¡Abajo la masacre sionista contra
Gaza!
¡Viva la resistencia del pueblo
palestino!
¡Por la derrota del estado racista
de Israel!
Poniendo en un mismo nivel a los opresores y los oprimidos, los
países imperialistas y la ONU en realidad apoyan la masacre perpetrada por el
Estado sionista.
En la noche del 27 al 28 de diciembre, la aviación sionista
israelí desencadenó la operación «plomo endurecido», una de las más criminales
desde 1967. Las víctimas de los ataques aéreos sobre Gaza y Rafah ya alcanzan
más de 400 muertos y 2000 heridos. El gobierno israelí prepara actualmente una
operación terrestre: han convocado a miles de reservistas. Esa carnicería
presentada como una respuesta a los disparos de misiles del Hamas no es
solamente una escalada, parte de la campaña electoral en curso en Israel, sino
un plan previsto de larga data para quebrar definitivemente la resistencia del
pueblo palestino, puesto en práctica con la luz verde de la pretendida «
comunidad internacional », la ONU, los países imperialistas, así como también
Arabia Saudita, Qatar, Yemen y Kuwaït que han comenzado una « normalización » de
sus relaciones con el ocupante sionista a pesar de sus protestas formales
posteriores al inicio del ataque de las fuerzas armadas israelíes.
Gaza: un verdadero ghetto
Desde hace años, Gaza sobrevive como un verdadero ghetto. Un
despiadado bloqueo económico, polítíco y cultural la aísla del mundo. Un millón
y medio de habitantes son prisioneros del ejército israelí y privados de todo :
de alimentos, de combustible, de electricidad, de medicamentos, de material
escolar... La población bajo el yugo de la opresión colonial bárbara desde hace
sesenta años, ahora sufre un feroz «castigo» colectivo por haber votado «mal» en
su elección democrática por Hamas. Llevada hasta tal punto, esta opresión
anuncia el momento de la destrucción total de Palestina y particularmente de
Gaza. Es una muerte lenta la que sufren los palestinos en la franja de Gaza.
Alrededor del 80 % de la población vive en el umbral de pobreza y la tasa de
desempleo alcanza el 65 %. El ingreso por persona es de 443 euros por año, o sea
1,36 euro por día. El 60 % de los niños sufren de desnutrición. La libertad de
circulación entre la franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén y el mundo exterior
está bloqueada. Alrededor de 260 personas murieron el año pasado, ya sea porque
se les prohibió atenderse en el exterior, ya sea por falta de medicamentos. La
única fábrica de medicamentos está parada por la escasez de materias primas. Más
de 1.500 cargamentos y containers de materias primas están varados en los
puertos israelíes. Los proyectos de construcción y de desarrollo de hospitales,
clínicas y establecimintos educativos están suspendidos. Los cortes de
electricidad son cotidianos.
Ahora bien, esta odiosa barbarie sólo puede ser perpetrada gracias
a la impunidad total asegurada a este Estado colonial sionista e incluso al
apoyo activo del que se ha beneficiado en el seno de la Unión Europea. Nicolás
Sarkozy, presidente de Francia y actual presidente de la UE, ha impuesto la
«profundización de la cooperación con la UE» el 8 de diciembre pasado. También
se decidió revalorizar las relaciones políticas entre la UE e Israel,
permitiendo una participación más amplia del Estado sionista en los programas
comunitarios europeos. Al otorgarle semejante ventaja a un Estado que lleva
adelante una política expansionista, colonizando nuevos territorios palestinos,
que saquea, que asesina, que hace un ghetto, Sarkozy le ha dado un cheque en
blanco a los halcones y carga con una pesada responsabilidad en este nuevo
crimen de guerra sionista.
Una vez perpetrado el asesinato colectivo, toda esa buena gente,
como las lloronas misericordiosas, aparentan romperse la cabeza por Gaza.
Mahmoud Abbas ha denunciado la ofensiva israelí ; sin embargo es uno de los
primeros responsables de la situación que viven los palestinos, ya que es muy
grande su colaboración con los sionistas y su fidelidad a los planes
imperialistas. Israel se apoya no solo en su ejército sino en la cobardía y la
duplicidad de los gobiernos árabes, quienes mientras hacen declaraciones contra
los ataques en Gaza, acusan a Hamas por el conflicto. Este es el caso del
Ministro de Relaciones Exteriores saudí, el príncipe Saud al-Faisal, que criticó
a los palestinos por no unirse detrás del presidente palestino Mahmoud Abbas.
