No importa que la ciudadanía barcelonesa no acudiera masivamente al acto de
protesta que se celebró ayer tarde en la plaza Sant Jaume de Barcelona. Las
urgencias familiares, la fecha, nuestra misma capacidad organizativa, las
dificultades para hacer llegar el mensaje, pueden explicar el parcial éxito de
la convocatoria. No importa que no consiguiéramos llenar la plaza.
No importa que el máximo dirigente de un partido de izquierdas, ICV, actual
ministro-conseller del Interior, no hiciera acto de presencia en un acto así, a
pesar de la masacre y los vientos huracanados que soplan con fuerza, presencia
cubierta eso sí por varios furgones de la policía que dirige adosados pero no
ocultos a la plaza dónde se efectuaba el acto. No importa, desgraciadamente ya
no importa nada.
No importa que el ayuntamiento de una ciudad, gobernada por las denominadas
izquierdas desde hace unos 30 años, de una ciudad que se publicita en el mundo
como “la tienda más hermosa o más grande del mundo”, no haya dicho esta boca es
mía, como si el asunto no fuera con ellos, con los representantes políticos de
una ciudad donde la comunidad palestina es parte activa de la ciudadanía desde
décadas. No importa, bien mirado tampoco importa nada.
No importa que en la concentración de ayer tarde no hubiera banderas de
partidos de izquierdas, no hubiera presencia sindical, y que los ciudadanos
presentes que no eran palestinos ni árabes fueran básicamente a título
individual. Mirado en perspectiva, teniendo en cuenta la magnitud del desastre,
del ataque militar, la dimensión de la crueldad y el asesinato, el llanto, la
rabia y la indignación habitan en nuestra mentes. Pero tampoco importa, importa
que la ciudadanía estuviera allí, que hiciera acto de presencia y de
rechazo.
No importa que algunos cánticos de la comunidad palestina y árabe que dirigió
el acto desde el principio al fin no siempre fueran compartibles. Las gentes, en
su desesperación, apoyan y echan mano de todo aquello que les puede dar vida y
sentido a su existencia. No importa, aunque algunos se cogerán a este pajita
para tapar el inmenso pajar que cubre su mirada.
No importa que la administración Bush II haya dicho las barbaridades de
siempre y que la señora Clinton y el señor Obama sigan estando de vacaciones. No
importa, sería ingenuo esperar otro comportamiento.
No importa que nuestras voces no siempre fueran contundentes y que algunas
identificaciones entre símbolos (sionismo = nazismo), más allá de su
plausibilidad creciente, no siempre sean hoy comprensibles por sectores de la
ciudadanía y sean por ello motivo de manipulación informativa y de
ridiculización periodística por las plumas y plumillas de siempre. No importa
tampoco, harían u operarían de modo similar si fuéramos más cuidadosos, más
didácticos en nuestras vindicaciones políticas.
No importa que la cadena SER, la cadena que ha encadenado cualquier atisbo de
mirada crítica, dedicara en su informativo del día 2 de enero de las 14:30 más
de 8 minutos a entrevistar… al padre de un soldado israelí detenido por los
responsables palestinos, padre que justificaba la acción israelí a pesar de que
podía poner en peligro la vida de su propio hijo. No importa: nada hay que
esperar de un grupo empresarial que sabe bien qué es lo que cuenta en las
cuentas ni de un padre, si fuera el caso, cegado por el dolor y también por el
fanatismo.
Importan otras cosas.
Lo que importa que es que las gentes, los ciudadanos estuvieran, que la
ciudadanía de allí y de acá hiciera acto de presencia y rebeldía por ningún otro
motivo que no fueran mostrar su solidaridad con los oprimidos y masacrados y su
rechazo a una actuación estatal consistente, nada más y nada menos, que en la
guerra contra un país que no dejan existir, masacrando la población civil usando
para ello cualquier pretexto. La aviación alemana lo hizo en Gernika hace 72
años. Siguen su estela, con los F16 usamericanos la perfeccionan
Importa también las limpias y razonables consignas dichas y sentidas durante
la concentración: Libertad Palestina, No a la guerra, Contra el terrorismo de
Estado, No a las políticas asesinas, Los F 16 son instrumentos de guerra, no de
defensa.
Importa también los difíciles senderos apuntados por algunos manifestantes:
boicot a empresas y negocios con Israel, renunciemos a negocios manchados de
sangre inocente.
Importa, y esto debería importar siempre, que acumulemos fuerzas, que
extendamos paciente y didácticamente nuestra protesta y nuestras razones no
siempre bien entendidas en un país donde los periodistas, escritores y políticos
sionistas no son legión pero no son un sector sin eco.
E importa sobre todo que continuemos movilizándonos. El próximo sábado, el 10
de enero, a las 17 horas, en la Plaza Universidad de Barcelona deberíamos
concentrarnos y manifestarnos miles y miles de personas para exigir de nuevo
libertad para Palestina y el fin inmediato de las agresiones. ¿No lo hicimos
contra la guerra del Golfo? ¿No son similares los motivos en esta ocasión? ¿No
hay aquí también manipulación, guerra y muertes?
Los organizadores de la manifestación del próximo día 10 piden que el
gobierno de la Generalitat suspenda los acuerdos comerciales con Israel que el
departamento de Vicepresidencia e Innovación, Universidades y Empresa están
promoviendo actualmente. No parece una exigencia insensata ni es, desde luego,
una petición antisemita. Los auténticos antisemitas son aquellos que están
provocando la shoah del pueblo semita de Palestina.
PS. Clara Valverde, más activa y admirable que nunca, me ha enviado un correo
que apenas modifico, con datos de la situación el sábado 3 de enero de 2009:
Palestinos muertos: 437
Palestinos heridos: 2.200,
Israelitas muertos: 4 (proporción aproximada: 1 por cada 110).
Ciudadanos europeos o norteamericanos preocupados de poder ser bombardeados
por la noche o durante el día: 0.