilidad Aérea (AMC). Se prevé el uso
de un tipo de avión, el C-17 que no necesita recarga de combustible para
sobrevolar la mitad del continente desde la base de Palanquero. Sólo quedaría
afuera el área de Cabo de Hornos. Palanquero, por ejemplo, tiene hangares para
cien aviones, alojamiento para dos mil hombres y una pista de diez mil pies y un
sistema de radar implementado por los Estados Unidos en los ’90. Además, el
Comando Sur está tratando de tener acceso a un lugar de la Guyana Francesa para
que sus aviones militares lleguen a África vía Islas Ascensión. En un primer
momento, los norteamericanos pensaron en Recife, pero dada la posición brasileña
no muy amigable ante EstadosUnidos en cuestiones militares, abandonaron el
proyecto.
–Ya que menciona a Brasil. ¿Por qué Itamaraty se mostró
tan molesta ante el pacto entre Washington y Uribe?
–Muy simple,
las Fuerzas Armadas de Brasil trabajan desde la Guerra Fría con una hipótesis de
conflicto en el Amazonas con una potencia extranjera. El Ejército brasileño teme
ahora que un desborde del Plan Colombia pueda terminar violando la soberanía
territorial de su extensa selva. Por eso, sus uniformados realizaron un convenio
militar con Vietnam para recibir entrenamiento en lucha guerrillera contra
tropas regulares por si el Comando Sur decide apoderarse de sus recursos
naturales.
–¿Qué paralelismos puede trazar entre la base militar
norteamericana de Soto Cano en Honduras y la presencia de los marines en
Colombia?
–No es casual que el acuerdo se anuncie post golpe
militar a Manuel Zelaya. Por eso, en Honduras los Estados Unidos estarían
construyendo ahora otra base, justamente porque no aprueban que Soto Cano sea
militar-civil como quería Zelaya. De todas formas, el manejo de esta crisis
desde los Estados Unidos parece ser un tanto esquizofrénico. Se condena el golpe
pero no del todo y me parece que se manifiesta en esta crisis una lucha interna
entre los sectores conservadores republicanos, el Pentágono que después de tanto
protagonismo en la era Bush no va a resignar poder tan fácilmente y la
administración Obama.
–¿El gobierno de Barack Obama no puede
torcer, entonces, el sesgo militarista de la política exterior
norteamericana?
–Aparentemente, Obama transita más las vías
diplomáticas. Quiere cerrar Guantánamo, pero adhiere a la lucha contra el
terrorismo; se abre a Cuba y se va a retirar de Irak, pero profundiza la
intervención en Afganistán involucrando cada vez más a Pakistán; baja el
presupuesto de las fumigaciones en el Plan Colombia, pero solicita un aumento de
fondos para equipos de contrainsurgencia y entrenamiento al ejército colombiano
y pide 46 millones de dólares para la base de Palanquero; da inicio a la
Iniciativa Mérida o Plan México aprobado bajo la Bush y lo pone en marcha. Todo
esto parece indicar que si bien Obama puede llegar a tener una visión no tan
militarista, el Pentágono que representa los intereses del complejo industrial
militar no va a ceder el gran poder que acumuló con Bush.
–¿Qué
vino a patrullar, finalmente, la IV Flota?
–Las finalidades
declaradas de la IV Flota son la lucha antinarcóticos, ayuda humanitaria y de
asistencia en caso de catástrofes. Para ello, la IV Flota dispone de catorce
buques de guerra, trece fragatas misileras y un crucero que debería velar por la
seguridad marítima. Demasiado para el tipo de operaciones que debería
desarrollar.