Democracia e información
Alfredo César
Dachary
En
dos años se van a cumplir tres décadas de un texto clásico de las Ciencias
Sociales y más específicamente de la comunicación, el que en 1980, publicó
Armand Mattelart titulado “Agresión desde el
espacio”.
El
trabajo fue un clásico desde el comienzo, pues aborda lo que luego sería una
nueva era dominada por la Web, la cual era posible de mundializar a
través de la extensa red de satélites.
Hoy
casi treinta años después vemos que esa primera visión que tuvo Mattelart sobre
lo que harían las grandes potencias para mantener su poder ha quedado muy
superado por una serie de nuevas tecnologías, que se han metido en la vida de la
gente y hoy controlan cuanto se decide hasta los más mínimos
movimientos.
Entre leyenda y mito se sostenía que durante la primera guerra del
Golfo, a Sadam Hussein se le había mandado una fotografía cuando estaba
afeitándose como una muestra de la gran capacidad de los satélites espías y un
recordatorio de que así como se lo fotografiaba se podía dirigir un artefacto
mortal.
Hoy
se vive una mezcla de sociedad del miedo combinada con altos riesgos, una
especie de crisis permanente, que ha logrado domesticar cada vez más a las
sociedades de los países más desarrollados, supuestamente amenazados por este
nuevo flagelo.
Los
nuevos cuatro jinetes del Apocalipsis son hoy: el terrorismo, las pandemias sin
control, el colapso de sistemas que mantiene la sociedad y las amenazas del
espacio exterior, una amplia gama de pesadillas, que le recuerdan al hombre
moderno que el infierno está en la tierra.
Estos fantasmas modernos unidos al gran aparato de promoción y
propaganda que tiene el capitalismo global han logrado dejar el tema como la
primera prioridad de la sociedad, sobrevivir a éstos, dejando atrás la verdadera
supervivencia como sociedad.
Esto
permite la militarización, aunque sea privada, de todos los sistemas de
transporte, de todas las oficinas, de todos los lugares antes públicos hoy
verdaderas cárceles controladas por cientos de cámaras y un alto número de
sujetos cuya única formación es la del perro de ataque, responder mecánicamente
a cualquier sospechoso.
Las
calles y parques, últimos lugares públicos, hoy están sujetos al mismo sistema
de control con lo cual los últimos restos de la privacidad extra muros se acaban
de caer y con ello todos entramos a un nuevo escenario, todos somos sospechosos,
todos somos víctimas.
Las
escuchas ilegales que han sido tan famosas en Estados Unidos y que han generado
grandes controversias, que han pasado de los teléfonos a los correos
electrónicos y luego a todas las redes posibles de comunicación son una etapa
más en este proceso de control total de la sociedad por parte de un poder que se
diluye en una maraña de oficinas y centros.
Para
sumar más sistemas a esta paranoia dirigida, Siemens ha desarrollado un nuevo
software que combina diferentes dispositivos de vigilancia, teléfonos, Internet,
transacciones diversas, para de allí analizar y sacar conclusiones operativas.
Este
sistema se lo ha comparado con el que posee China, denominado Escudo Dorado, que
también integra bases de datos, Internet y hasta plataformas para reconocimiento
facial y verbal, a partir de los circuitos cerrados de
televisión.
Estos sistemas cada vez más complejos y que abarcan diferentes
aspectos de las actividades de una persona o un grupo están orientados para que
permita a los que lo detentan tener respuestas en tiempo real y a partir de
ello, actuar.
Esto
implica invadir todos los aspectos de las actividades privadas de los
ciudadanos, por el simple hecho de considerarlos sospechosos, lo cual no siempre
es aceptado por la sociedad e incluso en algunos casos partidos políticos como
en Gran Bretaña, los conservadores y liberales lo consideran un atropello, que
se realiza con el apoyo del gobernante Partido Laborista.
En
Estados Unidos, la Unión Estadounidense
por las Libertades Civiles se ha quejado de estos nuevos centros de fusión de
información porque buscan la misma en todas las actividades de las personas, sin
importar que éstas sean intimas, y con el prejuicio que se da al ser diferentes
como son árabes, negros o hispanos.
Pero
esta situación que sacó a la luz hace tres décadas atrás Mattelart, no era
nueva, ya que esto se venía dando desde fines de la segunda guerra mundial, la
que finalizó el Presidente Truman y que en 1952 creó la Agencia de Seguridad Nacional
(NSA).
