¿Crisis financiera o el fin de un modelo?
Alfredo César Dachary
Las
grandes caídas de las bolsas en el mundo, la quiebra de los grandes bancos y el
salvataje de algunos por parte del Estado no son la realidad misma sino el
escenario donde se asentará una nueva realidad.
Si
usamos las categorías actuales, podemos decir que son los indicadores de una
profunda crisis estructural del sistema global, que es reconocida por todos los
expertos y cuyo significado va más allá de la recesión o crecimiento
negativo.
Si
estas afirmaciones salieran de los críticos del sistema o del propio Estados
Unidos, su legitimidad estaría cuestionada, pero encabezaron con estas
afirmaciones los íconos del pensamiento neoliberal como Francis Fukuyama, que
habló del ocaso de la hegemonía norteamericana.
Pero
¿de qué crisis estamos hablando?, ¿es la crisis del sistema o del modelo?, ya
que el capitalismo no es una realidad homogénea ni en el mundo ni en la historia
moderna, porque está sujeto a etapas en las que dominan una serie de estrategias
que se podrían definir como un modelo dentro del propio
sistema.
El
capitalismo norteamericano tienen una historia corta, ya que su camino se inicia
a fines del siglo XIX y la primer etapa camino a la hegemonía termina con la
crisis mundial del 29´, una crisis mundial que va marcar el ocaso del imperio
que antecede a Estados Unidos, el británico, desarrollado en la segunda parte
del siglo XIX bajo el sólido dominio de la Reina Victoria.
Es un
período de cambios muy fuertes, el paso del carro al automóvil, de los edificios
a los rascacielos y con ello los primeros lujos socializados por una élite que
le toca vivir la Belle Epoque, la
fiesta antes de la caída, que la anticipa Gran Bretaña al abandonar la otrora
poderosa libra esterlina, el patrón oro.
La
crisis del 29´ marca a Estados Unidos en forma dramática ya que el fantasma del
desempleo va acompañado del hambre, la falta de productos y la
sequía.
La
crisis dio lugar a un modelo que hoy se critica de participación directa del
Estado, una propuesta que llevó a la Presidencia de Estados Unidos a Franklin D.
Roosevelt, autor de New Deal (Nuevo
trato), el cual permite abrir un largo período de medio siglo de consolidación
expansión del capitalismo.
La
magnitud de la crisis que rompió gran parte del tejido social norteamericano
sumado al estallido de la segunda guerra mundial y post guerra llevaron al
Estado a intervenir en la economía capitalista en forma firme, como un Estado
rector.
Así
fue como se logró reconstituir el sistema financiero de Europa y Estados Unidos
que quedó fuertemente regulado y se asignaban fondos a la industria, la creación
de infraestructura y todo lo que le permitía una expansión sin
límites.
El
comercio se regulaba por aranceles, planificación de infraestructura y
desarrollo por parte del Estado, los ministerios manejaban los sectores
industriales y así los gobiernos estimulaban la demanda bajando las tasas de
interés y el abultado déficit y la inflación se controlaban con una política de
salarios y precios.
Esta
etapa de expansión llevó a los mejores años de la sociedad norteamericana y
europea con una bonanza económica en las décadas de los 50´ y 60´ que desarrolló el mercado de consumo, que
se expresaba para Estados Unidos como American way
life.
Pero en la década de los 70´ termina este
largo ciclo de bonanza económica, que lleva a choques entre europeos frente a
Estados Unidos en el mercado de las materias
primas.
En
1973, Estados Unidos no pudo mantener la convertibilidad de dólares en oro, como
exigía Europa, y ello llevó a eliminar el sistema de Bretton Woods, que había sido aprobado
al fin de la segunda postguerra y ya comenzaba a disolverse en
1971.
La
crisis de petróleo, creada por la necesidad de controlar el precio y los
beneficios que éste estaba generando, llevó a los países productores en
agruparse en la OPEP, la cual mantuvo un largo embargo de este vital producto y
logró precios que realmente beneficiarán a los países
productores.
La
etapa de expansión sin límites, el capitalismo orientado a generar un mejor y
mayor consumo, estaba en el final, al igual que el motor que estaba tras esos
avances, la guerra fría y el tratar de demostrar que un sistema era mejor que
otro.
Y es
Inglaterra, el imperio en decadencia, el que debió endeudarse en 1976 con el
FMI, el primero en buscar una salida a esta situación de crisis que se le
cargaba al capitalismo administrado por el Estado y así emerge un nuevo modelo
el neoliberalismo liderado por “la dama de hierro” Margaret Thatcher y luego
seguido en Estados Unidos por el actor y luego presidente Ronald
Reagan.
