DETERMINISMO
GEOGRÁFICO
Alberto Mendoza Morales
La geografía condiciona la vida de
pueblos y personas, sus comportamientos, sus economías.
Existe el determinismo geográfico. Suelen negarlo, incluso algunos geógrafos.
Un ejemplo de dependencia geográfica de las comunidades
humanas lo documentó el economista Edgard Moncayo en
la investigación que realizó en algunos municipios de
Colombia. Encontró que la geografía
explica cerca del 70% de
las diferencias de ingreso per cápita en poblaciones municipales y
regionales.
En los pueblos, en sus
condiciones económicas, en su producción, influyen las
características geográficas, clima,
calidad de los
suelos, relieve del terreno,
precipitación pluvial,
distancias entre
centros de producción y de consumo, la vialidad. A las condiciones geográficas se suman otras no geográficas entre ellas educación, salud,
disponibilidad de servicios públicos, eficiencia administrativa de las
autoridades, transferencias fiscales.
La geografía pesa más en los municipios pobres que en los
municipios ricos. Los municipios que más crecen son los que están más cerca de
los grandes mercados, Bogotá, Cali, Medellín.
A mayor distancia, menor ingreso per cápita.
La población muestra, desde luego, correlación directa
entre su tamaño y el volumen del comercio.
El investigador encontró
que los niveles de ingreso, en el período
analizado, fueron muy desiguales entre
espacios geográficos. En la región Andina el ingreso creció más del
40%, en la región Pacífica 5%, en la región Caribe fue
negativo.
Establecidas las realidades
geográficas identificadas quedó documentado en el estudio
que la geografía también juega papel
determinante en cuestiones concomitantes como la calidad de la administración
pública y privada, el ordenamiento territorial, la gestión ambiental.
El estudio indica que los
factores geográficos deben ser tomados
en cuenta en lo que atañe a la riqueza y
pobreza de sus habitantes, a su bienestar y al progreso de
las regiones habitan. Señala también que
la geografía debe ser incorporada
en el ejercicio de las funciones
de Estado. Significa entrar de lleno en los dominios de una ciencia que, como
la geografía, aporta certezas, concientiza y funda desarrollo. La geografía es
una ciencia de Estado.