El rey de la prudencia se sube
al
carro de los optimistas
El fundador de Vanguard ve alzas anuales del 10% en la próxima
década
Por Jonathan Clements
The Wall Street
Journal
Si anda en busca de opiniones expertas que arrojen un poco de luz
sobre la actual confusión bursátil, la visión de John Bogle, el fundador de
Vanguard Group, podría resultarle interesante.
Durante mucho tiempo, la conversación telefónica anual con Bogle
se convirtió para mí en un ritual familiar. Cada año, Bogle ofrecía el mismo
austero discurso sobre por qué existían muchas posibilidades de que las
rentabilidades accionariales fuesen bajas en un período de una década.
Cuando hablé con él recientemente, el mensaje de fondo seguía
siendo el mismo pero el tono había cambiado. "Creo que para la mayoría de los
inversores este sería un momento muy malo para abandonar el mercado", argumentó.
No subestimaría la posibilidad de que las acciones ganen entre un 10% y un 11%"
anual durante los próximos 10 años.
Obtener un 10% o un 11% podría resultar decepcionante tras el
18,2% anual registrado por el Standard & Poor's 500 durante los eufóricos
90, pero si se comparan esas afirmaciones con su visión en el pasado, las
actuales previsiones parecen desenfrenadamente alcistas.
Sirva como ejemplo la conversación que mantuve con Bogle para una
columna que apareció en enero de 2000 no mucho antes de que el mercado alcanzase
máximos. "Creo que existen bastantes posibilidades de que el próximo año sea
difícil en Bolsa", me dijo entonces. En aquel momento, Bogle vaticinaba que las
acciones ganarían sólo un 5,5% anual en el plazo de una década.
Un año más tarde, Bogle era todavía más cauteloso. A principios
de 2001, esperaba rentabilidades anuales de sólo el 3% durante los próximos
cinco años. "Uno debería preparse emocionalmente para rentabilidades más bajas
que las obtenidas en el pasado", dijo Bogle en aquel entonces.
A pesar de esos aciertos, las predicciones de Bogle no siempre
han dado en el clavo. Tras las opulentas rentabilidades de los 80, advirtió a
principios de los 90 que las acciones podrían ofrecer una rentabilidad de sólo
el 10% en la década que se avecinaba. Esa predicción resultó ser terriblemente
errónea.
De todos modos, cada vez que Bogle habla, me complace escucharlo.
No se trata sólo de que Bogle convirtiese a Vanguard en la segunda mayor
compañía de fondos de inversión de Estados Unidos. Lo que resulta más
impresionante es que lo hizo mientras desdeñaba los excesos dentro de la
industria de fondos. En lugar de dar publicidad a los fondos de moda y aplicar
grandes comisiones, impulsó fondos con gastos bajos, en los que uno podía
retirarse sin pagar una comisión, y se convirtió en el principal defensor de los
fondos indexados, que reproducen la evolución del mercado.
Bogle abandonó su puesto como consejero delegado en 1996, el
mismo año en el que tuvo un trasplante de corazón. Tras el transplante, retomó
su ajetreado programa, pronunciando discursos, escribiendo libros y apareciendo
en televisión.
¿Qué fue lo que hizo que su visión cambiase? La caída del mercado
que, según él, ha reforzado el atractivo de las acciones. El retroceso de los
precios accionariales ha hecho que la rentabilidad por dividendo del mercado
subiese hasta casi el 2%, desde el 1% de marzo de 2000, cuando el mercado tocó
máximos.
La caída de las acciones también ha recortado el PER (relación
precio-beneficios) de forma que las acciones se negocian ahora a 16 veces sus
ganancias operativas previstas para los próximos 12 meses, según Thomson
Financial/First Call. Esa cifra es todavía un poco alta desde el punto de vista
histórico, pero no totalmente descabellada.
Para tomar el pulso a la rentabilidad bursátil, Bogle toma el
rendimiento del mercado y lo divide en sus tres componentes: la rentabilidad por
dividendo, el crecimiento de los beneficios y el valor que se atribuye a esos
beneficios, y que se refleja a través del PER.
Bogle reconoce que los beneficios por acción podrían aumentar a
un 6% ó 7% anual durante la próxima década. Sume ese crecimiento de los
beneficios al dividendo del 2% y uno obtiene un 8% ó 9% anual de rentabilidad.
Esa es la rentabilidad que recolectarán los inversores si la relación
precio-beneficios no cambia.
Sustraiga el 2% de inflación a ese 8% ó 9% y "usted estará
contemplando una rentabilidad accionarial real de alrededor del 6,5%", destaca
Bogle. Esa cifra está en línea con la media histórica a largo plazo.
Pero la verdadera rentabilidad de las acciones podría ser más
alta o más baja, dependiendo de lo que ocurra con el PER. Ahí fue donde se
equivocó Bogle con su predicción para los 90. El ejecutivo no anticipó la masiva
subida en el PER bursátil.
Bogle cree que en la actualidad "podríamos ver una mejora en el
PER. Eso podría añadir un punto o dos a las rentabilidades durante un período de
una década". Ese PER al alza podría hacer que la rentabilidad subiese desde el
8% ó 9% hasta el 10% ó 11% anual.
Pero incluso sin una subida del PER bursátil, Bogle se imagina
que las acciones tendrán fácilmente un comportamiento mejor al de los bonos. El
ejecutivo destaca que lo que mejor predice la probable evolución de una cartera
de bonos es su actual rentabilidad. En ese sentido, las cosas no tienen muy
buena pinta para los inversores, al alcanzar las carteras diversificadas de
bonos una rentabilidad de alrededor del 5%.
"El rango para futuras rentabilidades en los bonos es de entre el
4% y el 6%", señala Bogle. "Partiendo de esos niveles, creo que las acciones
tendrán un comportamiento mucho mejor que eso".
Updated October 24, 2002 4:09 p.m.
EDT