Así se
entra a un nuevo modelo dentro del sistema capitalista, el neoliberalismo de la
era de la globalización, que generará una verdadera revolución en el capitalismo
global, pero cuyos costos han sido a nivel social muy grandes y a nivel
estructural hoy se comienzan a ver con la gran
crisis.
Se
comienza a desmantelar el poder del Estado como rector de la economía y a
suprimir las regulaciones, normas y controles vigentes desde los años 40´, a la
vez que se comienza con una gran oleada de privatización de empresas públicas y
se desechan las políticas de precios y salarios que regulaba el
Estado.
En la
década de los 90´, este proceso se aceleró a la vez que se fue ampliando el
territorio global a partir de la caída de la ex - URSS y los denominados países
del Este.
Pero
uno de los elementos centrales de esta etapa es el auge de las nuevas
tecnologías y su expansión, que han llevado a sostener que en la década 80´- 90´
se diera un cambio de era, de la industrial a la
post-industrial.
Para Jeremy Rifkin, la crisis actual es triple, ya que abarca por un lado
lo económico y social, lo
energético otro gran problema actual y, por último, lo climático, un tema que
atraviesa los otros dos a través de sus consecuencias como de sus
costos.
Pero
la actual crisis ya tiene sólidos antecedentes, de agotamiento del modelo desde
principios de los 90´, época en que los salarios en Estados Unidos se habían
frenado y venían cayendo, principalmente en el sector industrial, pero a ello
hay que agregarle la recesión 1989 – 1991, producida por una burbuja
inmobiliaria.
Ante estos indicadores de
reducción de la dinámica económica en Estados Unidos se buscaron salidas
laterales y la que mayor expectativa generó fue la de la ampliación del crédito
para el consumo masivo, lo cual se realizó a partir de las tarjetas de
crédito.
Esto
trajo como consecuencia que en los últimos 17 años, los consumidores de Estados
Unidos sostuvieron la economía mundial con sus compras a crédito, por ser lo que
tiene mayor incidencia en el consumo mundial.
El
aumento del consumo genera como consecuencia directa el incremento del
endeudamiento y obliga a la familia, si quiere seguir manteniendo este ritmo, a
sobre explotarse con dos trabajos por miembro y además de esto hay otro costo
muy importante, el no ahorro.
El
ahorro de la familia tipo en Estados Unidos era en 1991 de un 8% y en el 2006 era de cero, situación que
se ha dado en la mayoría de los países desarrollados, incluido el que fue un
modelo de ahorro, Japón, que históricamente ahorraba a través del tradicional
sistema del correo.
Pero
cuando el ahorro llegó a cero, los bancos crearon una nueva forma de consumo,
una línea de crédito para comprar viviendas aunque sus ingresos no justifiquen
plenamente el crédito, esto crea la gran masa de las hipotecas incobrables y al
quedarse sin crédito estos clientes sin suficiente respaldo económico, entran en
una trampa mortal, hipotecan a las hipotecas, o sea, las refinancian dos o tres
veces, esto llevo a la situación actual, remates de casas y bancos
colapsados.
Casi dos décadas de endeudamiento hacen del ciudadano medio la expresión
de un fracaso, un sujeto quebrado, una esperanza fallida, el consumo del
consumo, la forma máxima de desarrollo de este capitalismo irracional llevó al
tope y con ello su gran caída.
Un
ejemplo de esta situación la da la evolución del pasivo bruto del sector
financiero que era para 1980 del 21% del PIB de Estados Unidos y ello
creció en 27 años hasta 2007 a 116%
del PIB.
Esta
situación de crisis inevitable o quiebra segura fue acelerada a partir del 2007 con el aumento del precio mundial
del petróleo, lo que generó inflación y redujo el poder adquisitivo del
ciudadano medio principalmente en Estados Unidos.
El
aumento incontrolado del precio del petróleo fue una importante causa pero a
ello hay que sumarle los efectos del cambio climático y un ejemplo concreto son
los últimos cuatro huracanes en Estados Unidos tuvieron un costo de 240,000
millones de dólares, un 35% del
valor del rescate de los bancos.
Pero
la crisis sigue sin dar muestras de frenarse y los costos que esto generará
graves impactos en Estados Unidos y en los demás países en diferentes
niveles.
Hasta
hoy en ese país, las medidas tomadas son superficiales debido a que la deuda
acumulada por Estados Unidos es de billones de dólares y frente a ellos están
los salarios que siguen estancados, mientras la desocupación
aumenta.
La crisis del 2008 no es una crisis más,
es un hecho histórico que marca el fin de la hegemonía económica de Estados
Unidos, ya que aún mantiene la militar, aunque no pueda dar fin a las dos
guerras que comenzó unilateralmente, un tema que no es para alegrarse, sino para
reflexionar al ver el estado en que queda la sociedad que en un momento se
sentía orgullosa del American Way life.
alfredocesar7@yahoo.com.mx