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El pasado jueves Don Antonio trató a los mercados
con duras y rotundas palabras.
Ni es la primera vez, ni será la última.
Espero.
Nunca se dirá lo suficiente alto y lo suficiente
claro.
Me hizo recordar la antigua sabiduría de los
antiguos cuentos.
Me hizo recordar la cueva del tesoro de los
cuarenta ladrones.
La diferencia es que estos son más de cuarenta y
son más que ladrones.
Pido disculpas por utilizar la palabra ladrones de
forma impropia, ya sé que no es la más adecuada. Solo me disculpa el hecho de
que sin ser la más apropiada es la que mejor define la
situación.
No son delincuentes. Pero si es verdad que con
respeto por la legalidad vigente, con luz y con taquígrafos, se apropian de todo
aquello que se pone a su alcance.
La cueva contiene todos los tesoros, caudales y
patrimonios imaginables.
Entrar tiene sus dificultades.
Pero no es difícil.
Los cuarenta ladrones cabalgando a galope por los
caminos hacen tanto ruido y levantan tal polvareda que no es difícil seguir su
trayecto y saber de vienen y a donde van.
Para abrir la cueva utilizan un tono ceremonioso y
pronuncian con voz potente las claves para entrar.
Lo difícil no es entrar.
Lo difícil es salir
vivo.
Una vez dentro el brillo del oro nos cegará. Pocos
sabrán ver que entre las monedas de oro y las joyas se pueden ver los huesos
sobre los que se han ido acumulando las riquezas.
Los huesos de los que pudieron entrar pero no
supieron salir.
Alí Babá sabía que estaba en terreno peligroso,
supo comprender que la cueva siempre estuvo y siempre estaría allí.
Utilizó la sabiduría.
Comprendió que debía tomar solo un poco para que
nadie se diera cuenta y salir lo antes posible.
Utilizó la prudencia.
Claro que, si recordamos el cuento, a su madre ese
poco le pareció desmesurado y le hizo temer por su hijo que había conseguido
apropiarse de tan desproporcionada riqueza.
Sirva este, ya largo, preámbulo para animar a Don
Antonio a seguir diciendo lo que opina de los mercados y de los
apropiadores. (Tratando de evitar la palabra ladrones no se me
ocurre otra más adecuada).
Pasemos a mi pregunta para Don
Antonio.
El lunes pasado yo, en consulta telefónica,
pregunte por un aparente Hombro - Cabeza - Hombro que se podía ver en gráfico de
cinco minutos en el futuro del Euro Stoxx 50.
Ahora podemos ver que aquel HCH del día 3 alcanzó
ampliamente su objetivo en los mínimos del día 5.
La respuesta que recibí ponía en duda la validez de
los HCH en gráficos de cinco minutos.
Yo respeto y escucho a todos los analistas. estoy
de acuerdo con él y también pongo en duda la validez de todas las figuras
técnicas en todos los tiempos.
En esta ocasión se cumplió, pero eso no garantiza
nada. Otras muchas veces no se ha cumplido.
Hace ya algún tiempo también hice una consulta en
la que yo ponía en duda la validez de la teoría de la Onda de Elliott y la
respuesta fue que era una herramienta muy útil en gráficos de cinco
minutos.
Esto me recuerda que "en este mundo traidor, nada
es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se
mira"
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