NCeHu 441/08
Los geógrafos en las áreas de gestión de información para
el planeamiento.
Reflexiones desde la experiencia de gestión de un área de
SIGs en el Ministerio de Educación de la Ciudad.
Silvina
Quintero
Mapa
Escolar-Ministerio de Educación GCBA /
Departamento-
Instituto de Geografía de la UBA
Estas reflexiones se basan en tres años de
trabajo en la coordinación de un área de SIGs en el Ministerio de Educación de
la Ciudad de Buenos Aires, denominado desde hace años Carta Escolar, dentro de
la Dirección General de Planeamiento. Su función es integrar información sobre
establecimientos, edificios, programas y servicios educativos, estadísticas
socio-demográficas, educativas y variables de contexto territorial en un sistema
de información geográfica, con el propósito de brindar información a actores de
la gestión y realizar análisis en apoyo a procesos de planeamiento
educativo.
La primera reflexión es sobre las
potencialidades de nuestra formación profesional (carrera de grado y formación
académica posterior) para gestionar, dirigir o coordinar áreas de producción de
información geográfica para el planeamiento. En base a mi experiencia personal
(formación netamente socio-humanística y desarrollo académico en la misma
línea), y de otros geógrafos de diferentes perfiles que se integraron al equipo,
descubrimos que más allá de nuestras diferentes trayectorias, nuestra formación
disciplinaria común nos brindaba un bagaje conceptual y metodológico común, un
modo propio de definir los objetivos y pensar las estructuras del sistema de
datos geográficos y para establecer criterios de calidad de la información,
temas todos que van más allá del conocimiento operativo de los software en uso.
Creo que en nuestro medio (en particular en
la UBA) operan algunos prejuicios que crean falsos dilemas. Uno es que la
formación académica orientada a la investigación y la formación técnica en GIS
son dos caminos divergentes que definen dos perfiles profesionales con muy pocos
intereses y saberes en común. Percibo que desde el ámbito académico se asume
frecuentemente la idea de que el geógrafo orientado a GIS es un “técnico”,
alejado de preocupaciones teóricas orientadas a la interpretación de la
organización territorial. Otro prejuicio que he visto en egresados y alumnos de
la carrera (y que he experimentado yo misma en el pasado) es el “miedo al SIG”:
consiste en el temor que plantea el aprendizaje de estos sistemas para quien se
ha volcado a temas de corte socio-humanístico, lo que aleja perfiles con interés
en problemas de planeamiento territorial de las áreas donde se produce
información y diagnóstico (en la actualidad imprescindiblemente en base a GIS).
La contratara de este prejuicio es suponer que los especialistas en GIS son
meros usuarios/operadores de un software.
En cambio, vengo observando que muchos de
los geógrafos que se han especializado en GIS y sus aplicaciones en ámbitos de
gestión estatal no olvidan que fueron formados para interpretar la organización
espacial de territorios, aunque frente a la mirada de los otros aparezcan/se
presenten como operadores avanzados de GIS (técnicos de lujo). Es en nuestra
formación conceptual –más alla de la capacitación operativa- donde nos hemos
encontrado con colegas de muy diversa trayectoria con quienes comparto esta
tarea, pensando de una manera particular y diferente a la de otros especialistas
y técnicos, incluso con dominio de GIS, pero sin formación geográfica:
Apunto algunos ejemplos de aspectos en que
hemos tenido que explicar y aclarar:
-Comprender la diferencia entre territorio
real y espacio modelado
-Comprender la diferencia entre
localización y objetos localizados (y entre objetos físicos localizados en un
territorio real y datos de un indicador que localizamos en un punto o área).
-Advertir los efectos de agregación
espacial que provoca el mapeo de datos puntuales por unidades de análisis
areales (e incorporar esa posible distorsión en la lectura de los resultados).
-Diseñar la estructura de datos de un SIG
como un sistema de dimensiones de la organización espacial del territorio y del
tema (educación) y no como un conjunto de capas de información
“posible”/”disponible”.
-Proponer “consultas” desde hipótesis de
relación entre variables (y seleccionar con esa lógica las capas de información
a combinar).
-discriminar en la lectura de una imagen
patrones de distribución específicos de cada capa / interpretar los patrones de
distribución en base a la puesta en relación de las variables
consideradas
Descubrimos hasta qué punto estos aspectos
nos resultan “naturales” y forman parte de nuestro “saber” compartido por
nuestra formación universitaria común en la disciplina.
Sin embargo, esto resulta obvio sólo para
nosotros. La falta de asociaciones profesionales y de involucramiento de la
universidad con los modos en que se deberían organizar las áreas de sistemas de
información geográfica para la gestión, deja en manos del mercado laboral y del
criterio (desconocimiento) de los funcionarios la definición de los perfiles y
los criterios adecuados para conducir esas áreas de gestión de información.
Al vacío de espacios institucionales de
debate sobre la práctica profesional
se suma que la debilidad/poca visibilidad
de las instituciones académicas de geografía (universidades) como referentes de
este tema en los ámbitos públicos. Sobre la expansión y el uso de los GIS en el
ámbito público y privado se ha dicho y reflexionado muy poco. Mientras que se
sabe que se trata de una demanda en expansión en los mercados laborales, se
considera implícitamente esta orientación como una “salida laboral individual”
de los geógrafos y no como un tema colectivo que debería integrar las agendas
del campo profesional y disciplinario.
1era. JORNADA de GRADUADA/OS
de GEOGRAFÍA – UBA. Buenos Aires - Sábado 18 de octubre del 2008.
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