Éste ha sido un instrumento de EEUU y de Israel para socavar a Hamas desde que
la organización islámica gano las elecciones en 2006. Por eso, el llamado
saudita a la “unidad” es un intento de aislar más a Hamas, en línea con los
esfuerzos del régimen egipcio quien ha colaborado cerrando sus propias fronteras
con Gaza y fortaleciendo de esta manera el bloqueo económico de Israel. El
secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se declara «profundamente inquieto» y
ha llamado a un «cese inmediato de las violencias»: poniendo al mismo nivel a
opresores y a oprimidos, la ONU se muestra una vez más como el fiel instrumento
de los imperialismos y colonialismos de todo tipo. Estados Unidos le rogó a
Israel que las incursiones no dejen víctimas civiles... mientras advierte al
Hamas que debe parar sus ataques con misiles «para que cese la violencia».
Sarkozy se muestra intranquilo y su ministro de relaciones exteriores, Kouchner
ha repetido literalmente la declaración estadounidense.
La estrategia de Israel y las dificultades de
conseguir sus objetivos reaccionarios
El estado sionista está utilizando este conflicto para rehabilitar
la capacidad de disuasión militar de Israel en Medio Oriente, fuertemente dañada
tras su fracaso en la guerra del Líbano de 2006. Su objetivo es demostrar que
Hamas se expone a una venganza implacable si el lanzamiento de cohetes continúa.
La devastación de Gaza es también un mensaje a la milicia chií Hezbola y a Irán.
El gobierno de coalición israelí Kadima/Partido Laborista, en competencia
interna y externa con el Likud en vistas de las elecciones de febrero, pretende
sacar provecho de la actual “transición” norteamericana para forzarle la mano a
su principal aliado y poder actuar con plena impunidad, desencadenando una
brutal ofensiva escarmentadora contra el pueblo palestino y los países de la
región, tanto los más filo-israelíes como los que mantienen una línea dura en
relación a Tel Aviv.
Pero a pesar de la masividad de los primeros cinco días de ataque,
la estrategia israelí comienza a dar síntomas de complicaciones. El lanzamiento
de misiles por parte de Hamas ha continuado. Si el asalto aéreo no logra sus
objetivos, Israel podría verse obligado a lanzar una ofensiva terrestre que
puede ser enormemente costosa en términos de vidas para sus tropas. Es que una
guerra de desgaste en una ciudad tan densamente poblada como la banda de Gaza
potencia las fortalezas de una fuerza irregular y numerosa como Hamas y va en
detrimento de la fuerza israelí altamente dependiente en tecnología pero
totalmente limitada en el uso de recursos humanos. Este es lo que ya mostro la
retirada israelí del Líbano y fue la base de las dudas y vacilaciones de primer
ministro israelí, Ehud Olmert, en su reciente campaña en ese país que lo
llevaron al primer retroceso militar israelí en su historia en 2006.
En este marco, a pesar de que el clima político israelí está
fuertemente derechizado, las salidas estratégicas del estado sionista no son
fáciles. La decisión del gabinete la semana pasada permite la reocupación de
Gaza y su entrega a la Autoridad Nacional Palestina de Abbas ya sea directamente
o a través de una fuerza internacional o pan árabe para continuar con el
fraudulento Proceso de Paz de Annapolis. Esta salida ha sido sugerida por el
candidato del Likud, Benjamin Netanyahu, quien habla de “eliminar el régimen de
Hamas para el largo plazo”. Sin embargo, un intento similar fracaso en el Líbano
en 1982 cuando Israel quiso imponer a sus sirvientes locales. Por su parte,
Abbas a pesar de su rol traidor frente a Israel dudaría de volver a Gaza en un
tanque israelí y aun si lo hace, tendría un enorme problema en gobernarla. Otra
alternativa que se baraja, es la que supuestamente alentaría el hombre del
momento, el ministro de defensa, Ehud Barak, que buscaría un nuevo cese del
fuego con un escarmentado Hamas. Pero esta opción, al igual que con Hezbola en
el Líbano, otorga legitimidad a Hamas quien seguiría como el gobierno de Gaza.
La tercera variante, llevar hasta el final el plan de desenganche del ex primer
ministro Sharon, terminando su responsabilidad con la Banda y buscando que esta
obtenga sus recursos y suministros vía Egipto. Los sectores como la actual
ministra de relaciones exteriores, Tzipi Livni, que le dan gran importancia al
apoyo internacional a Israel favorecerían esta opción, convencidos de que Gaza
más que un activo es una pesada carga para la sobrevivencia del Estado sionista.
Pero esta salida podría ser una papa caliente para El Cairo, que complicaría
fuertemente las relaciones con Israel en un periodo particularmente sensible:
los días de decadencia del régimen de Hosni Mubarak, ya complicado por la crisis
económica, la resistencia obrera de los pasados años y la oposición islamista.