Esta
agencia desde sus comienzos fue negada por el gobierno de Estados Unidos y fue
recién en 1975 cuando se confirmó su existencia, y que una de sus tareas era la
de escuchas telefónicas bajo mandato de la CIA, lo cual generó una serie de
enfrentamientos con grupos que se oponían.
Sin
embargo, esta acción de las escuchas se legalizó en 1978 en la Ley de Vigilancia
de Inteligencia Extranjera (FISA) destinada a proteger a los ciudadanos de
Estados Unidos contra el espionaje ilegal.
Dos
décadas después, en 1999, se reveló que estas limitantes eran puras cortinas de
humo ya que los aliados, encabezados por Estados Unidos, habían montado una red
mundial desde 1970 denominada Echelon, que les permitía interceptar todo tipo de
comunicaciones en todo el mundo.
El
90% de las comunicaciones entre Europa y los otros continentes pasa por Estados
Unidos por lo que permite filtrar la misma al igual que los flujos de Internet
cuyos principales servidores están en territorio
norteamericano.
Con
la aprobación de la Ley Patriota, luego del 11 de septiembre de 2001, se
incluyeron artículos que permiten rediseñar Internet para facilitar el control
de la información que circula, como parte de un nuevo modelo de frontera de
control que abarca el mundo entero.
Pero
la paranoia del terrorismo, o bien, la mala conciencia de una sociedad que basa
su poder y privilegios en el avasallamiento de otros países, ha llevado a que
estas estrategias se multipliquen, un ejemplo es el proyecto desarrollado por la
Universidad de Arizona para identificar “potenciales
terroristas”.
El
objetivo de esta estrategia es la de recolectar información de la red a fin de
analizarla, a partir de cualquier contenido que sea opuesto al pensamiento
dominante de Estados Unidos, toda oposición es inicialmente terrorismo y para
ello usan un programa Writeprint que permite identificar y rastrear a usuarios a
partir de su forma de escribir.
Cuando Humberto Eco habló del regreso al medioevo, no se equivocó,
y aquí está el ejemplo de la inquisición del siglo XXI, de un país que no
permite críticas ni disidencias y se autotitula el centro de la democracia
planetaria.
Los
archivos de averiguaciones y seguimiento a ciudadanos norteamericanos y
compañías que hacían las oficinas federales se eliminaban, pero a partir del 2003, estos archivos pueden
ser consultados por otras instituciones de otros niveles, incluso el sector
privado.
El
Comando de Inteligencia Naval de Estados Unidos tiene la mayor base de datos del
planeta, en la cual hay miles de superposiciones de nombres, y errores de verificación de identidad,
pero ello no incide en su aplicación para dejar entrar a un extranjero o para
viajar en avión dentro y desde otro país.
Pero
esto es lo que se desarrolla dentro de los organismos del Estado, hay otras
agresiones que se generan en las empresas privadas y cuyo alcance y objetivo
coincide con esta nueva cruzada de persecución a todos los que difieren del modo
de pensar del imperio.
Acaba de salir un nuevo videojuego “Mercenarios 2”, que está ambientado en
Venezuela, donde hay un tirano que tiene ansias de poder y que por ello corta el
suministro de petróleo, lo cual lleva a que sea invadido por un grupo de
mercenarios que mandan otros países o compañías, a fin de
derrocarlo.
La
historia que cuenta el juego es que un político ambicioso contrata mercenarios
para dar un golpe de Estado y de allí se hace del poder y no les paga a ellos,
que eran mercenarios que según el acento que oye en el juego serían
norteamericanos o europeos, no latinos.
El
“dictador” intenta que los extranjeros paguen más por el petróleo y ello genera
grandes conflictos internacionales y lleva a que estos mercenarios
“traicionados” formen el “Ejercito Popular de Liberación de Venezuela” y ataquen
al dictador.
Esta
burda afrenta a un Estado soberano, con un presidente elegido
constitucionalmente y reelegido de la misma manera, es otra de las muestras de
lo que es la “democracia – Estados Unidos”, sólo son democráticos los que
acompañan a ese país, el resto son dictaduras.
Control de la sociedad, inflexible con los que disienten, usar los
juegos de niños como otra manera de terminar de envenenar sus mentes con
violencia, guerras y masacres, son parte de este nuevo arsenal, que ha salido a
la luz hoy con Bush, el más desprestigiado de los presidentes de la segunda
mitad del siglo XX a la actualidad.
La
nueva guerra fría será caliente, invasiones y agresiones como único nivel de
diplomacia, volvemos a la era del gran garrote de Roosevelt de comienzos del
siglo XX y, ¿por qué no a comienzos del XXI?
alfredocesar7@yahoo.com.mx