NCeHu 400/08
Rumbo al X ENCUENTRO
INTERNACIONAL HUMBOLDT
"El Mundo
como Geografía"
13 al 17 de
octubre de 2008
Rosario - Provincia de Santa Fe -
Argentina
España
¿SALIR DE LA CRISIS O
DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL EN CRISIS?
(Notas para iniciar el debate)
Manuel Monereo
Pérez
Propósito: De
la geoeconomía a la geopolítica. Sin un fundamente económico serio, no se puede
analizar la crisis por la que atraviesa la llamada globalización neoliberal. El
objetivo de estas notas es propiciar un análisis político, básicamente en
términos de poder, de la crisis financiera y más allá, del neoliberalismo.
Lenin, en algún momento dijo que la economía era la política concentrada. Eso
invitaba a un análisis económico (no economicista) y ver la realidad desde las
correlaciones sociales y políticas de fuerzas, marcando la fase
histórico-social.
1. Transición sistémica y Estado de
excepción global.
La sensación es de fin de fiesta. La
contundencia y la rapidez de los acontecimientos están haciendo que una parte
considerable de la ciudadanía y de los llamados creadores de opinión (llamarles
intelectuales orgánicos sería excesivo) despiertan de golpe ante la realidad de
un mundo desconocido e inseguro. El fin del sueño del mundo feliz de la
globalización ha llegado también a nosotros. Bien pensado, se debería haber
tomado nota que esta, la feliz globalización, se terminó con la guerra de Irak y
que hemos estado viviendo en el espejismo de doce años de crecimiento económico
financiero-inmobiliario que definiti-vamente termina.
Se trata de una crisis financiera
internacional de grandes dimensiones, la enésima, que pone fin a un modelo o
patrón de crecimiento agotado desde hace tiempo, basado en la construcción, el
endeudamiento de las familias y las empresas, el petróleo barato y, nunca se
debe de olvidar, la complicidad de la llamada clase política a todos los
niveles, empezando por los ayuntamientos. Que dicho patrón era insostenible
económica, social y ecológicamente, se sabía desde hace mucho tiempo y se tiró
de él por los enormes beneficios que reportó hasta el último día, hasta que se
pudo.
El gobierno de ZP quiso negar la crisis y
después ha intentado repartir sus causas, eludiendo su responsabilidad y, lo que
es más grave, engañando a la población por exclusivas motivaciones electorales.
Este gobierno no ha querido, en momentos de vacas gordas, cambiar el modelo de
crecimiento y ahora simplemente, no sabe qué hacer. Las causas están
relacio-nadas con la supeditación al neoliberalismo y a la lógica de poder del
capital financiero inmobiliario, que es quien determina en última instancia las
grandes decisiones de política económica y de política sin más. Más allá, hay
que reconocer con toda claridad que la izquierda social y política carece de un
diagnóstico veraz de la situación y de una estrategia
alternativa. Esto señala el tamaño del desafío.
En el centro del asunto hay un problema
real: el consenso de una gran parte de la población y de la izquierda en que las
crisis capitalistas habían terminado y que la llamada globalización había
conseguido controlar los ciclos económicos o, al menos, alargarlos y amainar sus
consecuencias sociales y políticas. En España esto se ha acabado convirtiendo en
un "sentido común de masa". De ahí, la perplejidad, la inseguridad y hasta el
miedo que se ha ido extendiendo en casi todas partes.
Ahora es fundamental definir bien la fase y
el papel que está jugando y va a jugar en ella una crisis financiera que puede
ser el fin de la globalización neoliberal. Los temas sobre los que habría que
debatir, al menos, serían los siguientes
Primero. La
globalización capitalista: ¿nueva fase del capitalismo o transición sistémica?.
Esto se ha debatido mucho y la polémica
continúa. A estas alturas tiendo a pensar que no se trata de una nueva etapa del
capitalismo sino, como han señalado diversos autores (Walden Bello y Emmanuel
Wallerstein, Samir Amin y, en parte Giovanni Arrighi), estaríamos ante una
transición sistémica desde un capitalismo (fordista-keynesiano) terminado en los
setenta -en la que la llamada globalización sería una respuesta política, de
clase- y un proyecto para definir un nuevo capitalismo a nivel mundial. Por lo
tanto, la crisis de los setenta no se habría cerrado del todo y seguiríamos
estando en esa transición compleja, esencialmente contradictoria y que se juega
en las relaciones internacionales de poder y de fuerza.
Segundo. La
financiarización, ¿nuevo régimen de acumulación o un intento de aplazar la
crisis?.
