Circula por diferentes ámbitos el tema de un pago de 50 millones de dólares
que la compañía minera Bajo de la Alumbrera ha girado al Consejo Universitario
Nacional. Se ataca al CIN por haber aceptado ese dinero, con el argumento de que
está originado en una empresa sobre la cual pende una acusación por
contaminación ambiental.
Esta reacción se inscribe en un tema más
general, el notable crecimiento en nuestro país de un pensamiento ambientalista
que se podría llamar ludista (en el sentido de su oposición al progreso técnico)
y que con argumentos pocas veces bien fundamentados le dice no a todo: no a la
energía nuclear, no al uso del glifosato, no a las papeleras, no a la soja RR,
no a la minería... Y nunca ofreciendo una alternativa realista y razonable.
El pago que tiene que depositar la compañía minera al CIN no es una
dádiva sino una obligación contractual por los derechos que la Universidad de
Tucumán tiene sobre el yacimiento Aguas de Dionisio, que explota dicha compañía.
Es por lo tanto absolutamente legítimo, y se basa en el principio de que las
compañías mineras (o de cualquier otro tipo) deben cumplir con sus obligaciones
legales, más allá de su situación judicial. ¿Por qué perdonar a la compañía
minera el pago de sus obligaciones en base a una posición teóricamente
principista pero mal informada?
Parece por lo menos irresponsable pensar
que una compañía por estar acusada (remarco acusada) debería dejar de cumplir
con sus obligaciones legales. En todo caso, si se tiene algún prurito sobre este
tema, se le debería pedir al CIN que esos fondos se dediquen a pagar
investigaciones sobre los problemas de contaminación.
En el fondo el tema
de la rabiosa oposición ambientalista a casi todo parte se basa en una idea
curiosamente retrógrada y fatalista: que la sociedad y el Estado no tienen ni
aparentemente pueden tener capacidad de control sobre los impactos ambientales
de las empresas, y por lo tanto la solución es impedir que éstas se instalen. El
problema no es la contaminación, que es inevitable, sino cómo controlarla.