Como vemos, a pesar de los duros golpes iniciales Israel no las tiene fácil de
encontrar una salida estratégica para el problema de su frontera sur, tarea que
el actual gobierno sionista, en el marco de una dirigencia israelí dividida,
elecciones cercanas y un cambio de gobierno en Washington no podrá resolver y
dejará como pesada herencia al nuevo gobierno surgido después de las
elecciones.
El Estado sionista es racista y
colonialista
Es un hecho históricamente irrefutable: el Estado de Israel,
sionista, está basado en el racismo y el colonialismo. Hacia 1885 Herzl proyectó
«colonizar Palestina» y crear un «hogar nacional judío». Decretó que «el pueblo
de Israel, como pueblo superior y continuador moderno del Pueblo elegido,
[debía] convertirse también en un orden real» y, para hacer esto, «ser útil al
Estado imperialista que protegerá su existencia». El racismo y el colonialismo
israelí son los fundamentos de un Estado que se define no por referencia a una
nación, sino a una religión y a una etnia. Un Estado que afirma el derecho de
«su» pueblo a la apropiación exclusiva de una tierra ya habitada y explotada por
otras poblaciones. Los textos fundadores del sionismo esclarecen la política
actual. Cuando Herzl en 1897 se dirige al gobierno francés, con la esperanza de
obtener su apoyo para la fundación de Israel, escribe : «El país que nos
proponemos ocupar incluirá el Bajo Egipto, el sur de Siria y la parte meridional
del Líbano. Esta posición nos hará amos del comercio de la India, de Arabia y de
Africa del este y del Sur. Francia no puede tener otro deseo que el de ver la
ruta de India y de China ocupada por un pueblo dispuesto a seguirlo hasta la
muerte». Los acuerdos Sykes-Picot harán las mismas promesas pero a Gran Bretaña.
El proceso estaba lanzado. Las potencias imperialistas iban a utilizar la
monstruosa política del holocausto como justificación para completarlo.
Israel es así a Medio Oriente lo que Sudáfrica del apartheid fue
para Africa austral: una colonia que impone a las poblaciones autóctonas una
dominación de características racistas, y cuya existencia sería imposible sin la
ayuda material de las potencias imperialistas «a cambio de los servicios
prestados», en este caso Estados Unidos y los estados de la Unión Europea.
Cuando un gobierno juzga que la vida de un soldado judío es más
importante que la de cientos de niños y civiles palestinos, entonces el Estado
que representa a ese gobierno es un Estado racista; cuando las fuerzas armadas,
en los territorios que ocupan ilegítimamente, prohíben desplazarse a los
civiles, les prohíben ir a buscar agua a los pozos y a las fuentes, trabajar sus
campos, visitar a su familia, ir a la escuela o a su trabajo, circular de una
aldea a otra, llevar al médico a un niño enfermo... entonces el Estado que
representa a ese gobierno es un Estado racista y colonialista. Cuando este
gobierno sionista construye el muro de la verguenza para meter en un ghetto al
pueblo palestino, arrasa casas y olivares, echa, expulsa, mete presos, tortura,
hambrea... entonces ese gobierno y su ejército son los de un Estado racista y
colonialista.
Tzipi Livni, la ministra de asuntos exteriores de la entidad
colonial sionista, presenta claramente su visión «futura» del Estado judío: un
Estado puramente judío, sin palestinos, lo que significa en términos concretos y
claros: expulsar a los palestinos de sus tierras y de sus propiedades, hacia
Cisjordania y la franja de Gaza, o a otra parte. No es la primera vez que Livni
hace tales profecías y no es la primera responsable política sionista en hacerlo
(Golda Meier había hecho lo mismo). Lo que es nuevo, es que estos anuncios se
repiten regularmente. Por su propia repetición, quieren parecer normales y
lógicos (Estado judío y democrático = expulsión de los palestinos = limpieza
étnica) y pasar el mensaje a todos los que no entendieron aún el sueño sionista.
Los dirigentes sionistas no hablan de «limpieza étnica» sino que la practican
sobre el terreno.
Desde entonces, la perspectiva de una solución de dos Estados se
vuelve cada vez más insostenible a causa de la colonización sionista y del apoyo
que le dan todos los imperialismos. El Estado israelí no aceptará nunca
abandonar sus metas sionistas y expansionistas y no permitirá nunca la creación
de un Estado palestino viable en la totalidad de los territorios ocupados, con
Jerusalén como capital, la liberación de todos los prisioneros políticos y el
retorno de todos los refugiados. Nunca habrá paz en tanto el Estado israelí,
teocrático, colonialista, racista, que practica el apartheid y la limpieza
étnica, no haya desaparecido.
¡Viva la resistancia de los palestinos !
¡Frente único de las organizaciones obreras y anti-imperialistas para apoyarla,
combatir el sionismo y el imperialismo opresores !