Susan George ha dicho recientemente que esta
crisis de las hipotecas basura es ya la número cien de las crisis
monetario-financieras desde que estas se liberalizaron en los años ochenta. No
hace falta ser un genio para observar que estas son cada vez más fuertes y que
están afectando ya intensamente a los países centrales del capitalismo. La
llamada financiarización, como se ha señalado (Juan Torres, Armando Fernández
Stenko, Samir Amin, Chesnais, Plihon) es el centro del nuevo capitalismo
configurado en el marco de la ofensiva neoliberal. Sus consecuencias han sido
enormes: ha cambiado la relación entre el capital y la empresa, ha limitado
sustancialmente el poder de los Estados y ha concentrado masivamente el control
en torno a una plutocracia internacional que, cada vez más, determina los
criterios políticos básicos. Financiarización significa hacer de la especulación
el gobierno del sistema. Como la economía real y la financiera están
relacionadas, al final todas las burbujas pinchan y lo que ocurre es que se
vuelve a empezar creando una nueva. Esto se ha definido, precisamente, como la
economía política de la burbuja (Brenner).
Tercero.
Estados Unidos: ¿crisis de hegemonía o crisis terminal?.
Arrighi ha subrayado brillantemente que la
característica histórica de las crisis de hegemonía de las grandes potencias ha
sido aprovechar su poder para mantener su dominio imperial en declive
financiarizando la economía. No es casualidad que el proceso de restauración
capitalista, lo que se ha llamado la contrarrevolución neoliberal, haya tenido
su centro en los EE.UU. en un momento de crisis del sistema capitalista y de la
hegemonía imperial de ese país (no hace falta mas que recordar Vietnam o Irán).
En el epicentro de las crisis financieras está siempre presente lo que se dado
en llamar el régimen Dólar-Wall Street Peter Gowan, Ramón Sánchez Durán). Se
puede afirmar que la tendencia dominante es hoy una redistribución del poder
económico a nivel mundial, tendencia a una multipolaridad geoeconómica que entra
en contradicción con el control que EE.UU. tiene sobre las instituciones
económicas internacionales y el dominio que ejercen las transnacionales
norteamericanas.
Cuarto.
Unipolarismo o multipolarismo.
Robert Kagan, teórico neocón norteamericano,
ha definido la nueva situación gráficamente como "El retorno de la historia y el
fin de los sueños" (título de su libro). Lo que defiende, frente a Fukuyama, es
que la historia no ha terminado y que retorna la lucha por la hegemonía
internacional entre las grandes potencias. En el punto de mira estan obviamente
Rusia, China, Irán y el objetivo último, la alianza entre las potencias
"democráticas" frente a las potencias "autocráticas". Lo importante es tomar
nota de cómo ven las cosas los que mandan y definir con mayos precisión la fase
que abrió la guerra de Yugoslavia y continuó la de Irak. Con la historia retorna
la cuestión político militar y parece del todo evidente que, ante una crisis de
hegemonía de EE.UU. este puede hacer valer su destacado predominio militar para
intentar o recomponer la hegemonía o alargar la decadencia .
Quinto. El
centro de anudamiento de las crisis.
Uno de los datos más sobresalientes de lo
que acontece es que las crisis se van sucediendo y convergiendo. No se si al
final el escenario que se alumbra tiene que ver con le colapso anunciado por
Diamond, pero lo cierto es que aparece una crisis energética extremadamente
profunda, una crisis alimentaria de dimensiones relevantes y de materias primas
fundamentales. Parece también evidente que la crisis ecológico-social del
planeta se agrava, donde el cambio climático aparece como señal y síntesis de
esta. Lo más grave es que las crisis financiera, energética y ecológica global
cabalgan en una lucha por la hegemonía internacional desde un poder omnímodo
ejercido hasta el presente por los EE.UU. Chalmers Johnson viene insistiendo en
el control que ejercen sobre el mundo las 671 bases militares norteamericanas
que, a estas alturas, si se cuentan las últimas, pueden llegar ya a 1000. Un
dato para no olvidar: el gasto militar norteamericano, es él solo la mitad del
total del gasto militar mundial y que este año los gastos "en defensa" de
Estados Unidos superarán el billón de dólares.
Una reflexión final: hablar de transición
sistémica significa hablar de estado de excepción global, del poder creador de
la fuerza. Es triste, pero es verdad. Se ha señalado esto como un dato de la
realidad que configura espacios cada vez más amplios donde los derechos humanos
básicos son masivamente violados y el Derecho Internacional, en su sentido más
restringido, no tiene ninguna efectividad( Zizek, Agambén, Zolo). El modelo
Guantánamo, como lo denominó J. Buttler, significa una dramática y trágica
novedad, al menos, en los últimos sesenta años, la legitimación de la existencia
de las no-personas, es decir, seres humanos desposeídos de su condición y
sometidos legalmente a la cárcel, a la tortura y, cuando no, al asesinato puro y
simple. Las no-personas son la legalización de los desaparecidos practicada por
los EE.UU. y apoyada por la llamada comunidad internacional. La fuerza que ha
ido obteniendo en los últimos años lo que se ha dado en llamar Derecho penal del
enemigo (Jakobs; Guillermo Portilla) significa, entre otras muchas cosas, el
reconocimiento jurídico de esta realidad que convierte el estado de excepción en
algo permanente.
2. ¿Qué significa salir de la crisis?.
La definición de la naturaleza, carácter y
consecuencias de la crisis, hacer un diagnóstico veraz de lo que ocurre, en
definitiva, marca el debate sobre las posibles salidas. Si se piensa que se
trata de una crisis coyuntural como fue la de los punto.com de hace pocos años,
es claro que la alternativa será muy diferente a la de los que pensamos que el
asunto es mucho más serio y que va a requerir de un replanteamiento radical de
la estrategia de las fuerzas de la izquierda alternativa. Se podría rizar el
rizo, como hacen académicos y dirigentes políticos de prestigio afirmando que
estamos ante la crisis más grave de los últimos setenta años y a continuación
las propues-tas alternativas que se le ocurren no son otras que retoques a las
políticas neoliberales. Zapatero, ni eso: espera que pase el chaparrón y que la
buena suerte de la que ha hecho gala, siga acompañándolo.
Una cuestión central tiene que ver con
elucidar qué significa en este contexto salir de la crisis. Sabemos que el
capitalismo ha encontrado siempre salida y que es posible que se puedan
controlar los efectos de esta crisis financiera y volver a una nueva fase donde
se inicien nuevas burbujas. Es necesario hacer notar que el funcionar a base de
burbujas cuando estas se relacionan con la crisis del dólar y la hegemonía
norteamericana, se restringen mucho las posibilidades de una salida más o menos
duradera. Tampoco se puede decir sin más, cuando se tienen en cuenta la crisis
ecológico-social de planeta y el agotamiento de los recursos energéticos no
renovables, que habrá salida capitalista; es posible que no haya una alternativa
socialista en cualquiera de sus acepciones posibles, pero hablar sin más de una
salida capitalista a la crisis, requiere hoy muchas matizaciones.
Lo que intento poner de manifiesto es que
las salidas son siempre políticas y que dependerá mucho la correlación de
fuerzas existente para definir su orientación. Una
salida desde la izquierda hoy tiene más dificultades que antes. España sufre una
doble reducción de su margen de maniobra como consecuencia de las políticas
globalitarias y de su pertenencia la Unión Europea.
Pensar en una salida a la crisis como un
acto inaugural en torno a una propuesta socioeconómica alternativa no parece
demasiado fundado. Se trata de pensar la alternativa como un proceso que
contiene programa (es decir, ideas fuerzas capaces de fundamentar un proyecto
alternativo), organización (es decir, fortalecer una subjetividad de
alternativa) y movilización social, situar el conflicto social y las alianzas
políticas en el centro. Y convergiendo en lo que en el lenguaje de Rosa
Luxemburgo podríamos llamar la internacional. Basta observar los enormes
requerimientos de la realidad y la debilidad de las fuerzas para una alternativa
de izquierdas para darse cuenta de las enormes dificultades que tenemos que
superar. El juego entre condiciones objetivas y subjetivas será, como siempre,
determinante y, desde luego, cualquier alternativa socialista futura no tendrá
sentido si hoy no organizamos la resistencia a la barbarie de lo existente desde
una voluntad racionalmente fundada. Al final se trata de algo común en la
milenaria historia de la humanidad por su emancipación: compromiso
ético-político firme, organizar los antagonismo sociales y propiciar una
alternativa de poder, mejor dicho, de transformación de las relaciones de poder.
Madrid, 11 de septiembre de 2008
Aportación de
Manuel Monereo Pérez para el debate del Encuentro Abierto ¿Qué
crisis, y que hacer aquí y ahora?, convocado por la Asamblea Local de Izquierda
Unida en Jaén el día 13 de septiembre de 2008