Los revolucionarios apoyamos incondicionalmente a las fuerzas de
la resistencia palestina contra la agresión sionista, nos ubicamos en su campo
militar contra el ejército israelí y luchamos por la derrota del estado de
Israel en la actual guerra en Gaza. Es desde esta ubicación de principios para
todo aquel que se declare anticolonialista y antiimperialista consecuente, que
decimos que la política de Hamas, a pesar de su resistencia armada frente el
Estado de Israel, lleva la lucha de liberación nacional palestina a un callejón
sin salida al luchar por un Estado teocrático que impide ganar a una gran parte
de las masas palestinas, especialmente los elementos seculares, cristianos y
musulmanes no fundamentalistas. A su vez, defiende la negociación con la
burguesía local y los Estados árabes reaccionarios de la región, desde los
actuales opositores a Washington como Siria o Irán o los más pronorteamericanos
como Arabia Saudita y Egipto. Hamas desconfía de la acción independiente de las
masas, fundamentalmente de la movilización independiente de la clase obrera
árabe, como lo haría una dirección revolucionaria, la única que con su acción
puede derrotar al Estado sionista. Sólo organizándose de manera independiente de
todas las fuerzas burguesas y pequeñoburguesas, incapaces de llevar adelante un
combate victorioso contra el proyecto sionista, por miedo a desencadenar fuerzas
que no podrían controlar, la clase obrera palestina podrá ser el motor de una
lucha nacional victoriosa y, además, de una lucha revolucionaria por la
conquista de sus reivindicaciones sociales. Pero esta lucha sólo puede llevarse
a cabo ligada a las clases obreras de los demás países de la región, en especial
la clase obrera egipcia que ha venido en los últimos años luchando contra el
régimen autocrático de Mubarak, y también en el Estado de Israel, en donde los
trabajadores judíos explotados deben romper, ante todo, con el sionismo. Sólo
así será posible construir un Estado palestino laico, democrático y no racista,
cuestión que es sólo posible con una Palestina obrera y socialista, donde puedan
convivir en paz árabes y judíos, en todo el territorio de la Palestina histórica
(que incluye tanto el que ocupa actualmente el Estado de Israel, como Gaza y
Cisjornadania), en la perspectiva de una Federación de Repúblicas Socialistas de
Medio Oriente.
Los trabajadores y los oprimidos del mundo entero deben apoyar
incondicionalmente la resistencia de los palestinos, su legítimo combate por sus
derechos nacionales, contra la colonización sionista de sus tierras, por el
derecho al regreso de todos los que han sido expulsados desde 1948, por el
derecho a elegir libremente a sus representantes, para exigir el cese de los
bombardeos y de todas las exacciones del Estado israelí, el levantamiento
inmediato e incondicional del embargo que asesina al pueblo palestino y la
apertura inmediata de la frontera entre Egipto y la franja de Gaza.
La lucha contra el imperialismo y su brazo armado israelí es un
deber imperioso para el conjunto de las organizaciones que se reclaman del
movimiento obrero y del combate anti-imperialista : su responsabilidad es
organizar inmediatamente un levantamiento en masa de los trabajadores y de los
jóvenes en los distintos países para exigir el cese de los bombardeos y de todo
el saqueo del Estado israelí. Para los revolucionarios de los países
imperialistas en donde la FT actúa, esta solidaridad anti-imperialista es
también un combate contra Sarkozy, Zapatero, Merkel, etc., los partidos de
«derecha» y todas las supuestas fuerzas de «izquierda» que se hacen cómplices
del Estado de Israel. En aquellos países como Bolivia, Venezuela, Argentina o
Brasil, donde los gobiernos se dicen «progresistas», exigimos la inmediata
ruptura de relaciones diplomáticas con el estado sionista, junto al inmediato
retiro de las tropas de los países que participan de la «misión» militar en
Haití.
Somos parte de las numerosas organizaciones que están impulsando
marchas y acciones de repudio a la masacre sionista en los más diversos
países.
¡Redoblemos la más amplia y combativa
solidaridad internacionalista con el pueblo palestino!
Fracción Trotskista - Cuarta Intarnacional 3-01-09
Integrada por: Argentina: PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas); Bolivia: LOR-CI (Liga Obrera
Revolucionaria por la Cuarta Internacional); Brasil:
LER-QI (Liga Estrategia Revolucionaria); Chile: Clase contra Clase;
Costa Rica: LRS (Liga de
la Revolución Socialista); Estado Español: Clase contra Clase; México:
LTS-CC (Liga de Trabajadores por el Socialismo -
Contra Corriente); Venezuela: LTS (Liga de Trabajadores por el Socialismo); militantes de la FT en Europa y
en Francia: como sección simpatizante, Groupe CRI (Groupe Communiste, Révolutionnaire,
Internationaliste).